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miércoles, 18 de noviembre de 2015

Lobo: la gran cacería.

La mañana estaba agradable, no hacía el frío de otros días, el fuerte viento estaba en calma y soplaba una ligera brisa que no molestaba. El sol comenzaba a calentar cuando mi gran amigo Jose dijo la palabra mágica que llevábamos días esperando: “¡lobo!”.
Las fotos que ilustran esta entrada están tomadas en
el Centro del Lobo de Robledo (Zamora).
Cuatro preciosos lobos caminaban por un camino con su característico trote lobero. Caminaban en fila. El primero era joven, seguramente de la camada del año anterior, era un subadulto, el segundo era un poco más grande, el tercero era muy grande y el último era un lobo espectacular: grande, fuerte, potente, con una cabeza impresionante y un andar majestuoso. Era el macho alfa y digo macho porque lo vimos marcar varias veces en diferentes puntos y, en muchas ocasiones, no puedes decir si es macho o hembra a la ligera, hay que verles orinar o verles las partes genitales para saber si son machos o hembras porque si no lo haces así es muy fácil equivocarse ya que hay hembras que parecen machos y al revés. Nosotros nos aseguramos porque, de los cuatro lobos, vimos marcar a tres y, esos tres, eran machos; el cuarto no podríamos decir lo que era, aunque era el segundo más grande, podría ser una hembra.
Caminaban tranquilos. Entraron en un cortafuegos por el que continuaron sin ningún sobresalto hasta que nos dimos cuenta que, en mitad del cortafuegos, a unos doscientos metros, tras una curva, dos ciervas estaban en alerta. Los lobos se dirigían hacia ellas pero, nada más lejos de la realidad, ya que los cuatro lobos comenzaron a moverse de una manera que entendimos al final. Dos de ellos se bajaron al valle que les quedaba a su derecha, un tercero subió a la parte alta del cortafuegos y se metió por el pinar y, el cuarto, el más grande, continuó por el cortafuegos. ¡De repente! El lobo grande comenzó a correr con una fuerza y una potencia enorme, cada vez aceleraba más, estiraba su potente zancada abarcando más terreno; era impresionante verlo correr, lleno de fuerza, de potencia, de determinación pero ¿qué hacía? ¿por qué corría así?
A los pocos segundos nos dimos cuenta. Del valle subían dos ciervas arreadas por los lobos que habían bajado. Las ciervas saltaban entre brezos, escobas y helechos que les dificultaban la carrera, les ralentizaban la huida; eran una cierva adulta y una cría. Entre tanto, el lobo grande, aceleró más su carrera y nos dimos cuenta de lo que quería, su objetivo era interceptar a alguna de las ciervas cuando salieran al cortafuegos ya que estas habían perdido la ventaja de su velocidad y estaban siendo arreadas por los dos lobos que bajaron al valle cuyo objetivo era sacarlas de la espesura y conducirlas hacia el cortafuegos.
Las ciervas llegaron al cortafuegos demasiado lentas y cuando quisieron acelerar su carrera era demasiado tarde, el gran lobo que venía corriendo con una fuerza y potencia espectaculares se lanzó a por la cierva adulta, la mordió en los cuartos traseros y con un giro tremendo de su cuello y la fuerza del empuje con el que llegaba, la derribó, cayendo al suelo, rodando entre una polvareda de muerte, mientras tanto aparecieron los dos lobos del valle y el que se había metido en el pinar; lo siguiente fue un tremendo berrido de muerte de la cierva y un silencio sepulcral. La habían cazado.
Toda la escena la presenciaron las dos ciervas que estaban en medio del cortafuegos, ahora a unos cincuenta metros, sin inmutarse, sin huir, sin mover un solo músculo, petrificadas, hieráticas; minutos después de la cacería se fueron pausadamente.
Acabábamos de ver la estrategia de cuatro lobos para conseguir alimento, para cazar. Es increíble ver como son capaces de elaborar una estrategia de caza sin verse, ¿cómo se comunican? ¿con sonidos? ¿por el olor? Lo que creo es que una parte la tienen metida dentro de ellos y otra la tienen que aprender. La aprenden desde que nacen, en los juegos, en las primeras escaramuzas y según van creciendo van tomando un papel diferente en la estrategia, normalmente, los más jóvenes, suelen ser los exploradores, los que arrean a los ciervos; el resto se encargará de cerrar puertas a las presas y el gran macho alfa, el más fuerte es el que toma las decisiones, dirige la estrategia y las derribará, así van aprendiendo unos de otros porque en algún momento les tocará tomar otro papel en la cacería.
Nos dimos cuenta que la cacería comenzó mucho antes de que viéramos la persecución; mientras iban por el camino dos lobos se separaron y se metieron hacia el valle, al borde, habían detectado a las ciervas, lo siguiente que hicieron fue llegar hasta el cortafuegos y cambiar de dirección, se habían puesto con el aire en contra, es decir, las ciervas no los podían detectar, el olor de los lobos iba en dirección contraria a las ciervas; lo siguiente fue establecer la operación: dos lobos fueron a sacarlas y llevarlas hasta donde les debía de cortar el paso el gran macho alfa y, el cuarto lobo, tenía como misión ir por la parte de arriba, por el pinar, por si las ciervas conseguían atravesar el cortafuegos y así las conduciría de nuevo hacia allí, donde las estaría esperando el gran macho alfa que se encargaría de intentar derribar alguna. Pero no hizo falta ya que la sincronización fue tan perfecta que derribaron a la cierva al salir al cortafuegos. Por cierto, la cierva era una hembra adulta que hizo lo que hacen muchas hembras en la naturaleza y que la condenó; al salir al cortafuegos se puso a correr entre el lobo y su cría, la quería proteger y lo pagó con su vida, si se hubiera puesto del otro lado seguramente seguiría viva pero su cría no.
Esta es la emboscada que planificaron, desarrollaron y ejecutaron un grupo de lobos de una manera coordinada, como un pequeño comando en el que cada uno sabía perfectamente lo que debía de hacer.

10 comentarios:

  1. Bonita crónica, bien contada. Y las fotos muy chulas, un abrazo desde el oriente de Cantabria.

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    1. Hola Germán.El momento fue espectacular. Muchas gracias por tu comentario. Un saludo.

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    2. Enhorabuena por el relato, tambien contado que se vive mientras lo les.
      Saludos

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    3. Muchas gracias. El momento fue de una intensidad tremenda que he intentado transmitir en el relato. Un saludo.

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  2. Estuve leyendo tu post sobre los mirlos
    http://depaseoporlanaturaleza.blogspot.cl/2013/03/pollos-de-mirlo-tempraneros-y-mirlo.html
    me encantó.
    He tenido una experiencia muy grata con unos que llegaron a mi jardín.

    Me ha gustado mucho este blog.

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    1. Muchas gracias y bienvenido al blog. Espero te siga gustando. Un saludo.

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  3. Increíble lo que nos cuentas. Es la secuencia soñada por todos los que amamos a esta emblemática especie: ser testigo de una cacería en la naturaleza, en total libertad. Muchas horas hay que estar en el campo para poder ser partícipe de este momento. Merecidísimo premio a tu constancia. Enhorabuena!!!

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    1. Hola Antonio. Fue una verdadera pasada, muy impactante y espectacular. La verdad es que merece la pena echar tantas horas, la recompensa fue magnífica. Un saludo.

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  4. Excelente relato sobre las estrategias de caza utilizadas por el lobo, con gran riqueza de detalles de su conducta depredatoria. No es nada fácil, y hay que moverse mucho por el monte, para conseguir disfrutar de este tipo de escenas. !! Enhorabuena !!


    Un saludo desde Donosti
    Alfredo

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    1. Hola Alfredo. Muchas gracias. Tu sabes bien lo complicado que es, hay que echar muchas horas y suerte. Un saludo.

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