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La naturaleza asombra y sorprende. Una mirada o una imagen pueden hacerte descubrir sensaciones, curiosidades o una belleza deslumbrante.
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viernes, 27 de diciembre de 2019
sábado, 21 de diciembre de 2019
Fidelidad en la naturaleza.
La naturaleza es sorprendente, curiosa, apasionante y, en casos como los que voy a contar en esta entrada, fascinante. Ver un ave anillada es descubrir una historia: conocer donde fue anillada, su edad, sus movimientos y, en algunos casos, una apasionante historia de fidelidad. Hace unos días pude ver en las Lagunas de Villafáfila en un grupo ánsares comunes, tres collares. Tres collares que se movían juntos. Tres collares que comían, se desplazaban y cambiaban de zona volando juntos hasta otro lugar de alimentación.
Días después Cristian Osorio y Daniel Sanz (gracias) los volvieron a ver y completaron los dígitos que me faltaban, los tres seguían juntos. A partir de ahí comenzó el descubrimiento de su apasionante historia.
Días después Cristian Osorio y Daniel Sanz (gracias) los volvieron a ver y completaron los dígitos que me faltaban, los tres seguían juntos. A partir de ahí comenzó el descubrimiento de su apasionante historia.
Sus collares eran UD5-UD6 y UE2. Los tres fueron
anillados el 18 de julio de 2019 en el mismo lugar de Noruega por Arne
Follestad. Después, volvieron a ser vistos, el 14 de agosto en otro punto de
Noruega; desde ahí pasaron a Holanda donde fueron vistos el 21 de septiembre en
un punto y el 15 de octubre en otra zona diferente. De ahí hasta las Lagunas de
Villafáfila donde los pude ver el 15 de diciembre y Cristian Osorio y Daniel
Sanz dos días después. Pensemos que estos tres ánsares han viajado unos 3.100 km,
en un movimiento migratorio de unos cinco meses y han sido vistos seis veces en
tres países diferentes y siempre van juntos, siempre están juntos.
Fotografía de los tres juntos. |
Gaviota reidora JAY5. |
Otro precioso caso es el de una constatación. La
constatación de la enseñanza. En el 2014 pude ver a dos grullas anilladas; una
adulta la BuYBu-BuYR fue anillada el 10 de junio de 2010 en Alemania; había
sido vista (hasta el momento en que las vi), la friolera de 107 veces; de las
cuales casi todas eran en Alemania, más 2 en Francia, 1 en Holanda y 6 en
España.
La segunda grulla anillada era un joven del año. Su
código era: BuWBu-YBuW. Había sido anillada el 16 de julio de 2014 en Alemania;
se había visto 4 veces muy cerca de donde se anilló, 1 vez en Holanda y mi
observación en Villafáfila a 1602 km de distancia de donde se anilló.
Recuerdo que al terminar de leer el historial del pollo
me asaltó una duda: "¿Y si la observación de Holanda fuera la misma
en las dos grullas?" Volví a entrar en los historiales y mi sorpresa
fue mayúscula cuando comprobé que todas las observaciones del joven coincidían
exactamente con las de la grulla adulta. El lugar, las coordenadas, el día, la
hora, el observador...¡todo!
Las dos grullas habían estado juntas. El joven estaba
donde se encontraba la adulta con lo cual había una enorme probabilidad de que
fuese hija suya.
Imagen de las dos grullas tomada por M. Kirchhoff en Alemania el 8 de octubre de 2014. |
La grulla adulta estaba enseñando a la joven la ruta
migratoria que deberá de aprender; por dónde ir, a dónde parar y, cuándo llegan
al lugar de destino, donde moverse para comer o para descansar; sin olvidarnos
de la ruta de vuelta hasta sus zonas de cría en Alemania. La grulla joven
deberá de recordar todo lo que le enseñe la adulta ya que al año siguiente ya
no tendrá esa guía tan especial y personalizada, deberá de realizar el viaje
sin seguir las indicaciones de la adulta que tendrá otro pollo al que enseñarle
el recorrido.
A partir del siguiente periodo de cría no han vuelto a
verse juntas en ningún momento. Han seguido caminos diferentes. Ambas volvieron
a España en algún momento: la adulta a Extremadura y Aragón y el pollo a otro
punto de Aragón (Gallocanta).
Un último caso es todavía más sorprendente porque son
aves de especies diferentes. Es la historia de una barnacla canadiense y un
ánsar indio que he visto en varias ocasiones en Gijón. Historia que protagonizó
una entrada que si queréis recordar podéis pinchar aquí.
domingo, 15 de diciembre de 2019
Ver, mirar y observar al trepador azul.
Hace unos días pude disfrutar del trepador azul, de sus
evoluciones y de sus equilibrios en un lugar privilegiado y único como es el
Lago de Sanabria. Allí estaba yo. Apoyado en un joven roble con cámara en mano
esperando a que el pequeño trepador azul saliera de detrás del tronco,
normalmente pasa siempre lo mismo: que quieres ver un pájaro carpintero,
agateador o trepador azul, pues está en la cara del tronco que no ves; que
quieres leer el collar de un ansar, pues está de los más lejanos del bando o de
los más tapados, así es que hay que armarse de paciencia para ver si tienes
alguna oportunidad de ver o fotografiar a ese deseada ave.
La gente pasaba a mi lado y me miraba como pensando: “¿Qué
demonios hace este aquí, sin moverse y con esa cámara?”. A veces te sientes el
observado, el bicho raro al que miran con curiosidad, intriga o simplemente
pasando del tipo extraño de la cámara. No lo entienden. No son conscientes de
que estás disfrutando, de que estás pendiente de las evoluciones del pequeño
habitante de ese bosque. La mayoría de ellos no entiende como eres capaz de
estar tanto tiempo allí quieto, sin moverte, simplemente mirando, observando lo
que se mueve a tu alrededor.
Mirar y observar que acciones mas cercanas y lejanas a la
vez, que similares y diferentes.
Mirar: “Dirigir la vista hacia algo y fijar la
atención en ello”.
Observar: “Mirar algo o a alguien con mucha atención y
detenimiento para adquirir algún conocimiento sobre su comportamiento o sus
características”.
¿Cuánta gente mira pero no observa? ¿Cuánta gente ve pero
no mira? Por cierto ver es: “Percibir algo material por medio del sentido de la
vista”. ¿No enseñan a ver, a mirar, a observar? O simplemente nos quedamos en
ver. ¿Cuántas cosas nos perdemos de la naturaleza por no observar? Eso estaba
haciendo, observar las evoluciones de los trepadores azules (y sus vecinos)
mientras que los que pasaban a mi lado solamente me veían.
El trepador azul es uno de esos pequeños pajarillos
esquivos, de un precioso color azulado, pico fuerte y comportamientos inquietos,
que pasa desapercibido y al que le hacemos muy poco caso.
Es un pequeño equilibrista capaz de subir y bajar, en cualquier
posición, por el tronco de un árbol. Sube y baja apoyándose en sus fuertes
patas y dando pequeños saltitos. Es capaz de rodear un árbol con una enorme
facilidad, como si estuviera en el mismísimo suelo.
Allí estaba. Limpiando las migas que habían quedado en
una de las mesas en las que la gente había tomado su bocadillo. Bajaba por el
árbol cercano para subirse a la mesa, coger un trozo de comida y volver a la
seguridad del robledal. Mientras algún petirrojo o mirlo no perdía la ocasión
de conseguir su trozo del pequeño obsequio involuntario que habían dejado allí
los humanos. Hay que aprovechar cualquier ocasión para conseguir alimento. El invierno
es duro y siempre viene bien una comida extra.
Petirrojo que buscaba una oportunidad. |
Llegó la hora de marchar y me fui con la satisfacción de
haber podido disfrutar de estos pequeños habitantes del robledal a los que pude
ver, mirar y observar.
lunes, 2 de diciembre de 2019
Vuelvepiedras en una Villafáfila cambiada.
Villafáfila va cogiendo agua. Ahora se ven lagunas con una fina capa de agua que les van dando un aspecto mucho más lógico en esta época, aunque quedan muy lejos de un año normal.
Las lluvias caídas hasta hace pocos días han ido rellenando el acuífero, la seca tierra las tragaba todas y ahora, lo que está cayendo, ya está quedando en la superficie, con lo que las lagunas van cogiendo una capa de agua que atrae a miles de aves como el queso al ratón o como la atracción de un imán. Ha sido aparecer el agua y generarse un mayor movimiento en las lagunas. Todo lo que caiga a partir de ahora será muy bien recibido y quedará sobre la superficie, con lo que las lagunas se irán llenando, así es que esperemos que caiga más agua.
Las lluvias caídas hasta hace pocos días han ido rellenando el acuífero, la seca tierra las tragaba todas y ahora, lo que está cayendo, ya está quedando en la superficie, con lo que las lagunas van cogiendo una capa de agua que atrae a miles de aves como el queso al ratón o como la atracción de un imán. Ha sido aparecer el agua y generarse un mayor movimiento en las lagunas. Todo lo que caiga a partir de ahora será muy bien recibido y quedará sobre la superficie, con lo que las lagunas se irán llenando, así es que esperemos que caiga más agua.
Han pasado cinco días entre mi penúltima y mi última
visita a las lagunas y el cambio ha sido muy pero que muy notorio. El agua es
vida y como tal las aves se van acercando hasta este magnífico enclave.
Poco mas de dos semanas han pasado entre estas dos fotografías... |
...dos imágenes tomadas en el mismo lugar. |
El pasado día 30 pasé todo el lluvioso día (para las
lagunas perfecto; para la observación muy complicado pero bienvenida sea la
lluvia) en las lagunas viendo un total de 55 especies. Había un poco de todo
pero en números más bajos de lo normal para estas fechas; aun así fue un gran
día en el que, la observación estrella, fueron dos preciosos vuelvepiedras que
nunca me hubiera imaginado ver aquí en estas fechas.
El vuelvepiedras es un pequeño limícola, rechoncho, de
pico corto y puntiagudo que llega a nuestro país en los pasos migratorios o a
pasar el invierno, sobre todo en las costas del mar cantábrico y el océano
atlántico. Es frecuente verlo en playas y zonas rocosas de nuestra costa pero
verlo aquí no es nada normal y menos aun verlo casi
en diciembre.
Me encontraba observando a los ánsares cuando dos
pequeñas figuras pasaron volando muy cerca. ¿Qué eran? Los seguí con el
telescopio hasta que bajaron varios cientos de metros mas lejos. Monté en el
coche y me dirigí, con la mosca tras la oreja, a ver si los encontraba y
confirmaba mis sospechas.
Llegué hasta donde habían bajado. Un grupo de las
numerosas avefrías que se pueden ver en la reserva comía en una tierra mientras
un gran aguacero les caía encima. Sin poder salir del coche por la fuerte
lluvia los busqué hasta que aparecieron: eran dos preciosos vuelvepiedras.
Vuelvepiedras. |
Increíble verlos en las lagunas en esta época. Se movían
tranquilos comiendo entre las avefrías; por la tarde los volví a ver en la
Salina Grande.
Uno de los vuelvepiedras en la Salina Grande. |
La Salina Grandes está animada: cientos de chorlitos
dorados descansan mientras los tarros blancos se mueven sin descanso en busca
de alimento junto con azulones, cucharas, cercetas comunes, frisos, silbones o avocetas
que deambulan por la laguna ante la atenta mirada de ánsares comunes,
combatientes, correlimos comunes y cuatro solitarios chorlitos grises, un
correlimos menudo y cuatro zarapitos reales que junto con 3 agujas colinegras
deambulan por una de las islas de la laguna.
En los campos cercanos a las lagunas buenos grupos de
avutardas salpican el verde recién nacido mientras milanos reales, aguiluchos
pálidos y laguneros, cernícalos vulgares o un solitario busardo ratonero
patrullan los campos en buscan de alguno de los miles de pajarillos que se
mueven por los campos: estorninos negros y pintos, pardillos, jilgueros,
trigueros o gorriones comunes vuelan en buenos bandos ante la atenta mirada del
esmerejón que no perderá la ocasión que se le pueda presentar.
Aguilucho lagunero. |
Archibebes oscuros, garcetas comunes, andarríos grandes o
una solitaria garza real también buscan su hueco en las lagunas siempre
observados por una de las rapaces nocturnas más bonitas, el búho campestre, la
más diurna de las rapaces nocturnas que no pierde detalle al igual que los
pequeños mochuelos que asoman entre las piedras, derruidos palomares o sobre las
gastadas piedras del puente romano.
Búho campestre. |
Grullas entrando a dormir a la Salina Grande al anochecer. |
El día va acabando y van llegando aves a dormir a la
laguna: unas seiscientas grullas llegan en pequeños grupos después de un día en
el que han estado desaparecidas comiendo en la lejanía; entre ellas una vieja
conocida la: BuBuY-WGW. Anillada en Alemania el 9 de julio de 2012 y que he
podido ver desde 2013 en numerosas ocasiones.
Los escasos ánsares van al contrario, cuando las grullas
llegan, ellos van saliendo a comer a los campos cercanos; entre ellos sigue el
ánsar con collar azul ZU2, anillado en Noruega por Arne Follestad el 5 de julio
de 2018 y otro collar azul que me tiene intrigado.
Estos pocos ánsares (habrá unos 700, junto con un grupo
de unos 300 volando muy alto que llegaron por la mañana seguramente del norte)
salen de la laguna mientras un grupo de gaviotas reidoras y tres sombrías
entran a dormir a la seguridad de la laguna. Por la mañana seguía la gaviota
cana de segundo año que lleva por la zona desde hace varias semanas.
El día toca a su fin. Un día lluvioso. Una día de
esperanza. Un día en el que el movimiento de aves ha resurgido en las lagunas,
solamente falta que siga lloviendo para que la situación vaya mejorando.