El 2 de febrero de 1971 se firmó en la ciudad de Ramsar
(Irán) el Convenio Mundial sobre los Humedales. En él se creó una lista de los
humedales de importancia internacional. En dicha lista aparecen 2.245 humedales
de 169 países diferentes (actualización hasta diciembre de 2016). Desde
entonces, cada 2 de febrero, se celebra el Día Mundial de los Humedales.
El 4 de septiembre de 1982 España se unió a este tratado;
desde entonces, nuestro país, ha incorporado 74 humedales a dicha lista. Entre
ellos, en 1989, las Lagunas de Villafáfila; uno de los humedales más
importantes de nuestro país y que tenemos en Zamora, algo de lo que debemos
estar orgullosos, además de valorarlo y ser capaces de difundir su importancia
para así preservarlo y respetarlo.
La historia de las lagunas de Villafáfila está llena de
altibajos, llena de situaciones límites; es una historia que, quizás, mucha
gente no conozca. Antes de comenzar me gustaría agradecer enormemente a Jose M. San Román su inestimable ayuda para la realización de esta entrada.
Villafáfila…¿de dónde procede ese nombre? Hay dos teorías
principales. La primera dice que viene de la palabra “vicus” (villa) más el
nombre Fáfila (repoblador medieval). La segunda es de Germán Delibes
que sostiene la teoría de que proviene de la “favilla salis” (sal más fina)
extracción de sal de los romanos.
Algo que parece que todo el mundo sabe y no es así, es el hecho de que las
Lagunas de Villafáfila son de agua salada. Este hecho provocado por el tipo de
suelo ha propiciado desde la prehistoria la extracción de sal que fue muy
importante y codiciada ya que no había ningún otro lugar cercano de extracción
de este mineral, con lo que, a lo largo de la historia, las salinas fueron
controladas por señores poderosos (nobles o reyes) y la Iglesia. Villafáfila aparece
documentada por primera vez en el año 936 en un escrito del monasterio de
Sahagún tras la venta de unas salinas a dicho monasterio. Las lagunas eran un
centro de abastecimiento de sal y como tal debían de ser protegidas y
controladas ya que la sal era un bien de primera necesidad.
Un equipo de arqueólogos de la Universidad de
Valladolid ha confirmado, mediante el hallazgo de restos, una explotación de
sal de la época prehistórica, de hace más de 4.000 años, lo que indica su
tremenda importancia.
A lo largo de la historia los humedales han tenido muy
mala fama ya que se les consideraba focos de infección y transmisión de
enfermedades; a estos humedales se les quiso eliminar y muchos de ellos fueron
desecados con el fin de ganar terrenos para la agricultura (algo que se
demostró que no era posible dadas sus condiciones especiales).
Las Lagunas de Villafáfila no fueron menos y también se
intentó su desecación. En 1969 se inició un proyecto para su eliminación
comenzando por la Laguna de Salinas. Se construyó un canal de
drenaje y comenzó su eliminación. En 1972 se paralizó el proyecto pero su
decadencia era paulatina e inexorable como recoge la prensa en el periódico El
País del 5 de mayo de 1983: “La continuidad
de las lagunas de Villafáfila (Zamora), consideradas como el biotopo más
importante para la invernada de aves en el noroeste español, está amenazada
gravemente por la sequía, la progresiva elevación del nivel del suelo por la
acumulación de hierbajos y arenas, los pesticidas arrojados en las tierras de
labor cercanas y la proliferación en el interior de la ciénaga de campos de
cultivo, a pesar de que el terreno es de mala calidad.
Desde hace años
se detecta una disminución preocupante del número de ánsares campestres, la
especie más característica de la zona, que pasan el invierno en las lagunas.
Otro tanto ocurre con el ánsar común, el rabudo, el cuchara, el silbón y la
cerceta, aves que también se refugian en Villafáfila durante los meses más
fríos; mientras que las fochas y los fumareles hace tres años que ya no
aparecen en las lagunas, durante el estío, por la falta de agua.
La falta de
agua y la acumulación de materiales en el fondo, con la consiguiente elevación del
suelo y descenso de la profundidad, son los peligros mayores”.
En este
artículo se alerta de la grave problemática de las lagunas que les conducirían
hacia su desaparición. En él se habla de “la progresiva elevación del nivel
del suelo”; desde siempre se comentaba por los lugareños que en los años 30 o 40 cuando iban desde Otero de Sariegos hasta Villafáfila atravesando la Salina Grande (en carro y en verano) decían que no se veía la torre de la iglesia de Villafáfila desde lo profundo de la salina, incluso en la revista Trofeo de abril de 1985 se llega a afirmar que: "En 1948 la
profundidad media de los lagunazos era de 10 m, ahora sólo alcanza los 30 cm", pero estos datos no son ciertos ya que la Junta de Castilla y León encarga un estudio de sedimentación en 1997 llegando a la conclusión que a los 30 cm de profundidad el sedimento era del año 1000 d.c. con lo cual dichas teorías de grandes profundidades no podían ser ciertas.
En el mismo
artículo de El País también se dice: “Antiguamente, los carrizos y espadañas que nacen en
las lagunas se segaban todos los años para que, colocados entre las tejas y las
vigas de las casas, sirvieran de techumbre. Cientos de caballos, mulas y burros
pastaban durante la primavera el retoño de estas plantas. La desaparición de
estos ganados y los nuevos métodos de construcción han hecho que ya no se
aproveche para nada esa vegetación, que se acumula en el fondo, elevando
progresivamente el nivel del suelo”.
Se estaba
teniendo conciencia del problema y así el 17 de agosto de 1988 se publica en el
periódico ABC: “Tras seis meses de silencio por parte de la Administración, desde que ABC
se hiciera eco de las denuncias sobre el estado deplorable en que se
encontraban las lagunas de Villafáfila, en Zamora, la Junta de Castilla y León
ha decidido tomar cartas en el asunto. El próximo lunes comenzarán las obras de
recuperación de este sistema lacustre con el objeto de remediar la desecación
de una de las mayores reservas de avutardas de Europa.”
Para más tarde decir: ”las obras previstas, que cuentan con una
inversión de treinta millones de pesetas, se pondrá fin a la desecación
progresiva del sistema lacustre y su irreversible desaparición”.
Estas obras consistirían en: ”La falta de profundidad impedía la existencia
de aves buceadoras, que ahora podrán habitar allí, ya que se formarán dos
lagunas con este fin dentro de la llamada Laguna Grande. También se crearán
islas de nidificación en ese mismo humedal y en las lagunas Barillos, así como
dos balsas de decantación donde se controlará el nivel del agua. Además del
drenaje de las lagunas, se realizarán tres muros de contención y se reforzarán
las orillas, con la construcción de pequeños diques para impedir la salida del
agua, cuyo nivel será elevado cuarenta centímetros”.
Los problemas eran visibles y, en teoría, se pondría una solución pero en
el mismo periódico el 18 de enero de 1992 se publica: “La Coordinadora de
Organizaciones de Defensa Ambiental (CODA), que agrupa a unas 150 asociaciones
ecologistas españolas, ha denunciado a la Junta de Castilla y León ante la
Comisión de la CE por el progresivo deterioro y artificialización de las
Lagunas de Villafáfila”.
La denuncia no llegó a más y en 1992 se inaugura el observatorio de Otero de Sariegos, para más tarde, en 1993 comenzar la construcción de la Casa
del Parque, el Centro de Interpretación de las Lagunas de Villafáfila que fue inaugurado en agosto de 1995 pasando a ser lugar imprescindible para que los visitantes obtuvieran
una gran información de las lagunas. En 2004 se crean los observatorios de La Rosa y Villarrín que terminan de completar los actualmente existentes.
Esta es una pequeña historia de las lagunas de Villafáfila que, desde que
se detuvo su desecación, han tenido diferentes grados de protección: 1972 - Zona de caza controlada; 1986 - Reserva nacional
de caza; 1987 - ZEPA (Zona de especial protección para las aves); 1989 -
Humedal RAMSAR (Protección e importancia internacional del complejo lagunar); 1992
- LIC (Lugar de interés Comunitario); 1996 - Reserva regional de caza y 2006 -
Reserva Natural.
La importancia de las lagunas es
incuestionable pero mucha gente la desconoce y que mejor que conocer algo para
poder valorarlo, respetarlo y conservarlo.
Este complejo lagunar de Villafáfila estuvo a punto de desaparecer. Es bueno recordar esta y otras vicisitudes que ha pasado en su historia para, como indicas, poder valorarlo y conservarlo. Buen trabajo, José.
ResponderEliminarUn saludo
Alfredo
Hola Alfredo. Muchas gracias. Creo que es muy importante recordar la importancia de estos humedales que no son tan valorados como merecen. Un saludo.
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