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domingo, 15 de diciembre de 2019

Ver, mirar y observar al trepador azul.

Hace unos días pude disfrutar del trepador azul, de sus evoluciones y de sus equilibrios en un lugar privilegiado y único como es el Lago de Sanabria. Allí estaba yo. Apoyado en un joven roble con cámara en mano esperando a que el pequeño trepador azul saliera de detrás del tronco, normalmente pasa siempre lo mismo: que quieres ver un pájaro carpintero, agateador o trepador azul, pues está en la cara del tronco que no ves; que quieres leer el collar de un ansar, pues está de los más lejanos del bando o de los más tapados, así es que hay que armarse de paciencia para ver si tienes alguna oportunidad de ver o fotografiar a ese deseada ave.
La gente pasaba a mi lado y me miraba como pensando: “¿Qué demonios hace este aquí, sin moverse y con esa cámara?”. A veces te sientes el observado, el bicho raro al que miran con curiosidad, intriga o simplemente pasando del tipo extraño de la cámara. No lo entienden. No son conscientes de que estás disfrutando, de que estás pendiente de las evoluciones del pequeño habitante de ese bosque. La mayoría de ellos no entiende como eres capaz de estar tanto tiempo allí quieto, sin moverte, simplemente mirando, observando lo que se mueve a tu alrededor.
Mirar y observar que acciones mas cercanas y lejanas a la vez, que similares y diferentes.
Mirar: “Dirigir la vista hacia algo y fijar la atención en ello”.
Observar: “Mirar algo o a alguien con mucha atención y detenimiento para adquirir algún conocimiento sobre su comportamiento o sus características”.
¿Cuánta gente mira pero no observa? ¿Cuánta gente ve pero no mira? Por cierto ver es: “Percibir algo material por medio del sentido de la vista”. ¿No enseñan a ver, a mirar, a observar? O simplemente nos quedamos en ver. ¿Cuántas cosas nos perdemos de la naturaleza por no observar? Eso estaba haciendo, observar las evoluciones de los trepadores azules (y sus vecinos) mientras que los que pasaban a mi lado solamente me veían.
El trepador azul es uno de esos pequeños pajarillos esquivos, de un precioso color azulado, pico fuerte y comportamientos inquietos, que pasa desapercibido y al que le hacemos muy poco caso.
Es un pequeño equilibrista capaz de subir y bajar, en cualquier posición, por el tronco de un árbol. Sube y baja apoyándose en sus fuertes patas y dando pequeños saltitos. Es capaz de rodear un árbol con una enorme facilidad, como si estuviera en el mismísimo suelo.
Allí estaba. Limpiando las migas que habían quedado en una de las mesas en las que la gente había tomado su bocadillo. Bajaba por el árbol cercano para subirse a la mesa, coger un trozo de comida y volver a la seguridad del robledal. Mientras algún petirrojo o mirlo no perdía la ocasión de conseguir su trozo del pequeño obsequio involuntario que habían dejado allí los humanos. Hay que aprovechar cualquier ocasión para conseguir alimento. El invierno es duro y siempre viene bien una comida extra.
Petirrojo que buscaba una oportunidad.
Llegó la hora de marchar y me fui con la satisfacción de haber podido disfrutar de estos pequeños habitantes del robledal a los que pude ver, mirar y observar.

4 comentarios:

  1. ¡Me encanta este pájaro! es una especie de "joyita" que tenemos en el bosque. Su observación es todo un deleite.
    Saludos desde León

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  2. Extraordinario el trepador. Uno podría pasarse horas empapándose de sus cualidades trepadoras en todas las modalidades.
    Hace una semana traté de fotografiar uno que ascendía por el tronco seco de un pino carrasco y, la cámara se apagó. Repetía la operación de encendido y se apagaba de nuevo.
    Viendo estas preciosas imágenes tuyas, entenderás por qué cogí semejante rabieta con palabros inexpresables ante semejante oportunidad perdida.
    Veo, miro y observo con agrado este estupendo trabajo tuyo.
    Saludos.

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    1. Algo parecido me ha pasado en alguna ocasión pero ..."memoria llena" y fastidia. ya habrá otra ocasión. Un saludo.

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