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martes, 17 de abril de 2018

Esto también es educación ambiental.

Educación ambiental. Dos palabras maravillosas que deberían de formar parte de nuestra vida así, como están, juntas. La pena es que no se enseña. No forma parte de nuestro sistema educativo y todo lo que se hace al respecto surge de acciones personales o privadas. Educar a los niños y jóvenes en el respeto y cuidado del medio ambiente se puede hacer desde muchos puntos de vista y desde diferentes ángulos. Quiero ir poniendo en el blog diferentes maneras de enseñar educación ambiental que he ido realizando a través de experiencias personales a lo largo del tiempo. Educar es una tarea apasionante y educar en el medio ambiente que nos rodea lo es más.
Todos los veranos desde hace veinte años participo y formo parte del equipo organizador de las Convivencias Medioambientales que se celebran en Puebla de Sanabria organizadas por el AMPA del Colegio Arias Gonzalo de Zamora.
Uno de los objetivos fundamentales de este campamento es la educación ambiental. Lo hacemos constantemente desde inculcarles la manera de moverse en el campo sin molestar y sin dejar residuos hasta el conocimiento, valoración y respeto de los seres vivos que nos rodean pero quiero centrarme en una forma muy especial de hacerlo, a través de nuestra Plaza Mayor.
Dentro del campamento tenemos un lugar que se decora todos los años de diferentes maneras en función del tema elegido pero en él siempre aparecen, junto con el tema principal, elementos medioambientales. Uno de los años todo el espacio se decoró con relación al medio ambiente pero... empecemos por el principio.
Un enorme salón desangelado, de paredes blancas y tristes va a ir cobrando vida poco a poco. Tres días y medio de trabajo van a dar lugar a la creación de un nuevo mundo. A la creación de un enorme mural de más de 50 metros cuadrados en el que todo, absolutamente todo, se hace por algo y sirve para algo.
Poco a poco “el nuevo mundo” va apareciendo y donde no había nada surgen cientos de personajes de todos los tamaños y formas; personajes que tienen algo que contarnos. El gran mural está terminado. Estará puesto algo más de un mes. Luego desaparecerá. Se destruirá.
Llegan unos doscientos niños (en dos turnos de unos cien) que todas las mañanas se reúnen entorno a él. Esperan curiosos y ansiosos: ¿Qué nos contarán hoy? ¿A quién conoceremos hoy?
Lobos, osos, ciervos, corzos, mariposas…cientos de animales viven dentro de este gran mural. Gran mural que sirve para contar, a través de los dibujos, innumerables historias, situaciones, curiosidades o datos: ¿Qué diferencia hay entre una oruga y un gusano? ¿Cómo vive un lobo en grupo? ¿Cuál es el ciclo de las mariposas? ¿Y de las ranas? ¿Qué función hacen los árboles? ¿Qué es un ecosistema? ¿Por qué un búho no hace ruido al volar? Todo es posible en este enorme mundo de seres vivos.
Enorme mundo que los niños esperan expectantes cada mañana; te preguntan: ¿qué animal es ese? ¿por qué este tiene esto? y ese...¿cómo se llama? 
Los niños son esponjas. Esponjas que deben de ir absorbiendo conocimientos medioambientales de una forma amena, didáctica y divertida. Conocimientos que se les podrán olvidar pero lo que nunca se les olvidará es el respeto que tratas de inculcarles en el amor a la naturaleza. Este gran mural es una manera de hacerlo.

2 comentarios:

  1. Doy fe de la extraordinaria labor que hacéis en vuestro campamento los veranos. Enhorabuena por tan magnífica y necesaria labor!!

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    1. Muchas gracias Antonio. Muchas veces no se aprecia y ni se ve pero la satisfacción de ver a los niños, sus caras cuando les cuentas o enseñas cosas....lo compensa todo. Un saludo.

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