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lunes, 18 de abril de 2022

Parque Nacional de Cabañeros.

La primera sensación al llegar a la zona del Parque Nacional de Cabañeros fue la de estar llegando a un gran cráter al estar rodeado por los Montes de Toledo, llamados así porque durante cientos de años pertenecieron a la ciudad de Toledo. Una vez que comienzas a bajar hacia Cabañeros una enorme llanura se abre ante tus ojos, llanura rodeada por todos los lados por los Montes que conforman una barrera natural en un aislamiento de siglos.
Buitre leonado.
Nuestra primera parada fue en el mirador del embalse de La Torre de Abraham desde el que pudimos observar un buen número de aves que se movían entre el agua y sus orillas. Espátulas, garcetas grandes, archibebe claro y común, andarríos chico, garza real, cigüeñuelas o chorlitejo chico patrullaban sus orillas en busca de alimento mientras las pagazas piconegras y un solitario fumarel cariblanco volaban en un constante movimiento. 
Buitre negro.
Gansos del Nilo, pato cuchara, azulones, somormujos, cormoranes, gaviotas reidoras y sombrías incluso una solitaria cigüeña negra también se movían en aguas más profundas o en la misma orilla mientras nos sobrevolaban los grandes buitres negros y leonados mientras se escuchaba el inconfundible canto del cuco o los rabilargos se aproximaban hasta nosotros en busca de cualquier resto de alimento.
Águila calzada cayendo en picado sobre una presa.
Después de recorrer varias zonas en las que las águilas calzadas, cernícalos, busardos ratoneros o milanos reales y negros surcaban los cielos junto con la reina de la zona: el águila imperial, llegamos al inicio de nuestra visita en todoterreno por el interior del Parque Nacional.
Cernícalos primilla y comunes crían en este magnífico hotelito.
Lo primero agradecer a nuestra guía Isabel su amabilidad y predisposición, demostrando un enorme conocimiento y amor por la zona en la que vive y de la que se siente orgullosa.
Cabañeros hasta bien entrado el s. XIX pertenecía a la ciudad de Toledo pero, a raíz de la desamortización de 1835 grandes terratenientes como el duque de Medinaceli o el duque de Gavia comenzaron a comprar enormes extensiones de terreno. En 1949 la hija del conde de Gavia vende a la familia de navieras Aznar alrededor de 40.000 hectáreas que dedican a ser su coto privado de caza.
Entramos por la raña, una zona de enormes pastizales salpicados de encinas, en las que los ciervos son sus protagonistas. “El Serengueti español” como se denomina vulgarmente es una enorme extensión de terrero en la que los usos tradicionales de siglos han modelado su paisaje. Isabel nos va mostrando el interior del Parque Nacional de una manera amena, didáctica y muy elocuente, le gusta su trabajo y ama a su tierra, eso se nota en sus explicaciones, comentarios y anécdotas familiares.
En 1983 el Ministerio de Defensa compra las 40.000 hectáreas por 800 millones de pesetas (casi 5 millones de euros) a la familia Aznar lo que actualmente es parte del Parque Nacional de Cabañeros que estamos recorriendo. La familia se queda con una “pequeña finca” de 7.000 hectáreas para su uso personal.
La idea original era crear un campo de tiro para el ejército del aire pero la movilización y protestas de los habitantes de la zona hizo que, gracias a Dios, no se llevara a cabo y, en 1988, se catalogara como Parque Natural por la Junta de Castilla La Mancha para el 20 de noviembre de 1995 declararlo Parque Nacional por el Ministerio de Medioambiente.
Avanzamos hasta la zona de monte bajo mientras algunos buitre negros nos mostraban su majestuosa silueta sobre pinos, jaras y brezos hasta llegar a una de las chozas que dan nombre a Cabañeros. Chozas cónicas con techos de vegetación que sirvieron de refugio a pastores y carboneros durante siglos.
Pico picapinos.
Tras un breve recorrido por un estrecho sendero en el que un picapinos martilleaba incesante un gran roble llegamos hasta un viejo molino restaurado, en el que Isabel nos contó su funcionamiento salpicado de curiosas historias de sus últimos dueños o de sus familiares cuando iban a moler a ese lugar que más que un viejo molino era un lugar de reunión social, cotilleos y ligues además de duro trabajo.
Salimos nuevamente a la raña donde los enormes grupos de ciervos pastaban tranquilamente o se movían hacia las zonas más frescas donde la fina hierba estaba saliendo en todo su esplendor.
Cabañeros tiene una superpoblación de ciervos, más de 4.000 ejemplares viven en el parque y todos los años se capturan cientos para repoblar dehesas, otros parques o ser vendidos. En Cabañeros no tienen un depredador que controle sus poblaciones, el lobo no ha llegado hasta aquí desde que se extinguió por la caza en el s.XX.
A muchas ciervas se les notan unas enormes barrigas.
La nueva generación está en camino.
Alcaudón común.
Varios alcaudones comunes esperaban su oportunidad apostados en diferentes postes mientras las cogujadas y pinzones comunes picoteaban en el suelo, los escribanos trigueros se desgañitaban con con sus poderoso cantos y las collalbas grises se movían entre las piedras y hierbas de la llanura mientras un solitario zorzal charlo buscaba una oportunidad.
Joven macho desmochado.
La tarde avanzaba a una enorme velocidad y el sol caía por momentos cuando nos cruzaron un grupo de gamos y un intrépido zorro que cazaba roedores en la enorme llanura tapizada de una verde hierba que parecía infinita.
Bareto (ciervo de un año de vida).
Cernícalos y milanos negros nos despidieron al caer la noche. Llegamos a nuestro destino con una agradable sensación de haber conocido un lugar muy peculiar e interesante.

4 comentarios:

  1. Menuda entrada más chula y que bien la cuentas. Es como visitar el paraíso. ¡Vaya envidia!. ¡Enhorabuena!

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  2. Un reportaje espectacular, he disfrutado mucho leyendo y viendo las fotos. La última vez que estuve en Cabañeros no era aún parque nacional, imagínate lo que ha llovido desde entonces. Un abrazo desde Cantabria!!!

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  3. Las calzadas son tan señoriales como las restantes águilas. Su tamaño reducido de da una ventaja especial si cabe en los picados con esa bravura que las caracteriza. Uno siguiendo el vuelo de una de estas joyas, puede terminar presenciando un espectáculo incomparable en sus disputas o picados de caza.
    Saludos.

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