domingo, 26 de febrero de 2023

Primeras observaciones de gaviota argéntea en la provincia de Zamora.

El pasado día 10 de febrero de 2023 Alfonso Rodrigo, Gary Losada y Daniel García vieron en la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila la primera gaviota argéntea que se localiza en la provincia de Zamora; hecho histórico de una nueva especie para nuestra provincia. Enhorabuena.
El principal objetivo de mi última visita a las Lagunas de Villafáfila era poder ver dicha gaviota argéntea que había sido descubierta 9 días antes y que para mi era muy especial poder verla en mi provincia.
La gaviota argéntea es muy rara en el interior peninsular, salvo en vertederos contados como es el de Gomecello en Salamanca muy cerca de la provincia zamorana, lo cual, indicaba que podía aparecer en cualquier momento en nuestra provincia pero, la naturaleza es sorprendente, y apareció por el noroeste provincial.
Llegué a mediodía del día 19 a la Salina Grande en busca de la argéntea. Me asomé desde la zona de la balsa y la vi echada en una de las islas, estaba con la cabeza para atrás, dormitando. A los pocos minutos desapareció así que decidí acercarme hasta el mirador de Otero de Sariegos para ver si había cambiado de isla y, efectivamente, había cambiado de isla.
Esta gaviota argéntea se había visto casi siempre tumbada, con muy poca actividad y sola o en compañía de alguna gaviota sombría. Estuve la mayor parte del tiempo observándola echada hasta que se levantó y comenzó a nadar cerca de la isla en la que se encontraba, picoteando la superficie del agua, lo que me hizo suponer que se estaba alimentando de los insectos que pudiera encontrar. Tras alimentarse se situó entre dos islas y comenzó a bañarse con fuertes aleteos en los que me dejó ver toda la amplitud de sus preciosas alas y su silueta recortada en la lejanía de Villafáfila.
Después del baño hizo un par de vuelos cortos para posarse en la isla, limpiarse y acicalarse su plumaje y, al poco tiempo, tumbarse otra vez. Da toda la impresión que esta gaviota argéntea tiene algún problema y se está intentando recuperar en la seguridad de la Salina Grande.
La gaviota argéntea es una especie común en el norte y oeste de Europa pero en España es escasa como invernante y sus observaciones se centran en el cantábrico y en la costa atlántica gallega aunque se puede ver de forma todavía más escasa en algunos vertederos de interior.
Si fue una enorme sorpresa la aparición de esta gaviota argéntea, dos días después, el día 12 de febrero, José Miguel San Román y Noelia Fernández observan de lejos una gaviota de dorso gris claro en el embalse de Almendra, al sur de la provincia de Zamora, que más tarde fue relocalizada e identificada como gaviota argéntea de cuarto año en la orilla salmantina de dicho embalse por Miguel Rodríguez (muchas gracias por tus fotografías), Andrés Turrado y Miguel Mangas.
Dos fantásticas observaciones de una especie que se resistía a ser vista en la provincia de Zamora y que en tres días se localizaron dos ejemplares: el adulto de Villafáfila y el de cuarto año en el embalse de Almendra. Enhorabuena a sus descubridores.

martes, 21 de febrero de 2023

Santoña II: colimbo ártico, grande, chico y barnaclas carinegras (con una groenlandesa).

En el Parque Natural de las Marismas de Santoña están pasando el invierno tres especies de colimbos: el colimbo grande, colimbo ártico y colimbo chico.
Voy a comenzar por el colimbo ártico del que solamente hay un ejemplar en las marismas. Es un invernante escaso pero regular que se reproduce en Escocia, mar Báltico, norte de Rusia y Siberia llegando hasta nuestras costas en muy escaso número para pasar el invierno.
Colimbo ártico.
Allí estaba nadando y sumergiéndose constantemente, sin parar un instante, entrando y saliendo del agua como un pequeño submarino. Nunca había visto esta especie. Colimbo de pico largo y puntiagudo de plumaje oscuro en partes superiores y blanco en las inferiores que, como todos los colimbos, se transforma totalmente cuando muda en su época reproductiva.
Colimbo ártico.
Se acercaba y alejaba, no le perdíamos detalle mientras los zampullines cuellinegros lucían esplendorosos, los zarapitos trinadores buscaban comida entre el limo e incluso dos serretas medianas con su aspecto punk y despeinado nadaban tranquilamente.
Zarapito trinador capturando un cangrejo.
Zampullín cuellinegro.
Colimbo grande.
El colimbo grande es un ave impresionante, de fuerte pico, cuello robusto y pinta de cormorán cuando lo ves a distancia. Ave proveniente del ártico que cría en Groenlandia, Islandia o Norteamérica que, en un grupo muy reducido de ejemplares, pasa el invierno en puntos muy concretos de Galicia, Asturias o Cantabria y es Santoña su principal punto de invernada en España.
Es en la propia Santoña, cuando alargan su estancia invernal, donde podemos disfrutar de la maravilla de verlo con sus espectaculares, llamativas y preciosas galas de plumaje nupcial como así ha sido en alguna de mis vistas a este maravillosos enclave cántabro; como este colimbo grande que está mudando y, ahora mismo, es incapaz de volar, colimbo al cual se le nota perfectamente que tiene las alas como recortadas, como a trozos, ave que se irá poniendo espectacular.
Colimbo grande mudando.
Colimbo grande en plumaje nupcial en abril de 2018.
Esos colimbos, de plumaje espectacular y absolutamente precioso, tienen la cabeza y cuello negros y a rayas, pequeñas manchas blancas en la espalda, ojos rojos y pico negro. Esos colimbos grandes que parece que sólo podemos ver en lejanos parajes también los podemos encontrar, algunos años, en las marismas de Santoña.
Este año hay alrededor de catorce ejemplares de colimbo grande. Ejemplares que no paran un sólo instante, entran, salen, entra, salen del agua y, en algunas ocasiones, emergen con su preciada comida que tragan inmediatamente.
Tan pronto están a tu lado como que salen del agua a varias decenas de metros de distancia. Es un magnífico buceador que pasará todo el invierno en las marismas junto con el tercer colimbo, el colimbo chico.
Colimbo chico.
El colimbo chico también viene del ártico. Es el más pequeño y extendido de todos los colimbos; con un pico más fino que llevará inclinado hacia arriba, menos robusto y aspecto más frágil. También se alimentaba constantemente. Su actividad era febril. Se sumergía y salía sin descanso. Nos mostraba su destreza en el buceo. Al igual que el resto de colimbos (y la mayoría de los patos buceadores) tiene las patas muy atrás en el cuerpo para así desplazarse más eficientemente bajo el agua aunque en tierra le hace ser un poco patoso.
Pasará el invierno aquí, en Santoña y luego volverá a sus zonas de cría en el norte de Rusia, Groenlandia, Islandia y norte de Canadá.
Otro de los atractivos de Santoña son las barnaclas carinegras que esta invernada han llegado a su record: 1007 ejemplares están en las marismas. Su número ha ido aumentando exponencialmente en los últimos años, sobre todo por la proliferación de su comida preferida, un alga, la zostera marina de la cual se alimentan y quizás porque en la zona francesa de invernada ya han llegado a su tope de ejemplares y, cada vez más, se van desplazando hasta Santoña.
Este pequeño y oscuro ganso proviene del ártico. De dos zonas concretas: del norte de Rusia la subespecie nominal bernicla y la hrota proveniente de Groenlandia y norte de Canadá. Aquí, en Santoña, la que se encuentra normalmente es la subespecie bernicla, pero este año he tenido la suerte de poder ver una de la subespecie hrota.
Barnacla carinegra de la subespecie hrota proveniente de Groenlandia.
Una entre 1000; una barnacla carinegra con los flancos más blancos que estaba entre todas las bernicla y estaba incluida en la "Lista de aves raras de España" hasta enero de 2018.
Subespecie muy rara de ver en España con dos grandes zonas de reproducción una en Europa (archipiélgago de Svalbard (Noruega), Groenlandia y zonas de Rusia) y otra en Canadá. La población europea pasa el invierno en el noreste de Inglaterra y Dinamarca de donde provendrá, seguramente, el ejemplar que está en Santoña.
Ver a las barnaclas carinegras es un espectáculo increíble. Verlas comer y moverse en las zonas que deja el mar en su bajada en mitad del estuario es algo que te emboba y, la mejor manera de verlas, es desde el Cofre, pequeño barco de Aves cantábricas desde el que Alejandro García con su tranquilidad y serenidad, además de enorme sapiencia y ojo entrenado te muestra todos los habitantes de la bahía (montar en el Cofre es indispensable en toda visita a las marismas de Santoña).
Si verlas impresiona oírlas no es menos. El sonido que emitían mientras comían parecía una verdadera conversación animada en la que todas intentan hablar en mitad de un enorme banquete de zostera..
Zampullines cuellirrojos, negrones especulados y serretas medianas serán parte de la siguiente historia. Otra historia. Otra muestra de la enorme cantidad de vida que se aglutina en las marismas. Otra historia de un lugar increíble que rebosa vida por los cuatro costados.

viernes, 17 de febrero de 2023

Santoña I: treparriscos y eider.

Las marismas de Santoña son palabras mayores en el mundo de las aves; cada vez que voy me gusta mas estar en su entorno, pasear, disfrutar de sus paisajes y sus pequeños habitantes alados ya sean ocasionales o no. Me gustaría en una serie de entradas poder transmitir mis vivencias y encuentros en este paraíso natural.
Días que he pasado acompañado de Fernando García, amigo, excelente fotógrafo y amante de la naturaleza que no conocía la zona y me permitió mostrarle este magnífico enclave cantábrico que es un verdadero paraíso para la invernada de las aves. Ha sido un verdadero orgullo poder compartir con él observaciones, vivencias e historias.
En Santoña hay dos mundos, dos mundos complementarios en los que sus habitantes se ven y se comportan de dos formas completamente diferentes. Hablamos de la marea alta y la marea baja. Dependiendo de cómo esté la marea, los habitantes y sus comportamientos varían por completo.
Con la marea alta aparecen todos los buceadores, están más activos y, en muchos casos más cerca: silbones, azulones, frisos, cercetas comunes, cormoranes grandes y moñudos, patos cuchara, rabudos, tarros blancos además de negrones comunes y espéculados, colimbos grandes, chicos y ártico, zampullines cuellirrojos, cuellinegros y chicos, somormujos lavancos, alcas, fochas comunes o porrones se mueven por las marismas en busca de alimento; tranquilidad que se ve alterada cuando alguna águila pescadora, gavilán, aguilucho lagunero, milano real o busardo ratonero planean por encima de ellos.
Con la marea baja aparecen todos los limícolas y los que se alimentan en zonas con poca agua como orillas o charcos que van quedando. Ahí aparecen chorlitos grises, chorlitejos grandes, correlimos comunes y tridáctilos, ostreros, vuelvepiedras, zarapitos reales y trinadores, espátulas, archibebes comunes y claros, garcetas grandes y comunes, moritos, garzas reales, aguja colinegra y colipinta e incluso un par de flamencos; un sinfín de aves que se van moviendo según la marea va subiendo o bajando.
Entre estos dos mundos están las gaviotas. Gaviotas patiamarillas, sombrías, reidoras, cabecinegras y gaviones que se mueven entre la marea alta y la baja sacando lo mejor de cada una de ellas.
Dos mundos complementarios en los que miles de aves se mezclan; miles de aves que pasan el invierno entre nosotros conviviendo con las aves residentes en las marismas. Miles de aves que conforman un espectáculo único.
Entre todas ellas voy a destacar algunas por diferentes motivos ya sea por su rareza, singularidad o aumento en pocos años. Me gustaría comenzar por una de las estrellas del momento: el treparriscos.
Tenía muchas ganas de poder ver a esta pequeña mariposa alada, de poder observar a un ave especial, enigmática y misteriosa. Durante este invierno se le había estado viendo en la cantera de Montehano así que no podíamos perder la oportunidad de intentar observarlo.
La cantera es una gran pared vertical que mira al polder de Escalante. Pared a la que los rayos del sol van iluminando y calentando según avanza la mañana, lugar en el que debíamos buscar.
Localizarlo es muy complicado, debe moverse si no es prácticamente imposible poder detectarlo. Y apareció. Su vuelo es errático e inconfundible. Allí estaba. Se posó delante nuestro, sobre la pared rocosa y comenzó a ir subiendo a pequeños saltitos en busca de larvas y gusanos entre las grietas de la gran pared que coge con su fino y ligeramente curvado pico. Su camuflaje es perfecto, se confunde totalmente con la pared sobre la que se agarra fuertemente con sus potentes patas y su cola que apoya en la gran pared.
Avanza poco a poco. Sube poco a poco hasta que, de repente, se deja caer en un vuelo corto, como si de una gran mariposa se tratara, hasta la zona baja de pared o de forma lateral para, nuevamente, iniciar la subida por la roca.
En España se reproduce en los Pirineos y la Cordillera Cantábrica. Cuando el tiempo se vuelve duro y complicado en sus altas montañas, el pequeño treparriscos realiza una migración parcial bajando hasta latitudes más bajas para pasar el invierno. Eso es lo que ha hecho este treparriscos de Santoña: bajar desde las alturas de la cordillera Cantábrica para pasar el invierno.
Mientras el treparriscos se mueve por la pared los halcones reclaman si parar, es tiempo de regalos y el macho le trae una paloma torcaz a la hembra que la acepta orgullosa mientras los aviones roqueros se mueven sin descanso a la par que un colirrojo tizón nos confunde constantemente.
El pequeño treparriscos se acicala tranquilo y satisfecho, es hora de dormir y lo vemos meterse en una pequeña grieta de la pared que le servirá de cobijo hasta el nuevo amanecer en el que su color gris y sus alas rojo carmesí, negras y blancas nos deleiten nuevamente como así sucedió.
El treparriscos esta incluido en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas en la categoría “De interés especial”. Y Catalogada por la IUCN como especie de “Preocupación menor” (LC)
El eider de Santoña sigue siendo una de las atracciones mas buscadas de las marismas. Es un pato especial, diferente, con un pico muy ancho en la base que le da un aspecto curioso, conformando un perfil característico a su cabeza. Es un pato del norte. Un pato descubierto por Alejandro García en diciembre de 2016 que formaba parte de un grupo de cinco ejemplares (dos machos y tres hembras) que se fueron yendo en diferentes momentos hasta quedar solamente el ejemplar que está actualmente. Incluso después han llegado nuevos eider con los que ha estado un tiempo pero se ha seguido quedando en su tierra de adopción, Santoña.
El eider está precioso, espectacular, con su increíble plumaje nupcial. Se mueve tranquilo. Bucea. Sale con un mejillón y se lo come entero, directamente, sin abrir ni nada, en su estómago se producirá la digestión. Verlo sacar un mejillón y comérselo es impactante. Lo hace sin aparente esfuerzo. Bucea. Sale con un cangrejo al que quitará como un cuidadoso cirujano las patas, una a una, para después tragárselo entero sin ningún peligro de que le pique.
Es un animal extraño pero de extraño que es, es muy hermoso, por lo menos a mi me lo parece. Aparte del pico destaca, en este macho con plumaje nupcial, su intenso y precioso color, por cierto, el plumón de eider se ha utilizado y se sigue utilizando para rellenar los mejores edredones, sacos de dormir o ropa de abrigo ya que es aislante, suave, mantiene la temperatura y es ligero. Plumón que el eider utiliza para recubrir su nido y mantener aislados y calientes los huevos ante las inclemencias del frío del norte. Plumón que en algunos lugares como Islandia, es recogido a mano y comercializado, siendo un recurso económico muy importante.
El eider se levanta en un vuelo majestuoso, lleno de potencia y orgullo, nos muestra todo su esplendor, nunca lo había visto volar, nos pasa junto al barco de su descubridor, el Cofre (visita imprescindible en Santoña el barco de aves cantábricas para recorrer el estuario), para poco después volver a posarse en el agua donde continuará alimentándose y disfrutando de su tierra de adopción.
Santoña y sus habitantes. Un lujo para los sentidos. Un lugar único en el que miles de aves pasan el invierno en un entorno privilegiado. Al que amantes de la naturaleza nos acercamos con la esperanza de exprimir el poco tiempo de visita que tenemos, tiempo al que siempre le faltan horas. Entorno y sus habitantes que seguiré descubriendo en una próxima entrada: los colimbos y las barnaclas carinegras.