Asoma. Emerge. Coge aire y vuelve a sumergirse en busca
de alimento. Un rastro de pequeñas burbujas te van mostrando por donde va.
Vuelve a salir. Observa. Se acerca a la zuda. Las cigüeñas están alerta.
Expectantes. La miran. La reina del río se aproxima más. Cuando va a subir. Las
cigüeñas van hacia ella a intentar picarla. La echan. No le dejan pasar la zuda
por ahí. La nutria se da media vuelta y continua río abajo (si hubiera querido
podría haberles dado un gran susto a las cigüeñas). Paralela a la zuda. Unos
metros más adelante sale del agua. La cruza y se sumerge en el otro lado.
Un rastro de burbujas te va indicando por donde va... |
Desde hace años las nutrias han experimentado una
considerable subida de su población; en los años sesenta, setenta y ochenta del
siglo pasado tuvieron una enorme disminución provocada por diferentes factores,
como la destrucción de su hábitat, la disminución de recursos alimenticios o la
enorme presión que la caza ejercía sobre ellas.
Dicha caza se realizaba por varios motivos: el principal,
porque su piel era muy cotizada para la elaboración de abrigos (un abrigo
suponía la muerte, más o menos, de veinte nutrias) y, en muchas partes de
Zamora, de gorros que decían hechos de "piel de lluntre", nombre
con el que llamaban a las nutrias, incluso, en muchos pueblos no sabían
que lluntre era una nutria (gracias J. Alfredo Hernández por la
información).
El segundo motivo tenía que ver con los alimañeros que,
durante los fatídicos años de Las Juntas de Extinción de Animales Dañinos,
mataron un gran número de ejemplares. Un tercer motivo era que en muchas zonas
de nuestro país se cazaba para comer, hasta la Iglesia autorizó su consumo en
la época de cuaresma ya que la consideraba una "carne de
pescado". También, un cuarto motivo era que muchos pescadores tenían una
enorme manía a las nutrias al considerarlas responsables de la falta de peces
en los ríos.
La reina del río continuó su camino aguas abajo. Buscaba
alimento. Su avance era rápido. Decidido. Se sumergía y salía muchos metros más
adelante. Las nutrias son capaces de aguantar hasta tres minutos bajo el agua
donde se manejan con enorme soltura gracias a sus características para moverse
en un elemento en el que su cuerpo alargado, pelo impermeable, membrana
interdigital o su larga cola que utiliza como timón y propulsor son elementos
que le hacen una verdadera experta a la hora de nadar y bucear; además tienen
un elemento muy útil y necesario que juega un papel fundamental en su vida, las
vibrisas faciales.
Estos largos pelos rígidos son receptores táctiles que le
proporcionan información constante del entorno. Calcular distancias, percibir
corrientes, captar diferencias de temperatura o detectar movimiento son algunas
de las utilidades de estos largos pelos que le son enormemente útiles junto con
la vista dentro del agua, dado que el oído y el olfato solamente los utiliza
fuera.
Asomaba la cabeza. Volvía a coger aire y se sumergía
arqueando su largo cuerpo hacia la oscura profundidad del río. La perdí de
vista. Desapareció. Pasados bastantes minutos la volví a localizar en otra
parte del río. Había conseguido alimento.
Allí estaba. Sobre un tronco medio sumergido comiendo un
gran pez. Lo agarraba con sus fuertes manos para sujetarlo y poderlo comer a
gusto. Comía rápido. Sin descanso.
Comía rápido, en un contraluz del atardecer. |
Como he comentado en otras entradas y, creo que es bueno
recordarlo: ¿quién no ha oído decir?: “las nutrias solamente viven en ríos
de aguas cristalinas y transparentes; son bioindicadoras de la pureza de las
aguas”. Nada más lejos de la realidad. Las nutrias pueden vivir también en
aguas oscuras o de color chocolate, lo único que necesitan es alimento,
resguardo y tranquilidad, si estas necesidades están cubiertas en un río de
aguas turbias, vivirán en él sin ningún problema.
Terminó su comida. Se sumergió elegante, con un fuerte impulso
arqueando su cuerpo para salir varios metros más adelante. Nadaba rápido hacia
la orilla, hacia los juncos. Una barca se aproximaba. Rápidamente se escondió
entre la espesa vegetación donde un avetorillo llegó volando para agarrarse
cual experto equilibrista a la inestabilidad de los juncos. La barca pasó. La reina
del río volvió a asomar y continuó su recorrido por su territorio. Un territorio
urbano. Un territorio en el que nadie la ve. Nadie la molesta. Ella es la reina
del río. La nutria.