lunes, 14 de octubre de 2024

Búho campestre: una hipnótica mirada.

Majestuosos. Elegantes. Poderosos. Me miran. Sus enormes ojos amarillentos me observan tranquilos. Son inquietantemente hermosos. Ahí están mirándome fijamente. Son búhos campestres. Son maravillas aladas que siempre que me encuentro los disfruto plenamente, cada movimiento, cada giro, cada aleteo, cada caminar…
El búho campestre es, como se suele decir, la rapaz nocturna más diurna; se alimenta fundamentalmente de pequeños roedores siendo junto con otras rapaces un fantástico controlador de estas poblaciones, por supuesto mucho mejores que el terrible veneno que, por desgracia, se sigue echando en nuestros campos.
Al ver posado al búho campestre en el suelo tienes una sensación extraña, la sensación de que se va a caer de cabeza, que va a perder el equilibrio, ya que está de una forma muy horizontal, casi paralelo al suelo, no como otras rapaces nocturnas que están muy verticales. La explicación de esa postura es muy sencilla: como pasa gran parte de su tiempo posado en el suelo, tiene que adquirir una posición que no destaque demasiado; si estuviera más vertical se le vería inmediatamente en la llanura; por el contrario otras rapaces nocturnas están mucho más verticales porque tienen que pasar desapercibidas en lo alto de un árbol y deben asemejarse a las ramas que están a su alrededor.
El búho campestre es un invernante común en España llegando desde zonas nórdicas y rusas; desde los años noventa del siglo pasado cría en nuestra tierra, sobre todo en Tierra de Campos, donde encuentra una buena despensa de comida necesaria para sacar adelante a sus pequeños. Zamora alberga una de las principales poblaciones de esta especie en España junto con Palencia y Valladolid. Es una especie que se asocia a la abundancia de comida (roedores, fundamentalmente, topillos) con lo que unos años habrá más que otros en función de la comida disponible.

SEO BirdLife: Distribución observada en el III Atlas (2014-2018)

En el artículo"Remote tracking unveils intercontinental movements of nomadic Short-eared Owls (Asio flammeus) with implications for resource tracking by irruptive specialist predators” de John Calladine, Gunnar Thor Hallgrimsson, Neil Morrison, Chris Southall, Hallgrimur Gunnarsson, Fernando Jubete, Fabrizio Sergio y François Mougeot se cuenta el estudio realizado entre 2017 y 2022 donde se marcaron 47 ejemplares (Islandia (13), Escocia (17) y España (17: Palencia, Valladolid y Huelva).
En ese estudio que contó con la participación del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos, la Universidad de Valladolid y la Estación Biológica de Doñana, se ha podido comprobar que “las distancias entre áreas de cría han oscilado desde 41 y 4216 kilómetros, observando que hay muy baja fidelidad o filopatria a las zonas de cría anteriores. …En Escocia, hubo una hembra marcada en 2017, que en el año 2018 crió dos veces, una a 41 km de la zona de cría anterior, y otra en Noruega, a 926 km de distancia de esta última”. (Artículo de Alfonso Guido)
Seguimiento de los ejemplares marcados en España. (Artículo mencionado)
Además se ha constatado una estrategia de supervivencia para criar el mayor número posible de pollos, al año, con las mejores condiciones posibles para su supervivencia: “En España, se ha dado el caso de que una hembra abandonó a los pollos una vez estos ya eran capaces de termorregular por si solos, pero antes de que tuvieran total independencia, dejando al macho con el papel de crianza hasta esa independencia absoluta. Esto, denota una estrategia clara, la hembra con capacidad de criar hasta tres veces en un mismo año, optimiza el tiempo de esta manera para volver a comenzar en otro lugar el mismo proceso, y sacar otra pollada de jóvenes búhos campestres y asegurar así las supervivencia y continuidad de la especie”. (Artículo de Alfonso Guido)
Búho viajero, nómada que vuela sin ruido alguno gracias, fundamentalmente, a sus plumas (como el resto de búhos). Plumas que están aserradas en los extremos para amortiguar el sonido que producen al chocar entre ellas así como su disposición especial que hace que el aire fluya entre ellas y no provoque ningún sonido por rozamiento.
Plumas que le dan un color marrón, rojizo, pardo, blanco, leonado que le hace camuflarse perfectamente entre la vegetación de la estepa. Un color que le camufla como a un fantasma cuando se encuentra en el suelo entre hierbas o arbustos.
Plumas que varían de color de unos ejemplares a otros, haciendo que unos sean más blancos, otros más tipo leonados o más oscuros. Plumas que en su disco facial son blancas o amarillas sucias; disco facial de plumas rígidas que hacen la función de antena parabólica dirigiendo el sonido que puedan detectar hacia el oído que tiene recubierto de otras pequeñas plumas marrones que levantan cuando están nerviosos o alterados.
Ahí estaban. Mirándome con esa mirada hipnótica, penetrante que rebusca en tu interior, que te escruta sin remisión. Belleza alada que siempre es una delicia poder disfrutar en nuestra maravillosa tierra.
(Todas las fotografías que aquí aparecen han sido tomadas desde dentro del coche, sin abandonar el camino, ni salir del mismo. No es necesario salir ni perseguir a los búhos para conseguir fotografías de estas bellas aves).

domingo, 6 de octubre de 2024

Juntas de Extinción de Animales Dañinos II: la masacre.

Continuo con esta serie de entradas relativas a las malditas Juntas de Extinción de Animales Dañinos que tanto perjuicio causaron a nuestro medioambiente y cuyas consecuencias supusieron un terrible bagaje difícilmente admisible; antes de comenzar me gustaría hacer hincapié en que todos los datos que aparecen en esta entrada provienen del magnífico trabajo realizado por Eduardo J. Corbelle Rico y Eduardo Rico Boquete titulado "La actividad de las Juntas de Extinción de animales dañinos en España (1944-1968)".
Las Juntas de Extinción de Animales Dañinos y Protección de la Caza existieron como tales entre 1954 y 1962 (el 11 de agosto de 1953 se publicó el decreto de creación y se extendieron hasta 1968. En 1970 se promulga una nueva Ley de Caza que elimina dichas Juntas de Extinción).
Se mataron 1.961 lobos en ocho años.
Es muy difícil entender que en esos ocho años se mataran la friolera de 1.961 lobos, 53.754 zorros, 3.479 gatos monteses, 1.207 águilas reales, 10.161 milanos, 1.038 búhos, 1.339 tejones, 104.966 urracas, 18.733 lagartos o 153 linces. Números que asustan y marean. Números vergonzosos. Números que no eran los totales ya que en ellos no se incluían algunos animales capturados en monterías de cotos privados o del Estado, ni los pollos o huevos de las aves, ni los animales cazados por furtivos, ni los animales del resto de provincias que no tenían Junta de Extinción ya que “solamente” había veinte provincias (Ávila, Badajoz, Cáceres, Ciudad Real, Córdoba, Cuenca, Granada, Guadalajara , Huesca, Jaén, León, Lugo, Madrid, Oviedo, Palencia, Salamanca, Santander, Soria, Toledo y Teruel) que tenían constituidas Juntas de Extinción de Animales Dañinos pero en el resto también se cazaba, ni tampoco se incluyeron algunos animales muertos que no se incluían en las cifras oficiales de la Junta de la provincia, por ejemplo en Teruel entre 1959 y 62 no se incluyeron 3.323 pollos ni 6.166 huevos de córvidos.
Se eliminaron 514.888 córvidos en ocho años...
más los miles que no se computaron.
Las Juntas se financiaban con subvenciones del Servicio Nacional de Caza y Pesca fluvial, con los presupuestos de los Ayuntamientos y con las donaciones de diferentes asociaciones de cazadores y ganaderos. Se concedieron 717.000 pts en subvenciones del Servicio Nacional de Caza y Pesca fluvial a las Juntas de Extinción de Animales Dañinos entre 1954 y 1962 para pagar a los alimañeros que entregaban los animales abatidos, se concedían premios a los más destacados y se publicitaban los beneplácitos conseguidos. Se pagaron 4.209.233 pts en premios en esos 8 años.
Cada animal se pagaba a un precio estipulado que no era el mismo en cada provincia o que variaba su valor dependiendo de determinadas circunstancias, por ejemplo “…en 1956 la Junta de Guadalajara elevó el valor concedido al búho real: “Ya que por razón de sus dimensiones y potencia combativa pueden ser elevados los daños que ocasiona a la caza”.
Se eliminaron 29.880 reptiles en esos ocho años.
Se mataron la escandalosa, terrible y vergonzante cifra de 638.474 animales en ocho años. Distribuidos de la siguiente forma: reptiles (29.880), córvidos (514.888), rapaces (22.024) y mamíferos (71.682).
Cifra que se queda corta ya que como dije anteriormente no se incluían algunos animales capturados en cotos privados de caza, ni los pollos o huevos de las aves, ni los animales cazados por furtivos, ni los animales del resto de provincias que no tenían Junta de Extinción. Ni las puestas, pollos o que cachorros morían al ser eliminados sus padres, ni algunos animales muertos que no se incluían en las cifras oficiales de la junta de la provincia.
Para llevar a cabo esta verdadera masacre se estableció un sistema de pago en dinero para todos aquellos "alimañeros" que presentaran cualquiera de los animales dañinos establecidos. Alimañeros que estaban muy bien vistos a nivel social y que gozaban de una buena fama. Se les pagaba por animal presentado, daba igual cómo fuese cazado (venenos, cepos, lazos, disparos, trampas...), dónde y, por supuesto, sin respetar épocas de reproducción.
Se masacraron 22.024 rapaces en los ocho años.
"Las Juntas de Extinción estaban compuestas por representantes de la Administración forestal, los propietarios de los cotos de caza y los representantes de los ganaderos. De esta manera, cada Junta provincial quedaría presidida por el Ingeniero Jefe del Distrito Forestal y también pasarían a formar parte un representante del Gobernador Civil, un miembro del sindicato oficial, tres ganaderos y tres propietarios de cotos, nombrados por la Dirección General de Montes"
(Eduardo J. Corbelle Rico y Eduardo Rico Boquete)
Las "malditas" Juntas de Extinción de Animales Dañinos masacraron gran parte de nuestra fauna causando unos daños que, en algunas especies, no se han podido recuperar o, todavía hoy en día, se están recuperando muy lentamente. Es increíble y vergonzoso que se pagaran tales cantidades de dinero simplemente porque esos supuestos "animales dañinos" tocaban o afectaban (nunca se hizo ningún estudio acerca de los daños económicos que producían) a bienes que se consideraban intocables como eran la caza y la ganadería.
Un verdadero desastre de consecuencias impredecibles y que todavía actualmente estamos pagando. Entre ellas la pérdida de un enorme potencial genético, la desaparición de determinadas especies en muchas provincias y la casi extinción de otras o la alteración en los ecosistemas y la cadena trófica.
Entre tanta sin razón algunos propietarios de grandes fincas, que no estaban de acuerdo con esa gestión, prohibieron en sus terrenos la caza de ciertos animales como fueron dos fincas en la Sierra de Andújar que prohibieron cazar el lince ibérico, lo cual salvó de la absoluta desaparición al gran gato y otros propietarios en Doñana y Extremadura hicieron lo mismo con el águila imperial ibérica. Estos propietarios salvaron de una extinción segura a estas dos especies emblemáticas de nuestra fauna.
Las Juntas de Extinción de Animales Dañinos fueron una sin razón absoluta, una verdadera tragedia para la fauna española y para la sociedad que terminó por tres razones fundamentales; la primera un cierto colapso económico (según pasaron los años no había tanto dinero para pagar a los alimañeros los animales capturados). La segunda por la presión de organismos internacionales a las autoridades españolas por tal desatino y, la tercera, el nacimiento de una nueva concienciación medioambiental promovida por guardas, algunos propietarios, científicos y naturalistas, entre los que destacaron por encima de todos: Félix Rodríguez de la Fuente, José Antonio Valverde y Jesús Garzón. 

martes, 1 de octubre de 2024

Juntas de Extinción de Animales Dañinos I: antecedentes.

Hace 11 años hice una entrada en este blog acerca de las malditas Juntas de Extinción de Animales Dañinos en España, creo que es un buen momento para recordar algunos de los datos de los miles de animales muertos mientras estuvieron en vigor ya que parece que se nos olvidan las atrocidades cometidas en contra de nuestra fauna y siempre es bueno recordar ciertos hechos para que nunca más vuelvan a repetirse aunque, por desgracia, a más de uno le gustaría.
Las Juntas de Extinción de Animales Dañinos forman parte de uno de los períodos más tristes, dolorosos y de consecuencias más terribles, a nivel medioambiental, de la historia de nuestro país.
Durante años se persiguieron miles de animales de nuestra fauna. Esta masacre estaba promovida y financiada por las Administraciones Públicas de nuestro país que situaron a determinadas especies al borde de la extinción. Se mataron miles de animales simplemente por el hecho de ser, según ellos, perjudiciales para la caza, la ganadería y la agricultura. Esta era la razón fundamental para la creación de Las Juntas de Extinción de Animales Dañinos y Protección de la Caza que existieron como tales entre 1954 y 1962 (el 11 de agosto de 1953 se publicó el decreto de creación y se extendieron hasta 1968. En 1970 se promulga una nueva Ley de Caza que elimina dichas Juntas de Extinción).
En esta primera entrada que quiero dedicar a este tema me voy a centrar en ciertas leyes precursoras de esta malditas Juntas de Extinción en las que se perseguía a las "alimañas" de forma más o menos oficial.
“En 1542, Carlos I dictó la primera ley sobre caza de predadores de la que existe referencia. En esta época la caza era un privilegio reservado a la nobleza, pero el rey no dudó en permitir que cualquier persona participara en batidas para exterminar a los lobos. Esta ley fijó una norma, vigente durante más de 400 años: la recompensa económica para aquellos que mataran una alimaña. Así surgieron los primeros alimañeros.
Ya en el siglo XVIII, Carlos IV dictó una ley ordenando el exterminio de lobos y zorros, estableciendo el pago de 8 ducados por cada lobo, 16 si era hembra, 24 si la apresaban con la camada y otros 4 por cada lobezno. También se pagaban 20 ducados por cada zorro y 8 por cada cría”. (Del artículo aparecido en La Nueva Crónica)
Con estas leyes a las que se les va incorporando la persecución a águilas y linces en 1902 llegamos hasta que, por ejemplo, en 1903 el ayuntamiento de Villardeciervos (Zamora) en su Ley de Caza, en el reglamento del 3 de julio de 1903, en el artículo 69 dice los siguiente: “Las personas que persigan y den muerte a los animales dañinos que a continuación se expresan, obtendrán los Ayuntamientos respectivos las siguientes recompensas:”
A continuación enumera lo que se va a pagar a cada persona que se presente en el Ayuntamiento con uno de los animales, llamados "alimañas", que detalla en la siguiente lista. Así se pagarán por cada lobo muerto 15 pesetas, cada loba muerta 20 pts y cada lobezno 7,50 pts; recordemos que el sueldo medio de un albañil en 1903 era de 3,14 pts el jornal y 125,2 pts al mes con lo cual había alimañeros profesionales que recorrían amplias zonas para eliminar cualquier animal por el que le pagaran.
Cada zorra muerta 10 pts, cada zorro 7,5 pts y cada cría de zorro 3,75 pts al igual que cada garduña, gato montés, turón o lince ibérico.
Las aves también estaban incluidas en la ley: “Por cada ave de rapiña de tamaño igual o superior al milano, 4pts”. “Por cada ave de rapiña de tamaño menor al milano, 2pts”. “Por cada cría de ave de rapiña de tamaño igual o superior al milano, 2pts” y “Por cada cría de ave de rapiña de tamaño menor al milano, 1pts”.
Fotografía situada en la Oficina de Turismo de Villardeciervos
(de su facebook).
En la misma ley del Ayuntamiento de Villardeciervos se especifica la presentación de orejas y cola si era lobo o zorro para poder cobrar el dinero; cabeza y patas si era ave de rapiña y piel si era un animal pequeño. Estos ”comprobantes” certificaban la muerte del animal y así se podía cobrar la recompensa.
Si hablamos de un ayuntamiento como Villardeciervos y lo ampliamos a más zonas del país ¿Cuántos animales se mataron con estas leyes? No quiero ni pensar los miles de animales que se eliminaron por el hecho de considerarse perjudiciales para la caza, la ganadería y la agricultura.
En los años cuarenta del s. XX desde la Administración del Estado se incentivó el fomento de la caza mayor ya que generaba una gran cantidad de beneficios económicos para los propietarios de grandes fincas. Con lo cual comenzaron a surgir grandes cotos (públicos y privados) y Reservas de caza que había que proteger de animales "dañinos" que podían afectar a las especies cinegéticas que daban mucho dinero a los propietarios de los cotos; especies cinegéticas por las que gente de un cierto nivel social y económico, además de altos funcionarios del Estado, pagaban grandes sumas de dinero.
Esos animales dañinos había que eliminarlos ya que habían sido declarados perjudiciales para la caza, ganadería y agricultura. Pero, ¿qué animal se declaraba dañino? Realmente eran todos los animales que podían afectar a la caza, sobre todo la caza mayor, pero también a la menor y a la ganadería. Así, todo lo que pudiera afectar a ciervos, corzos, jabalís, rebecos, cabra montes, gamos, conejos o perdices había que eliminarlo, además de los que tocaban a la ganadería; con lo cual, se eliminaron, sin piedad alguna, un sin fin de animales que las cifras estadísticas oficiales dejan cortos.
Año 1956.
Y así llegamos hasta algún experimento anterior y precursor inmediato de las Juntas de Extinción de Animales Dañinos como sucedió en la antigua provincia de Santander en la que existió una Junta entre 1944 y 1953 que sirvió como base para la posterior y definitiva creación de estas Juntas de Extinción de las que hablaré en la siguiente entrada.

miércoles, 25 de septiembre de 2024

Reintroducción del lince ibérico en Zamora: ¿Estamos perdiendo la oportunidad?

“En Zamora siempre hubo linces, ojalá, en algún momento, podamos decir que tenemos una población en nuestra provincia ya sea por su llegada natural o por entrar a formar parte en alguna de las reintroducciones que se llevan a cabo, sería un auténtico sueño hecho realidad”.
Estas palabras las escribí hace algunos años y actualmente pueden convertirse en una realidad…o no.
A principios de septiembre se celebró en Almaraz, uno de los pueblos en los que se pretende reintroducir, una reunión en la que se mostraron diferentes opiniones en contra de la llegada del lince ibérico a la provincia de Zamora.
Es una lástima que tan bello animal desapareciera definitivamente de nuestra provincia a principios de los años 90. Dos hechos marcaron el declive y extinción del lince en Zamora: la disminución de los conejos y la reforestación en la segunda mitad del siglo XX.
El lince, en teoría, es un animal especialista ya que su alimentación se basa, en un alto porcentaje, en el conejo. Cuando el conejo comenzó su declive, el lince en Zamora, también.
La aparición en 1952 de la cepa de la mixomatosis que afectó terriblemente a los conejos dejó a nuestro lince bastante tocado. Su lenta decadencia se vio rematada por la aparición en 1987 de la neumonía hemorrágico vírica que eliminó gran parte de su población, firmando la sentencia de muerte para el lince, a lo cual, le añadimos la alteración de su hábitat con la reforestación de pinos en gran parte de la sierra, lo que eliminaba tanto su hábitat como el de sus presas.
El lince en Zamora, igual que en gran parte de España, se dejó morir, no se hizo nada por su conservación, ni siquiera se intentó. Desapareció y punto. Si no se hubieran realizado programas de ayuda en Andalucía, al lince, le hubiera pasado lo mismo y el felino más amenazado habría desaparecido de toda España.
Recordemos que en el año 2002 estuvo al borde de la extinción ya que solamente quedaban 94 ejemplares en Andalucía. A partir de ahí comenzaron los programas de recuperación en los Centros de Cría en Cautividad con una fuerte inversión europea aparte de la española. Centros que han supuesto un enorme éxito a lo largo de los años y, tras un enorme esfuerzo, inversión y trabajo el estatus del lince ibérico pasó en 2015 de estar “en peligro crítico” a “en peligro” según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y conseguir llegar en 2023 a 2.021 ejemplares en toda España.
Se tienen datos de la existencia de lince ibérico en la provincia de Zamora hasta principios de los años 90 del s. XX, desde ahí nada, excepto la irrupción a finales de 2015 y principios de 2016 de Kentaro, un lince que hizo replantearnos muchas de las certezas que se tenían acerca del lince ibérico hasta ese momento.
Fotografía de Kentaro en Zamora.
Llegamos hasta el momento actual en el que se pretende la reintroducción del lince ibérico en los Cañones del Duero en nuestra provincia y ahí han salido las voces disonantes que se dejaron escuchar en la reunión a principios de septiembre en Almaraz.
El 6 de septiembre se publicó en la Opinión de Zamora un artículo del que he sacado los siguientes párrafos entrecomillados que muestran las diferentes opiniones entre responsables de la administración y los colectivos de cazadores. (Ver el artículo completo aquí).
La Junta de Castilla y León “…insiste en el mensaje del necesario consenso y aprobación de la mayoría del territorio para ejecutar la reintroducción del lince ibérico en los Cañones del Duero…bajo ningún concepto este proyecto saldrá adelante sin la aceptación de la sociedad".
El colectivo más reticente, los cazadores, que lo ven como un competidor para sus intereses cinegéticos.
“"No va a aportarnos nada a los pueblos" sostiene categórico Javier Martín, presidente del coto de Villaseco del Pan. Frente a los datos que presenta la Junta de áreas con abundante población de conejo como una de las variables a tener en cuenta para la reintroducción del felino en los Cañones del Duero… los cazadores aseguran que "no hay conejos. Pueden decir lo que quieran, pero nosotros somos los que salimos al monte, sabemos cómo está. Que un cazador mate 3 ó 5 conejos en una temporada, ¿eso es decir que hay superpoblación?".
Promesas que tampoco convencían a un colectivo encasillado en la idea de que "el lince trae problemas, restricciones y no acaba con el meloncillo o los tejones o el zorro. No me lo creo" apuntaba uno de los presentes en la reunión. "Hay vídeos que demuestran que el lince se enfrenta al zorro, la garduña o la jineta" rebatían los técnicos de Medio Ambiente.
Apoyando las tesis de la Junta, Manuel Martín, técnico de la Fundación Hábitat que desde hace 25 años trabaja en la recuperación de la especie a través de programas de conservación. "No hemos llevado el lince a ningún sitio donde se haya querido porque sin consenso esta proyecto no tiene futuro. Pero tengo la experiencia de zonas de Andalucía y Castilla-La Mancha donde al principio había reticencias y hasta ahora nadie ha dicho que no al lince. Se puede demostrar que donde hay lince mejora la población de conejo. Pueden preguntar a los cazadores de esas zonas donde se ha reintroducido la especie" argumentó mientras explicaba los términos de los convenios que deberían firmarse para continuar adelante y presentar la candidatura a la propuesta de reintroducción del lince.
Javier Martín, presidente del coto de Villaseco, lamenta que las consecuencias las puede pagar la perdiz, "una especie que es una maravilla en los Arribes del Duero; es de lo mejor que tenemos, en cantidades aceptables y se la van a cargar, porque si no hay conejo, el lince tiene que comer. Como nos lo metan, va a crear un impacto muy negativo sobre la perdiz, que es de lo poco que tenemos, procuramos cuidarla y respetarla, lo último que queremos es que entre el lince".
Javier Martín teme por "las restricciones que nos van a imponer, por no decir las consecuencias que vamos a pagar si le ocurre algo a alguno de los linces. Si alguien pega le pega un tiro, está claro que nos cierran el coto. La amenaza va a estar ahí siempre".
No sólo están en contra los colectivos de cazadores sino que también el líder regional de UPA, Aurelio González, a principios de marzo de este año rechazaba la reintroducción del lince por las posibles limitaciones de velocidad, del uso de herbicidas o maquinaria pesada. (Radio 5 todo noticias en un reportaje de Paolo Chinchayhuara, escuchar aquí).
Ese sueño de ver al lince ibérico volver a la tierra en la que vivió durante toda la vida y de la que nunca debió desaparecer, puede truncarse por una falta de consenso en la que priman mas, ciertos intereses que nada tienen que ver con los beneficios de su reintroducción, aparte de inquietudes, miedos y reticencias sin fundamento que aunque se explique por activa y por pasiva que, en las zonas en las que vive y se ha reintroducido, no haya supuesto ningún problema para ningún colectivo además de no producirse ninguna restricción por su suelta.
Aparte de la reintroducción en Zamora el plan de la Junta de Castilla y León es hacerlo también en la comarca del Cerrato en Palencia donde no está existiendo ningún problema social para la llegada del lince sino que lo están viendo como una oportunidad de futuro tanto a nivel económico como social. (Artículo: “Las reticencias de Zamora colocan a Palencia en ventaja para recibir primero al lince”)
¿De verdad que los grupos que se oponen a hacerlo en Zamora no ven los beneficios que puede traer a sus pueblos? ¿No entienden la oportunidad que tienen? ¿Cómo es posible que las reticencias de esos sectores arruine todo un proyecto? 
(Quiero agradecer enormemente a Fernando García y Manuel Segura sus fotografías para ilustrar esta entrada).

domingo, 8 de septiembre de 2024

Buitres: básicos pero denostados durante siglos ¿Cómo llegan a una carroña?

Los carroñeros han tenido muy mala fama y siempre se les ha asociado con la muerte, con un animal que vive de la desgracia ajena. Pero su función de limpiadores del campo es imprescindible ya que eliminan posibles focos de infección que se puedan trasmitir a otros animales, la ganadería o incluso al ser humano.
Ayer, primer sábado de septiembre, se celebró el “Día Internacional de Concienciación sobre los Buitres”. Día que surgió en 2006 a raíz del Programa de Aves de Presa del Endangered Wildlife Trust de Sudáfrica y el Hawk Conservancy Trust de Inglaterra a los que se les han añadido actualmente Vulture Conservation Foundation y Vulture Specialist Group (enlace SEOBirdLife e IVAD).
Si los buitres son básicos para la eliminación de carroñas en el campo ¿Cómo es su orden de llegada a esa carroña? ¿Cómo hacen su función?
En nuestro país tenemos cuatro buitres: negro, leonado, quebrantahuesos y alimoche. Los cuatro viven principalmente de las carroñas; la evolución les ha ido confiriendo una serie de características especiales para que todos se alimenten de una misma carroña sin solaparse, son complementarios, no van a entorpecerse unos a otros, todos tienen su lugar y función.
Cuando aparece una carroña en el campo los primeros en llegar son los córvidos (urracas, cuervos, cornejas…) que solamente pueden comer las partes blandas del animal (lengua, ojos,…). Como buenos córvidos no pararán de moverse de un lado a otro, alrededor y sobre el cuerpo del animal muerto. Este movimiento es crucial ya que la incidencia de los rayos del sol sobre sus plumas provocarán unos reflejos que se verán a gran distancia actuando como verdaderos faros para los buitres, ya que esos reflejos los observan desde la altura e identifican lo que suponen esos movimientos.
Buitre leonado con dos negros.
Buitres negros con varios cuervos.
Los siguientes en llegar son los buitres negros, el ave de mayor envergadura de Europa (pueden medir hasta 3 m con las alas extendidas). Se dan prisa en llegar ya que prefieren comer sin ser molestados o agobiados por los buitres leonados. Con su fuerte pico abren el cuerpo y solamente comen a nivel superficial (músculos,…); si comieran piel o pelos lo devolverían en forma de egagrópilas (una especie de bolas que regurgitan). 
Buitre leonado.
Mientras tanto, los buitres leonados, comienzan a comunicarse, unos a otros, que uno de ellos ha encontrado comida, y lo hacen de una manera muy curiosa.
Los buitres leonados viven en grandes comunidades que todas las mañanas, aprovechando las térmicas (aire caliente) salen a explorar el campo. Lo hacen subiendo lentamente y, casi sin esfuerzo, se dejan llevar por el aire caliente hasta gran altura, extendiéndose de tal manera que cada buitre patrullará una zona, lo cual les permite colaborar en busca de comida abarcando una enorme extensión de terreno.
Desde esa gran altura buscan el movimiento de los córvidos sobre la carroña, ven los reflejos, y rápidamente hacen un vuelo característico que indicará a sus compañeros más cercanos que allí hay comida. Esos buitres harán lo mismo y se dirigirán hacia la carroña, de tal manera que en muy poco tiempo se lo han ido comunicando unos a otros, juntándose un gran número de buitres leonados cerca del animal muerto.
Esperarán a que el buitre negro abra el cuerpo, ya que ellos no pueden hacerlo, sus picos no son tan fuertes; si en la zona no hubiera buitres negros deberían de esperar a que un mamífero: zorro, lobo e incluso jabalí, hiciera ese trabajo.
Cuando el zorro, lobo, jabalí o buitre negro han terminado de comer, los buitres leonados que están esperando su turno, se lanzan a la carroña, pero lo hacen de una manera organizada, comen por orden jerárquico, de mayor a menor importancia. Comerán las partes internas del animal, las vísceras, dejando los huesos pelados. Si por la zona hubiera alimoches comerían tras los buitres leonados o, si pueden, restos de lo que se les vaya cayendo, si no comerán lo que les quede de la carne pegada a los huesos.
Alimoches.
La naturaleza es sabia y la evolución ha diseñado a estos buitres para ser lo más eficientes posible con los menores riesgos posibles. Los buitres leonados tienen el cuello pelado como medida de higiene ya que si tuvieran plumas, al introducirse dentro del cuerpo, se les quedarían pegadas bacterias provocando infecciones. Por el contrario el buitre negro solamente tiene pelada la cabeza al comer partes externas y no meter todo el cuello en el animal muerto, al igual que el alimoche que tiene pelada la cara.
Al hablar del alimoche siempre recuerdo uno en especial, se llamaba Gaspar y aparecía en un capítulo de El Hombre y la Tierra. En él se veía cómo rompía huevos de avestruz, otra forma de alimentarse. Así lo hacen los alimoches, rompen huevos de dos maneras diferentes, tirándolos contra piedras o cogiendo piedras y tirándolas contra el huevo, es decir, utilizan herramientas para su beneficio, es el único caso en las aves. Lo hace en función del tamaño del huevo. Si está en África y coge un huevo de avestruz le lanzará piedras. Si es un huevo pequeño lanzará este sobre las piedras.
En la naturaleza todo se aprovecha, nada se desperdicia. Al terminar los buitres leonados y alimoches aparecería, en las zonas que hubiera, el quebrantahuesos que, como su nombre indica, se alimenta de los huesos que quedan tras la comilona de los otros buitres. Si el hueso es demasiado grande lo cogerá y tras elevarse volando a cierta altura; lo lanzará para que se rompa contra las piedras y así comerlo.
De estos cuatro buitres: negro, leonado, quebrantahuesos y alimoche, el único que emigra a África es este último.
Esta es la función de los carroñeros, limpiar el bosque, y os aseguro que presenciar a cientos de buitres comiendo una carroña no deja a nadie indiferente.
Buitre negro con anilla 3FC
Los buitres realizan grandes desplazamientos para alimentarse, un ejemplo es este buitre negro llamado Espiga con anilla 3FC anillado en octubre de 2021 dentro del programa Monachus de Grefa, recuperado en el CRAS de Valladolid y posteriormente liberado en la Sierra de la Demanda (Burgos) que he podido ver varias veces en el CRSU de Zamora y que porta GPS. En la siguiente imagen se puede ver su recorrido en el año 2022.
En España podemos disfrutar regularmente de estas cuatro especies de buitres: buitre leonado, buitre negro, alimoche y quebrantahuesos aunque los avistamientos de buitre moteado han ido en aumento en los últimos años.
En nuestro país disponemos de las poblaciones reproductoras más importantes de estos cuatro buitres a nivel europeo. En las siguientes imágenes extraídas del informe de Vulture Conservation Foundation podemos ver la distribución en Europa y norte de África (más información en VCF).
Buitre leonado.
Buitre negro.
Alimoche
Quebrantahuesos
Los buitres son básicos para nuestro medioambiente, debemos cuidarlos, respetarlos y quitar definitivamente su estigma de animal fúnebre y de mala fama que le ha perseguido durante siglos. Su importancia lo merece.

sábado, 24 de agosto de 2024

Hablando de lobos en un entorno muy especial.

Cada verano desde hace seis años expongo fotografías de fauna en el precioso chiringuito del río Caparrota de Puebla de Sanabria (Zamora). Fotografías cuya finalidad principal es dar a conocer la riqueza faunística de la comarca de Sanabria y La Sierra de la Culebra, una auténtica desconocida para muchos sanabreses y visitantes que se acercan hasta el precioso lugar junto al río Tera en el que Javy Martín Requejo siempre tiene un si para mostrar la naturaleza en su precioso y coqueto, además de comerse muy bien, chiringuito. Gracias Javy.
Como cada año un día concreto la exposición sale a la chopera, al exterior, para que la gente que por allí pasa se acerque y pueda disfrutarla. Además explico las fotografías, cuento historias y se habla del tema expuesto ese año y, este año, tocaba el lobo ibérico.
Muchas gracias a todos los que ayer acudisteis a escuchar hablar de lobos. Fue un verdadero placer ver tanta gente dispuesta a escuchar historias, en base a las fotos allí expuestas de Fernando García, Manuel Segura, Hipólito Hernández y José Barrueso (a los cuales les agradezco enormemente compartir sus fotografías para exponerlas), de este animal tan emblemático y mítico que debemos conocer para poder respetar y valorar.
Una gran satisfacción hablar para toda la gente que allí se congregó y fue mucha, formando un clima verdaderamente especial en el maravilloso entorno del río Tera junto al chiringuito Caparrota que recomiendo especialmente a todo aquel que se acerque a Puebla de Sanabria.

viernes, 16 de agosto de 2024

¿Saben los ciervos cuando el lobo es un peligro?

Una manera para dar a conocer el lobo ibérico es mediante la exposición que lleva todo el verano en el Chiringuito del Río Caparrota en Puebla de Sanabria (Zamora); exposición sobre el lobo ibérico en la que se pueden ver diferentes fotografías de Hipólito Hernández, Manuel Segura, Fernando Roncero y José Barrueso que nos sumergen en la vida de este icónico animal. Os invito a que si pasáis por la preciosa Puebla de Sanabria os acerquéis hasta allí para poder verla y disfrutarla. Desde aquí quiero dar las gracias a Javier Martín Requejo, alma mater del chiringuito, que siempre tiene un sí para mostrar la naturaleza en su coqueto bar.
Otra forma de dar a conocer diferentes aspectos del lobo ibérico es mediante relatos de observaciones como el siguiente:
“Caminaba despacio. Sin prisa. Recreándose. Con ese paso lento que pareciera que bailara sobre la suave alfombra de la mañana. El sol comenzaba a calentar y su pelo brillaba como un rayo en la noche cuando paró y se metió entre un grupo de escobas a buscar entre ellas.
Al poco comenzó a comer. Había encontrado la despensa que tenía a buen recaudo de la que sacó un gran trozo de carne para una ocasión como esta, en la que, seguramente, volviera de vacío tras una larga noche de correrías por la sierra. Comía tranquilo. Sin ser molestado por nada ni por nadie. Cuando terminó, ahora si, con la barriga llena, reanudó la marcha para llevar comida a sus pequeños que lo esperaban ocultos en algún intrincado brezal.
Dos jóvenes ciervos se pararon. Se dieron la vuelta y observaron como el lobo se acercaba a ellos, cada vez más y más cerca. Los ciervos impasibles. El lobo con un caminar lento y fijo en su destino. El lobo se acercaba más y más. Los ciervos inmutables. El lobo llegó a su altura, menos de tres metros los separaban. Los miró y continuó su camino. Los dos ciervos no le quitaron ojo en ningún momento, pero no huyeron, ni hicieron ningún ademán de salir corriendo. Sabían que el lobo hoy, no era un peligro, hoy podían estar tranquilos. El lobo no iba de caza.
Pasados unos minutos otros dos lobos llegaron al mismo punto en el que los ciervos hicieron exactamente lo mismo, pero en esta ocasión otros tres ciervos adultos se encontraban a menos de veinte metros de ellos, en el medio, los dos lobos siguiendo su camino.
Los lobos pararon, se giraron y miraron a los tres ciervos de la parte alta que levantaron la cabeza, pero no huyeron. Los lobos se giraron y miraron a los dos jóvenes ciervos de la parte baja. Los ciervos los miraron pero tampoco huyeron. Todos sabían que hoy los lobos no eran un problema quizás mañana si pero hoy, en esta ocasión, no estaban de caza.
Los ciervos saben perfectamente cuando un lobo es un peligro y cuando no lo es. Saben perfectamente cuando un lobo va en modo caza y cuando no; lo saben desde mucha distancia, desde el mismo momento que lo detectan saben las intenciones de ese lobo que ha aparecido en su radio de acción. Lo observan desde pequeños, desde que su madre les enseña todo lo que deben de saber ya sea relativo a la alimentación, zonas de encame, como huir, de qué huir, qué es un peligro y qué no lo es; entre esos aprendizajes está la observación del lobo. Observan sus movimientos. Ven su manera de andar, de moverse, su actitud, su distribución si son varios lobos, su forma de mirar....aprenden ya que les va la vida en ello.
Los tres ciervos aceleraron el paso. Querían bajar y eso suponía pasar por delante de los lobos. Bajaron y cruzaron a no más de diez metros de los dos lobos que siguieron detrás de ellos, simplemente porque su camino era el mismo. Los ciervos no corrieron en ningún momento, siguieron su camino tranquilamente y los lobos el suyo. Hoy no eran un peligro.”