La mañana se levantó heladora, mas propia de un mes de
diciembre que de mayo. El frío envolvía el ambiente cuando llegué a la sierra
alrededor de las ocho y media de la mañana; mi intención era intentar observar
a ese animal que tanto me apasiona, el lobo.
Cuando vas en su busca hay que ir
mentalizado; hay que tener claro que verlo es muy, pero que muy complicado. Me
aposté en un lugar de la Sierra de la Culebra y esperé contemplando la belleza
de la gélida mañana.
La Sierra de la Culebra es una sierra muy antigua, de suaves
ondulaciones y no de mucha altura, su altura máxima es Peña Mira (1.241m). Como
dice Ascensión Baz, geóloga y conocida: "la Sierra de la Culebra pertenece
a la denominada Zona Centro Ibérica, ligada a una estructura geológica muy
importante, el anticlinal del Ollo del Sapo. La Sierra de la Culebra se
desarrolla en la Orogenia Hercínica, hace unos 260 millones de años. En cambio
sus materiales fueron depositados mucho antes, en zonas de playa y marinas
someras. La edad de los materiales que la forman se encuentra entre los 500 y
410 millones de años". (libro: "Sierra de la Culebra: tierra de urces y lobos. De Patricio Bariego y José Luis Gutiérrez)
La mañana transcurría y el lobo no aparecía pero un buen
ramillete de ciervos se asomaban entre brezos, escobas, pinos y carqueisas. La
verdad es que estuve viendo ciervos a todas horas del día y los pude ver con
todo tipo de cuernas (cuernas que no cuernos).
Desde los que tenían unas pequeñas protuberancias que asomaban tímidamente, pasando por los que tenían una cornamenta medía cubierta de borra aterciopelada hasta algo que me chocó sobremanera, dos grandes ciervos que todavía no habían tirado las cuernas, algo sumamente extraño a estas alturas del año.
Desde los que tenían unas pequeñas protuberancias que asomaban tímidamente, pasando por los que tenían una cornamenta medía cubierta de borra aterciopelada hasta algo que me chocó sobremanera, dos grandes ciervos que todavía no habían tirado las cuernas, algo sumamente extraño a estas alturas del año.
Algún corzo asomaba cautelosamente entre las escobas y un
precioso zorro con su pelaje de invierno me dio un tremendo susto ya que cuando
lo vi estaba medio escondido y solamente se le veía un trozo de su lomo,
parecia otra cosa, pero cuando se movió pude disfrutar de este bello
ejemplar que se movía con cautela.
La sierra de la Culebra tiene cumbres de cuarcita alargadas
y estrechas que no siguen una misma línea, yendo de forma paralela; de ahí le
viene el nombre a la sierra porque sus cumbres zigzagueantes parecen una
culebra moviéndose.
Agateador común entrando en una grieta que hacía las veces de nido. |
A lo largo de todo el día pude disfrutar de multitud de aves
como el herrerillo capuchino, carbonero garrapinos, acentor común, trepador azul, oropendola
o torcecuello, pero quiero hacer referencia a un pájaro muy especial, el piquituerto;
del que pude disfrutar de una verdadera exhibición de como se alimentaba de
piñas.
Este pájaro tiene un pico característico y adaptado para
comerlas. La mandíbula superior está recta mientras que la inferior está cruzada
a la derecha o a la izquierda (no todos los pájaros la tienen hacia el mismo
lado).
Este pico lo introduce en la piña quedando las dos puntas una encima
de la otra. Al cerrar el pico hará cuña para ir separando la escama de la piña,
si hace falta se ayudará de giros de cabeza; de esta manera conseguirá abrirla
y llegar al piñón. Aquí entrará en acción su larga y pegajosa lengua que cogerá
el piñón y se lo comerá.
Villardecirvos es uno de los 41 pueblos que están dentro de la Sierra de la
Culebra que tiene alrededor de 70.000 hectáreas , de las que 61.305 han
sido declaradas Lugar de Interés Comunitario y 67.340 Reserva
Regional de Caza que se creó en 1973 con intereses, fundamentalmente,
cinegéticos.
A mediodía dejé Villardeciervos y me acerqué hasta el embalse de Valparaiso, construido en 1988, donde continué viendo ciervos en su orilla y la sorpresa de un águila pescadora y de encontrarme con cinco tarros blancos que nunca había visto en este lugar.
A mediodía dejé Villardeciervos y me acerqué hasta el embalse de Valparaiso, construido en 1988, donde continué viendo ciervos en su orilla y la sorpresa de un águila pescadora y de encontrarme con cinco tarros blancos que nunca había visto en este lugar.
Tras una buena comida decidí ir a una zona en la que había
posibilidades de observar nutria. Salí de la reserva pero según me dirigía hacia el
lugar una silueta llamó mi atención. Paré el coche. Bajé y me quedé perplejo.
Veintiún buitres leonados y tres negros estaban dando cuenta de una carroña muy
cerca de la carretera.
No estaban todos juntos. Estaban esparcidos a diferentes
distancias. Unos ya habían comido y otros esperaban su turno ya que los buitres
comen en un estricto orden jerárquico. Había buitres de diferentes edades y los
negros llamaron mi atención.
Buitre negro a la izquierda y leonado a la derecha. |
Buitres que volverán a comer en muladares ya que la Junta de
Castilla y León los ha autorizado, de nuevo. Muladares en los que se podrán
dejar cadáveres para que estos buitres más los milanos negros o cornejas que
había por allí e incluso otros carnívoros puedan alimentarse.
En Zamora serán 133 municipios los que serán autorizados
para dejar los cadáveres de ganado en determinadas zonas, lo que no quiere
decir que haya igual número de muladares. Una buena noticia para estos buitres
que se alimentaban detrás de unas rocas y que no pude ver qué era lo que
comían; mi curiosidad iba en aumento y decidí moverme por una ladera desde la que,
quizás, podría verlos mejor.
Con telescopio en mano anduve por un pequeño valle y comencé
a subir una colina. Según llegaba arriba mi sorpresa fue todavía mayor. En la
cumbre había más buitres que no había visto. Buitres que comenzaron a ir despegando como
pesados cazabombarderos que corrían unos metros hasta el borde para así poder
despegar. Conté catorce leonados y uno negro que no había visto desde donde
estaba anteriormente que se levantaban pesadamente, con la barriga llena, tras
una buena comilona. No conseguí ver la carroña pero el espectáculo mereció la
pena.
Buitre leonado con la cabeza manchada de sangre. |
Imponente buitre negro... |
El lobo salió. Se tumbó y esperó. Pasados unos minutos otro
lobo, este más grande y corpulento que el anterior, salió del bosque y se unió
al primero. Se tumbaron juntos permaneciendo unos minutos tomando el sol de la
tarde. El día se había completado con un premio gordo de dos preciosos lobos
que comenzaban sus andaduras.
El primer lobo se levantó y comenzó a andar, al momento, el
segundo hizo lo mismo y los dos se acercaron hasta un brezal que los cubrió por
completo; es curioso que este brezal era una línea, no muy ancha, que avanzaba
unos cientos de metros. Los dos lobos se metieron en él y desaparecieron. Iban
por el brezal. Ocultos. Seguros. En ningún momento salieron. Se perdieron en
él. Son animales listos, inteligentes que saben que su conocimiento del lugar
les ayuda a sobrevivir y estos sabían perfectamente por donde ir ocultos.
El día de la sierra terminaba. Había sido intenso y
emocionante. Volveré.
Envidiable jornada.
ResponderEliminarEnhorabuena por como lo cuentas, me da ganas de coger el coche y ir para allá lo antes posible.
Saludos desde León
El día tuvo de todo. Tanto a nivel climático como de fauna. La verdad es que días así son una maravilla. Un saludo y gracias.
EliminarBien sabes que la paciencia y el conocimiento del lugar tiene su recompensa.
ResponderEliminarUn abrazo.
También le añadiría un poco de suerte que siempre viene bien. Muchas gracias por el comentario y seguir el blog.
EliminarLos de casa leímos el reportaje el viernes y desde entonces estamos planeando una nueva visita a la zona.
ResponderEliminarCulebra no es una zona muy documentada, apenas hay información, pero a la vez, es curioso la cantidad de extranjeros que te puedes encontrar intentando observar al lobo.
Estupendo reportaje.
Saludos
Los extranjeros, en general, tienen una cultura ambiental diferente a la nuestra y, como bien dices, es común encontrar grupos de ellos esperando al lobo. La sierra está espectacular. Las lluvias caídas han provocado una explosión enorme de vida. Un saludo y gracias por seguir este blog.
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