La verdad es que cuando menos te lo esperas aparece algo
especial, algo diferente. Así me ocurrió el pasado fin de semana cuando en uno
de mis paseos por el río Duero a su paso por Zamora me encontré con el más
pequeño de los pájaros carpinteros, el pico menor.
Hembra de pico menor. |
En España tenemos siete pájaros carpinteros: pito real, pito
negro, pico picapinos, pico menor, pico dorsiblanco, torcecuello y pico
mediano. De todos ellos, el pico menor es el más pequeño, poco más grande que un gorrión, tan pequeño que pasa totalmente desapercibido en innumerables
ocasiones. Tan pequeño que verlo no es nada fácil, es escurridizo y se adapta
perfectamente al entorno en el que vive.
La mañana estaba bastante fresca. La helada se dejaba sentir
en árboles, hierbas y rocas que se teñían de un manto blanco que le daba un
aire encantado a la ciudad. Las murallas resguardaban del sol los amplios
jardines en los que deambulaban un grupo de picogordos que se movían de árbol a
árbol o los pinzones comunes que bajaban al suelo a picotear mientras algún
herrerillo hacía equilibrios en las finas ramas y un carbonero cantaba poseído
por la fiebre de la incipiente llegada de la primavera en lo alto de un árbol.
Poco a poco me acerqué hasta el río Duero donde los azulones ya están
emparejados e incluso alguna hembra ya incubaba a sus futuros retoños.
Nada más llegar llamó mi atención un pequeño pajarillo que se movía inquieto en un árbol cercano. ¿Qué era? Me acerqué despacio y lo pude ver con claridad. Era una hembra de pico menor que se afanaba en buscar en la corteza del árbol. Se movía inquieta y se mimetizaba perfectamente con la corteza, la cual golpeaba fuertemente de vez en cuando.
Nada más llegar llamó mi atención un pequeño pajarillo que se movía inquieto en un árbol cercano. ¿Qué era? Me acerqué despacio y lo pude ver con claridad. Era una hembra de pico menor que se afanaba en buscar en la corteza del árbol. Se movía inquieta y se mimetizaba perfectamente con la corteza, la cual golpeaba fuertemente de vez en cuando.
Tanto el pico menor como cualquiera de los otros pájaros
carpinteros están íntimamente ligados a la madera ya que de ella consiguen alimento
y en ella construyen sus nidos. Durante muchos años tuvieron la mala fama de
"secar los árboles" algo nada más lejos de la realidad y que,
definitivamente, se ha ido corrigiendo en los últimos tiempos.
La hembra no paraba quieta. De rama en rama. De árbol a
árbol cuando, de repente, apareció un macho, con su característico color rojo
en la parte alta de la cabeza, que se unió a los quehaceres de la hembra.
Pronto comenzarán su cortejo y ya se están empezando a emparejar.
Macho con su típica mancha roja en la parte de arriba de la cabeza. |
Actualmente se considera que en España hay unas 5.000 parejas y estaba observando una de esas parejas que se seguían uno a otro, iban juntos de un árbol a otro pero nunca estuvieron uno al lado del otro. Algo más de cuarenta y cinco minutos estuve observándolos en sus movimientos. Sus subidas y bajadas. Sus golpeteos contra los troncos, golpeteos que la hembra hacía muchas más veces que el macho, al que solamente lo vi golpear con su pico la corteza del árbol en una ocasión. Pasado ese tiempo, desaparecieron. Se marcharon volando, juntos. Espero volver a verlos en alguna otra ocasión por esa zona.
Unos días antes de ver al pico menor pude disfrutar del pito
real, otro de los pájaros carpinteros que tenemos en España. Este es mucho
mayor que el pico menor, el cual pude ver en el bosque de Valorio donde
hay una buena población.
En esta ocasión estuve observando a un macho que no paraba
de reclamar. Los pitos reales son muy territoriales y en esta época controlan
su territorio y llaman a las hembras. Estos pájaros conviven con la misma
pareja toda su vida permaneciendo separados hasta la época de cría en la que se
juntan de nuevo.
Observaba como este precioso macho (se diferencia de la
hembra por las bigoteras rojas) reclamaba con la cabeza levantada, dispuesto a
lanzar otro chillido, repiquetear en el árbol o salir volando hasta otro
diferente como así hizo y pude ver como se lanzaba como un pequeño misil contra
otro pito real que había osado entrar en su territorio. Lo expulsó de una
manera rápida y agresiva.
Esta bajada de la rama más alta me permitió verlo mejor.
Verlo en todo su esplendor. Ver como está diseñado perfectamente para la vida
en los árboles. Verle como se agarraba al árbol con sus dedos dispuestos dos a
dos, es decir, dos apuntan hacia adelante y dos hacia atrás, para agarrarse con
facilidad y esa cola tan corta y robusta que apoya contra el tronco para tener
mayor estabilidad y otro punto de apoyo.
El pito real estaba eufórico. Había expulsado a un intruso,
a un rival. Se le veía precioso con sus tonos verdes, amarillos y rojos,
Al momento volvió a la parte alta de su árbol predilecto.
Subió por el tronco en busca de una buena posición para controlar y avisar al
resto de machos que están en su territorio, que esta zona es suya y no va a tolerar a ningún intruso.
Según subía se paró a media altura y comenzó a golpear el tronco con movimientos rápidos y continuos como si fuese una pequeña perforadora. Estaba buscando comida. Golpeaba fuertemente con su peculiar pico que no tiene totalmente recto, sino que tiene una ligera curva para evitar que se rompa, de este modo transforma cada golpe que da en el árbol en una fuerza de empuje.
Según subía se paró a media altura y comenzó a golpear el tronco con movimientos rápidos y continuos como si fuese una pequeña perforadora. Estaba buscando comida. Golpeaba fuertemente con su peculiar pico que no tiene totalmente recto, sino que tiene una ligera curva para evitar que se rompa, de este modo transforma cada golpe que da en el árbol en una fuerza de empuje.
En esta fotografía se le puede ver con el párpado cerrado. |
Observar los pequeños agujeros que iba haciendo en el tronco. Por ellos introducía el pico para buscar comida. |
El pico menor y pito real son dos preciosas y curiosas aves
de nuestra fauna que podemos observar muy cerca de nuestras casas. Todo un placer.