martes, 22 de septiembre de 2015

El increíble viaje del lince Kentaro.

Hace unas semanas retomaba la historia de un lince llamado Kentaro que había sido soltado en el municipio de Mazarambroz (Toledo) en noviembre de 2014 procedente del centro de cría en cautividad de Silves (Portugal) junto con sus hermanos Khan, otro macho, y Kuna, una hembra. La historia de este lince es apasionante, su collar permite a los científicos seguir sus pasos y saber por donde se mueve, cuanto se desplaza o que come; este lince es protagonista de noticias de prensa, entradas de blog o portadas de periódicos, y fue, leyendo varios de esos artículos, cuando no daba crédito a lo que leía, mi sorpresa y perplejidad se unieron a partes iguales quedando realmente sorprendido e impactado ¡ese lince había cruzado la provincia de Zamora de este a oeste!
Lince Kentaro en el momento de su liberación. Foto de Luis Suarez/WWF.
¡Un lince había estado en Zamora durante algunos días o semanas! ¿nadie se había enterado? ¿no se había hecho pública ninguna noticia de tal acontecimiento? ¿nadie lo había visto? Teniendo en cuenta que en los diferentes lugares por los que había pasado se habían hecho eco de tal suceso y había quedado reflejado en periódicos impresos o ediciones digitales tanto locales como nacionales, en blogs o incluso había sido visto por personas que lo habían fotografiado, ¿como era posible que por Zamora nada de nada? que el paso por nuestra provincia quedara reflejada en periódicos portugueses o de otras zonas de España y aquí silencio absoluto; ¿quizás teman por su vida si dicen por donde está? ¿quizás en nuestra provincia se considera que es muy peligroso decir su localización aproximada?
El hecho es que me alegré enormemente de que un lince hubiera vuelto a nuestra provincia, que hubiera pasado por ella ya que aquí siempre hubo linces, nuestra tierra fue tierra de linces, nuestra tierra fue lugar en el que convivieron lobos, osos y linces, tres iconos de la fauna de la península ibérica; linces que se dejaron de ver en nuestros campos en los años 90 del s.XX.
Varios hechos marcaron el declive y extinción del lince en Zamora. La disminución de los conejos, la reforestación en los años 70 y la caza sentaron las bases para que se extinguiera. El lince en Zamora, igual que en gran parte de España, se dejó morir, no se hizo nada por su conservación, ni siquiera se intentó. Desapareció y punto. Si no se hubieran realizado programas de ayuda en otras partes, sobre todo Andalucía, bueno, sólo allí; hubiera pasado lo mismo y el felino más amenazado del mundo hubiera desaparecido de toda la península ibérica.
He hablado con gente que tuvo la inmensa suerte de verlos en sitios diferentes de nuestra provincia y todos coinciden en lo mismo, es un animal que impresiona, un animal impactante y hermoso que fuimos eliminando poco a poco, que dejamos morir lentamente, que perdimos sin remisión.
Cada cierto tiempo hay noticias en Zamora de avistamientos de linces, surgiendo el eterno debate de si hay o si no hay, que si se han visto en no sé dónde, que si fulanito lo vio, incluso dirigentes políticos como el delegado de la Junta de Castilla y León afirman que hay algún lince y añade: “la mejor forma de protegerlo es no hablar de él. Es una especie protegida de alto valor, que se encuentra en un lugar concreto de la provincia”; "porque cuantas menos personas intenten ir a verlo, mejor será para su conservación”.
Lo cierto es que no hay ni una sola fotografía, huella o excremento y hasta que algo así no se pudiera comprobar, no hay; pero esto ha tenido un alto en el camino, un paréntesis, Kentaro, un macho de lince marcado con un collar se sabe, a ciencia cierta, que ha estado, mejor dicho ha cruzado de este a oeste nuestra provincia entera, algo realmente increíble, algo que es un hecho histórico que es de justicia resaltar.
Lince Khan en el momento de su liberación.
Fotografía de Carlos Serrano-Iberlince.
Pero esta historia comienza hace algunos meses. Comienza cuando en el proyecto LIFE Iberlince se plantea la reintroducción del lince ibérico en Toledo para lo cual se eligen tres ejemplares hermanos (dos machos y una hembra) procedentes del centro de cría en cautividad de Silves (Portugal) que son soltados el 26 de noviembre de 2014 en el término municipal de Mazarambroz (Toledo); ahí comienza el increíble viaje de los dos machos que tomando direcciones opuestas han recorrido más de mil quinientos kilómetros pero voy a centrarme en Kentaro, el que tomó dirección norte.
Quedan alrededor de 325 linces que suponen una exigua población que intenta subsistir a duras penas, todas las ayudas posibles para su conservación son bienvenidas, entre ellas, en 2014 el proyecto LIFE Iberlince reintrodujo 18 ejemplares en Ciudad Real, Badajoz, Toledo y Portugal; ejemplares que son una bocanada de aire fresco que intentarán volver a asentarse en zonas en las que siempre hubo linces y conformen una nueva población a las ya conocidas de la sierra de Andujar y el Parque Nacional de Doñana.
Kentaro es uno de esos linces pero Kentaro es algo más. Este lince está rompiendo todos los paradigmas entorno a su especie, está demostrando, con hechos, situaciones que no se creía fueran posibles en ellos. Kentaro es un luchador, un superviviente que lleva recorridos cientos de kilómetros en los que ha cruzado autovías, vías de ferrocarril, carreteras, ríos o pantanos pasando por territorios en los que no hay conejos y se ha alimentado de corzos o roedores (hechos comprobados) pero, seguramente también haya comido liebres, peces, micromamíferos o cualquier otro animal que pudiera cazar.
Kentaro ha recorrido en parte o cruzado Toledo, Madrid, Cuenca, Guadalajara, Soria, La Rioja, Burgos, Zaragoza y Zamora; su viaje es impresionante pero ¿por donde ha llegado a Zamora? Al respecto no hay datos publicados pero supongo que ha tenido que cruzar Palencia y Valladolid aunque no he sido capaz de encontrar nada que así lo certifique.
Kentaro entró en Zamora por el este, la atravesó y salió por el oeste hacia Portugal donde se encuentra (en teoría) desde el 4 de agosto de 2015. En Portugal ha sido considerado una gran noticia, siendo portada de periódicos al igual que en todas las provincias por las que pasó menos en Zamora (y en su periplo desde Soria hasta aquí).
El motivo fundamental por el que Kentaro está en continuo movimiento es un enigma pero, mi opinión personal, es que está buscando un lugar en el que asentarse en el que haya una hembra, está buscando compañera.
Kentaro es un superviviente y está demostrando que sin conejo un lince puede sobrevivir aunque ¿se podría adaptar una población a subsistir sin su presa fundamental? Quizás Kentaro está sentando un antes y un después; también está demostrando que las conexiones entre poblaciones de linces son posibles y viables aunque estén muy distanciadas y los peligros sean tremendos.
Al igual que Kentaro, su hermano Khan, ha hecho un recorrido impresionante pero su dirección fue hacia el oeste para llegar también a Portugal a través de Cáceres.
¿Qué les deparará el futuro? ¿Conseguirán sobrevivir y llegar a una zona con más linces? El tiempo lo dirá pero lo que ya han hecho es historia y un viaje que está dejando perplejos a todos.

lunes, 14 de septiembre de 2015

Lobo rastreando y…

Era un lobo grande, fuerte y llevaba la barriga completamente llena, se la veía abultada, había tenido una buena comida esa noche; eran las ocho de la mañana y el lobo subía pesadamente entre brezos, escobas y carqueisas que le hacían desaparecer por momentos, como si se sumergiese en un mar en el que las olas lo cubrían volviéndolo a mostrar mas adelante.
Caminaba despacio, siguiendo unas trayectorias aparentemente inexplicables, daba vueltas, retrocedía y avanzaba; los ciervos, a su paso, levantaban la cabeza, primero expectantes y luego huían a la carrera en cuanto se les acercaba más de la cuenta, más de lo que ellos consideraban su límite de peligro.
Al cabo de media hora y tras un gran brezo, el lobo se asustó, mejor dicho, a mi me dio la sensación de que se asustó porque se paró en seco y reculó como cuando un caballo va a saltar un obstáculo y no lo hace; rápidamente me di cuenta de lo que pasaba, el lobo rodeó el brezo y se abalanzó sobre un corcino que intentaba huir desesperadamente, algo que, ante un lobo adulto, era imposible.
El lobo llevaba un buen rato siguiendo un rastro, de ahí su deambular de idas y venidas en torno al mismo lugar, al final encontró lo que buscaba y cuando lo vio tras el brezo, reculó, rodeó el gran brezo y le cortó la huida por el otro lado.
Los corzos son una de las presas más habituales del lobo en la Sierra de la Culebra y, en esta época del año, los pequeños corzinos son una oportunidad que un lobo no desaprovechará nunca, aún estando con la barriga llena.
El hecho de cazar muchos corcinos podría suponer un problema para la población de corzos de la sierra pero hay una manera con la que la naturaleza intenta regular esta situación; la inmensa mayoría de las corzas después de su segundo parto suelen tener dos crías, incluso, en casos muy excepcionales tres; el hecho de tener dos pequeños corcinos supone un aumento de las posibilidades de que alguno de ellos pueda sobrevivir y así continuar el ciclo de la vida.
Las corzas, para intentar que sus pequeños no sean detectados por un depredador, los encaman en una zona de hierbas altas o brezos espesos donde los pequeños corcinos no se mueven, ni se levantan en ningún momento hasta que llega su madre para amamantarlos; una vez que han comido los lamen de arriba abajo para intentar que no huelan, que su olor no sea percibido por un depredador ya que si lo encuentran su muerte será inminente.
El lobo se abalanzó sobre el pequeño corcino que estaba condenado sin remisión;  lo agarró con una enorme fuerza, lo levantó, lo zarandeó tres o cuatro veces con un potente giro de cuello de un lado hacia otro y lo partió literalmente por la mitad. Me quedé impactado. Impresionado de la potencia con la que había cazado al pobre corcino que estaba condenado desde el momento que el lobo encontró su rastro y fue dando vueltas y vueltas hasta que lo encontró; era un lobo persistente, inteligente, astuto y paciente ya que, quizás, otro lobo, hubiera desistido antes en su empeño pero, este no y, en esta época menos, en algún lugar de la sierra estarán escondidos unos pequeños cachorros de lobo que hay que alimentar, que esperan que alguno de los miembros del grupo aparezca con comida, el lobo no podía dejar pasar la oportunidad, así es la naturaleza: hermosa y cruel a partes iguales, unos viven y otros mueren, unos son cazadores y otros son presa, unos sirven de alimento a otros.
El lobo cogió un pequeño trozo del corcino muerto y se lo llevó en la boca dejando el resto. Comenzó a andar, ahora si, en línea recta, sin dar vueltas ni retrocesos, iba decidido a un lugar fijo, concreto; avanzaba con paso firme entre brezos hasta que se paró y se comió el trozo que llevaba en la boca para continuar decidido hasta la protectora sombra de unas rocas donde se tumbó.
Estoy absolutamente seguro que más tarde ese lobo o algún miembro del grupo volvería a buscar los restos del corcino, nada se desaprovecha, nada se deja atrás; el lobo llevaba suficiente comida en su estómago para regurgitar a los pequeños, de momento no necesitaba más pero más tarde quizás si y sabría donde encontrarla.

martes, 8 de septiembre de 2015

Elanio azul y mucho más…

Hace unos días me dirigía a Puebla de Sanabria y en el camino pude ver cuatro preciosos ejemplares de elanio azul, una pequeña rapaz verdaderamente hermosa y espectacular de la que pude disfrutar a placer de algunos de ellos.
Esta preciosa ave vive en zonas abiertas, normalmente campos de cereales, donde pueda encontrar su comida favorita: los micromamíferos, pequeños reptiles y algunos pajarillos que pasan mucho tiempo en el suelo, además, necesita algún lugar desde el que poder otear a sus presas como postes de la luz o algún árbol que se encuentre diseminado por la planicie.
Hasta los seis meses los ojos del elanio azul son de color marrón, como así eran los de este ejemplar de las fotografías que me miraba tranquilo, sin aparente desconfianza ni temor ya que me dejó hacerle una preciosa serie de fotos, marchándome sin molestarlo, sin que se moviera de su atalaya. 
A partir de esa edad, los ojos del elanio adquieren el color rojo intenso de los adultos, ese color que te impresiona cuando lo puedes observar de cerca, esa mirada perturbante y profunda que no te puede dejar indiferente.
El elanio es originario de Asia y África. Hasta la década de los años cincuenta del s.XX no se encontraba en España. Su aparición se produjo por el aumento de las zonas de cultivos extensivos en los años cincuenta que eliminaron miles de árboles y los campos se destinaron a la agricultura. Así, la mecanización del campo, provocó que se ampliara la extensión de hectáreas, se abarcaba más terreno con la nueva maquinaria por lo que desaparecieron árboles y se ampliaron las zonas de cultivo extensivo. El habitat que necesita el elanio que, en los años setenta, comenzó a criar en nuestro país y, en los ochenta, se extendió hasta parte de Francia.
El elanio es de un tamaño parecido al de un cernícalo e incluso se cierne como él, es decir se mantiene quieto en el aire, en la vertical, donde se encuentra su posible presa, batiendo con fuerza sus alas y mostrándonos su portentoso color blanco inmaculado.
En Puebla de Sanabria, mi casa de adopción, pude disfrutar de un amplio y variado abanico de observaciones de las que me gustaría destacar algunas de ellas, unas por la singularidad de la observación y otras por su connotación sentimental como la del mirlo acuático que llevo viendo gran parte del verano.
´Mirlo acuático.
Mirlo acuático que es una verdadera gozada ver moverse por la cascada de aguas cristalinas del río Tera, como va de piedra en piedra o se sumerge en las frías aguas del río pudiéndose distinguir como, literalmente, camina por el fondo en busca de pequeñas larvas que son la base de su alimentación.
Andarríos chico.
Chorlitejo grande.
El mirlo acuático entra y sale del agua ante la atenta mirada de lavanderas blancas y cascadeñas, martín pescador, andarríos o chorlitejos que se afanan en buscar su sustento junto a los azulones que no dejan de mirar al cielo donde el águila calzada, el águila culebrera, el halcón abejero o el busardo ratonero patrullan el río en busca de una buena oportunidad que aprovecharán sin dudarlo.
Cigüeña negra, cigüeña blanca y garza real.
Otro que aprovechaba sus oportunidades era un juvenil de cigüeña negra que se movía lentamente en busca de peces a los que poder capturar, al igual que las garzas reales o las cigüeñas blancas pero, lo verdaderamente sorprendente, es ver pescar a las cornejas y a las urracas que han adquirido una peculiar forma de capturar pequeños peces, algo que nunca había visto hacer hasta este verano en el que las he podido observar en varias ocasiones.
Juvenil de cigüeña negra.
Otra de las observaciones más interesantes fue la de una preciosa águila pescadora en el embalse. Águila espectacular que pude ver como intentaba capturar algún pez, sin éxito, en un par de ocasiones; águila pescadora que había visto otras veces en la zona, águila pescadora que en estos días se deja ver en diferentes puntos de nuestra provincia y que es una verdadera maravilla poder disfrutar.
Cuatro buitres negros y dos leonados.
Este año los buitres negros se están dejando ver más por la zona; buitres majestuosos e imponentes que patrullan sin descanso en busca de algún animal muerto que les sirva de alimento; hace años pude disfrutar de ocho buitres negros juntos (número máximo que he podido ver a la vez) y este verano he podido observar cuatro ejemplares junto con mis grandes amigos Ernesto y Jose, ejemplares de los cuales uno de ellos estaba anillado con una anilla amarilla con dígitos negros.
Observaciones variadas, diferentes, majestuosas o fugaces que conforman un maravilloso elenco de variedad que hace que mi pasión por la naturaleza no decaiga.