domingo, 29 de diciembre de 2013

Lagunas de Villafáfila: cada año hay menos gansos.

Esta temporada de gansos está siendo muy preocupante. La sensación cuando vas a las lagunas es que cada vez hay menos gansos. Si hace unos años se podían ver más de 20.000 ahora mismo la cifra no llega a los 10.000. Se ha producido un descenso de más del 50% en muy poco tiempo.
La razón fundamental es que cada año bajan menos gansos desde Alemania y Holanda. El año pasado se quedaron más de 200.000 gansos a invernar allí, con lo cual, si cada vez bajan menos, cada vez habrá menos en las lagunas de Villafáfila ya que, además, las lagunas de La Nava están recibiendo más gansos incluso ha quitado el segundo puesto en número a Villafáfila y pelea por el primero con las marismas del Guadalquivir.
Todos estos gansos que no están viniendo hasta nuestro país lo hacen por una razón fundamental, tienen comida en la zona de Alemania y Holanda. Grandes extensiones de tierra ganada al mar que se utilizaban para el cultivo de flores se están abandonando y dejando libres, con lo cual, en esas tierras crecerán los pastos que son alimento para todos estos gansos que encuentran comida y, además, el invierno, tanto en Alemania como Holanda es, cada año, menos duro, con lo cual se unen estas dos circunstancias para que miles de gansos no se muevan de esas zonas y los que bajan desde los países nórdicos se queden, en gran número, también allí.
Caretos grandes y gansos comunes este diciembre en Villafáfila.
En el año 2012 se contabilizó la llegada a España de 58.168 gansos mientras que el año anterior fueron poco más de 100.000. Esos 58.168 gansos se distribuyeron de la siguiente forma: 21.610 en las marismas de Guadalquivir, 21.437 en las Lagunas de La Nava y Campos 15.121 acudieron a las lagunas de Villafáfila. En este año 2013 los datos serán todavía más bajos ya que, por ejemplo, en las lagunas de Villafáfila, en el último censo, se contabilizaron 9.000 gansos.
Ganso campestre a la izquierda y común a la derecha en marzo de 2012.
Pareja de gansos piquicortos, en primer término,
en la Salina Grande en diciembre de 2011.
Si cada vez vienen hasta nuestras tierras menos gansos también baja enormemente la probabilidad de que entre ellos aparezca algún otro tipo de ganso infiltrado que no sea el común como los gansos campestres, barnaclas cariblancas, gansos indios, gansos piquicortos o careto chico, incluso algún tarro canelo o barnacla cuellirroja; aún así, este año y el pasado, los caretos grandes han venido en un buen número, lo cual, es una enorme alegría.
Ganso indio a la izquierda y careto asomado a su derecha en diciembre de 2012.
Pareja de barnaclas cariblancas, en la zona de pasto, en noviembre de 2012.
Tarro canelo en la laguna de San Pedro en enero de 2013.
Careto grande y ganso campestre entre un grupo de gansos comunes
en el centro de interpretación de Villafáfila en enero de 2012.
Barnacla cuellirroja en noviembre de 2006 en el centro de interpretación.
Pareja de gansos campestres en enero de 2006.
Lo realmente preocupante es la tendencia tan acusada de la falta de gansos en los últimos años que se va acrecentando de una manera exponencial cada año que pasa, esperemos que esta tendencia se revierta y podamos seguir disfrutando de estas aves tan hermosas, curiosas e inteligentes.
(Quiero agradecer enormemente a Pepe San Román y Fernando García su colaboración para la realización de esta entrada, ya sea, mediante sus acertadas apreciaciones o sus fotografías)

sábado, 21 de diciembre de 2013

El aullido del lobo.

Eran las doce de la mañana y parecía todo tranquilo pero un largo aullido sonó en la sierra. Inmediatamente, como si de un resorte se tratara, seis lobos comenzaron a bajar por la ladera hacia el lugar de donde procedía. Bajaban decididos. Firmes. En fila. Sin prisa pero sin pausa. Acudían a la llamada.
El siguiente vídeo fue grabado por Fernando García Roncero con una cámara fotográfica Canon Sx 50 (la calidad no es buena por la distancia pero el momento quedó grabado; para ver mejor el movimiento podéis ponerlo en toda la pantalla). En él se puede apreciar a un grupo de lobos acudiendo a un aullido que se había producido segundos antes. Por desgracia, el aullido, no está grabado pero sí como acudieron todos. Doy las gracias a Fernando y su mujer Alegría por contarme el momento y prestarme el vídeo para esta entrada.
El aullido de un lobo es algo muy especial. Algo que no se olvida fácilmente. Algo diferente y mágico que ha cautivado, atemorizado e intrigado a los hombres desde tiempos inmemoriales y que ha tenido múltiples interpretaciones pero, ¿por qué aúlla un lobo?
El aullido al que acudían estos seis lobos era una llamada. Se estaban comunicando. El lobo que aulló quería algo que los demás interpretaron inmediatamente y a la perfección, quizás quería ayuda, o había cazado, o simplemente estaba reuniéndolos para ir a cazar o algo que nosotros no entendemos o no sabemos comprender pero, desde luego, era una llamada.
El aullido, en mi opinión, sirve para saber donde está el resto de la manada, de su grupo, para transmitirse información o incluso para informar a otros lobos que se encuentran en un territorio que no es el suyo, para remarcar una posición social o simplemente para transmitir un sentimiento o una emoción ya sea de alegría, de tristeza...
Está muy extendido y es muy común creer que el lobo solamente aúlla por la noche, a la luna; algo totalmente falso ya que un lobo puede aullar a cualquier hora del día y el aullido es totalmente diferente en determinados momentos, no aúllan siempre igual.
El aullido de esta llamada era largo, profundo, prolongado en cambio en otra ocasión pude oírles aullar a la una del mediodía con un aullido totalmente diferente. Un aullido corto resonó en el valle, cuando escuchas aullar a un lobo todo tu cuerpo se pone en tensión, en alerta, se te eriza el pelo y escuchas absorbiendo ese sonido mágico y embriagador; inmediatamente, nada más terminar el aullido, otro, igual que el anterior, surgió de un bosquete, a más de un kilómetro de distancia y acto seguido un tercer aullido de igual duración e intensidad surgió en un tercer punto a más de ochocientos metros. Daba la impresión que estaban diciéndose: "¿Dónde estáis?" "Estoy aquí". "Y yo aquí". Evidentemente no soy científico y esta es mi interpretación que algunos consideraràn una locura o una barbaridad.
Otro aullido, completamente diferente, lo pude escuchar una fría noche de febrero en la que me encontraba con un grupo de alumnos cerca de Villardeciervos (estábamos en el Centro de Educación Ambiental). Nos habíamos dividido en tres grupos para escuchar los sonidos del bosque. El silencio era absoluto. Un cárabo se escuchaba en la lejanía mientras la hojarasca se removía a escasos metros nuestros, seguramente algún ratoncillo huiría de nuestra presencia, el silencio era inquietante, pasados unos minutos de escuchar el bosque iba a empezar a leerles la carta del indio Noah Seatlh cuando, justo, antes de hablar, un aullido surgió de la profundidad del bosque. Nos quedamos todos petrificados. Nadie se lo esperaba. El aullido era largo, profundo, eterno..."auuuuuuuuu"; acabó pero le siguió otro corto repetido varias veces "au-au-au" para terminar, nuevamente, en otro aullido profundo y prolongado, con un "auuuuuu" como el de las películas. Las respiraciones de mis alumnos se habían acelerado pero nadie emitió una sola palabra. Estaban absortos. Estaban escuchando el aullido de un lobo, en el bosque, de noche; el aullido se repitió varias veces y cuando terminó nadie decía nada de nada. Estaban impresionados. Continuamos la actividad y al terminarla nos reunimos con el resto de grupos y todos habían oído lo mismo y estaban impactados, jamás lo olvidarán.
Tres aullidos diferentes. Tres aullidos para comunicarse. El aullido es comunicación para un lobo. Cada lobo tendrá su voz. Cada grupo tendrá su aullido. Cada aullido tendrá un significado que podremos interpretar de mil formas diferentes pero que solamente el lobo sabrá su verdadero significado pero su aullido seguirá impresionándonos. Que el aullido del lobo nunca se apague que siga siendo acunado por el viento y podamos escucharlo para seguir sintiéndolo. 

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Lince ibérico: sensaciones encontradas.

El pasado puente he estado en Andujar y mi viaje ha tenido sensaciones encontradas. Por un lado he visto al lince ibérico, ese tesoro natural que debemos de preservar con todas nuestras fuerzas, de una manera que jamás hubiera imaginado, a unos escasos metro y medio de distancia; por otro lado he notado la enorme preocupación y problemática actual de esta zona que es el último reducto estable del lince en la península ibérica y si pasa por dificultades todos lo lamentaremos. Intentaré entremezclar mis sensaciones encontradas. Espero conseguirlo.
Las fotografías de esta entrada no son de este viaje.
Son tomadas en enero de 2013 por...
Desde el pasado carnaval en el que realicé mi última visita a este enclave maravilloso hasta ahora el descenso de avistamientos de lince en la zona ha sido alarmante; mientras en febrero pude observarlo todos los días (mañana y tarde) en esta ocasión solamente lo he visto en dos ocasiones. Mientras que en la misma zona hace diez meses había unos 14 ó 15 linces, en la actualidad, calculan que hay cuatro. Un descenso alarmante y preocupante que seguramente no obedezca a un sólo factor sino que sea una mezcla de diferentes condicionantes que unidos dan lugar a este descenso.
...Fernando García Roncero al que agradezco enormemente
prestármelas para ilustrar esta entrada.
Todos los astros se aliaron para que viéramos al gran gato. Si no nos hubiéramos ido casi al anochecer por culpa de unos descerebrados que no sabían comportarse, no lo hubiéramos visto. Si no nos hubiera parado la Guardia Civil en el camino para mirarnos el coche, no lo hubiéramos visto. Si no llegamos a parar para hacer una foto a un precioso ciervo con el atardecer a su espalada, no lo hubiéramos visto...
La belleza de este animal es embriagadora.
El primer factor que creo que influye en este descenso de linces es la disminución espectacular de conejos en los últimos diez meses. Esta disminución de conejos puede deberse a la falta de lluvias desde junio, al ataque de una nueva cepa de la enfermedad hemorrágico vírica o, quizás, a la presión excesiva de esos 14 linces en tan poco terreno. Quizás sea una mezcla de los tres. Sabemos que si el conejo decae, el lince, decae también. Depredador y presa van íntimamente ligados.
Si cada vez hay menos conejo, por lo tanto, la comida escasea, esos catorce linces no tienen comida para todos, con lo cual, los más fuertes, comenzarán a expulsar al resto que deberán de buscar otras zonas en las que sobrevivir. Cuando siga faltando la comida esos linces más fuertes deberán ampliar su territorio quitándole parte del de otros ejemplares que deberán de hacer lo mismo a los de su alrededor. Los territorios pasarán a ser mucho más grandes incluso a no tener límites determinados, a ser algo mezclado, inconexo. Todos estos linces que van siendo expulsados corren enormes riesgos al tener que moverse mucho más por carreteras, autovías o adentrarse en olivares en busca de alimento provocando un aumento de muertes por accidentes, este año han muerto 13 linces atropellados en la zona.
Esos linces que se mueven errantes entre territorios lo harán escondiéndose, por las partes altas de los valles y bajarán a las zonas bajas, en las que están los conejos, durante las horas de menos luz o por la noche. Con lo cual se verán mal, en zonas de paso, en caminos o, simplemente, no se verán.
Los últimos cuatro o cinco años han sido años muy buenos de
observaciones, ahora, esas observaciones son mucho más complicadas.
...ahí estaba el ciervo en un contraluz espectacular cuando, delante del morro del coche, a dos metros escasos, cruzó de derecha a izquierda un precioso lince con total tranquilidad. Elegante. Felino. Majestuoso. Con un andar suave. Nos miró y se metió por debajo de la valla de nuestra izquierda. Subió el terraplén y se paró. Nos miró. Dio dos pasos hacia nosotros y se paró de nuevo. Nos miró nuevamente. Dio un paso más y se quedó a la altura de mi ventanilla, a metro y medio. Nos miró por tercera vez. Nos quedamos congelados. Petrificados e impresionados de la mirada del felino más amenazado del mundo. Esos ojos claros y profundos nos miraban sin miedo, lo hacían con intriga. Se levantó y se fue. Sin palabras.
Así se ve al lince en muchas ocasiones. Un sombra. Una mancha fugaz.
Un movimiento.
En la zona de la que hablo, este año, ninguna hembra ha conseguido sacar adelante a sus cachorros lo que supone un enorme problema. Si el conejo disminuye todavía mas este próximo celo será un desastre ya que muchas hembras no entrarán en celo o no quedarán preñadas, con lo cual bajará en número de cachorros todavía más. Si algunas se quedaran preñadas necesitarán para sacar adelante a sus pequeños un número determinado de conejos y, si no los hay, las pérdidas serán incalculables. Si en 2012 las cifras totales de cachorros que consiguieron sobrevivir fueron 44 el número de este año será mucho menor (se estiman entre diez y doce). Si en 2012 se contabilizaron un total de 305 linces; censo que bajó, por primera vez, en años. Esos 305 únicos linces que quedan en el mundo, seguramente, se verán mermados en el censo de este año 2013. El problema es considerable y muy preocupante.
El conejo y el lince van unidos. Si uno desaparece o baja, el otro le sigue. Si no hay conejos, no habrá lince y como dice Ramón Pérez de Ayala (WWF Life Iberlince): “Tememos que se nos venga abajo el trabajo de los últimos 10 años". Si eso sucede será un verdadero desastre. Esperemos y confiemos en el saber hacer y responsabilidad de los que deben de tomar las decisiones para que volvamos a la senda de la recuperación.
El lince es un animal que tenemos que ser capaces de conservar porque es un elemento clave de nuestra biodiversidad. Un animal que es endémico de nuestra tierra y que forma parte de nuestro patrimonio natural. Un animal que hay que respetar, cuidar, valorar, apreciar y disfrutar siempre con sentido común, esperando que no sea el menos común de los sentidos.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Villafáfila: grullas y gansos anillados.

Ver un ave anillada y poder leerla es una gran satisfacción. Soy curioso por naturaleza y me gusta saber cosas y cuando consigues leer un collar o los códigos de colores de las patas es un momento especial, es el comienzo de un descubrimiento que termina cuando te envían el historial de esa ave anillada y compruebas su edad, de donde viene o sus movimientos.
Una anilla es como si fuera el DNI del ave que la lleva. Esa anilla llevará un número y un remite nacional que servirá para saber todos los datos de esa ave. Pero no solamente es importante anillar al ave sino que es tan importante o más, intentar seguir sus evoluciones, es decir, saber a dónde va, qué distancia recorre, cuáles son sus rutas y eso se hace mediante la comunicación de todos aquellos que la ven en un lugar, leen la anilla y lo comunican. Con la documentación de esos avistamientos se pueden saber sus rutas migratorias, su longevidad o sus desplazamientos.
Cuando ves un ave anillada lo primero que haces es intentar leer el collar o el código de colores de sus patas, todo dependerá de la distancia, de la posición de la numeración, de los movimientos del animal o del tiempo que sea observado. Todas las aves tienen una anilla metálica que es muy difícil de leer a distancia, con lo cual, se comenzaron a poner, a un tanto por ciento de estas aves anilladas, collares o anillas de colores en las patas para poderse leer desde lejos.
Grullas en Villafáfila.
Nunca había visto una grulla anillada y en mis dos últimas visitas a las lagunas de Villafáfila he conseguido leer seis (una de ellas dos días diferentes). El primer día conseguí leer cuatro; mi emoción se multiplicó exponencialmente según las iba descubriendo. Estaban las cuatro en el mismo grupo. Un grupo de unas cien que comían tranquilamente en una tierra entre las que había adultas y jóvenes que siguen a sus padres para aprender durante el primer año de su vida las rutas, los lugares de descansar, de comer...todo.
Grupo de grullas entre las que estaban las anilladas.
Las grullas suelen viajar en familias y en pequeños grupos. Extremadura y la laguna de Gallocanta (Zaragoza) son los principales lugares en los que las grullas pasan el invierno en la Península Ibérica. Las que llegan a Villafáfila provienen de Europa pasando antes por Gallocanta para dirigirse hasta Extremadura. Algunas se desvían hasta Villafáfila para, unas descansar y después proseguir su camino, y otras quedarse para pasar aquí el invierno como es lo que parece haber hecho la primera grulla de la que os voy a hablar, la llamaré grulla 1 (BuRBu-GYG) que lleva en Villafáfila, por lo menos, desde el 12 de octubre que fue vista por J.A. Casado y J. M. San Román al cual quiero agradecer enormemente sus gestiones para poder conocer los historiales de las aves anilladas, sin su colaboración sería imposible realizar esta entrada.
Grulla 1 (BuRBu-GYG) comiendo tranquilamente.
Esta grulla 1 fue anillada en Alemania el 23 junio de 2002, tiene unos cuantos añitos, algo más de 11 y se ha visto nueve veces en España; en Villafáfila ya la había visto Cristian Osorio en 2011 y 2012 y ha recorrido Alemania, Francia y España. Esta grulla viene a España desde 2003.
Todas las grullas fueron anilladas en Alemania, se sabe viendo los colores que aparecen en la pata izquierda (en esta pata se pone el código de colores del país en el que ha sido anillada) mientras que en la derecha aparece el de esa ave en concreto.
Grulla 2 (BuBuY-GBur) junta a otras adultas
y un joven (el de la cabeza parda).
La grulla 2 (BuBuY-GBuR) es la primera vez que se ve en España y la máxima distancia que ha recorrido (que se sepa) desde su lugar de anillamiento, 1924 km. Esta grulla se anilló el 18 de julio de 2010 y solamente se le ha visto en 4 ocasiones. De Alemania pasó a Francia (22 de octubre) y luego hasta Villafáfila.
Si la grulla 2 ha sido vista muy pocas veces la grulla 3 (BuYBu-RYBu) que fue anillada dos días antes que la grulla 2 ha sido vista 255 veces en Alemania, Francia y esta es la primera observación en España a 1934 km de distancia de su lugar de anillamiento.
Grulla 4 (BuYBu-BuYR) en el centro de la imagen.
La grulla 4 (BuYBu-BuYR) la he visto dos días diferentes. Tiene poco más de tres años. Fue anillada el 10 de junio de 2010 y ha seguido la misma ruta que las anteriores: Alemania, Francia (ha sido vista 2 veces) y España donde se vio en Extremadura en 2012 y ahora en Villafáfila.
La grulla 5 (BuBuY-WGW) es diferente ya que solamente se ha visto en dos ocasiones. Una en Alemania y otra el día que la pude observar en Villarrín de Campos (primera vez que se ve fuera de Alemania). Esta grulla fue anillada el 9 de julio de 2012 y está a 1920 km de distancia de su lugar de anillamiento.
Cinco historias fascinantes de grullas viajeras que recorren Europa en un viaje que espero sigan haciendo sin problemas, podamos verlas, disfrutar de ellas y tenga la suerte de poder leer algún código de colores más.
Ganso común con el collar azul GFG.
Después de ver a estas grullas aparecieron dos gansos, en un mismo grupo, con collar azul lo que indicaba que venían de Suecia, Noruega o Dinamarca. La época de gansos en Villafáfila es mi favorita en la reserva, creo que es porque el primer recuerdo que tengo de pequeño de Villafáfila es de los gansos ya que lo primero que vi fue una bandada de miles en una tierra y aquello me dejó tan impactado y entusiasmado que es muy difícil que se borre de mi memoria.
Los dos gansos eran Noruegos y habían sido anillados el mismo día, por la misma anilladora y en el mismo lugar con lo cual hay muchas probabilidades de que sean hermanos. Los gansos son muy sociables y quizás continúen juntos desde que nacieron. Fueron anillados el 7 de julio de 2008 y sus collares son GFG y GFN código muy cercano lo cual aumenta las probabilidades de que sean de la misma pollada.
El GFG es la primera vez que se ve en Villafáfila y la cuarta en España (las otras tres han sido en La Nava y Boada (Palencia)); ha viajado por Noruega, Holanda, Alemania, Dinamarca y España.
El GFN es la segunda vez que se ve en Villafáfila. La primera vez fue visto el 18 de noviembre de 2012 por J.A Casado, J.J. Orduña y J.M. San Román y es la tercera vez que se observa en España (la primera fue en Boada (Palencia)). Este ganso ha sido visto en Noruega, Holanda, Alemania, Dinamarca, Bélgica y España.
Ganso común con collar GFN.
Días después volví a ver al ganso de collar GFG además de dos nuevos: TVP y GB6. 
El ganso con collar TVP.
El TVP es un viejo conocido ya que ha sido visto 14 veces en España y esta es la quinta vez que lo he podido ver. Este ganso es un viajero que ha recorrido Holanda, España, Bélgica y Dinamarca.
El GB6 fue anillado el 20 de junio de 2012 en Noruega y ha sido visto en su país de origen y en España dos veces, ambas en Villafáfila. La primera por J.J Orduña, J.A. Casado y J.M. San Román hace escasos días y mi observación de hoy mismo.
Ganso con collar GB6 acicalándose en la laguna de San Pedro.
Como digo muchas veces Villafáfila siempre sorprende y lo había hecho con creces pero Villafáfila es mucho más y pude disfrutar de otros muchos de sus habitantes de los que os dejo una pequeña muestra.
Precioso e imponente halcón peregrino.
Zarapito saliendo de las hierbas.
Hembra de aguilucho lagunero patrullando las lagunas.
Avutarda al atardecer.
Fotos tomadas unos días antes del pato colorado que lleva en el
Centro de Interpretación varias semanas.
Este pato colorado fue descubierto por José Luis Álvarez 
que se lo comunicó a J.M. San Román el pasado
9 de noviembre y visto ese mismo día
 por Cristian Osorio, Alfonso y Diego Rodrigo.
Dos tardes muy fructíferas que terminaron con una espectacular puesta de sol que me despedía hasta una nueva ocasión en la que espero sea, cuanto menos, tan satisfactoria como esta.