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domingo, 30 de marzo de 2014

La regresión de la rata de agua.

Paseaba junto al riachuelo de agua cristalina cuando, un movimiento rápido llamó mi atención. ¡Una rata de agua! Hacía dos años que no veía ninguna. Días más tarde decidí acercarme al mismo lugar para intentar hacerle unas fotografías.
La tarde era lluviosa y fresca. Tenía poco tiempo. Comencé a recorrer el arroyo con cautela, mirando cada movimiento, cada onda del agua que me pudiera dar una pista hasta que, a lo lejos, observé una onda diferente. Rápidamente enfoqué con la cámara, hice una foto y miré. Allí estaba. Se ocultó en la orilla pero allí estaba. Había que ser paciente. Me escondí detrás de unos árboles y esperé.
La rata de agua está en regresión. Ha pasado de ser abundante a ser bastante complicado verla en muchos lugares en los que antes era común y, además, formaba parte de la gastronomía de muchos pueblos de la provincia de Zamora. He conocido a gente que las ha comido y todos dicen lo mismo: "Era un auténtico manjar".
Antonio Giménez-Rico llevó al cine la novela de Miguel Delibes, "Las Ratas" (1962). Parte de ese rodaje se realizó en Zamora, en 1998, y el director comentaba que: "Fue en un pueblo de montaña donde nacía un río y aún había ratas. Los paisanos cazaron una docena e hicieron un arroz. Yo no las comí. Me daban asco" (El País. 13 de junio de 2010).
Se había escondido. Había que esperar y mientras esperaba otros habitantes de la ribera y rivera hicieron su aparición. Antes de seguir, aclarar lo de ribera y rivera del río. Ribera con "b" se refiere a la margen y orilla del río y rivera con "v" hace referencia al cauce por donde corre el agua; con lo cual los habitantes aparecieron tanto en la orilla como en el cauce. Azulones, mosquiteros, petirrojos, lavanderas cascadeñas y blancas, mirlos, carboneros y hasta un chochín se movían por las orillas e incluso alguno aprovechó para darse un reconfortante baño. La rata de agua no salía y decidí dejar el lugar para volver más tarde.
Mosquitero ibérico dándose un baño.
Mirlo común macho con aporte para el nido.
En la época de la posguerra se aumentó su caza (actualmente está prohibido) para consumo ya que era un recurso fácil y nutritivo que no se podía desaprovechar y como decía mi abuela: "No se pasaba hambre, era penuria"
Otro factor que ha afectado enormemente a la disminución de la rata de agua es que en los años sesenta la concentración parcelaria provocó el desvío o canalización de muchos riachuelos, con lo que su hábitat se vio seriamente alterado en muchos lugares al destrozar las márgenes de los arroyos haciendo desaparecer los lugares de cobijo y alimentación de estos roedores. También las quemas de las orillas supone una pérdida de su hábitat.
Volví. Esperé y apareció. La sensación cuando la ves es la de estar viendo "un topillo gordo". Salió tranquila, nadando río abajo. Se movía cerca de la orilla. Se acercó a la margen izquierda y comenzó a comer unas hierbas. Desapareció. Aproveché para correr río abajo y adelantarla. Quería esperarla. Me agazapé y esperé.
Rata de agua royendo un trozo de madera.
Se subió a una maraña de ramas y hojas para comer.
Las ratas de agua siempre han tenido enemigos naturales como la nutria, el gato montés, el turón, el zorro o rapaces diurnas y nocturnas pero, a estos, hay que añadir un enemigo nuevo y peligroso, el visón americano, voraz depredador que se está extendiendo cada vez más por toda la península y supone un enorme problema para muchos de los animales autóctonos de nuestros ríos.
En la actualidad se encuentra catalogada en España como: "Vulnerable VU A2ace+3ce. Las referencias conocidas sobre su estado indican una fuerte regresión superior al 30% debida a una reducción o pérdida de calidad de hábitat y al efecto de taxones introducidos (Román, 2007)" (Enciclopedia de los vertebrados españoles).
Volvió a salir. Venía hacia mi. Nadando. Tranquila. Salió de la orilla y comenzó nuevamente a comer de unas hierbas e incluso a roer un pequeño trozo de madera. Llegó tan cerca de mi que el objetivo era incapaz de enfocarla. Se dio la vuelta y continuó río arriba. Tenía que marcharme. Allí la dejé.
Desapareció nadando río arriba. Confío en que nadie la moleste y pueda quedarse por la zona. Sería una buena noticia.

4 comentarios:

  1. Completa entrada como siempre.
    Ya conocía su interés culinario de antaño (no había muchas cosas que llevarse a la boca). Yo de niño las veía a menudo en una laguna cerca de mi pueblo. Más recientemente las vi hace un par de años en un canal cerca del rio Sil en Ponferrada, y también en nuestros viajes a Andalucia.
    Pero es complicado verlas y eso que nosotros nos movemos mucho por los humedales de la provincia.
    ¡Una pena!

    Saludos

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    1. Cada vez es más complicado poder verlas. Muchas gracias por el comentario.

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  2. Y qué majas son! Con ese nadar tranquilo, como recreándose y ese sumergir espontáneo que nunca te esperas.
    'Ojolince y Sra.' tenemos oportunidad de verlas en el canal del Duero que pasa por detrás de la parcela de casa. Normalmente las vemos durante todo el año, aunque a veces pasan meses sin ver alguna.
    Pasan muy desapercibidas y mejor que sea así! Para la mayor parte de los paseantes sólo es 'una rata' sin distintivo, algo que les produce rechazo y repulsa.
    Tu crónica ayuda a conocer con detalle sus hábitos de vida y alimentación, ilustrándola con una buenas fotos del individuo que tuviste la suerte de localizar.
    Muy interesante el tema elegido, y como siempre, una exposición sin desperdicio.
    Un saludo de 'Ojolince y Sra.'

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    1. Suerte tenéis de poder verlas regularmente, por aquí cada vez es más complicado ver alguna. Un saludo y muchas gracias por seguir y colaborar en el blog con vuestros comentarios.

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