lunes, 29 de diciembre de 2014

Un viaje de 4.000 kilómetros.

En nuestra última visita a las lagunas de La Nava descubrimos una grulla anillada, la combinación de colores de su pata izquierda nos indicaba que había sido anillada en Finlandia así es que nos pusimos a investigar su historia.
Lo primero que hago cuando veo una grulla anillada es introducir sus códigos de color en la página de ICORA en la cual hay un enorme banco de datos de grullas anilladas en diferentes países de Europa pero, en esta página no están todas, y esta, no lo estaba.
El siguiente paso fue ponerme en contacto con José Miguel San Román, biólogo de la Reserva Natural de Las Lagunas de Villafáfila y anillador del grupo GIA-León que, rápidamente, me pasó el correo electrónico de un anillador finlandés al cual mandé un correo electrónico con las dos observaciones de la grulla esperando una respuesta que llegó rápidamente mediante la contestación por parte de quién anilló a la grulla, J. Leppänen, a quién agradezco enormemente su amabilidad y rapidez en las explicaciones (algo que, por desgracia, pasa menos veces de las que nos gustaría cuando vemos un ave anillada), así como a P. Mustakallio y J. M. San Román sus eficaces gestiones.
La grulla fue anillada como pollo el 10 de julio de 2013 cerca del lago Nisäjärvi, al este de Finlandia, junto al pueblo de Sammakkovaara en Polvijärvi donde fue vista hasta el 22 de septiembre de 2013.
Esta grulla nacería en junio de 2013 y abandonaría su nido inmediatamente para comenzar la inspección de su territorio entre árboles, turberas y el lago. Junto con sus padres se alimentará los siguientes meses, sobre todo de arándanos, para ir cogiendo fuerzas poco a poco. No se despegará ni un momento de sus progenitores que le enseñarán todo lo necesario para sobrevivir en este bello lugar.
Fotos tomadas el 15 de septiembre de 2013 cerca de donde se anilló,
en Finlandia. Se puede apreciar su color típico de joven, sobre
todo la cabeza de color castaño.
Agradezco enormemente a Janne Leppänen su maravillosa predisposición,
información y fotografías para la realización de esta entrada.
A los pocos meses de nacer, junto con sus padres, se irán juntando con otros grupos familiares que se reunirán entorno al lago. Los días son más cortos, hace más frío y comienza a escasear la comida, es la hora de emigrar.
Cada grupo tendrá su guía que les indicará hasta donde ir. La migración hacia el sur ha comenzado; la joven grulla irá siempre junto a sus padres que la cuidarán, atenderán y enseñarán todo lo que debe saber durante el siguiente año, hasta el regreso de nuevo a sus zonas de cría.
El grupo de nuestra grulla utilizará la ruta occidental que les llevará (dependiendo de los años) hasta el lago Hornborga (Suecia) o hasta la isla de Rügen (Alemania) o quizás directamente hasta el río Oder donde descansarán y se les unirán grullas provenientes de las Repúblicas Bálticas o Polonia. Tras, un descanso para comer, levantarán el vuelo, buscarán una térmica (el gasto de energía es mucho menor), subirán y subirán para dejarse llevar por el viento, planeando hasta que estén cerca del suelo donde buscarán otra térmica para realizar la misma operación, llegando hasta su próximo lugar de descanso, los lagos Der y Chantecoq (Francia).
Nuestra joven grulla se fijará en montañas, ríos, lagos, ciudades...deberá de memorizar el viaje, deberá de aprender la ruta ya que su misión este año es aprender todo lo necesario para sobrevivir y, la ruta, es básica para su vida.
Su siguiente punto de descanso son Las Landes de Gascogne (Francia) donde cogerán fuerzas para atravesar los Pirineos y llegar hasta la Península Ibérica, hasta la Laguna de Gallocanta (Zaragoza) donde se dividirán en varios grupos para desplazarse hasta Extremadura y Andalucía pero, algunos grupos, vendrán hasta las Lagunas de Villafáfila (Zamora) y las Lagunas de La Nava (Palencia), hasta donde llegó la joven grulla de nuestra historia.
Imágenes muy testimoniales de la grulla en la laguna de La Nava (Palencia)
los pasados 6 y 8 de diciembre de 2014.
Se estima que unas 150.000 grullas invernan en nuestro país, de las cuales más de la mitad se concentra en las dehesas extremeñas donde encuentran una fuente de alimento fácil y nutritiva, la bellota. El resto lo hace entre Andalucía, Castilla la Mancha y Aragón pero un porcentaje muy bajo se queda en las lagunas de Villafáfila o las de La Nava que es hasta donde han venido estas grullas finlandesas.
Este, casi con toda seguridad, fue el recorrido que realizó la joven grulla en 2013, junto a sus padres, pero no hay constancia de ello ya que no fue vista en ninguno de los lugares anteriormente citados hasta su segunda migración, la realizada en 2014, donde la pude observar junto con mi amigo Ernesto Hernández, el 6 y 8 de diciembre en La Nava. Unos 4.000 km de recorrido; un esfuerzo enorme, lleno de peligros y adversidades, un esfuerzo titánico que hacen, cada año, en dos ocasiones las grullas que llegan hasta la península Ibérica.
Es posible que esta grulla finlandesa pase el invierno en La Nava pero, quizás, también pueda bajar hasta Extremadura o acercarse hasta las Lagunas de Villafáfila pero, lo que es seguro es que entorno a febrero, su grupo, irá hasta la Laguna de Gallocanta (Zaragoza) donde se reunirán miles de grullas para iniciar el camino de vuelta hasta sus zonas de cría en Suecia, Polonia o Finlandia.
Durante los siguientes dos o tres años hará el mismo viaje, con su grupo, pero en un momento determinado encontrará una pareja a la que le será fiel toda su vida y tendrán pollos que deberán enseñar el camino, las zonas de descanso o las zonas de comida a menos que se corte el ciclo vital, que se corte la venida de las grullas hasta la Península Ibérica por diferentes razones y se olvide el camino, no sepan por donde venir, como les pasó a los gansos campestres que venían a miles hasta la provincia de Zamora pero, eso será el tema de otra historia. 

martes, 16 de diciembre de 2014

De gansos por La Nava.

El pasado fin de semana disfrutamos con los amigos de unos esplendidos días en Palencia y nos acercamos hasta las lagunas de La Nava con el principal objetivo de ver los gansos que por allí nos encontráramos ya que había alrededor de 12.000, sin olvidarnos de lo demás.
La primera mañana se levantó con una fría capa de hielo en el campo que poco a poco fue desapareciendo para dar paso a una luz esplendida, con un día claro y despejado que permitía una enorme visibilidad.
Varios gansos caretos en un grupo de gansos comunes.
El primer grupo de gansos lo encontramos antes de llegar a la laguna principal. Era un grupo muy grande con lo cual cabía la posibilidad de encontrarnos con alguna sorpresa como así fue ya que entre los cientos de gansos comunes aparecieron 12 gansos caretos en tres pequeños grupos (7+3+2) bien diferenciados y separados lo suficiente como para no contarlos dos veces.
7 gansos caretos.
2 gansos caretos adultos.
El ganso careto es un ganso elegante y hermoso, un poco más pequeño que el ganso común; se diferencia perfectamente por su color blanco en la base del pico rosado, las franjas negras trasversales en el vientre y las patas naranjas. Los jóvenes no presentan ni las franjas, ni el color blanco del pico que adquieren después de la segunda muda.
7 Gansos caretos, entre ellos, el segundo por la izquierda uno joven.
Las lagunas de la Nava sufrieron, como muchas otras lagunas españolas, los programas de la administración que en los años 40, 50 y 60 del s.XX trataron de desecar cientos de hectáreas de lagunas para ampliar las tierras de cultivo. Se consiguió con muchas que nunca más se recuperaron pero las Lagunas de La Nava que se desecaron en 1968 comenzaron a recuperarse en 1990 adquiriendo, poco a poco, una gran importancia en la invernada de los gansos hasta llegar a situarse detrás del Parque Nacional de Doñana en el número de gansos y por delante de las Lagunas de Villafáfila, con la diferencia fundamental de verse regulada la entrada de agua a las lagunas, algo que no sucede en Villafáfila.
Después de estar un buen rato disfrutando de este gran grupo nos dirigimos hasta la laguna en la que nos encontramos otro ganso careto en un pequeño grupo que se encontraba en el agua, era el decimotercero que veíamos en lo que iba de mañana; desde el observatorio de La Colada descubrimos otra de las sorpresas del día, un ganso con collar amarillo, el N57. Era mi segundo collar amarillo leído, algo que me hizo especial ilusión ya que es un tipo de collar que no se suele ver.
Ganso común con collar amarillo N57.
El N57 fue anillado en Alemania el 8 de junio de 2008 y tiene la friolera de 290 observaciones, de las cuales 7 son en España, todas, en el entorno de las Lagunas de La Nava. Aparte de este, a lo largo de los dos días que estuvimos pudimos leer cinco collares azules. Algo curioso de todos los collares que leímos es que todas las observaciones en España eran en La Nava, lo cual demostraba que, casi con total seguridad, era su lugar de invernada en nuestro país.
El NU6 era la primera vez que se veía en España aunque había sido visto 1 vez en Dinamarca y 11 en Holanda. El GF6 ha sido visto 5 veces, 3 en Holanda y 2 en España. El BE8 fue anillado el 12 de julio de 2011 y ha sido visto en Noruega, Dinamarca, Holanda y España. El LP8 solamente tiene nuestras observaciones y el NT5 tiene una observación en Dinamarca y la nuestra en España.
Todos estos gansos tienen una historia, un viaje, unas vivencias, todos nos cuentan donde han estado, por donde van, cuanto tardan en llegar...
Pero no solamente vimos gansos anillados, nuestra sorpresa fue mayúscula cuando nos encontramos con una grulla anillada en un grupo de 54 ejemplares. Lo único que puedo contar es que está anillada en Finlandia (lo sabemos por el código de colores de su pata izquierda que indican el país de anillamiento) y que espero me llegue pronto su historial ya que no estaba disponible en la página de ICORA.
Otra de las sorpresas que nos encontramos fue un cisne común que se movía entre la laguna y la balsa de decantación de Fuentes de La Nava; es rarísimo encontrarse con un cisne aunque nos dijeron que había dos parejas el año pasado que incluso criaron en la zona.
Al mediodía nos dirigimos hasta el observatorio de El Prado donde esperamos la entrada de los gansos por si conseguíamos ver bien a las 5 barnaclas cariblancas que se movían por la zona. La entrada de gansos fue espectacular ya que llegaron miles que se fueron distribuyendo por la laguna con un ruido imponente según bajaban hacia el agua. Buscamos por todos los rincones, nos movimos de observatorio pero no hubo manera de encontrar a las 5 barnaclas cariblancas, nos dieron esquinazo los dos días.
Aparte de gansos también pudimos ver: ánade azulón, ánade rabudo, ánade silbón, ánade friso, pato cuchara, focha común, cigüeña blanca (un buen número dormía en la laguna), aguilucho lagunero (con un gran dormidero en la laguna), busardo ratonero, milano real, garceta grande, garza real, perdiz roja, avutarda, gaviota reidora y sombría, cerceta común, avefría, tarro blanco y cormorán grande; pero lo que nos llamó poderosamente la atención fue un gran jabalí que se paseó por mitad de la laguna.
El hermoso anochecer en la laguna.
El fin de semana llegó a su fin y nos volvimos con la agradable sensación de haber disfrutado de la naturaleza y de la maravillosa compañía de nuestros amigos Raquel, Blanca y Ernesto. Volveremos. 

martes, 9 de diciembre de 2014

El banquete del visón americano.

Según caminaba por el puente mirando a las orillas llamó mi atención un "bicho oscuro" con un montón de "algo rojo" a su lado; mi primera impresión, en la distancia, era que había algo muerto con las tripas fuera ya que no se movía pero, nada más lejos de la realidad, según me acercaba el "bicho oscuro" se convirtió en un visón americano y el "algo rojo" en restos de cangrejo.
El visón americano estaba comiendo, tranquilamente, un cangrejo americano y a su lado había unos cuantos restos de otros que ya se había comido.
Era curioso, dos especies invasoras, ambas americanas siendo una depredada por la otra y ambas introducidas en nuestro país con un mismo fin, el económico.
Una especie invasora es la que llega a un nuevo territorio, colonizándolo y criando en él. Por lo tanto alterará el ecosistema y provocará daños de diferente índole como el desplazamiento o reemplazamiento de especies autóctonas, ya que competirá con ellas por el mismo alimento, provocará riesgos para la salud humana o problemas para la agricultura.
Se provocará un impacto sobre los individuos autóctonos (visón americano sobre el visón europeo), genético (como la hibridación entre la malvasía canela sobre la malvasía cabeciblanca), sobre los ecosistemas (modificación del paisaje por parte del eucalipto) o sobre las poblaciones (cangrejo americano sobre el autóctono).
Por lo tanto tenemos que tener en cuenta que todas las especies invasoras son introducidas pero no todas las introducidas son invasoras. Para que una especie se considere invasora debe de asentarse y ser capaz de criar, es decir, se debe asentar y si entonces afecta a las especies autóctonas, se considerará invasora.
 
El visón terminó el cangrejo y rápidamente se volvió a meter en el agua. Atravesó el río hasta la orilla contraria, se introdujo en un cañaveral y, a los pocos segundos, un chapoteo indicaba que tenía otra presa. Salió de entre las cañas. Cruzó nuevamente el riachuelo con su presa cogida en la boca. Subió a la misma orilla y se dispuso a comer un nuevo cangrejo americano.
Tanto el cangrejo como el visón americano se introdujeron en España en los años 70 del s. XX. En 1973 se soltaron 100 kg de cangrejos en una finca de Badajoz, poco después se hizo lo mismo en las marismas del Guadalquivir, Valencia (1978) o el Delta del Ebro (1979). Su objetivo: el beneficio económico de su explotación comercial pero su expansión fue exponencial y a mediados de los años 80 se encontraba en gran parte del territorio peninsular.
Por el contrario, el visón americano, desde hace cientos de años ha sido atrapado para conseguir su preciada piel que se vendía para la realización de prendas de vestir. Dado su elevado valor económico a mediados del s.XIX en Estados Unidos se inició su cría en cautividad. La moda de los abrigos de piel, algo que no he entendido nunca y que no me gusta en absoluto, suponía un gran negocio a la vista, con lo que se abrió en 1925 la primera granja en Europa (Suecia) y en 1958 la primera en España (El Espinar (Segovia)).
El primer visón americano que se vio en libertad en nuestro país fue en 1978 pero, por desgracia, desde entonces, entre escapes y la irracionalidad de individuos descerebrados que estaban en contra de las granjas de visones y que podían haber protestado de forma legal; lo hicieron de una forma irracional soltando miles de ejemplares llegando a su extrema locura con la suelta de 30.000 ejemplares en 2005 y 20.000 en 2007 de una granja cercana a Santiago de Compostela.
De estos miles de ejemplares se consiguieron recoger bastantes pero quedaron muchos en libertad, lo cual, supuso un enorme problema para la población autóctona del visón europeo, de la rata de agua o de la nutria ya que el visón americano es tremendamente adaptable, come de todo, es muy agresivo y se reproduce sin dificultad.
La manera de comer del visón era la siguiente: subía con su presa hasta la orilla. Lo dejaba en el suelo y el cangrejo se revolvía abriendo sus pinzas hacia el visón que rápidamente daba un manotazo al cangrejo para girarlo y poner encima una mano, sujetándolo, para, acto seguido, con sus fuertes dientes levantar toda la cáscara del cangrejo como si de un descapotable se tratara y comer, solamente, el interior de esa parte. En ninguno de los cangrejos que cogió comió nada de las patas, ni de las pinzas, ni del abdomen; solamente la parte central del cangrejo, el cefalotórax.
Tanto el cangrejo como el visón americano están incluidos en el Catálogo Español de especies exóticas invasoras (Real Decreto 1628/2011, de 14 de noviembre) por constituir una amenaza grave para las especies autóctonas. 
Estudios recientes demuestran que el único beneficio que ha supuesto la introducción del cangrejo americano para el medio ambiente ha sido el ser una importante fuente de alimentación para aves o mamíferos que han visto aumentar su población paulativamente.
El visón terminó su cangrejo y, nuevamente, volvió al río he hizo la misma operación. Cruzó hasta la otra orilla. Atrapó un cangrejo y volvió para comérselo haciendo exactamente la misma operación que con los anteriores. En una media hora se comió unos ocho cangrejos pero cuando terminó y decidió no seguir comiendo hizo algo que me sorprendió. Se acercó a unos restos de los cangrejos. Se tumbó encima y se restregó sobre ellos para luego levantarse y desaparecer por la orilla.
Cangrejo y visón americano, dos especies invasoras, dos grandes problemas provocados por la necedad y el ansia económica.

domingo, 30 de noviembre de 2014

La apasionante historia de dos grullas.

Volvía, un día más, de las Lagunas de Villafáfila sin haber visto a las grullas. Este año no estaba teniendo suerte pero... la tostada se volvió y, después de salir de los límites de la reserva, pude ver un grupo de unas veinte grullas que comía tranquilamente en un campo. Paré. Saqué rápidamente el telescopio y busqué si había alguna anillada. No había ninguna pero allí estaban. Elegantes. Tranquilas. Cogiendo fuerzas.
Estas larguiruchas y espigadas aves son elegantes y charlatanas, no paran de emitir ruidos constantemente como en una conversación sin fin. En el grupo había tanto adultos como jóvenes que se distinguen fácilmente al ser un poco más pequeños y tener la cabeza gris-castaño; todas se movían picoteando constantemente pero siempre había alguna alerta, alguna con la cabeza levantada, vigilando por si algún peligro se acerca.
Todas las imágenes de esta entrada son testimoniales
dada la enorme distancia.
Las grullas suelen viajar en familias y en pequeños grupos. Extremadura y la laguna de Gallocanta (Zaragoza) son los principales lugares en los que las grullas pasan el invierno en la Península Ibérica. Las que llegan a Villafáfila provienen de Europa pasando antes por Gallocanta para dirigirse hasta Extremadura. Algunas se desvían hasta Villafáfila para, unas descansar y después proseguir su camino, y otras quedarse para pasar aquí el invierno. La última pareja que crió en nuestro país fue en 1954 en la Laguna de La Janda en Cádiz.
Al cabo de unos minutos comencé a escuchar una algarabía de chillidos que se acercaban poco a poco, busqué su procedencia y descubrí otro grupo de grullas que venía volando. Bajaron y se juntaron con el grupo que estaba observando y...¡bingo! En el grupo venían dos grullas anilladas.
Las dos grullas anilladas que llegaron volando.
Rápidamente leí su código de colores, los apunté y luego me dediqué a disfrutar de ellas. Las anillas nos dicen su lugar de procedencia mediante la lectura del código de colores de la pata izquierda, mientras que la pata derecha nos marca el código de ese ejemplar en concreto por lo que cuando las vi ya sabía que eran, casi con toda seguridad, alemanas, por lo menos la adulta que recordaba que su código (siempre se lee de arriba a abajo) es azul-amarillo-azul; el código de colores del joven no sabía de dónde, había que investigarlo.
Cuando regresé introduje los datos del avistamiento en el ordenador y me salieron los historiales de las dos grullas.
La primera era una vieja conocida. La llamaré la adulta cuyo código era: BuYBu-BuYR. La había visto dos veces el año pasado. 
Imagenes de la grulla con código: BuYBu-BuYR que
había visto el 25 de noviembre y el 2 de diciembre de 2013. 
Tiene poco más de cuatro años y fue anillada el 10 de junio de 2010 en Alemania; ha sido vista, hasta la fecha, la friolera de 107 veces; de las cuales casi todas son en Alemania, más 2 en Francia, 1 en Holanda y 6 en España donde se vio en Extremadura en 2012, en Villafáfila 4 veces en el 2013 y esta observación en 2014.
La misma grulla el pasado 25 de noviembre de 2014.
La segunda grulla anillada era un joven del año. Su código era: BuWBu-YBuW. Había sido anillada el 16 de julio de 2014 en Alemania; se había visto 4 veces muy cerca de donde se anilló, 1 vez en Holanda y mi observación en Villafáfila a 1602 km de distancia de donde se anilló.
Imagen del joven anillado comiendo.
Al terminar de leer el historial del pollo me asaltó una duda: "¿Y si la observación de Holanda fuera la misma en las dos grullas?" Volví a entrar en los historiales y mi sorpresa fue mayúscula cuando comprobé que todas las observaciones del joven coincidían exactamente con las de la grulla adulta. El lugar, las coordenadas, el día, la hora, el observador...¡todo!
Las dos grullas habían estado juntas. El joven estaba donde se encontraba la adulta con lo cual había una enorme probabilidad de que fuese hija suya. 
Imagen de la grulla joven.
Seguí buscando y encontré varias fotografías realizadas en Alemania donde salían las dos grullas juntas. La grulla adulta estaba enseñando a su pollo a sobrevivir. Le había enseñado por donde debía de moverse en Alemania, donde nació y lo anillaron para después mostrarle el camino; el 25 de octubre fueron vistas por  última vez en Alemania, su siguiente observación fue en Holanda donde se localizaron el 8 de noviembre y de ahí hasta Villafáfila donde las pude observar el día 25 de noviembre.
Imagen de las dos grullas tomada por M. Kirchhoff en Alemania
el 8 de octubre de 2014.
Imagen de las dos grullas juntas tomada el 25 de noviembre de 2014
cerca de las lagunas de Villafáfila..
La grulla adulta estaba enseñando a la joven la ruta migratoria que deberá de aprender; por dónde ir, a dónde parar y cuándo llegan al lugar de destino donde moverse para comer o para descansar, sin olvidarnos de la ruta de vuelta hasta sus zonas de cría en Alemania. La grulla joven deberá de recordar todo lo que le enseñe la adulta ya que al año siguiente ya no tendrá esa guía tan especial y personalizada, deberá de realizar el viaje sin seguir las indicaciones de la adulta que tendrá otro pollo al que enseñarle el recorrido.
Se estima que unas 150.000 grullas invernan en nuestro país, de las cuales más de la mitad se concentra en las dehesas extremeñas donde encuentran una fuente de alimento fácil y nutritiva, la bellota. El resto lo hace entre Andalucía, Castilla la Mancha y Aragón pero un porcentaje muy bajo se queda en las lagunas de Villafáfila que es a donde han venido estas grullas alemanas.
La mayoría de estas grullas provienen de Alemania, Suecia o Noruega y, en un porcentaje muy bajo, de Polonia, Finlandia, oeste de Rusia o países bálticos. La tendencia, al igual que en los gansos, es a descender el número de grullas que viajan hasta nuestro país.
El grupo de grullas era de 54 ejemplares que comían tranquilamente en la planicie castellana. Caminaban lentamente, picoteando el suelo donde una suave hierba crecía decidida después de los días de lluvia.
La grulla joven no se separaba mucho de su progenitora mientras se movían plácidamente. Sus anillas habían contado una historia. Una historia, que por lo menos a mi, me apasiona. Una historia de grullas viajeras.