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martes, 10 de septiembre de 2013

Cormorán moñudo en Las Islas Cíes.

La mañana estaba fresca y los barcos pesqueros entraban en el puerto de Cangas cuando zarpábamos hacia Vigo atravesando la ría. En el trayecto tuvimos la primera sorpresa ya que nos encontramos con un grupo familiar de delfín mular (llamado arroaz por la gente de la ría).
Hace mucha ilusión ver a estos simpáticos animales que son sorprendentes en muchos de sus comportamientos. Siempre me ha llamado la atención la solidaridad que tienen entre ellos; son capaces de ayudar a un compañero enfermo o herido subiéndolo a la superficie para que respire o su táctica en grupo para cazar o defenderse de los depredadores. Son muy familiares y pudimos ver en el grupo algunas crías. Los pescadores de la zona nos dijeron que eran comunes en la ría pero la asociación Gremmar (Grupo de Estudio de Mamíferos Marinos) alerta de la bajada de un 85% de la población de delfines en la ría en los últimos veinticinco años. Actualmente hay unos 230 delfines en la ría de Vigo de los que pudimos ver dos grupos familiares.
Tras la parada en el puerto de Vigo continuamos hacia las Islas Cíes. Según te vas acercando ves la belleza de las islas que están incluidas en el Parque Nacional de las Islas Atlánticas desde 2002.
Playa de Rodas desde el embarcadero.
Lo que primero destaca al aproximarse es la impresionante belleza de la playa de Rodas que une la isla Norte o Monteagudo con la de Faro o del Medio. La tercera isla, la del Sur o de San Martiño está separa de las dos primeras por un estrecho de unos 500 metros.
Foto tomada desde la Isla Norte unida a la isla del Medio mediante la
playa de Rodas y una escollera artificial por la que entra el agua a un
lago interior cuando sube la marea. Al fondo, a la izquierda, la isla Sur.
Recorrimos las islas Norte y del Medio admirando su tremenda belleza que en la cara oeste es de fuertes acantilados de casi 200 metros y en su cara este es de suaves playas y costa. En nuestros recorridos destacaron dos de las especies más comunes de las islas: el cormorán moñudo y la gaviota patiamarilla.
El cormorán moñudo es muy parecido al cormorán grande que estamos acostumbrados a ver en el interior. Es un poco más pequeño y tiene el pico delgado con las comisuras amarillas y en época de cría exhibe un curioso moñete en la cabeza.
Agradezco enormemente a mi amigo Ernesto
prestarme esta fotografía para ilustrar esta entrada.
Los pudimos ver volando, posados en la base de los acantilados y pescando en la impresionante playa de Rodas que fue nombrada Mejor playa del Mundo por el periódico inglés The Guardian en 2007.
En sus aguas azul turquesa se movían un pequeño grupo de cormoranes moñudos que seguí por toda la playa al caer la tarde. Nadaban en un baile sincronizado patrullando la playa; metían la cabeza dentro del agua para buscar una posible presa y después sumergirse en una inmersión que puede durar casi minuto y medio en busca de alimento.
El cormorán está perfectamente adaptado para la vida acuática; su cuerpo, cuello y pico alargados le confieren una aerodinámica ideal para ser un pequeño torpedo subacuático y, sus fuertes patas, con grandes palmas entre sus dedos, están situadas muy atrás en su cuerpo para ser unos perfectos motores que le impulsan tanto en la superficie como debajo del agua.
Desde la blanca arena de la playa que parecía situarnos en una paradisíaca playa tropical (todo cambia cuando metes un pie en el agua y compruebas lo fría que está) no perdía detalle de las evoluciones del pequeño grupo de cormoranes moñudos que se recorrieron la playa arriba y abajo mientras otros cormoranes, situados en las rocas, nos ofrecían con las alas extendidas, una de las imágenes más comunes de estas aves.
Cormorán grande con las alas abiertas en el río Duero
a su paso por Zamora.
Los cormoranes necesitan extender las alas y la cola para poder secarlas ya que la glándula uropigial (situada en la base de la cola) segrega una grasa que extienden por su cuerpo impermeabilizando sus plumas, pero no es lo suficientemente abundante para secar las alas y la cola, con lo que necesitan extenderlas para secarlas y así poder volar sin problemas; pero esto es otra ventaja de los cormoranes ya que al mojarse aumentan el peso y les permite bucear con mayor facilidad, es decir, es como si llevaran un lastre para bucear.
Esta facilidad para pescar le ha traído a los cormoranes las opiniones encontradas de los hombres ya que mientras en unas partes del mundo les acusan de acabar con la pesca y ser una lacra, en otras los utilizan para pescar poniéndoles un aro en el cuello para que cuando capturen un pez no lo pueden tragar y así, el pescador, se lo coge (de vez en cuando les quitan el aro para que puedan comer alguno).
Cormoranes moñudos.
El cormorán moñudo está en declive como muestra el estudio "El cormorán moñudo en España. Población en 2006-2007" (Autores: David Álvarez y Alberto Velando) en el que se demuestra que en el Parque Nacional Islas Atlánticas en 1994 había 1.474 parejas mientras que en 2007 eran 837, lo que supone un descenso del 43%. Más concretamente, en las Islas Cíes, se pasó de cerca de 1.200 parejas en 1999 a 360 en 2007, lo que supone una pérdida del 70% de su población reproductora. Este acusado descenso le sitúa en el libro Rojo de las Aves como "en peligro".
El habitante más común en las islas es la gaviota patiamarilla que se encuentra por todas partes. Hasta unas 20.000 parejas crían en las islas Cíes siendo la colonia más grande de España.
Haciendo una fotografía a la gaviota patiamarilla
que dormitaba sobre una roca...
...la fotografía que estaba haciendo (sin recortes ni retoques).
Al acabar la tarde una espesa niebla cubrió las islas dándonos la sensación de encontrarnos en otro lugar completamente diferente pero igualmente bello. 
El sol se iba escondiendo pero sus últimos rayos iluminaban con su rojiza luz a las islas Cíes que dejábamos en el horizonte en una puesta de sol espectacular y hermosa.
El día terminaba y nos íbamos con la sensación de haber estado en un pequeño paraíso de aguas azul turquesa, arena blanca y naturaleza salvaje que tenemos la obligación de mantener y conservar. 
Al llegar al hotel la luna nos mostró todo su esplendor poniendo un magnífico broche a un día muy especial. Volveremos.

2 comentarios:

  1. Leyendo con tranquilidad tu pormenorizada crónica sobre la naturaleza y belleza arrebatadora de las Cíes, 'Ojolince y Sra.' hemos quedado de acuerdo en buscar una fecha para ir a conocerlas.
    En el último viaje a Rías Baixas nos quedó pendiente su visita y hoy, disfrutando de esta lectura nos hemos dado cuenta que debemos ponerle remedio.
    La confianza que muestran las patiamarillas de esas tierras es algo que te deja estupefacto. Son precisamente de las playas de Sanxenxo y O'Grove de donde tenemos las mejores fotos de ellas.
    Como siempre, Jose... una crónica excelente.
    Un saludo de 'Ojolince y Sra.'

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    1. Apuntad la visita. Si venís por aquí y podéis, no dejéis de visitarlas os van a encantar. Un saludo y gracias por vuestro comentario.

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