sábado, 21 de octubre de 2023

13 chorlitos carambolos en Zamora.

Hace unos días Juan José González descubrió un grupo de 13 chorlitos carambolos en una zona de Zamora nada habitual para ellos, por lo menos que se sepa, ya que la mayoría de las citas en la provincia de Zamora se han producido en la Alta Sanabria donde Hipólito Hernández y Manuel Segura los controlan en sus pasos anuales.
Si este magnífico grupo de chorlitos carambolos se ha visto en esta zona ¿Cuánto nos perderemos? ¿Cuántas aves podemos ver? ¿El 20 % de las aves que pasan por nuestra tierra? ¿El 10 %? ¿Cuántas aves no seremos capaces de localizar? Es muy difícil de saber. Es muy complicado de cuantificar pero desde luego es un tanto por ciento muy alto lo que no vemos. Aun así, el aumento de observadores, hace que cada vez veamos más cosas, tengamos más información y las redes sociales, ebird y blogs hacen que corra como la pólvora, aprendamos unos de otros y veamos aves donde, normalmente, no deberían de estar (o eso creemos).
He podido ver el grupo y, por fin, disfrutar de esta emblemática especie que ha hecho escala en tierras zamoranas.
El chorlito carambolo es una especie proveniente de la tundra Ártica (Escandinavia y Rusia) que migra hasta el continente africano (algunos pueden invernar en el sur de la Península Ibérica) y es en una de las paradas de ese enorme viaje cuando lo podemos ver en la provincia de Zamora.
Allí estaban ejemplares adultos y de primer invierno, en una tierra de labor en el medio de la nada. Tierra y algunas recién brotadas hierbas era lo que habían elegido para parar, descansar y alimentarse. Zona en la que no paraban de moverse de un lugar a otro en pequeñas carreras pero siempre entorno a la misma zona; se estaban alimentando constantemente de todo lo que pudieran encontrar. Había que coger fuerzas para continuar el largo y peligroso viaje hasta África.
El chorlito carambolo es una de esas aves que tienen un dimorfismo sexual inverso, es decir, es la hembra (un poco más grande) la que atrae a los machos con un plumaje vistoso para ser fecundada y posteriormente poner los huevos en un nido en el suelo de la tundra ártica. Ahí termina su labor ya que es el macho el que incubará y criará a los pequeños chorlitos. En los años noventa del s.XX se localizaron en el pirineo oriental  varias parejas que crían en esa zona.
Este grupo de 13 ejemplares es el más grande de los vistos en la provincia de Zamora superando a los 11 ejemplares vistos por Joan Ximenis el 16-10-2015 en la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila y los 9 ejemplares vistos el 16-9-2013 por Hipólito Hernández en la Alta Sanabria (datos extraídos del gran blog el pernil de Alfonso Rodrigo).
Cuatro días han permanecido desde que se localizaron, no se sabe si llevarían más tiempo, este magnífico grupo en la tierra zamorana. Normalmente son bastante confiados ya que es sus lugares de cría no están habituados a ver humanos por lo que no nos tienen miedo, circunstancia que se aprovechó durante años en Inglaterra para cazarlos y ser servidos como un majar en selectas mesas (actualmente está prohibido).
Esta misma temporada del postnupcial Manuel Segura localizó 2 ejemplares juveniles en la Alta Sanabria el pasado 22 de septiembre de 2023. Las siguientes fotografías pertenecen a esos ejemplares y nos muestran la enorme belleza además de la buena mano de Manuel Segura al cual le agradezco enormemente sus fotos para ilustrar esta entrada.
Chorlitos carambolos que han continuado su viaje no exento de peligros hasta el continente africano.

sábado, 7 de octubre de 2023

El Fenal: esa pequeña joya.

En un rincón perdido de la provincia de Zamora se encuentra una de esas pequeñas joyas que atesora nuestra provincia: el Fenal.
El Fenal está en Muelas de los Caballeros, un precioso pueblo de La Carballeda en el que allá por 1900 un indiano llamado Maximiliano Santiago Prieto (1875-1926), rico comerciante textil del pueblo, comenzó a traer semillas y esquejes de muchos de sus viajes por España y el mundo para plantarlos en su finca que convirtió en una verdadera joya.
Hacía muchos años que no lo visitaba así es que era hora de volver en un viaje familiar en el que mi hija lo vería por primera vez.
La vieja puerta de hierro se abrió y un mundo mágico surgió ante nosotros. Un bosque único en el que 500 especies de árboles surgen en un apabullante recorrido por sus caminos rodeados de cedros del Himalaya, secuoyas, pinsapos, tilos plateados o acebos que te sobrecogen según avanzas por tan curioso y lleno de encanto pequeño bosque.
Árboles. Sombras. Luces. Aromas. Agua. Un conjunto de sensaciones asaltan tus sentidos que se ven sobrepasados por la belleza del lugar con la guinda de la curiosa construcción de la casa colgada sobre la roca.
La primera vez que entré fue hace muchos años. Años en los que la finca estuvo abandonada y había que saltar el muro por uno de los laterales para poder entrar. Una vez dentro todo estaba sucio, lleno de malas hierbas, con la impresionante casa colgada de unas rocas en un estado lamentable. Daba lástima que tanta riqueza vegetal se estuviera perdiendo.
Años después (2004-06) la finca cambió de manos y los nuevos propietarios, junto con un programa de ADISAC, arreglaron caminos, limpiaron malas hierbas y dejaron a la vista la tremenda belleza e importancia de las especies que allí se encontraban. Restauraron la casa principal y la casa del guarda donde se instaló un semillero de especies autóctonas. Se hacían visitas y había una persona que explicaba todo su contenido. Todo eso terminó y pasó a un nuevo periodo de abandono hasta hace poco tiempo que se volvió a limpiar pero, aunque parezca mentira, sin ningún tipo de ayuda institucional para mantener un lugar tan especial como es este.
Dentro del “Catálogo de Especímenes Vegetales de singular relevancia de Castilla y León” Zamora cuenta actualmente con 7 ejemplares (llegó a tener ocho pero el castaño de Sotillo de Sanabria se taló por diferentes motivos).
Se incluyen árboles por “sus medidas excepcionales dentro de la especie, por su edad, conformación, historia, particularidad científica, por su interés ecológico, paisajístico o cultural, con independencia de su emplazamiento en terreno forestal, agrícola o urbano, y sea cual fuere el organismo encargado de la gestión de dichos terrenos”.
Los 7 árboles incluidos son los siguientes: el pino de La Laguna (El Pego) de unos 150 años y 21 metros de altura, el pino de Valdemimbre (Gema del Vino) de 150 años y 20 metros de altura, el castaño de Remesal (Palacios de Sanabria) de 300 años y casi 10 m de grosor, el castaño de Cervantes (Robleda- Cervantes) de 500 años y 11,10 m de grosor y el castaño de San Juan (Robleda-Cervantes) de 500 años y 10,80 m de grosor.
Pinsapo en El Fenal.
A estos cinco hay que añadirles dos que se encuentran, precisamente, en El Fenal: un pinsapo de 100 años, 22 m de altura, 4,75 m de grosor y 3,52 m de perímetro y una de las 8 secuoyas que hay en la finca, secuoya de 100 años, 27 m de altura, 9,25 m de grosor y 5,71 m de perímetro. Ambos árboles se incluyeron por su “Tamaño, rareza de la especie, porte y edad”.
La secuoya incluida en el
“Catálogo de Especímenes Vegetales de singular relevancia de Castilla y León”
 
Desde mi punto de vista y a título personal faltarían algunos ejemplares que son dignos de estar incluidos en dicho catálogo como pueden ser: el castaño de San Román de Sanabria o el Olivo del Convento de Sancti Spiritus de Toro entre otros muchos, sin olvidarnos de alguno de los tejos del Tejedelo (Requejo de Sanabria), pinos del bosque de Valorio (Zamora) o castaños de la Alcobilla (San Justo de Sanabria).
Olivo del Sancti Spiritus de Toro.
Fue plantado durante la fundación del monasterio a principios del s.XIV.
Tiene 700 años.
Castaño de San Román de Sanabria.
De 24 m de altura y 18 m de perímetro a la base.
Tiene entre 600 y 800 años.
Pinos del bosque de Valorio (Zamora).
Plantados en 1762. Tienen 261 años.
El camino serpentea por el pequeño bosque dejando árboles y belleza a tu alrededor. En la parte alta de las 2 hectáreas que tiene la finca se encuentra la casa del guarda, actualmente cerrada, en la que junto con la casa principal, a principios del s. XX se instaló electricidad y teléfono para comunicar las dos casas. Lógicamente eran las dos únicas casas del pueblo que contaban con esas modernidades y de las pocas de la provincia.
El Fenal es propiedad privada pero creo que se debería de hacer todo lo posible para que se mantenga y que las administraciones públicas lo adquieran o por lo menos ayuden en su conservación, algo que actualmente no sucede y que si no recibe ningún tipo de ayudas puede suponer su ruina.
Caminamos por su sendero. Observamos su belleza. Escuchamos su silencio y nos deleitamos con el conjunto que conforma este lugar tan especial. Al salir mi hija se volvió y me dijo: “Me alegro de haber venido”. Y ya se sabe que los niños nunca mienten.