La aparición de aves raras es un imán para los amantes de las aves. Esas aves no es común verlas en nuestra tierra, por lo tanto su aparición es un momento único para poder disfrutarlas y, quién sabe, si verlas por única vez en la vida.
Dentro de la aparición de estas aves podemos diferenciar dos grandes conceptos: divagancia y escasez.
Por un lado si nos referimos a aves divagantes serán aquellas que no deberían de estar aquí; son aves que por diversas razones llegan hasta nuestra tierra situada muy lejos de su zona habitual de distribución.
Una de las razones por las que pueden llegar es debida a que durante su migración anual se desvían por fenómenos meteorológicos (fundamentalmente temporales de viento), es lo que se conoce como
deriva migratoria. |
Archibebe patigualdo chico entre la niebla zamorana de las graveras de Coreses.. |
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Correlimos pectoral en la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila (Zamora). |
Suelen ser aves jóvenes e inexpertas que están migrando hacia sus cuarteles de invierno. Normalmente, las aves americanas que llegan hasta nuestra tierra, llegan por deriva como por ejemplo: correlimos pectoral, archibebe patigualdo chico, cerceta aliazul, correlimos de Baird o agujeta escolopácea, pero también pueden llegar otras aves marinas empujadas por los fuertes vientos como sucedió con alguna gaviota de Sabine, la reciente aparición de un charrán ártico en el río Duero a su paso por Zamora ciudad que estuvo una semana entre nosotros o la última gran entrada de falaropos picogrueso empujados por los temporales (para todos los ejemplos de esta entrada he tomado como referencia Zamora, exceptuando dos muy concretos).
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Gaviota de Sabine en Villafáfila (Zamora). |
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Charrán ártico en el río Duero a su paso por Zamora. |
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Falaropos picogrueso en el embalse de Ricobayo. |
También sucede que
hay aves que tras partir de su zona original, no paran en su zona de llegada,
continúan en la misma dirección llegando hasta nuestra tierra, a esta situación
se le llama rebasamiento (overshooting). Por ejemplo el busardo
moro, un marabú que apareció en el vertedero de Zamora o un pelícano que visitó
Villafáfila hace algunos años, todos procedentes de África.
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Pelícano en Villafáfila (Zamora). |
Una tercera posibilidad es la migración inversa. Muchas aves aprenden su ruta de migración, sus padres se la enseñan y estas se la enseñarán a sus hijos como sucede con ánsares o grullas pero hay muchas aves que la ruta de migración la tienen de forma innata, es decir, saben hacia donde deben de migrar.
Normalmente las aves saben orientarse, saben dónde está el norte y el sur y saben en qué dirección deben de migrar pero a veces la dirección funciona mal y lo hacen en sentido contrario al que deberían de ir en realidad, es decir, se desorientan, saben la dirección pero no el sentido. Normalmente las aves siberianas que llegan a Europa lo hacen por migración inversa, desorientación. Un ejemplo es el mosquitero bilistado, el alcaudón norteño estepario o el chorlito dorado siberiano.
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Mosquitero bilistado en Zamora ciudad.. |
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Alcaudón norteño estepario en Villafáfila (Zamora). |
Otra forma de divagancia es el nomadismo. Se suele producir por la disponibilidad de alimento. Las aves van siguiendo la comida a lo largo de diferentes lugares y territorios como por ejemplo pasó con la gran entrada de estorninos rosados en 2021 de los que en Zamora no conseguimos ver ninguno como si lo hicieron en la vecina Salamanca.
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Estornino rosado en Salamanca ciudad. |
Hay aves que migran infiltradas entre otras que no son de su especie pero que se parecen, se llama asociación, por ejemplo los ánsares que vienen con los grandes grupos de ánsares comunes como pueden ser los piquicortos y los campestres, las barnaclas cariblancas o la barnacla carinegra que actualmente se encuentra en la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila o el primer gavión que se vio en la provincia de Zamora infiltrado entre gaviotas reidoras y sombrías.
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Barnacla carinegra en Villafáfila (Zamora). |
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Ánsares campestres entre comunes en Villafáfila (Zamora). |
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Gavión atlántico en Zamora ciudad. |
El segundo gran concepto es la
escasez, es decir, aquellas aves que vemos muy de vez en cuando. Tienen una aparición que puede ser previsible porque la península ibérica es el límite de distribución de su migración anual o de su invernada habitual. Por ejemplo correlimos de Temminck o correlimos gordo.
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Correlimos de Temminck en Villafáfila (Zamora). |
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Pareja de correlimos gordo en Villafáfila (Zamora). |
También puede suceder que en ciertas partes de Europa central, donde invernan miles de aves, desciendan bruscamente las temperaturas por una gran ola de frío provocando que zonas donde se alimentan muchas de esas aves se vean cubiertas por el hielo, lo que les obliga a moverse en plena invernada hacia el sur en busca de alimento; esto sucedió el invierno pasado con una gran entrada de chorlitos dorados y avefrías. A este fenómeno se le llama fuga de temperos.
Un caso muy especial lo encontramos en aquellas aves que recorren el océano Atlántico en un barco, un viaje asistido. El caso más famoso es el de los búhos nivales que aparecieron en noviembre de 2021 en Asturias y Cantabria.
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Búho nival en Cabo Peñas (Asturias):. |
Búhos nivales que volarían mar adentro desde el norte de Canadá y, cuando estuvieran cansados, se posarían en un carguero que los trajo hasta nuestras costas.
Movimientos de aves que causan asombro y admiración desde tiempos inmemoriales; que nos hacen sentirnos felices cuando vemos un animal que quizás no volvamos a ver nunca más.