Amanecía. La niebla estaba muy cerrada. Había parado a echar un vistazo en las graveras de Coreses (Zamora). Estaba mirando lo único que se veía cerca, un grupo de cigüeñas, ánades azulón y friso, pato cuchara, cuando, de repente, me quedé impactado: ¿Un archibebe patigualdo chico? ¡¡¿Un archibebe patigualdo chico?!!
En ese instante un aguilucho lagunero sobrevoló la zona y levantó todo lo que allí se encontraba, incluido el posible patigualdo. No podía ser. Tenía que relocalizarlo. Tenía que cerciorarme. ¿Dónde estaba? Tenía que encontrarlo. Al cabo de unos minutos, que se me hicieron eternos, de desesperada búsqueda, surgió de entre la niebla. Ahí estaba. Era un archibebe patigualdo chico.
La confirmación llegó mas tarde vía wasap y la satisfacción fue enorme. Era la tercera cita para Zamora. Las anteriores citas homologadas (datos extraídos del El pernil de Alfonso Rodrigo) son las siguientes: la primera el 22-4-2015: Daniel L. Velasco, Adolfo Villaverde y Nacho Castelao descubrieron un ejemplar en la Salina Grande de las Lagunas de Villafáfila. La segunda llegó el 1-5-2017: Alfonso Rodrigo y Manuel Rodríguez vieron un ejemplar en la Laguna de San Pedro de Villarrín de Campos perteneciente a las Lagunas de Villafáfila. Por lo tanto, este archibebe patigualdo chico de hoy, supone la primera cita fuera del icónico enclave zamorano.
Como he dicho muchas veces: ¿Cuánto nos perderemos? ¿Cuántas aves podemos ver? ¿El 20 % de las aves que pasan por nuestra tierra? ¿El 10 %? Es muy difícil de saber. Es muy complicado de cuantificar pero desde luego es un tanto por ciento muy alto lo que no vemos. Aun así, el aumento de observadores, hace que cada vez veamos mas cosas, tengamos mas información y las redes sociales, ebird y blogs hacen que corra como la pólvora y aprendamos unos de otros.
Ahí estaba entre la niebla. Quieto. Inmóvil. Parecía cansado. Es fascinante pensar que estás viendo un ave tan lejos de sus rutas de migración convencionales. Pensemos que este pequeño viajero cría entre Alaska y el centro de Canadá e inverna entre el sur de Estados Unidos y el extremo meridional de América del Sur. ¿Qué hará aquí? ¿Habrá llegado tras una tormenta que le ha alejado y empujado hasta nuestra tierra o se habrá desorientado? Quién sabe. El caso es que es una inmensa suerte poder localizarlo. Poder verlo. Poder disfrutarlo y que lo disfruten todos los amantes de las aves que puedan pero, por supuesto, siempre respetando las distancias.
“En España se anotó la especie por primera vez en 1967, pero entre 1984 y 2004 se homologaron para ella 52 registros, muy repartidos, aunque con mayor incidencia en Galicia, Cataluña y Canarias. En los avistamientos predominan las aves juveniles y las fechas de otoño (septiembre-diciembre), si bien en primavera tiene lugar un segundo pico (hacia abril y mayo), más notable en el litoral mediterráneo”. (Fuente: SEO BirdLife)
Llevamos un increíble mes en Zamora con observaciones fantásticas como el mosquitero bilistado proveniente de Siberia que descubrió Alfonso Rodrigo el día 6 en Zamora. El falaropo picogrueso llegado del Ártico descubierto por J.Miguel San Román el día 16 en las Lagunas de Villafáfila o el chorlito dorado americano descubierto el día 17 por Alfonso Rodrigo también en las Lagunas de Villafáfila. A los que se suma este pequeño archibebe patigualdo chico. Enhorabuena a todos los observadores zamoranos que hacen un gran trabajo no sólo descubriendo rarezas sino también documentando magníficamente nuestras aves residentes o invernantes que se mueven por nuestra provincia.