martes, 31 de enero de 2023

Anillas vistas en Zamora 2022

Un año mas, y van tres, hemos recopilado las aves vistas con marcas de lectura a distancia y pasos de aves portadoras de GPS que se han visto o pasado por la provincia de Zamora, evidentemente habrá muchas más pero, por desgracia, no podemos tener conocimiento de todas, ni que todos los observadores las comuniquen. (Si algún observador ve algún ave anillada en la provincia de Zamora puede comunicarlo al email: jbarru98@gmail.com)
En este trabajo de lectura y seguimiento han participado 29 observadores: Eduardo Amengual, Mac Aragón, José Barrueso, Juan Carlos Cabarcos, José Antonio Campos, Ángel Fernández, Jorge Fernández, Manuel Fernández, Noelia Fernández, Lorenzo Ferrero, Fabio Flechoso, Miguel Martín, Daniel García, Juan José González, Oscar Llama, Gary Losada, José Javier Orduña, Miriam Paz, Carlos Alberto Ramírez, Alfonso Rodrigo, Manuel Rodríguez, Martín Rodríguez, Miguel Rodríguez, Víctor Salvador, José Miguel San Román, Pablo Santos, Alejandro Sanz, Manuel Segura y Joao Tomás.
A todos ellos quiero agradecérselo enormemente y dar la enhorabuena por el gran trabajo realizado; así como a José Barrueso, Daniel García, Juan José González, Gary Losada, José Javier Orduña, Miriam Paz y Alfonso Rodrigo por sus fotografías.
Gracias a ellos hemos tenido constancia de 181 ejemplares en 312 observaciones, además de 58 ejemplares seguidos por GPS más 6 ejemplares vistos que portaban GPS de 34 especies diferentes.
A continuación podéis ver el informe final de todas estas observaciones de aves en el año 2022.
Si quieres ver las anillas vistas de años anteriores PINCHA AQUÍ.

miércoles, 18 de enero de 2023

El lobo en la carretera.

Llega al borde de la carretera. Para. Observa. Es peligroso y lo sabe. Hay que tener calma. El hombre está por allí. Los extraños animales de cuatro ruedas guiados por el hombre corren muy deprisa. Son peligrosos. Hay que tener cuidado. Hay que tener precaución. No hay que fiarse.
Se acerca al borde de la calzada. Asoma la cabeza. Escucha. Mira a los lados. No hay rastro del hombre y sus animales de hierro. Es hora de pasar. Salta a la carretera. Comienza a cruzar. Se para. Gira la cabeza. Lo oye. Viene rápido. El temido animal de cuatro ruedas se acerca. El lobo retrocede. Vuelve a la seguridad de la cuneta. Se agacha. El animal de hierro guiado por el hombre pasa muy rápido y se pierde en la lejanía.
Segundo intento. Salta nuevamente a la carretera. No se oye el peligro. Hay que estar rápido. Es el momento. A buen paso avanza por el río sin agua. Un nuevo carro de hierro se acerca. Acelera el paso. Ya está casi al otro lado cuando el carro de cuatro ruedas llega. Salta a la seguridad de la cuneta. El hombre que guiaba el carro de hierro no lo ha visto, no se ha percatado de la presencia de la loba que corre entre brezos, escobas y altas hierbas por el campo. Su territorio natural. 
Un día mas ha pasado. Un día mas ha continuado con su vida. Vida azarosa. Llena de peligros. Vida en la que sobreviven los más fuertes, los más hábiles, los más listos o a los que les acompaña la suerte. Vida de lobo.
Esta secuencia se repite día a día en el territorio del lobo. El lobo es un animal muy inteligente y cruza las carreteras, las autovías, las vías del tren o el AVE. Se adapta. Aprende, aunque a veces aparezcan lobos muertos por atropellos; Zamora, al ser tierra de lobos, es una zona en la que aparecen más atropellados que en zonas colindantes.
He podido ver a un lobo, a las doce de la mañana, cruzar por debajo de las obras del AVE. Sabía por donde iba. Había aprendido a pasar por allí. Lo mismo ocurrió con otro lobo que pude ver como cruzaba por debajo de la carretera, por un paso de agua. Sabía a dónde iba, os lo aseguro. Incluso a uno que vi cruzar la autovía por un puente de carretera convencional ante mi asombro que no podía creer lo que estaba viendo. Incluso otro que tomó mil y una precauciones para cruzar la vía del tren.
Estoy convencido que los animales se adaptan y son capaces de minimizar estos obstáculos, aunque, claro está, los riesgos están ahí. El lobo lo sabe y toma todas las precauciones posibles para minimizar los riesgos. Para seguir vivo un día más.