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jueves, 3 de enero de 2013

La pesca de la garza real.

La mañana estaba espléndida, soleada y fresca e invitaba a pasear por la orilla del río aunque fuera el primer día del año; qué mejor manera de empezarlo que dando una vuelta tranquilamente por la margen derecha del río Duero a su paso por Zamora. La verdad es que fue un recorrido agradable y lleno de sorpresas en una mañana en la que se podían ver muchas personas paseando o haciendo deporte y a mi con una cámara que algunos miran como si fuese un marciano que hace fotografías a "cosas" que no ven o no entienden y se acercan curiosos.
La mañana estaba tremendamente activa y había multitud de habitantes del río y sus márgenes que se movían de aquí para allá. Me encontré con herrerillos, carboneros, pinzones, lavanderas blancas y cascadeñas, moscones, pito real, garza real, martines pescadores, petirrojo, mirlo común, urraca, grajilla, cuervo, gaviota sombría, colirrojo tizón, mosquitero común, gorrión común y molinero, pinzón vulgar, verderón, verdecillo, pardillo y jilguero, además de azulones, gallinetas, cormoranes y picogordos. De todos estos habitantes voy a destacar tres momentos: la pesca de la garza real, el extraño caso del cormorán y los picogordos. Estos tres momentos vividos en el río se van a convertir en tres entradas, no sucesivas, en las que intentaré mostraros lo que sucedió.
Según caminaba por la orilla vigilando una de las zudas me acerqué hasta un embarcadero utilizado por los piragüistas en el momento que una garza real se posaba en la zuda de enfrente. Me senté en el embarcadero y la observé. Se movía por la parte alta caminando ágilmente, estaba de pesca, así es que me coloqué y esperé. 
Se acercó hasta un grupo de carrizos donde se quedó inmóvil, quieta, sin mover un sólo músculo, observaba el río, su cabeza agachada miraba el agua que comenzaba a caer por la zuda. De repente, con una velocidad de vértigo, lanzó su largo cuello como si de una lanza se tratara e introdujo su cabeza y fuerte pico en el agua para sacar un pequeño pez agarrado por un extremo que sacudió ágil y, con unos movimientos rápidos y certeros, colocó en mitad de su pico para sujetarlo mejor y así, poco después, girar el pequeño pez para situarlo paralelo a su largo pico y empezar a comerlo por la cabeza. Todo el proceso en pocos segundos y con una gran maestría que demostraba que la garza real era una buena pescadora porque poco después repitió el mismo proceso idénticamente, siguiendo los mismos pasos certeros y precisos. Como una imagen, en muchos casos, no en todos, vale más que mil palabras así pescó la garza real en el río Duero.
La garza real acababa de demostrar su gran técnica de caza que durante muchos años le supuso problemas en partes de Europa ya que muchos pescadores creían que las patas de la garza real soltaban una especie de aceite que atraía a los peces y por eso pescaba tan bien; así es qué las cazaban para untar sus artes de pesca con la grasa de la garza real para ser capaces de aumentar sus capturas; gracias a Dios esa manera de pensar ha pasado a mejor vida.
La garza real se marchó como vino. Elegante, silenciosa y majestuosa. Continuará por el río en busca de alimento hasta que llegue la época de cría y también aquí buscará pareja, construirá su nido y criará a una nueva generación que seguirá viviendo cerca de las aguas de nuestro río.

6 comentarios:

  1. Muy buenas fotos y comentarios. Hace unas semanas descubrí tu blog y estoy encantado disfrutando de la naturaleza. Gracias por tu trabajo.

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    1. Gracias Fran. Me alegra que te guste el blog y espero que sigas leyéndolo. Espero que cada vez que lo hagas quedes conforme. Un saludo.

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  2. Gran entrada y magníficas fotos.
    ya estoy esperando la continuación para ver a los Picogordos, un ave que se me resiste.
    Saludos

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    1. Los picogordos son un ave realmente bonita. Editaré su entrada dentro de dos o tres más. Un saludo.

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  3. Te sigo desde hace tiempo y me gusta tu blog, porque además de estar interesado por la naturaleza soy de Zamora y paseo mucho por el río.
    Gracias por descubrir la naturaleza del Duero.
    Un saludo.

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    1. Me alegro que te guste. Muchas gracias y espero que coincidamos algún día por el río. Un saludo.

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