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martes, 21 de febrero de 2012

Momentos muy fugaces.

Me gusta hacer rutas por el campo y casi siempre llevo la cámara. En muchas ocasiones se cruza un animal y lo hace tan rápido que no te da tiempo a poder sacarle una fotografía. Sucede demasiadas veces aunque la visión te queda guardada en tu cabeza y la recordarás siempre. Pero hay ocasiones en las que llevas la cámara preparada o te ha dado tiempo a encender, quitar el tapón, enfocar y disparar. Esas veces las fotografías suelen salir movidas o de baja calidad pero para ti son importantes e ilustrativas del momento.
La Real Academia Española de la Lengua dice que un instante es una porción brevísima de tiempo. Ese instante queda grabado para siempre en tu retina y a veces en una fotografía. Estas son algunas de esas fotografías y sus curiosidades.
Volvíamos de una espera fallida al lobo y lo hacíamos por la carretera que une Villardeciervos con Ferreras de Arriba. Ese día iba de copiloto, algo muy raro, y con la cámara guardada. De repente a nuestra izquierda oímos un ruido y apareció un ciervo macho dando saltos entre los brezos y escobas. No se como me dio tiempo a coger la cámara, encenderla, enfocar y disparar cuando nos atravesó por delante del coche. El ciervo saltó desde arriba de la cuneta, es increíble el salto que tienen estos animales, cayendo en la carretera y huyendo hacia un pinar cercano de nuestra derecha.
Los atropellos o golpes con animales salvajes han estado muy presentes en nuestra provincia en los últimos años. Cuando se circula por una carretera problemática en relación al paso de fauna debemos de tener presentes varias circunstancias. La principal es la velocidad ya que a mucha velocidad no te da tiempo a frenar y la segunda es que en el amanecer y el anochecer es cuando más probabilidad de paso de fauna hay y, por lo tanto, en esos momentos es cuando hay que ir más alerta y a una velocidad moderada.
En el segundo instante me encontraba haciendo una ruta por la Sierra de La Culebra. Bajábamos de Peña Mira y, tras varias subidas y bajadas, al coronar un cortafuegos, nos aparecieron en la ladera de enfrente un grupo de jabalís dispuestos a cruzar un cortafuegos de derecha a izquierda. De nuevo preparo la cámara a toda velocidad para intentar sacar la fotografía. La verdad es que si uno de mis compañeros no hubiese gritado: “¡Mirad. Jabalís!”, como un poseso, los hubiera visto todo el grupo y a mi me hubiera dado tiempo a hacer unas buenas fotos. En cuanto se oyó el grito, los jabalís emprendieron una veloz carrera hasta los brezos del otro lado que les daban cobijo y protección. Moraleja: “Cuando veáis un animal en el campo. No gritéis. Se asustará”. (algún día debería de hacer alguna entrada relativa a los jabalís ya que tengo algunos “curiosos” encuentros con ellos). Segundos después pasó el que faltaba, el jabato rezagado a toda velocidad.
El siguiente instante es de una cierva.
Volvíamos, Isa y yo, a mediodía, de sacar huellas en escayola por un camino de la Sierra de la Culebra cuando, a nuestra izquierda oí un ruido de ramas rompiéndose en el pinar, automáticamente levanté la mano  en señal de no movernos. Nos quedamos quietos. Delante de nuestras narices cruzó una cierva tranquilamente de un lado al otro del camino, la pena fue que la cámara que llevaba, que saqué a toda velocidad, era una compacta pequeña y las fotos se podrían haber hecho mejor, pero la luz del momento hacía que pareciera albina. Quedó una fotografía curiosa ya que la luz lo es todo en una foto, y esta luz era muy especial.
Tres instantes que, aparte de en la memoria, quedaron reflejados en un foto, algo que no es frecuente ya que muy pocas veces te da tiempo a hacer la fotografía.  

1 comentario:

  1. Eu também gosto muito de fazer passeios pelo campo, mas sempre me esqueço da câmara... fico tão embevecida pelos encantos da natureza que me esqueço de eternizá-los...

    Beijo carinhoso.

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