Después de pasar la mañana por la ribera sayaguesa nos
dirigimos hasta los arribes del Duero. Cañón espectacular y hermoso que nos
trajo unas cuantas sorpresas pero antes me gustaría explicar como se formó este
imponente cañón.
Hace unos años volvíamos de la sierra de Andujar y uno de
los temas sobre los que veníamos hablando eran los “cerros testigo” y el porqué
eran así. A raíz de ellos mi gran amigo Ernesto Hernández (al cual agradezco enormemente su colaboración para la realización de esta entrada ya que sin él hubiera sido imposible de hacer) nos explicó a Isabel
y a mi la creación de los arribes del Duero de una manera sencilla que voy a
intentar reproducir para que se entienda perfectamente (quiero
contarlo de una manera sencilla, sin desviar la atención sobre
nombres o años para centrarme en como se formó que es lo que
realmente me interesa).
Hace millones de años el río Duero no existía; los ríos de
la zona que ahora ocupa la cuenca del Duero eran ríos menores que desembocaban
en el mar Cantábrico depositando sedimentos en la zona central de la actual
meseta. En esa época, la actual meseta, estaba cerrada en el oeste por pequeñas sierras como la Sierra de la Culebra o la Sierra de la Estrella (Portugal) con
dirección noroeste-suroeste y por el lado noreste el Sistema Ibérico.
Cientos de años después un nuevo plegamiento, el llamado
plegamiento Alpino dio lugar a los grandes sistemas montañosos de la península
ibérica (Pirineos, Cordillera Cantábrica, Sistema Central) con lo cual la
salida de esos ríos quedó cerrada transformando el
interior de la actual meseta en un gran lago con ríos que se iban moviendo
depositando sedimentos, cuando habían sedimentado totalmente una zona, el cauce
de esos ríos se movía a derecha o izquierda para ir rellenando otra zona,
cuando esta zona también estaba rellena de sedimentos, el cauce se vuelve a
mover hasta otra zona y así, sucesivamente, a lo largo de miles de años,
provocando que la gran zona interior limitada por las montañas se fuera
rellenado de sedimentos.
Cuando este río alcanza la zona del actual Duero, la cubeta interior bascula hacia el Atlántico,
encontrando una salida y, el Duero, comienza a abrirse paso entre las fracturas
aparecidas en los terrenos graníticos.
La fuerza del agua, la dureza y la fractura del terreno
hacen que el Duero se vaya encajonando más y más hasta formar el arribe, con
una diferencia de altura desde los cero metros sobre el nivel del mar en Oporto
hasta los mas de 700 m
que tenía entonces el depósito interior.
Por esa apertura fluye el río. La cuenca que había
funcionado como un gran lago, comienza a vaciarse hacia Portugal provocando
una erosión hacia atrás y excavando, en las zonas rocosas, cañones (los arribes
del Duero). En las zonas blandas, la erosión lateral hace que los valles adquieran una
forma más ancha surgiendo todo el valle del río Duero quedando zonas altas y
planas que no son erosionadas, los cerros testigo, que son la altura original
que tenía la meseta después de la gran sedimentación provocada por el enorme
lago antes de encontrar la salida y que podemos ver en el paisaje de la actual
meseta.
Este imponente cañón se vio inalterado durante miles de años
y la fuerza del río Duero fue excavando su configuración. El río en este tramo
era un río bravo, de fuertes pendientes, de rápidos y muy peligroso que era
frontera entre España y Portugal, lugar de contrabando que se cruzaba saltando
sobre estacas clavadas en el suelo y que sobresalían sobre los rápidos. Era un
lugar peligroso de fuertes pendientes rodeado de abruptos precipicios de hasta 400 m de altura que
conformaban un entorno hostil que se vio modificado totalmente con la creación
de sucesivas presas que remansaron el bravo río Duero desde 1902, año en el que
se construyó la primera presa sobre el río Duero, la presa de San Román o El
Porvenir en el inicio de los arribes del Duero y que suministraba energía
eléctrica a Zamora, Valladolid, Toro, Salamanca y numerosos pueblos; a partir
de ahí, se sucedió la construcción de diferentes presas tanto en la zona
española como la portuguesa, configurando el estado actual del río Duero que
pasó de ser un río bravo y rápido a un río remansado y tranquilo en el que la
altura de los acantilados del cañón se vio recortada en más de la mitad
quedando en unos 200 m
de altura en la zona más alta.
(Si queréis ver una entrada anterior sobre los arribes pinchar aquí)
(Si queréis ver una entrada anterior sobre los arribes pinchar aquí)
En este precioso e imponente cañón de casi 200 km de longitud nos
encontrábamos disfrutando de un espléndido día en el que pudimos observar algunos
de sus habitantes más conocidos y otros que no deberían de estar ahí.
Observar el cañón es una maravilla y, si además, puedes
observar a alguno de sus habitantes como buitre leonado, águila calzada, alimoche, águila real, o vencejo real la observación es mucho más entretenida.
Águila calzada. |
Alimoche. |
Águila real. |
Buitre leonado. |
Cigüeña negra. |
Podarcis guadarramae lusitanicus. Gracias Abel por la identificación. Podéis ver un magnífico reportaje en su blog PINCHANDO AQUÍ |
Lycaena tytirus o Lycaena bleusei esa es la cuestión.
Ninguna de las dos debería de estar en este lugar. La Lycaena tytirus se
distribuye por el norte de Castilla y León, encontrándose también en Sanabria, por
lo tanto en los arribes no está.
La Lycaena bleusei, por el contrario, se distribuye por el
sur de nuestra comunidad, por lo tanto, tampoco debería de estar ahí entonces
¿qué hacía ahí?
Solamente pude hacerle fotografías con las alas abiertas lo
que supuso que su identificación como una u otra especie fuera prácticamente imposible
ya que los especialistas consultados opinaban que podía ser cualquiera de las
dos, el caso es que, su sola presencia allí ya era un "bombazo".
El día llegaba a su fin y nos volvíamos con la agradable
sensación de haber disfrutado de una esplendida jornada de campo.