lunes, 24 de enero de 2022

Nueva visita a Gomecello I.

Amanecía. La mañana no estaba tan fría como debería para la época, tres grados sobre cero era una buena temperatura para comenzar, el principal problema era la persistente niebla que nos acompañó hasta bien entrada la mañana.
Miguel Rodríguez y Miguel Martín me esperaban para que les acompañara en su visita al vertedero de Gomecello. Miguel Rodríguez es un joven biólogo con madera de profesor que da gusto escuchar, sus explicaciones son claras, concisas y precisas, de enorme sabiduría, paciencia y un conocimiento absoluto de todo lo que se puede mover en Gomecello donde (junto con Miguel Rouco) realiza, desde hace siete años, una extraordinaria labor de estudio de todo lo que se mueve en ese entorno. Miguel es un joven salmantino (con raíces zamoranas) que, a pesar de su juventud, es una referencia nacional en el mundo de la ornitología, con un enorme futuro al que solamente él será capaz de ponerle techo. Gracias Miguel.
Junto a él, otra de las promesas de la ornitología salmantina: Miguel Martín. Un jovencísimo pajarero de enormes y sorprendentes conocimientos para su edad que se hace fuerte en su carácter introvertido, su poco hablar hace que todo lo que dice sea acertado o en busca de una puntualización que le permita afianzar sus conocimientos.
Hasta prácticamente las 10:30 h de la mañana no levantó la niebla lo suficiente como para poder ver todo el mundo que estaba oculto ante nuestros ojos y que solamente escuchábamos: miles de gaviotas se levantaban, comían o descansaban en tejados, zona de alimentación o en el suelo.
Era mi segunda visita a Gomecello. Comenzamos a buscar entre las miles de aves que allí se encontraban. Miguel, con su característica amabilidad, nos iba contando todos los pormenores de las gaviotas que nos íbamos encontrando.
Gaviota reidora y cabecinegra de primer invierno.
La primera sorpresa fue una gaviota cabecinegra de primer invierno que se movía cerca de un grupo de reidoras que bebían agua en unos charcos cercanos. Aquí, a los ilustres visitantes para distinguirlos rápidamente se les pone nombre, el de esta gaviota cabecinegra es Karina.
Entre las exquisiteces de Gomecello se encuentra el gavión atlántico. Sus citas en el interior son muy escasas y casi siempre asociadas a grandes bandos de gaviotas sombrías y en vertederos. El gavión atlántico es la mayor gaviota que se puede ver en España, puede alcanzar hasta 1,65 m de envergadura. Se puede ver en ambos lados del Atlántico Norte, reproduciéndose en Islandia, Escandinavia, Groenlandia, Gran Bretaña y noroeste de Francia, además de en el nordeste de Norteamérica; en la península ibérica se suele ver, de forma esporádica, en invierno en la costa gallega y cantábrica. Verlo en el interior es muy, muy complicado. He de decir que he tenido la inmensa suerte de verlo en el río Duero a su paso por Zamora ciudad un memorable 17 de diciembre de 2020 (recordarlo aquí).
Gavión atlántico de tercer invierno.
Allí estaba el ejemplar de tercer invierno. Grande. Potente. Fuerte. Imponente ante las gaviotas sombrías. ¿Su nombre? De momento no tenía así es que rápidamente iniciamos una ronda de nombres para tan ilustre visitante, el elegido fue: Azarías.
Miguel habla, nos cuenta lo que vamos viendo y es capaz de distinguir las gaviotas con un solo vistazo. En todos sus movimientos y comentarios derrocha conocimientos del lugar y de las especies que allí nos vamos encontrando. Otra de las especies que llegan en invierno hasta Gomecello es la gaviota argéntea.
Gaviota argentea Clint (primer invierno).
La gaviota argéntea es abundante en el norte y oeste de Europa pero en España es una escasa invernante que se suele ver en las costas del cantábrico y atlántico además de sus apariciones puntuales en algunos vertederos del interior. Especie a la que tengo muchas ganas de ver en la provincia de Zamora donde aun no se ha visto. Especie que no desisto en intentar ver en Zamora y como dice Miguel Rodríguez: “Más difícil es ver un gavión atlántico y lo viste así es que todo puede pasar”.
Gaviota argentea Tamara (tercer invierno).
Clint (primer invierno), Celsa (segundo invierno) y Tamara (tercer invierno) me permitieron aprender in situ, ver las explicaciones de Miguel Rodríguez acerca de sus características principales es todo un lujo: aspecto compacto, pico algo rosado en la base…aprender viendo y escuchando al que sabe. Un verdadero privilegio. Como decía mi abuelo: “Escucha a los que más saben porque de ellos es de los que más se aprende”.
Ya, en ese momento, Miguel tenía la sensación de que Celsa era una vieja conocida; días más tarde y, tras un exhaustivo estudio, confirmó que Celsa era Miguelita un ejemplar que había estado en Gomecello el año anterior entre el 22 de octubre de 2020 y el 13 de marzo de 2021 y había vuelto este invierno.
Gaviota argentea Miguelita (primer invierno) el 30-12-2020.
Abajo, Celsa (segundo invierno) el 30-12-2021
que resultaron ser el mismo ejemplar.
Mis ojos miraban para todos los lados intentando absorber lo que veía a mi alrededor. Las miles de gaviotas comían, descansaban o se movían de una zona a otra, algo más de 300 cigüeñas blancas descansaban tranquilas mientras estorninos pintos y negros, garcillas bueyeras o gorriones se movían incansables entre los grandes grupos de gaviotas. Además de los oportunistas milanos reales o dos milanos negros que se han quedado a invernar aquí y bisbitas, pinzones, lavanderas, jilgueros, pardillos, escribanos trigueros, colirrojos o unos solitarios zorzales comunes, un veloz esmerejón o un aguilucho lagunero e incluso chorlitos dorados o avefrías.
Gaviotas sombrías.
Gaviotas reidoras.
Milano real.
Milano negro.
Cuatro gaviotas patiamarillas pudimos ver entre los grupos de sombrías. Aves de diversas edades: una primer invierno y tres de segundo invierno.
Gaviota patiamarilla de segundo invierno.
La mañana avanzaba sin darnos cuenta. El movimiento era constante. Seguíamos observando. No había tiempo que perder. En grupos tan grandes de gaviotas siempre hay que buscar gaviotas anilladas porque nos ofrecen una información muy valiosa. Continuará…

martes, 18 de enero de 2022

Lobo: Calidad de la imagen / lo que sucede en ella.

Estas fotografías como tales, no valen nada de nada, pero, muchas veces, no hace falta que sean de una extraordinaria calidad para ser significativas y elocuentes de lo que quieren contar. Este es un claro ejemplo de lo que estoy diciendo.
Muchas veces, la mayoría, los lobos se observan a enormes distancias como es este caso. En esta imagen lo verdaderamente importante es lo que está sucediendo en ella, lo que se ve y no su calidad. En ella podemos ver al macho reproductor del grupo familiar con el rabo levantado, imponiendo su autoridad ante un subadulto situado a la izquierda que, en primera instancia, abre la boca entre asustado y nervioso según el gran macho se acerca imponente, con el rabo levantado enarbolando la bandera de la dominación, de la jerarquía superior que debe ser acatada sin rechistar. 
Según el gran macho se acerca, el lobo de la izquierda baja las orejas y mete el rabo entre las patas en una actitud de sumisión total ante el gran jefe. Mientras, a su alrededor, varios cachorros corretean entorno a ellos saludando al gran macho y yendo hacia otro adulto que, en la parte de atrás, acaba de llegar y está regurgitando la comida traída en su estómago para alimentar a los pequeños lobeznos que esperaban nerviosos la llegada de los adultos.
Pasada la tensión de la jerarquía, la loba es seguida por el subadulto que ha ejercido a la perfección su labor de "cuidador/a" de los pequeños durante toda la noche mientras, los lobeznos, corretean alrededor jugando y pidiendo comida a los adultos que van llegando a la vez que los primeros rayos del sol van iluminando la sierra.
Esta escena es la vida cotidiana de un grupo familiar de lobos, una mañana cualquiera, en la época en la que los pequeños todavía no han comenzado a desplazarse y esperan jugando, ansiosos, la llegada, al amanecer, de los miembros del grupo familiar mientras son vigilados por su “cuidador/a”. Muchas veces no hace falta que la calidad de la imagen prime sobre lo que está sucediendo en ella.

domingo, 9 de enero de 2022

Anillas vistas en Zamora en 2021

Termina el año 2021. Segundo año que recopilamos las observaciones de aves con marcas de lectura a distancia y pasos de aves portadoras de GPS por la provincia de Zamora. En este trabajo de lectura y seguimiento han participado 25 observadores: Víctor Arias, José Barrueso, María Borrego, Marta Borrego, María Bueno, Gonzalo Criado, Fabio Flechoso, Miguel Ángel García Matellanes, Juan José González, Jose Alfredo Hernández, Alberto Laiz, Gary Losada, J. Javier Orduña, Goyo Para, Carlos Alberto Ramírez, Alfonso Rodrigo, Manuel Rodríguez, Miguel Rodríguez, Víctor Salvador, José Miguel San Román, Daniel García, Felipe Rosado Romero, Manuel Segura, Alfredo Valiente y Joan Antonio Ximenis.
A todos ellos quiero agradecer enormemente y dar la enhorabuena por el gran trabajo realizado.
Gracias a ellos hemos leído 190 ejemplares en 388 observaciones, además de 52 ejemplares seguidos por GPS de 39 especies diferentes.
Los datos finales han sido más que satisfactorios teniendo en cuenta que Zamora es una provincia de interior.
A continuación podéis ver el informe final de todas estas observaciones de aves en el año 2021.