domingo, 21 de noviembre de 2021

Y vimos al búho nival.

Llegamos al borde del acantilado. Se le veía la parte alta de la cabeza, unas manchas negras en fondo blanco se vislumbraban entre las piedras cuando, de repente, asomó la cabeza.
Lo he visto. He visto a esa maravilla alada, blanca con pequeñas manchas negras que le dan un toque elegante, majestuoso, inquietante. Sus ojos amarillos y penetrantes te miran entre sorprendido e intrigado. Te miran profundo. Intenso. Te dejan sin palabras. Sólo puedes admirarlo y sorprenderte de que esté aquí, de que lo estés viendo, de que un hecho tan inusual como este haya sucedido, de que estás viendo un búho nival, un búho originario del Ártico canadiense, norte de Noruega o de la zona de Siberia. Un búho que nunca nadie imaginó poder ver en España y, en cambio, aquí está, en el acantilado, en el Cabo Peñas (Asturias) donde cientos de curiosos acuden, acudimos y acudirán para intentar admirarlo, para empaparnos de sus gestos, miradas, vuelos, movimientos de cabeza o el mínimo gesto que nos sorprende, emociona y alucina a partes iguales.
Esta es la cronología de una sorprendente historia con imágenes de todos los zamoranos amantes de los pájaros y de la naturaleza que se han desplazado a verlos desde que aparecieron. Gracias a Alberto Laiz (y a María Bueno), Alfonso Rodrigo, Carlos A. Ramírez, José Miguel San Román (y a Noelia que se emocionó enormemente cuando lo vio), Manuel Segura y Fernando García por prestarme sus maravillosas fotografías llenas de calidad pero, sobre todo, llenas de emociones de un hecho inolvidable:
Macho en Verdicio el 14 de noviembre.
8 de noviembre: aparece un búho nival en el entorno de la Virgen del Mar en Santander. Es recogido y llevado al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Cantabria donde muere al día siguiente por desnutrición y deshidratación. Es la primera cita de esta especie en España.
10 de noviembre: Ramón de Maroto fotografía a una hembra en vuelo en Moniello (Asturias).
13 de noviembre: Manuel Alonso Ríos localiza en Cabo Peñas (Asturias) un macho de primer invierno.
14 de noviembre: Luis José Salaverri localiza al macho en Verdicio (Asturias).
16 de noviembre: un trabajador del puerto del Musel (Gijón) localiza al macho en una zona de acceso restringido.
17 de noviembre: Pablo Álvarez Valdés relocaliza a la hembra en el Cabo Peñas. Se vuelve a ver el macho en el puerto del Musel (Gijón).
Hembra en Cabo Peñas.
A partir de ahí la hembra continúa en la zona del Cabo Peñas y el macho en el Musel. Dos ejemplares jóvenes que han llegado a nuestras tierras, según todos los expertos, en un viaje asistido en un barco, es decir, volarían mar a dentro y cuando estuvieron cansados se posaron en un carguero en el que hicieron gran parte del viaje, por cierto, se sabe que el día 10 de noviembre llegó un gran barco al puerto del Musel (Gijón) procedente de la bahía de Baffin (Canadá).
Impresionante fotografía de Manuel Segura
en la que se ve toda la magnitud de esta preciosa hembra:
envergadura alar, patas,...
Este hecho ya sucedió en enero de 2014 en Holanda donde aparecieron por sorpresa y ante el asombro de todo el mundo cinco búhos nivales. Historia contada por Frans van der Esch: “El 7 de diciembre, navegué como pasajero en un buque portacontenedores desde Nueva York a Europa. Dos días después pasamos por Canadá, a unas 50 millas de Terranova, y de repente nos visitaron 9 grandes pájaros blancos. Supe de inmediato que eran búhos nivales. He visto uno en Vlieland antes. Mi profesor de biología en ese momento no quería creer eso, así que realmente lo investigué en ese momento. Supe de inmediato que había 2 machos y 7 hembras. ¡Realmente hermoso! Estaban agotados por la violenta tormenta que estaba ocurriendo y se aposaron juntos en los contenedores. Una vez en alta mar, no pudieron moverse y permanecieron a bordo". (Toda la historia pinchando aquí).
Si sorprendente es la llegada, más intrigante será qué va a pasar a partir de ahora: ¿Cuánto aguantarán aquí? Si pasan todo el invierno ¿Qué sucederá cuando llegue la primavera? ¿A dónde irán? ¿Al norte? Una historia increíble que todavía no se ha terminado de escribir ni de contar pero mientras tanto, toda la gente que vamos a disfrutar de la increíble experiencia de ver un búho nival tenemos que ser educados y respetuosos con el búho, con el entorno natural en el que se encuentra y con todo aquel que hasta allí se desplaza desde diferentes lugares tanto de España como de fuera de ella, mientras estuvimos viendo a la preciosa hembra a nuestro alrededor había gente de Madrid, Navarra, Zaragoza, Vigo, Salamanca, Cádiz, Portugal e incluso ingleses. Cuidemos comportamientos. Seamos educados, respetuosos y pensemos en todos aquellos que querrán verlo y podrán hacerlo si el búho no sufre molestias por parte de ningún descerebrado.
El búho nival es una especie mítica, totémica, icónica; una especie que todo amante de las aves sueña con ver en algún momento y ese momento ha llegado y es aquí, en España, en Asturias, en el Cabo Peñas donde muchos sueños se han hecho realidad.

martes, 16 de noviembre de 2021

Rastros de lobo: huellas, excrementos, rascaduras.

Ver a los mamíferos es complicado, y a los carnívoros todavía más. La mayoría son nocturnos o su actividad se desarrolla en los primeros momentos del día o al anochecer. Por lo tanto, para poder tener probabilidades de verlos hay que madrugar o quedarse hasta el anochecer y tener suerte, mucha suerte con algunos de ellos.
Como verlos es muy complicado sí podemos saber si están en la zona mediante una serie de indicios que nos van a decir que viven allí o, por lo menos, que han pasado por allí. Estos indicios son los rastros.
Entre ellos tenemos las huellas, los excrementos y las rascaduras. Todos estos rastros, si sabemos leerlos, nos ofrecerán información; por lo tanto, hay que saber interpretarlos.
Las huellas:
Las huellas del lobo son grandes (adulto: 10 cm de largo por 8 cm de ancho; lobezno: 4 cm por 4 cm; lobato: 6 cm por 5 cm) y marcan 4 dedos con uñas. Son muy parecidas a las de un perro, por lo tanto es muy complicado diferenciarlas. Viendo una sola huella es tremendamente difícil saber de quién es. Para diferenciarlas será necesario añadir otras variables como el lugar (aun así no es seguro) y sobre todo el rastro (ver una sucesión de huellas). Si esta sucesión de huellas es en línea recta seguramente sea un lobo y, si es irregular, será un perro.
Rastro de un grupo familiar de lobos, adultos y pequeños.
Rastro en linea recta de varias decenas de metros. Un rastro precioso.
Algo muy importante en las huellas es dónde quedan marcadas. No es lo mismo una huella impresa en una zona compacta que en nieve, arena fina o barro. La misma huella será diferente en cada sustrato. Por lo tanto, cuanto más inalterada quede marcada, mejor.
Huella de lobo en arena.
Resbalón y marca de la huella en el barro.
Las huellas de un lobo presentan variaciones en función de la edad, el sexo y si es una pata delantera (mano) o trasera (pie). Normalmente las huellas de los pies son más alargadas que las de las manos, aunque las lobas tienen las manos más alargadas que los machos. Una manera de diferenciar las huellas de la mano de las del pie es mediante la almohadilla intermedia. En este esquema de Ignasi G. Castellví de su libro "El rastro del lobo" se explica perfectamente.
Excrementos:
El marcaje es una forma de comunicación; es una manera de mandar información que otros animales recibirán e interpretarán.
Excremento con una uña de corzo en su interior.
El marcaje de un animal es completamente diferente al de otro. El olor de la orina de un lobo es diferente al de otro lobo y, el de un macho, es diferente al de una hembra por lo tanto, ese marcaje tendrá diferentes finalidades. Servirá por ejemplo para delimitar un territorio pero también para buscar una posible pareja, para saber que esa pareja está en celo o para indicar a miembros de tu mismo grupo familiar que estás ahí.
La orina es un marcaje oloroso y el excremento es un marcaje tanto visual como oloroso. El marcaje mediante un excremento tiene como finalidad principal la demarcación de un territorio.
Los excrementos de los lobos suelen aparecer en lugares especiales, lugares como cruces de caminos sobre todo en zonas visibles, elevadas como pueden ser arbustos (las plantas retienen muy bien los olores y dura más tiempo), montículos o piedras.
Un excremento, al igual que las huellas, para saber que es de lobo (sin análisis de laboratorio) es muy complicado de diferenciar por sí mismo, necesitamos otros indicios que corroboren que es lobo, por ejemplo el lugar en el que aparece (zona de sierra alejada de un pueblo).
Excremento seco al que le van saliendo
los pelos del animal del que se ha alimentado el lobo.
Los excrementos de lobo pueden ser de diferentes colores: muy oscuros (ha comido partes blandas y sangre), marrones (carne sin casi sangre) o colores claros en los que según se van secando va a apareciendo el pelo del animal digerido o cualquier otra cosa como huesecillo o incluso una uña del animal depredado.
Excremento al que según se va secando
 le van viendo pelos y trozos de huesos del animal depredado por el lobo.
Un territorio se delimita, principalmente, por la cantidad de comida disponible en él. Así, si un grupo de lobos tienen un territorio, harán saber al resto de lobos que no son de su grupo familiar que, ese lugar, les pertenece. Por lo tanto, la demarcación de un territorio dependerá de la cantidad y utilización de sus recursos alimenticios.
Y después de comer hierba...
En muchas ocasiones los lobos comen hierba. Este hecho en algunas ocasiones puede significar que ese lobo necesita añadir fibra u otros nutrientes a su alimentación cotidiana, necesita purgarse o, simplemente, algo más sencillo, lo hacen porque les gusta.
He visto comer hierba, roer cuernas, morder huesos, chupar piedras a los lobos. Son hechos que suelen pasar desapercibidos porque nos centramos en su alimentación principal que se obtiene mediante la caza o la carroña pero este tipo de suplementos, necesidades o gustos es algo que los lobos hacen con más frecuencia de lo habitual, por lo tanto es muy importante para su estado físico.
Una cosa es de lo que pueda alimentarse y otra muy distinta es que en ocasiones, estoy seguro que saben lo que necesitan. Por ejemplo, he visto a lobos lamer piedras o el terreno, síntoma de la necesidad de determinadas sales minerales, como cuando a las vacas se les da una piedra de sal. También los lobos son capaces de morder huesos e incluso las cuernas de los ciervos. La cuerna es una protuberancia ósea compuesta fundamentalmente por proteínas y fosfato cálcico, además de otros minerales como sodio, potasio o magnesio con lo cual es muy apreciada por otros animales como jabalís, lobos e incluso he visto a ciervos lamer cuernas para suplir las carencias en su alimentación. 
Los lobos viven en una sociedad jerarquizada en la que las marcas, ya sean visuales u olorosas, son muy importantes porque transmiten información que el lobo que pasa por allí interpreta a la perfección.
Rascaduras:
Los lobos, en algunas ocasiones, rascan el suelo dejando una marca visual y además olorosa porque en la planta de sus patas tienen unas glándulas que segregan un determinado olor que quedará impregnado en las señales del suelo. Lo normal es que estas rascaduras se realicen después de que haya marcado con orina o con un excremento aunque no siempre. Por lo tanto una rascadura es una manera más que tienen los lobos para transmitir información como por ejemplo de quién es este territorio o quién manda aquí.
Este tipo de rascadura es el normal pero, en una ocasión, y solamente esa vez pude ver a un lobo arañar con las patas delanteras estiradas el tronco de un árbol, puesto a dos patas y bien estirado como si de un felino se tratara o un oso arañando un viejo tronco.
Indicios, rastros, señales de que han pasado por ahí. La naturaleza nos habla, solamente falta que hablemos su mismo idioma y nos revelará un mundo increíble.

lunes, 8 de noviembre de 2021

Ánsar piquicorto en una Villafáfila seca.

Seca. Villafáfila está seca. Por desgracia, en los últimos años, es la misma historia, es la tónica. No hay agua. No ha llovido y en una época tan importante para las aves migratorias como es esta nos encontramos que vienen a pasar el invierno y no encuentran agua, con lo cual, no se quedan, se quedan muy poco tiempo o se quedan en números irrisorios.
Sinceramente creo que, dadas las circunstancias, desde la dirección de la Reserva deberían replantearse la posibilidad de meter agua en años como este, años secos, no digo meter agua siempre, no, digo que si en una fecha concreta como puede ser mediados-finales de octubre no ha llovido se meta una cantidad de agua suficiente en la Salina Grande como para que cuando lleguen las aves invernantes encuentren una zona en la que poder quedarse, si no se hace así vamos a perder Villafáfila, además del prejuicio medioambiental está el perjuicio económico para la zona ya que mucha gente que venía a ver aves ya no viene y no vendrá si no hay aves, por lo tanto, restaurantes, bares, gasolineras, alojamientos…están perdiendo y perderán una importante fuente de ingresos: el turismo de naturaleza que dejaba mucho dinero en la zona.
¿Y qué sucede con estas aves que están viniendo y no encuentran agua para poder quedarse? Evidentemente se van a zonas en las que tengan agua como son La Nava (Palencia) o El Azud del Río Lobos (Salamanca), zonas que tienen agua porque se han llenado artificialmente, o bajarán hasta Extremadura y Doñana aunque el icónico Parque Nacional de Doñana también está completamente seco.
Aún con esta situación se ve una gran variedad de aves pero en números muy, muy bajos, números lamentables para la época del año en la que nos encontramos. El ejemplo más característico y sangrante son los ánsares. El pasado sábado pudimos ver unos 300 ejemplares que conforman un pequeño grupo que se mueve entre los exiguos charcos de agua y las zonas de alimentación. Grupo que al día siguiente no llegaba a 100 ejemplares.
Este número contrasta con los 1.200 de 2018, o los 4.000 que había en el censo realizado por la reserva el 15 de noviembre del 2016. De 4.000 a 100 en cinco años, en la misma fecha. Sin palabras.
El ánsar piquicorto es el primero del grupo.
Y en un pequeño grupo de ánsares comunes saltó la sorpresa: un ánsar piquicorto que pudimos ver al anochecer. El último que había visto en las Lagunas fue el 29-1-2018, hace casi cuatro años.
Este precioso ánsar se reproduce en Groenlandia, Islandia y el archipiélago de Svalbard situado al norte de Noruega. Los ejemplares que proceden de Islandia y Groenlandia llegan hasta Gran Bretaña para invernar así como los de Svalbard lo hacen a Noruega, Alemania pero sobre todo a Holanda, Dinamarca y Bélgica; de ahí es, seguramente, de donde vienen hasta nuestra tierra.
Otro de los atractivos de Villafáfila en esta época son las grullas. Grullas elegantes, chillonas y de movimientos gráciles. Grullas que viajan en familias. Familias en las que los padres enseñan a los pollos del año el recorrido de ida y vuelta desde su lugar de cría hasta el de invernada, así como los lugares de descanso y de alimentación. Pollos que deben de memorizarlo y recordarlo porque al año siguiente no tendrán la guía de sus padres.
Como ha sucedido con un pollo del año pasado: BBR-YRW, anillado el 13-6-2020 por T. Heinicke en Görlsdor Brandenburg (Alemania) que ha vuelto este año, ya de adulto.
Grullas procedentes de Alemania como BBY-WGW anillada el 9-7-2012 por H.J. Haferland en Arnimswalde Brandenburg (Alemania) que he visto en 2013, 2018, 2019, 2020 y ahora en 2021, ha sido vista en Alemania, Francia y España.
También pude ver a la BBR-WRW que tiene solamente dos observaciones previas en Alemania y de la cual no tengo sus datos de anillamiento aunque seguramente fue anillada en 2020.
Grullas que este año por estas fechas también hay menas que el año pasado. Actualmente habrá alrededor de 500 ejemplares que deberían de ir aumentando.
Perdices, estorninos, avefrías, alondras y pequeños bandos de avutardas se ven salpicando el seco amarillo de las hierbas mientras un lagunero patrulla el terreno en busca de alimento a la vez que unos conejos se refugian en sus madrigueras asustados por el vuelo de un cernícalo vulgar, milano real o un busardo ratonero ante la atenta mirada de un águila real que posada en el suelo impone con su presencia.
Entre las grullas se pueden distinguir perfectamente las familias, los adultos y el pollo o los pollos que van con ellos, así como las que no tienen ningún pollo a su cargo.
150.000 grullas invernan en España, de las cuales más de la mitad se concentra en las dehesas extremeñas donde encuentran una fuente de alimento fácil y nutritiva, la bellota. El resto lo hace entre Andalucía, Castilla la Mancha y Aragón pero, un porcentaje muy bajo, se queda en las lagunas de Villafáfila. La mayoría de estas grullas provienen de Alemania, Suecia o Noruega y, en un porcentaje muy bajo, de Polonia, Finlandia, oeste de Rusia o países bálticos.
En la zona de la balsa 118 tarros blancos descansan en el lodazal en compañía de 3 avocetas, chorlitos dorados, correlimos comunes, avefrías, algunos azulones, patos cuchara y gaviotas reidoras mientras en la lejanía combatientes y cercetas comunes deambulan en la fina capa de agua mientras entran a dormir las gráciles grullas en compañía de dos garcetas grandes.
Seca. Villafáfila está seca. El agua es vida y como no llegue pronto la invernada será un verdadero desastre. La situación es muy preocupante, muy delicada. Las previsiones para esta invernada son desastrosas. No tiene pinta de llover. No hay previsiones de lluvia. Si no llueve, el campo se muere y con él sus habitantes.