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martes, 17 de mayo de 2022

Charranes y avetorillos en el río Duero zamorano.

Estos días estamos disfrutando de dos verdaderas preciosidades en el río Duero a su paso por Zamora ciudad: charrán común y avetorillo.
El pasado día 30 de abril pude descubrir un precioso charrán común que ha estado asentado diez días en la zuda de Olivares. Lugar en el que descansaba y pescaba pero no dormía.
Los charranes comunes migran desde las costas ecuatoriales de África, zona de invernada, hasta las zonas de cría situadas en las costas europeas. En España cría en puntos muy concretos: Delta del Ebro, La Albufera de Valencia, Las Salinas de Santa Pola y la bahía de Santander.
Como decía en la entrada anterior, Zamora es el lugar de Castilla y León con más citas de charrán común. Según el informe “Aves raras y escasas en Castilla y León 2021” elaborado por Alfonso Rodrigo (coordinador), Miguel Rodríguez-Esteban, César Díez, Jorge Leonor, Martín Rey, Juan Luis Hernández y Alberto Benito en el año 2021 se vieron 32 ejemplares en 15 citas en toda la provincia de Zamora mientras que en el resto de Castilla y León se vieron 6 ejemplares en 13 citas en todo 2021.
Es un verdadero privilegio poder ver las evoluciones de este precioso charrán pescando en el río Duero. Poder admirarlo. Poder ver como se mueve ágilmente y se lanza a las aguas del río para pescar pequeños peces.
Cuatro días después de su aparición tuve un momento único y seguramente irrepetible. Me encontraba en el mirador del Troncoso, mirador desde la muralla hacia el río Duero, en el que hay una buena perspectiva entre el puente de piedra y el de Los Poetas. Estaba buscando el charrán que llevaba unos días asentado en la zuda cuando, de repente, oigo sobre mi cabeza un sonido. Miro y, ante mi asombro, me sobrevuelan a muy baja altura 12 aves blancas con colas largas y ahorquilladas. Rápidamente busco color de picos y puedo distinguir algunos con el pico rojo, eran 12 charranes volando en migración activa de sur a norte. Observación impactante, muy corta, rápida y fugaz que me dejó totalmente impresionado.
Días después de desaparecer este primer charrán Alfonso Rodrigo, el día 16 de mayo, descubrió otro charrán común diferente al anterior que está en la misma zona: la zuda de Olivares, lugar que tiene un verdadero imán para gaviotas, charranes, charrancitos y fumareles.
En el tramo urbano del río Duero a su paso por Zamora disfrutamos de otra de las joyas aladas que nos acompañan; varias parejas de avetorillos que llegan regularmente todos los años entre marzo y abril crían aquí pero, también, algunos se quedan todo el invierno y no migran hasta África. Es un verdadero lujo poder disfrutarlos y admirar sus delicados movimientos, sus posturas increíbles, su belleza, su mimetismo…
Su voz ronca, suave, de tono bajo resuena en el carrizal. Es la señal. El avetorillo ha despertado y está en celo. Esta es la mejor época para poder verlos en los carrizales del río o cruzándolo volando con su preciosa y espectacular silueta. Están en celo y se dejan ver más. Época muy buena para intentar admirarlos en el río.
Charranes y avetorillos, dos verdaderos lujos de los que podemos disfrutar en Zamora ciudad, al lado de casa. Un verdadero privilegio.

lunes, 2 de mayo de 2022

Un gran día: charrán común, fumarel cariblanco, gaviota cabecinegra, vuelvepiedras...

Fue un gran día. Ese es el resultado final de un día que comenzó con una enorme sorpresa a modo de charrán común en la zuda de Olivares, lugar en el río Duero de Zamora ciudad que es un verdadero imán de grandes observaciones.
Cabe destacar que Zamora es el lugar de Castilla y León con más citas de charrán común. Según el informe “Aves raras y escasas en Castilla y León 2021” elaborado por Alfonso Rodrigo (coordinador), Miguel Rodríguez-Esteban, César Díez, Jorge Leonor, Martín Rey, Juan Luis Hernández y Alberto Benito en el año 2021 se vieron 32 ejemplares en 15 citas en toda la provincia de Zamora mientras que en el resto de Castilla y León se vieron 6 ejemplares en 13 citas en todo 2021.
Con la enorme satisfacción por haber visto el charrán me dirigí hasta la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila que está en unos niveles de agua muy bajos, en pocas semanas nos quedaremos sin agua en las lagunas y, muchas de las aves que deberían de criar, lo pasarán realmente mal o tendrán que marchar a otros lugares donde encuentren las condiciones necesarias para sacar adelante a sus pequeños.
Pagazas piconegras, chorlitejos grandes y correlimos comunes.
Avoceta.
Cigüeñuela.
La Laguna de San Pedro (Villarrín) conserva una fina lámina de agua en la que un buen grupo de chorlitejos grandes y correlimos comunes junto con pagazas, cigüeñuelas, avefrías y avocetas descansaban o se alimentaban tranquilamente; a su alrededor lavanderas boyeras, cernícalos, escribanos trigueros y un solitario aguilucho cenizo buscaban comida en los campos cercanos.
Archibebe oscuro.
La Casa del Parque es uno de los puntos que tiene agua por lo que allí se concentran una buena variedad de especies, entre ellas, las más destacables, un precioso y solitario archibebe oscuro que no paraba de reclamar y una hermosa aguja colipinta que comía sin descanso junto a avocetas, cigüeñuelas, combatientes, chorlitejos grandes y andarríos mientras patos cuchara, porrones europeos y moñudos, ánades frisos, fochas y zampullines deambulaban por las lagunas observando al buen número de gaviotas reidoras que tendrán que venir hasta aquí para poder criar ya que en la Salina Grande no lo van a poder hacer ante la falta de agua al igual que las pagazas piconegras que cuando no pueden criar en la Salina Grande desaparecen y marchan a otros puntos en los que puedan hacerlo.
Aguja colipinta.
La batalla de las fochas.
Al salir de la Casa del Parque me dirigí hasta la Salina Grande en la que se encontraban tarros blancos, archibebes comunes o un grupo de agujas colinegras con alguna de la subespecie islándica luciendo sus preciosas galas nupciales.
Cernícalo primilla.
Escribano triguero.
En un gran grupo de pagazas piconegras y gaviotas reidoras que se empezaron a concentrar para pasar la noche saltó otra sorpresa, una preciosa gaviota cabecinegra inmadura que pude descubrir en una tierra comiendo detrás de un tractor y que luego se metió en el gran grupo que se concentraba en la salina.
Gaviota cabecinegra inmadura.
Gaviota cabecinegra y 2 fumareles cariblancos
 entre gaviotas reidoras y pagazas piconegras.
Junto a ellas dos elegantes y esbeltos fumareles cariblancos me deleitaban con sus gráciles vuelos mientras una solitaria garceta común se posaba en la orilla y un precioso vuelvepiedras se movía rápidamente por la orilla embarrada de la salina.
Entre las gaviotas reidoras conseguí leer una anilla roja: NA27. Anillada en Villafáfila el 3-7-2017 por el GIA León que he podido ver en febrero y marzo en el río Duero en Zamora ciudad.
Fumarel cariblanco.
Según buscaba por la salina apareció otra sorpresa: un charrán común descansaba en el borde de una de las islas en la que una gaviota reidora defendía una zona en la que no podrá criar.
Foto testimonial del charrán común.
A enormes distancias se ven muchas aves en Villafáfila.
Otro charrán común, el mismo día y en diferente punto de la provincia de Zamora, sorprendente y enormemente satisfactorio poder ver en tu provincia, el mismo día, dos charranes comunes en dos lugares tan diferentes.
Charrán común en el río Duero.
Al día siguiente el charrán común seguía deleitándome con precisos picados para pescar en el Duero zamorano. Un verdadero lujo poder salir de casa y encontrarte con él; así es Villafáfila, así es Zamora, así es el río Duero a su paso por la ciudad un lugar de enorme biodiversidad que debemos de cuidar, respetar y poner en valor porque hay que conservarlo.