La naturaleza asombra y sorprende. Una mirada o una imagen pueden hacerte descubrir sensaciones, curiosidades o una belleza deslumbrante.
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jueves, 31 de diciembre de 2015
sábado, 26 de diciembre de 2015
Por San Blas la cigüeña…ya estará aquí.
La cigüeña blanca es una de las aves más conocidas y
admiradas desde tiempos inmemoriales. Está asociada al hombre y forma parte de la
cultura popular en refranes y costumbres. Todos hemos oído el famoso refrán:
"Por San Blas la cigüeña verás, y si no la vieres, año de nieves";
refrán que mi abuela llevaba a rajatabla y si se acercaba esa fecha y las
cigüeñas de la cercana iglesia de Santa Lucía no aparecían, comenzaba a
preocuparse, pensaba que si no venían, sería signo de mala suerte; cuando
aparecían y se aposentaban en la torre de la iglesia se quedaba más tranquila.
Hasta hace pocos años las cigüeñas acudían desde África a
nuestros campanarios, torres o chimeneas en esa época para quedarse los
siguientes ocho o nueve meses pero esto ha cambiado. Si hoy en día paseas por
el casco antiguo de Zamora a partir del atardecer podrás ver los tejados de
algunas iglesias o palacios repletos de estos visitantes excepcionales que se agrupan para dormir en lo alto de tan insignes edificios.
Al atardecer, entre la niebla zamorana, las cigüeñas se posan en sus ilustres dormideros. |
Estamos en Navidad. Las cigüeñas blancas no deberían de estar aquí pero ahí están. |
De las 7.500 cigüeñas que pasaban el invierno en España en
1994 se pasó a las 31.000 que lo hicieron en 2004 y, actualmente, esa cifra, con
toda probabilidad, ha aumentado. Ahora, muchas de estas cigüeñas blancas, no se
van. Permanecen en nuestra tierra y se mueven en recorridos cortos dentro de la
península ibérica ya que disponen de comida fácil, cómoda y abundante en los
vertederos como es el caso de las cigüeñas de la ciudad de Zamora que todas las
mañanas alrededor de las once se van levantando y yendo en pequeños grupos hasta
las instalaciones del Centro de Residuos Urbanos de Zamora, donde pasarán
comiendo gran parte del día hasta las cinco aproximadamente, hora en la que
volverán a la ciudad como si fuesen oleadas de aviones para distribuirse por
todas las torres o tejados de antiguos palacios donde tienen sus dormideros o
incluso en algunos nidos que ya ocupan.
Cigüeñas blancas llegando al vertedero... ...en el que se moverán en busca de comida. |
Esta facilidad de acceso a la comida y el considerable
aumento de las temperaturas (este año 2015 es el cuarto más caluroso de la
historia desde que se tienen registros) hace que estas “antiguas” aves
migratorias se encuentren en la situación de no tener que migrar, no tener que
moverse del mismo lugar en todo el año.
La provincia de Zamora, según el último censo oficial (2004)
cuenta con 1.581 parejas de las 33.217 que hay en España, siendo las seis
provincias españolas con mayor número de parejas: Cáceres (7.035), Badajoz
(4.155), León (2.799), Salamanca (2.627), Segovia (1.582) y Zamora (1.581).
La cigüeña blanca ha estado ligada a los bebés y a la
fertilidad desde tiempos inmemoriales pero fue Hans Cristian Andersen el que en
su famoso cuento, "la cigüeña", nos cuenta que las cigüeñas son las
que traen a los bebés pero, en la ciudad de Dresde (Alemania), hay una fuente
en la que aparece una cigüeña desde 1461 y, se dice, desde entonces, que si las
mujeres beben agua de allí serán más fértiles.
Cigüeñas blancas descansando en una laguna al lado del vertedero. |
Todo está cambiando. Las aves del norte no bajan hasta
nuestra tierra; cada vez se ven más aves del sur; las aves cada vez migran
menos; cada año la invernada es más floja…si alguien todavía dice que el hombre
no ha influido en la naturaleza o que el cambio climático no afecta a las aves
es que es un ignorante, está ciego o no quiere reconocerlo. En los últimos cien
años el hombre ha influido más en el medio ambiente que en miles de años
anteriores, lo que antes sucedía en miles de años ahora está sucediendo en
menos de cien, con consecuencias que son perfectamente visibles, graves y
preocupantes.
Esta imagen está tomada a principios de septiembre pero, actualmente, sucede lo mismo cualquier tarde entre la niebla zamorana. |
Aparte de las cigüeñas blancas que duermen en Zamora, muchas otras tienen su dormidero junto al vertedero, en las encinas de una dehesa cercana. |
El vertedero al que acuden las cigüeñas es un verdadero
hervidero; cientos de cigüeñas pasan gran parte del día rebuscando entre la
basura en un trajín constante entre los desperdicios. Las cigüeñas no están
solas, gaviotas sombrías y reidoras e incluso alguna patiamarilla las acompañan
en la búsqueda; garzas reales, grajillas, garcillas bueyeras, lavanderas
blancas, estorninos negros y pintos, gorriones o milanos negros y reales
patrullan las montañas de desperdicios en busca de algo que llevarse al pico.
Todos buscan comida. Para todos hay. Todos consiguen comida de una manera
fácil. No les hace falta buscar demasiado. La comida está allí o llega
constantemente en grandes camiones que descargan enormes cantidades de basura.
Un gran número de cigüeñas blancas están aquí, no se van, no
migran, cualquier día que paseéis por el casco antiguo de Zamora las podéis ver,
aun siendo veintiséis de diciembre, algo verdaderamente impensable hace menos
de veinte años…
jueves, 17 de diciembre de 2015
Ánsares: La Nava, si. Villafáfila, no.
Este año la invernada de ánsares en las lagunas de
Villafáfila está siendo desastrosa. Actualmente 5.300 ánsares se encuentran en
las lagunas y, por el contrario, en el censo realizado el 13 de noviembre en La
Nava había 12.500 y 4.500 en Boada, la cifra actual superará con creces la de
este último censo.
Pero, ¿por qué esa diferencia de números? ¿por qué este
año los ánsares han preferido La Nava antes que Villafáfila?
Laguna de San Pedro en Villafáfila. |
Laguna de La Nava. |
Si partimos de que los cultivos que rodean a ambos
enclaves son muy parecidos, por lo tanto comen los mismos alimentos y, las
molestias que se les pueden ocasionar a los ánsares son parecidas, la
diferencia fundamental este año es el agua.
Las lagunas de La Nava están reguladas artificialmente, se
llenan mediante la entrada regulada de agua, algo que no sucede en Villafáfila;
pero esto se lleva haciendo desde que se comenzó su recuperación, entonces ¿cuál
es la diferencia con otros años?
Para explicar esa diferencia han coincidido dos hechos
que han provocado esta situación, por un lado la falta de agua, cuando
comenzaron a llegar los grandes grupos de ánsares, en Villafáfila había muy poca
agua, a esa falta de agua en Villafáfila se unió que La Nava se comenzó a
llenar antes que otros años, por lo tanto, al llegar los grandes grupos de
ánsares tenían agua en La Nava y en Villafáfila no, eligiendo La Nava y Campos.
Los números no engañan y el declive de Villafáfila y el
aumento de La Nava es constante, así, por ejemplo, en el año 2012, 21.437 ejemplares
acudieron a las Lagunas de La Nava y Campos y 15.121 acudieron a
las lagunas de Villafáfila; a la que acudieron en el 2013, 9.000, en el
2014, 12.000 y actualmente 5.300, la invernada de ánsares en Villafáfila se está
muriendo. Si comparamos estos números con los casi 40.000 ejemplares del año
1999 el impacto es aún mayor; en dieciseis años se ha pasado de 40.000 a 5.300
ejemplares…sin palabras.
Sumando los ejemplares de los dos enclaves siguen viniendo
todavía menos ánsares año tras año y, a nivel nacional, también. En 2011
llegaron a España unos 100.000 ánsares, en el 2012 bajaron 58.168.
En mi última visita a La Nava pude leer doce collares
diferentes de ánsares; estos collares nos cuentan una historia y algunos de
ellos vienen a confirmar que en años anteriores se encontraban invernando en
Villafáfila así, el ánsar con collar azul BJ5 (anillado en Noruega en 12-7-2011)
visitó la laguna de Boada el 20-12-2011 pero después, las siguientes 8 veces
que se ha visto en España han sido todas en Villafáfila menos este año que está
en La Nava.
Ánsar con collar azul BP8 en Villafáfila el 20-12-2013. |
Ánsar con collar azul GR6 en Villafáfila el 10-2-2015. |
Ánsar con collar azul GB6 en Villafáfila el 2-12-2013. En la imagen de abajo el mismo ánsar en La Nava el 8-12-2015. |
Durante un año normal los movimientos de ánsares entre
Villafáfila y la Nava son comunes; nuevamente, los ánsares con collar nos
dan datos contrastados así, por ejemplo, el ánsar con collar azul GFN, anillado en
Noruega en 2008, fue observado por J. Alberto Fernández Ugarte
el 24 de noviembre de 2013 en las Lagunas de la Nava y un día más tarde lo pude
observar en las Lagunas de Villafáfila, pero el 7 de diciembre J. Alberto
Fernández Ugarte lo volvió a ver en La Nava y quince días más tarde lo vi
nuevamente en Villafáfila, donde también fue visto por J.J.Orduña, J.A.Casado,
J.M.San Román a finales de enero de 2014, es decir, se estuvo moviendo entre
las dos zonas durante ese invierno. Lo que sucede es que, este año, de momento,
no se tiene constancia de movimientos ente ambas zonas.
El ánsar GFN el 24-1-2015 en Villafáfila. |
Ánsar con collar amarillo N57 en La Nava el 8-12-2014. Actualmente se encuentra en La Nava. |
Ánsar con collar azul BP4 el 8-12-2015 en La Nava. |
De momento, el reducido número de ánsares que han venido a España, este año, prefieren las lagunas de La Nava y Campos a las lagunas de Villafáfila pero todo puede cambiar o esa es mi esperanza o deseo aunque los números son tozudos y demuestran que estamos perdiendo la invernada de ánsares primero en Villafáfila a la que luego seguirá La Nava ¿Cuantos años quedan de llegada de ánsares a España?
miércoles, 9 de diciembre de 2015
Barnaclas cariblancas y gansos indios en La Nava.
Dos días hemos estado en las Lagunas de La Nava. Dos días
llenos de observaciones y disfrute con los amigos y familia. Dos días en los
que hemos podido ver gansos, muchos gansos, 12.500 era el censo del 13 de noviembre
pero ahora mismo hay muchos más, según lo que he podido hablar con gente del
lugar superarían los 17.000 ejemplares y, entre ellos, pudimos disfrutar a
placer y con verdadero placer de las estrellas del momento en La Nava, las 11
barnaclas cariblancas y los 4 gansos indios (aunque hay 6 en total).
Tiempo tendré en la siguiente entrada de hacer una
valoración más exhaustiva en base a datos, registros de collares y apreciaciones
personales del por qué este año en La Nava hay gansos y en Villafáfila muy
pocos y por qué muchos de los que se veían en Villafáfila ahora mismo están en
La Nava. Este será el tema de la siguiente entrada, ahora me quiero centrar en
las barnaclas cariblancas y los gansos indios.
El primer día las vimos muy pronto, comían en un campo
pero, se ocultaron detrás de una loma y no teníamos acceso de poder
verlas; así es que esperamos pacientemente a ver si teníamos un poco de suerte
y, la suerte llegó, de la mano de una de esas personas que ya sea en Villafáfila o
La Nava les gusta incordiar a la gente que vamos a ver las aves y que disfruta
espantando miles de gansos que están tranquilamente comiendo ya sea con gritos,
palmadas, toques de claxon o, como fue este caso, meterse directamente en el
gran bando detrás de la loma con 5 perros para que los persiguieran, desde
luego esta gente todavía no se entera que La Nava o Villafáfila son conocidas
mundialmente por las aves que van allí y, si van las aves, la gente que nos gusta
la naturaleza y verlas, también vamos y gastamos en el bar, en la gasolinera, en
la tienda, en el restaurante o incluso dormimos varios días por la zona en
casas rurales y, todo eso, supone dinero para la zona además de renombre y
publicidad que traerán nuevos visitantes; sigue habiendo gente de muy, muy
cortas miras; pero sigamos…
Mínima parte del gran grupo que se levantó. Entre ellos dos gansos indios y una barnacla cariblanca. |
El caso es que el entrar a asustar a los gansos haciendo
una exhibición de poderío perruno nos sirvió para que todo el bando de miles de
gansos se levantara y, un pequeño grupo se situara delante de la
colina donde, también, bajaron las 11 barnaclas cariblancas y los 4 gansos
indios.
Nunca había visto tantas barnaclas cariblancas, ni tantos
gansos indios; el máximo había sido 4 barnaclas cariblancas y 1 ganso indio en Villafáfila; ahora estábamos viendo 11 y 4. Estuvimos gran parte de la primera y segunda
mañanas observándolos; sus evoluciones, su manera de comportarse, como comían,
descansaban o se disputaban zonas con los gansos comunes.
Las 11 barnaclas casi siempre iban en grupo, no se
separaban casi nunca y de los cuatro gansos indios, dos siempre iban con las
barnaclas y, otros dos, estaban un poco más independientes aunque, cuando se
movía todo el grupo, se volvían a reagrupar todas las barnaclas y los gansos
indios.
La mayor parte del tiempo lo pasaron comiendo, siempre,
muy cerca unas de los otros, surgiendo pequeñas disputas con los gansos comunes por
la elección de una zona concreta del campo en el que estaban comiendo. Comían sin
parar durante un buen rato y paraban para descansar o estirar patas y alas; por
cierto, las revisamos una a una por si acaso hubiera alguna anillada pero nada
de nada, al igual que los gansos indios.
Me gusta disfrutar de estos animales. Me gusta mirar,
observar y ver como evolucionan, como vigilan unos y comen otros, como se
comunican constantemente con sonidos, gestos o movimientos. Puedo estar dos
horas viendo un bando de gansos y disfrutar y, sigo sin entender, aunque los
respeto, a aquellos que llegan, miran las barnaclas cinco minutos y se van y,
de los cinco minutos, pueden estar cuatro contando batallitas o futuros
avistamientos; es su manera de disfrutar del campo, la respeto pero no la
comparto, tenemos opiniones diferentes, una no es mejor que la otra pero yo
disfruto más con la de observar detenidamente el tiempo que haga falta.
Las dos mañanas dieron para mucho pero para menos de los
que quisiéramos ya que nos quedaron muchos grupos de gansos sin revisar, sobre
todo por la distancia, y cuando digo muchos, digo miles, miles entre los que se
debían de encontrar los 10 gansos caretos que también andan por la zona pero
disfrutamos de 16 lecturas de collares de 12 individuos diferentes, incluidos
un collar amarillo (alemán) y otro negro (anillado en Doñana) que era el primer
collar de este color que conseguía leer, algo que me hizo especial ilusión. El análisis
de estas lecturas lo dejo para la siguiente entrada ya que me servirá para argumentar
mi opinión en relación a Villafáfila y La Nava.
También pudimos ver garceta grande, aguilucho cenizo,
milano real, mochuelo, busardo ratonero, halcón peregrino (incluida una
subespecie europea más grande y clara), ánade friso, ánade azulón, pato
cuchara, ánade silbón, ánade rabudo, avutarda…pero lo que si constatamos fue
una sensación de que había poco de todo, pocos números de todo, excepto los buenos bandos de gansos.
En dos días conocimos a gente muy agradable; entre ellos Enrique Gómez de trato amable y conversación fluida que nos informó de
curiosidades, datos o apreciaciones de todo lo que se movía por la zona, al cual se lo agradecemos enormemente (por
cierto, si lee esta entrada que no se preocupe que le mandaremos todos los
avistamientos puntualmente).
Los días terminaron y nos fuimos con la agradable
sensación de haber disfrutado del campo, de la naturaleza, de los amigos y de
la familia, un verdadero lujo y placer.