lunes, 24 de febrero de 2014

Pato mandarín en Puebla de Sanabria.

El pasado 5 de octubre de 2013 en Puebla de Sanabria pude observar en compañía de Ernesto Hernández un pato mandarín que en principio consideramos una hembra pero que en realidad era un macho en eclipse según las apreciaciones de Alfonso Rodrigo y Hipólito Hernández "Poli".
El 3 de diciembre fue visto con su plumaje nupcial por Rafael S. Verdú en otra zona de Puebla de Sanabria y dos días después Poli lo volvió a ver; desde entonces nada de nada. ¿Dónde se habría metido? ¿Se habría ido?
El domingo 23 de febrero lo volví a ver en el río Tera cerca de Puebla de Sanabria. Allí estaba con un plumaje espectacular, colorido y llamativo entre varios azulones a los que está asociado y acompaña en su recorrido por el río. Es impactante verlo. Es un pato de una belleza deslumbrante; rojo, naranja, azul, verde, negro, blanco, crema... colores que se muestran en este bello pato que fue importado de Asia Oriental a Europa en el s. XVIII y, actualmente, existe una población asilvestrada en Inglaterra (unas 7.000 parejas) que proviene de escapes o sueltas y que se ha extendido a Francia, Holanda y Bélgica.
Sigo convencido de que este pato proviene de alguna zona de Europa y ha venido hasta aquí asociado a un grupo de azulones. No está anillado y eso me hace pensar que no proviene de un parque zoológico o colección particular ya que estos ejemplares siempre están anillados y este pato mandarín sanabrés no lo está.
 Estuvimos observando cómo se desplazaba por el río alimentándose en compañía, siempre, de un macho y una hembra de azulones; nos deleitó con algún vuelo para moverse río abajo y su belleza resaltaba como un faro en la noche.
Llamé a Hipólito Hernández "Poli" que vino a verlo donde se encontraba para seguirle la pista los próximos días ya que él vio uno en la primavera de 2013 que estuvo durante algo más de un mes en otra zona de Sanabria y, quizás, pueda ser el mismo que estábamos viendo.
El pato mandarín está clasificado en la categoría C5. La categoría C es: ”Especies que, habiendo sido introducidas o reintroducidas por el hombre deliberada o accidentalmente en la región, han establecido poblaciones reproductoras que se mantienen por sí mismas sin necesidad de nuevas introducciones o reintroducciones”. La C5 es: “Especies naturalizadas erráticas. Especies con poblaciones naturalizadas establecidas en otros países dentro de la misma región”. 
Comparativa (suponiendo que sea el mismo ejemplar, que es lo más probable)
entre la imagen tomada el 5-X-2013 (arriba) y
la tomada el 23-II-2014 (abajo). La diferencia es espectacular. 
De dónde ha venido seguirá siendo un misterio ya que es muy difícil, prácticamente imposible, demostrar que proviene de una zona europea pero, desde luego, es un pato exótico de una enorme belleza que pudimos comprobar y admirar.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Menos gansos vienen y menos tiempo están.

A finales de diciembre comentaba en una entrada la situación preocupante del descenso generalizado de gansos este invierno, descenso constatado desde hace unos tres años pero especialmente acrecentado este. Descenso muy rápido ya que en tres años se ha bajado más del 50% de ejemplares, así, si en 2012 se contabilizaron unos 15.000 gansos, este año, se han contabilizado 9.000 ejemplares, los números más bajos de gansos en las Lagunas de Villafáfila de la historia desde que se hacen censos oficiales.
El núcleo principal de gansos que llegan hasta las Lagunas de Villafáfila proceden de los países nórdicos (Noruega, Suecia, Dinamarca,...) que, antes de llegar hasta nuestra tierra, paran en zonas como Holanda y Alemania donde, cada año que pasa, se quedan más sin bajar hasta España.
Todos estos gansos que no están viniendo hasta nuestro país lo hacen por dos razones fundamentales; tienen comida en la zona de Alemania y Holanda ya que grandes extensiones de tierra ganada al mar que se utilizaban para el cultivo de flores se están abandonando y dejando libres, con lo cual, en esas tierras crecen los pastos que son alimento para todos estos gansos que encuentran comida y, además, el invierno, tanto en Alemania como Holanda es, cada año, menos duro, con lo cual, se unen estas dos circunstancias para que miles de gansos no se muevan de esas zonas y los que bajan desde los países nórdicos se queden, en gran número, también allí.
Si el año pasado se quedaron más de 200.000 gansos a invernar en esas zonas, este invierno se han quedado todavía más y, lo que se está constatando este año, es que los que llegan hasta nuestra tierra se quedan todavía menos tiempo, es decir, bajan menos y los que bajan están menos tiempo.
Una forma de saberlo y constatarlo es mediante el estudio de los gansos marcados con collares. Uno de los objetivos de estos gansos marcados con collares es estudiar sus movimientos, es decir, saber donde están, cuanto tiempo pasan en una zona o si viajan hasta España; con unos ejemplos se entenderá perfectamente.
Grupo de gansos entre los que se encuentran dos gansos caretos y
el ganso de collar Bpr.
El ganso con collar Bpr que fue marcado en Noruega en el año 2001 y he visto en varias ocasiones, ha bajado regularmente hasta la zona de Holanda y después hasta España; este año, se le ha visto el 28 de diciembre en Villafáfila (J.J. Orduña) pero el 8 de enero ya estaba de vuelta en Holanda donde pasará un tiempo para subir nuevamente hasta Noruega.
La historia del ganso con collar Bj6 es muy ilustrativa de lo que está sucediendo. Este ganso, el 11 de noviembre de 2012 se vio en Holanda y un mes después lo pude observar en Villafáfila pero tres días más tarde, el 25 de diciembre de 2012, estaba de vuelta en Holanda. Había bajado hasta nuestra tierra para estar poco más de un mes y regresar antes de fin de año.
Un tercer ejemplo es el ganso con collar Luf, anillado en Noruega en 2010, que lo pude observar el 1 de diciembre de 2012 y fue visto por última vez en las Lagunas de Villafáfila el 12 de enero de 2013 (J.Orduña, J.A.Casado, J.M.San Román) para estar de vuelta en Holanda y, este año, no se le ha visto en España, con lo cual, es muy probable que no haya viajado hasta aquí ya que, actualmente, se encuentra en Holanda.
Otra razón por la que hay menos gansos en las Lagunas de Villafáfila es por qué muchos de los que llegan hasta nuestro país se reparten entre La Nava y Villafáfila moviéndose entre ambas lagunas. Así, un cuarto ejemplo, es para ilustrar este movimiento que existe entre los gansos de estas dos zonas.
Ganso con el collar Gfn junto a la Salina Grande.
El ganso con collar de código Gfn, anillado en Noruega en 2008, fue observado por J. Alberto Fernández Ugarte el 24 de noviembre de 2013 en las Lagunas de la Nava y un día más tarde lo pude observar en las Lagunas de Villafáfila, pero el 7 de diciembre J. Alberto Fernández Ugarte lo volvió a ver en La Nava y quince días más tarde lo vi nuevamente en Villafáfila, donde también fue visto por J.J.Orduña, J.A.Casado, J.M.San Román a finales de enero de 2014, es decir, se ha estado moviendo entre las dos zonas durante este invierno.
El último es un ganso con el collar Lko que lo vi por última vez
el 10 de enero de 2014 en Villafáfila (su último avistamiento).
En definitiva si es un hecho preocupante que cada vez bajen menos gansos todavía lo es más que, los que llegan hasta aquí, estén menos tiempo y regresen muy pronto; estando, muchos de ellos, en Holanda o Noruega a principios de enero, con lo que estos gansos tienen muchas papeletas para, el próximo año, si las condiciones siguen igual, de no bajar hasta las lagunas de nuestra tierra, con lo que nos iremos quedando sin gansos, lo que sería una enorme pena y tristeza.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Lección práctica sobre el búho campestre.

Hacía varios años que no veía un búho campestre y desde que Manuel Rodríguez descubriera, semanas atrás, una pareja, llevaba unos cuantos días intentando acercarme para poderlos ver.  Por fin se presentó la ocasión y fui en la agradable compañía de Manolo D`Hoore y de J. Alfredo Hernández, quien nos dio una verdadera lección de la vida, costumbres y hábitos de los búhos campestres; le agradezco enormemente deleitarnos con sus sabias y acertadas explicaciones que intentaré transmitir en esta entrada.
¿Lechuza o búho campestre? En un primer momento se le llamó lechuza campestre y por eso mucha gente le sigue llamando así. Más tarde se dieron cuenta que tenía más que ver con los búhos (búho campestre es Asio flammeus y búho chico es Asio otus) que con las lechuzas (lechuza común es Tyto alba); con lo cual, lo empezaron a llamar búho campestre y, por eso, actualmente se le conoce con los dos nombres.
Llegamos a la zona alrededor de las seis de la tarde con la esperanza de encontrar a alguno de los búhos campestres, ya que es la rapaz nocturna más diurna de todas y hay muchas posibilidades de verla durante el día. Según caminábamos en su búsqueda un aguilucho pálido patrullaba las llanuras mientras un mochuelo se desplazaba de una encina a otra y varios gorriones chillones se alteraban en lo alto de un chopo. 
El búho campestre es un invernante común en España llegando desde zonas nórdicas y rusas; hasta hace pocas décadas no criaba aquí, pero desde los años noventa del siglo pasado cría en nuestra tierra, sobre todo en Tierra de Campos, donde encuentra una buena despensa de comida necesaria para sacar adelante a sus pequeños.
El sol se ocultaba mientras continuábamos por el camino observando a varios cernícalos que se movían inquietos, mientras un busardo ratonero pasaba junto a ellos y varias tarabillas y gorriones molineros se movían de arbusto en arbusto inquietos cuando, ... un búho campestre pasó volando muy cerca de nosotros. Ahí estaba nuestro objetivo. Su gran cabeza redonda destacaba respecto a su cuerpo. Volaba en absoluto silencio, algo que me llama poderosamente la atención de las rapaces nocturnas. Esa ausencia total de ruido se debe a que sus plumas están aserradas en sus extremos para amortiguar el sonido que produce el aire al rozar con ellas, haciendo que el sonido se cuele entre ellas y así, no se emita, ni un solo ruido.
El búho campestre se posó, junto a otro, en un campo cercano donde pudimos observarlos con gran detalle. Al verlo posado en el suelo tienes la sensación de que se va a caer de cabeza, que va a perder el equilibrio, ya que está de una forma muy horizontal, paralelo al suelo, no como otras rapaces nocturnas que están muy verticales. La explicación de esa postura es muy sencilla: como pasa gran parte de su tiempo posado en el suelo, tiene que adquirir una posición que no destaque demasiado; si estuviera más vertical se le vería inmediatamente en la llanura; por el contrario otras rapaces nocturnas están mucho más verticales porque tienen que pasar desapercibidas en lo alto de un árbol y deben asemejarse a las ramas que están a su alrededor.
Allí estaba la pareja. Tranquila. En un silencio absoluto solamente roto por el sonido seco, sordo y apagado que emitía uno de ellos, un “bu-bó” que se oía muy bajo en la noche que se iba adueñando de todos nosotros. Pasados unos minutos se levantaron, al igual que otros búhos que no habíamos visto anteriormente; un total de cinco ejemplares nos sobrevolaron para asentarse unos en otras zonas cercanas  y otros seguir volando en grandes círculos, con planeos y golpeteos de alas. Estaban en celo y se exhibían ante sus parejas y sus posibles rivales.
La luz era muy escasa y los búhos solamente se distinguían cuando se recortaban en el horizonte ya fuese en una rama o en el suelo donde varias liebres se perseguían y ponían a dos patas en una danza que indicaba que se encontraban en su periodo de celo.
Alfredo continuó explicándonos cuáles eran las presas más comunes de estos preciosos búhos que parece tuvieran sombra de ojos en una mirada espectacular que es capaz de ver en la oscuridad a topillos, ratones o pajarillos para poder capturarlos. Seguramente estos búhos permanezcan en la zona para criar sobre el suelo, en un pequeño agujero que cubrirán con algunas hierbas. Al poner su puesta sobre el terreno la predación sobre ellos es muy alta, con lo cual, deben de minimizar las pérdidas, poniendo hasta ocho o diez huevos que, una vez eclosionados, los pequeños búhos tienen un desarrollo rapidísimo ya que cuanto más tiempo permanezcan en el suelo más posibilidades tienen de ser descubiertos y eliminados.
El frío y la noche nos envolvieron por completo. La luna posaba majestuosa junto con Júpiter y Venus en una noche clara y estrellada pero fría. Era hora de retirarnos. De dejarlos tranquilos. De dejar que comenzara su día, nuestra noche.

jueves, 6 de febrero de 2014

La familia de nutrias.

Hay ocasiones en las que sales al campo y no ves nada de nada pero, hay otras, en las que sin buscarlo suceden situaciones que nunca te imaginarías; eso fue lo que me pasó hace unos días cuando me encontré con una familia de nutrias. He visto nutrias en bastantes ocasiones pero, os aseguro, que nunca había disfrutado tanto con una observación de esta especie.
Hembra seguida de una de las jóvenes mientras otra está a la derecha
 y una garza real los observa.
El viento soplaba con enorme fuerza haciendo que el río tuviese un oleaje nada común cuando, de repente, mi sorpresa y entusiasmo se juntaron a partes iguales. Cuatro nutrias corrían por la orilla persiguiéndose como cuando los niños juegan al “pilla-pilla”. Salían del agua. Corrían por la hierba. Volvían a entrar. Se sumergían. Daba la sensación que se lo estaban pasando genial. Después de unos minutos frenéticos de persecuciones, saltos y zambullidas, una de ellas se paró en seco y, automáticamente, las otras tres hicieron lo mismo. Esa nutria debió de emitir un sonido de alarma y las otras se le acercaron expectantes. Parecía como si estuvieran esperando órdenes. Segundos más tarde esa nutria adulta desapareció en el agua y las otras le siguieron. Era la madre seguida de sus tres crías. El motivo de su huida lo supe minutos más tarde cuando dos mastines se acercaron al río a beber agua. La hembra había escuchado un posible peligro y protegió a sus pequeños. Mi cara se relajó con una enorme sonrisa después de los maravillosos minutos que acababa de vivir. Me daba por satisfecho,  pero el día era propicio y sucedió mucho más.
Hembra adulta seguida de las tres jóvenes.
Las fotografías de esta entrada son meramente testimoniales
pero ilustrativas del momento vivido.
Acababa de ver a una familia de nutrias compuesta por la hembra y sus tres crías que tendrían alrededor de seis o siete meses. Las nutrias pueden quedarse preñadas en cualquier época del año, todo dependerá de la cantidad de alimento del que dispongan; lo normal es que su celo sea entre febrero y marzo. Época en la que un macho aparecerá por el territorio de la hembra para dejarla preñada. Normalmente el territorio de un macho abarca el de varias hembras que parirán unos dos meses más tarde.
Hembra a la izquierda junto a una de las jóvenes.
Las tres jóvenes nutrias.
Los mastines bebieron agua y se marcharon detrás de las ovejas dejando el campo libre. Mi esperanza era que las nutrias volvieran a aparecer y aparecieron, vaya si aparecieron. Me deleitaron durante las siguientes dos horas con una clase práctica de cómo una nutria hembra se desvive por sus cachorros.
Hembra a punto de sumergirse en busca de peces.
Una vez pasado el peligro la hembra llevó a sus pequeños a una zona de ramas y palos que formaban una pequeña isleta; en ella se quedaron  jugando hasta que su madre aparecia, cada pocos minutos, con un pez en la boca que daba a uno de sus hijos para que lo comiera rápidamente mientras los otros esperaban. La hembra le daba el pez y se sumergía de nuevo para salir con otro que le daba al siguiente cachorro y así durante algo más de una hora. Los cachorros esperaban su turno jugando entre ellos, persiguiéndose, saltando y en cuanto su madre aparecía los tres iban como locos a recibirla intentando coger el pez que su madre traía en la boca pero, la hembra, sabía perfectamente a quién debía darle la comida. Comían por turnos y esperaban su momento, menos en una ocasión en la que la hembra subió un enorme pez que dejó en la isleta. El pez comenzó a saltar y moverse desesperadamente y los tres cachorros se lanzaron a cogerlo comenzando una pequeña batalla para ver quién de todos conseguía el botín. Lucharon entre ellos tirando del pez hasta conseguir cada uno su parte mientras la madre observaba las evoluciones. En el trajín de suministrar comida a sus pequeños la afanosa madre también comía alguno de los peces que subía a la superficie mientras petirrojos, lavanderas blancas y cascadeñas, así como fochas, cormoranes, zampullines comunes y alguna garceta grande deambulaban por el río en busca de algo que llevarse al pico.
Hembra adulta.
Desde hace años las nutrias están experimentando una considerable subida de la población; en los años sesenta, setenta y ochenta del siglo pasado tuvieron una enorme disminución provocada por diferentes factores, como la destrucción de su hábitat, la disminución de recursos alimenticios o la enorme presión que la caza ejercía sobre ellas. Dicha caza se realizaba por varios motivos: el principal,  porque su piel era muy cotizada para la elaboración de abrigos (un abrigo suponía la muerte, más o menos, de 20 nutrias) y, en muchas partes de Zamora, de gorros que decían hechos de "piel de lluntre", nombre con el que llamaban a las nutrias, incluso, en muchos pueblos no sabían que lluntre era una nutria (gracias Alfredo Hernández por la información). El segundo motivo tenía que ver con los alimañeros que, durante los fatídicos años de Las Juntas de Extinción de Animales Dañinos, mataron un gran número de ejemplares. Un tercer motivo era que en muchas zonas de nuestro país se cazaba para comer, hasta la Iglesia autorizó su consumo en la época de cuaresma ya que la consideraba una "carne de pescado". También, un cuarto motivo era que muchos pescadores tenían una enorme manía a las nutrias ya que las consideraban responsables de la falta de peces en los ríos.
Hembra adulta seguida por una de las jóvenes y otra en el tronco de la derecha
con la garza real sin perder detalle.
Después de una hora en la que la hembra no dejó de suministrar comida a sus pequeños le tocó un merecido descanso. Se tumbó unos minutos sobre un tronco desde el que observaba a sus cachorros que comenzaron a jugar nuevamente ante la atenta mirada de una garza real que no perdía detalle de los movimientos de la familia, mientras una pareja de cuervos acosaba enérgicamente a una águila real que pasaba por la zona.
Hembra asomando la cabeza, con la boca abierta, mientras come un pez y
las tres jóvenes nutrias van hacia ella.
En la siguiente hora la hembra siguió suministrando alimento a sus pequeños, que la perseguían sin descanso cada vez que salía a la superficie; era tal la pericia de la madre cazando peces que, en ocasiones, subía tan rápidamente que las tres jóvenes nutrias estaban comiendo y era ella la que comía el pez recién capturado. Estas jóvenes nutrias están en una época crucial de su vida ya que se estima que el 50% de ellas muere en el primer año de vida y, dentro de unos meses, alrededor del año, se separarán de su madre que estará a punto de parir, entrando en otra fase muy peligrosa para ellas, la dispersión.
Las tres jóvenes esperando que su madre salga con comida.
La luz del día se iba agotando y mi maravillosa experiencia también. Abandoné la zona después de dos horas y cuarto de disfrute absoluto observando a un animal por el que tengo un cariño y admiración especial. 

domingo, 2 de febrero de 2014

Jóvenes lobos de futuro incierto.

La mañana era perfecta. De visibilidad excelente. De esos días de enero en los que la atmósfera está limpia y se ve de una manera excepcional. Tampoco hacía mucho frío, sólo faltaba tener un poco de suerte y ver a ese animal mítico que es el lobo. Lobo que las últimas semanas está siendo el protagonista de noticias en prensa, radio y televisión de una forma alarmante, progresiva y preocupante. Sinceramente creo que el tema del lobo hay que tratarlo con mesura, con tranquilidad y con cabeza; en este tema sobran los extremismos, radicalismos, exageraciones, insultos, salidas de tono y utopías imposibles y, por desgracia, las últimas semanas se ha declarado la guerra abierta desde que la Diputación de Zamora presentó en Fitur la campaña relativa al Lobo Vivo y el festival a celebrarse en Villardeciervos el próximo septiembre acerca del lobo.
Agradezco enormemente a Fernando García sus fotografías
de unos momentos inolvidables.
A los cinco minutos de buscar por la sierra apareció. Uno, dos, tres,...seis preciosos lobos jugaban tranquilamente entre los brezos. Eran jóvenes lobos que estaban afianzando relaciones, estatus y jerarquía entre ellos. Se perseguían. Saltaban unos encima de otros. Se mordían simuladamente. Corrían de un lado a otro en un maravilloso espectáculo. Eran jóvenes lobos que comienzan la época más crucial de su vida. El momento en el que van a empezar a dispersarse, un momento muy peligroso en la vida de un lobo. Momento en el que son muy vulnerables. Momentos en los que la mortandad es muy alta. Momentos en los que las cacerías y carreteras afectan de una manera fatídica a la vida de estos jóvenes lobos.
Imagen muy testimonial del grupo de lobos.
En el tema del lobo hay que ser, lo primero, educado y si defiendes tus argumentos con exabruptos pierdes toda la razón que puedas tener. No es lógico que se quiera defender al lobo atacando a todo aquel que no comulga contigo. Es un gran error porque, al final, el perjudicado será el lobo. La Diputación de Zamora presentó en Fitur ese festival de una manera que ha encendido a todos aquellos que no aprecian al lobo. Los ganaderos han reaccionado de una manera enérgica, incluso ganaderos que ven al lobo de una manera no tan hostil. Y, además, responsables de asociaciones defensoras del lobo que presentaron ese festival están soliviantando los ánimos de todos aquellos que no comulgan con el lobo, e incluso de asociaciones, naturalistas o empresas que ven al lobo como un recurso importante pero que lo defienden de otra forma; de una forma educada, exponiendo sus principios y sin soliviantar a nadie, escuchando a todos e intentando llegar a algún acuerdo.
Los seis jóvenes lobos emprendieron la marcha por un camino. En hilera. En una fila muy lobera en la que todos siguen la misma senda, en la que sus huellas se confunden y es difícil saber cuántos ejemplares van caminando. Se dirigían hacia un lugar en el que dos lobos adultos les esperaban.
Estaban tumbados. Tranquilos. Uno de ellos se levantó y todos los recién llegados fueron acercándose a él. Se olían. Saltaban alrededor. Se reconocían. Estaban contentos. El otro permaneció tumbado. Era más grande que los demás. Su cara era mucho más oscura que la del resto y pudimos ver su tremendo porte cuando se levantó. Era corpulento. Fuerte. De enorme cabeza negra y más ancho que los demás. Caminó despacio alejándose de los jóvenes mientras el otro lobo adulto lo seguía entre los brezos. Se perdieron entre la vegetación.
Otra noticia que está enervando los ánimos en contra del lobo es la idea que han lanzado diferentes asociaciones, particulares y empresas de hacer una cuestación popular para pujar en la subasta que se celebra todos los años en Villardeciervos en la que se subastan los animales a cazar en la reserva y, entre ellos, un número determinado de lobos. La idea es aportar dinero para pujar en la subasta y salvar a un lobo pero, realmente, no se podrá salvar a ninguno ya que aunque consigan comprar el derecho de matar uno, eso no significa que no se vaya a matar puesto que pueden pasar dos cosas. Que se vuelva a sacar el lobo a otro cazador para cumplir el cupo de ese lugar en concreto, en este caso la Reserva Regional de Caza de Sierra de la Culebra, o que no se cace allí y se haga en otra zona, con lo cual lo único que se consigue es publicidad ya que saldrá en todos los medios de comunicación nacionales, incluso internacionales; pero, ¿eso le interesa al lobo? Esa publicidad, que puede estar muy bien desde un punto de vista simbólico y ético, ¿es práctica para el lobo?; sinceramente, creo que lo único que se consigue es caldear más el ambiente de lo que está con una actuación sensacionalista para llamar la atención, que puede perjudicar más al lobo que beneficiarle.
Los seis jóvenes lobos no siguieron a los dos adultos, se fueron en dirección contraria. La hilera de lobos se formó nuevamente hasta que de repente comenzaron una estrategia diferente. Empezaron a desplegarse en abanico, ¿que hacían? Nos dimos cuenta que a unos cientos de metros de ellos un pequeño grupo de ciervas estaban atentas, con las cabezas levantadas y las orejas tiesas. Olían el peligro. Olían a los lobos que se habían desplegado de dos en dos. Dos fueron por la izquierda de las ciervas. Dos a la derecha de las ciervas y los otros dos dieron un rodeo por encima de un pequeño pinar. La estrategia estaba diseñada. Comenzó el intento de caza. Los dos lobos de la izquierda fueron los encargados de acosar a las ciervas para llevarlas hacia los dos lobos de la derecha que las esperaban a la entrada del pinar. La persecución se desarrolló a toda velocidad. Los lobos querían que las ciervas no entraran en el pinar o si lo hacían sacarlas rápidamente de allí hacia los otros dos lobos que estaban esperándolas fuera por la parte alta.
Las ciervas corrían guiadas por la hembra experta, la mayor, la que marca el plan de fuga; gracias a esa cierva se salvaron ya que se adelantó a los lobos y se refugiaron en el pinar, donde es muy difícil que pudieran cogerlas; además, las ciervas, no salieron por donde querían los lobos, sino que corrieron por dentro del pinar para salir a campo abierto unos cientos de metros más a la izquierda, donde los lobos no podían alcanzarlas.
Los lobos habían fallado. Algo lógico en ejemplares jóvenes que están aprendiendo. Cazar se aprende. Las técnicas de caza se enseñan por parte de los lobos adultos y entre ellos el macho alfa que es el que elabora y dirige toda la estrategia y, ese macho dominante, no estaba en este grupo.
Los ánimos están demasiado caldeados. La guerra está servida. Lo que más debería de haber, no lo hay. Mesura. Las opiniones están enquistadas y así es imposible llegar a un acuerdo, nadie cede, nadie acerca posturas, así es imposible llegar a algo. No hay que ser radical. Hay que intentar defender al lobo desde posturas educativas, lógicas y razonables, no desde posturas enfrentadoras, provocativas y agresivas.
Lobo desenterrando "algo" que después se comió.
Los seis jóvenes lobos se reunieron nuevamente y continuaron en su hilera hasta unas rocas donde descansaron del lance. Donde jugaron, se tumbaron, se asomaron al valle y nos mostraron toda su belleza. Continuaron su camino. El reconocimiento de su territorio. El lugar que próximamente la mayoría de ellos abandone para siempre y comience una época peligrosa de vagabundeo que puede durar meses, años o toda la vida. Unos tendrán la suerte de conseguir un territorio propio. Otros de entrar a formar parte de otra manada. Algunos vagabundearán toda la vida y otros morirán en el intento. Así es la vida de un lobo joven. Incierta y peligrosa.
Habían pasado volando dos horas maravillosas viendo lobos, disfrutando de su presencia, observándolos en plena libertad, sin molestarlos ni interferir en su vida. Al lobo hay que cuidarlo, valorarlo y respetarlo desde posturas coherentes, educadas y haciendo una labor de educación ambiental en todos los ámbitos posibles (niños, medios de comunicación, grupos, asociaciones,  internet...) y no desde posturas radicales e inflexibles que lo único que consiguen es soliviantar los ánimos en contra de ese animal tan preciado que debemos de cuidar, el lobo.