viernes, 30 de septiembre de 2016

¿Hay lince ibérico en Zamora?

Hace unos días llegó a mis oídos un avistamiento de lince de hace muy poco tiempo; un avistamiento de alguien que conoce el campo, los animales y lo vio muy cerca, de día y durante unas decenas de metros, pero no había comentado nada por si lo tomaban por loco.
Esta observación está íntimamente ligada a otro lince, a Kentaro; seguramente antes de conocerse las andanzas de este ejemplar cualquier observación de lince en nuestra provincia se tomaría por imposible, una equivocación o una locura pero esto ha cambiado. Kentaro ha cambiado muchas ideas preconcebidas entorno al lince. Sus increíbles movimientos por media España han demostrado que, quizás, las observaciones anteriores a él de ejemplares solitarios en zonas en las que, en teoría, no debían de estar se replanteen y se reinterpreten de otra manera.
La observación de la que hablo se produjo en agosto de 2014 en una zona en la que toda la vida hubo linces. Esta observación fue de día y por parte de un buen conocedor del campo que no dudó un instante de que lo que estaba viendo era un lince ya que lo llevó delante suyo, muy, muy cerca durante unos 50-60 metros por el camino.
¿Por qué no podía ser? Son muchos los testimonios de gente en nuestra provincia que afirman haber visto un lince en los últimos veinte años. Muchos y variados testimonios a los que, seguramente, no se ha dado la importancia que merecían. Testimonios que si los juntas en un mapa sorprenderían a los que no los conocen. Testimonios que Kentaro ha hecho que se replanteen o por lo menos se les tenga en cuenta.
Lo cierto es que no hay ni una sola fotografía, huella o excremento, incluso no existe ninguna piel o ejemplar disecado en ningún lugar de la provincia de Zamora (por lo menos que tenga constancia) y hasta que algo así no se pueda comprobar, no hay linces; pero esto ha tenido un alto en el camino, un paréntesis, Kentaro.
Agradezco enormemente a LIFE Iberlice JCCM
ceder su fotografía para esta entrada.
Se sabe, a ciencia cierta, que él ha estado, mejor dicho ha cruzado de este a oeste nuestra provincia entera y, si él lo ha hecho ¿por qué otro u otros ejemplares, no marcados, no han podido hacer lo mismo? ¿No explicaría esto la cantidad de avistamientos?
El 11 de Febrero de 2011 saltaron a la prensa unas declaraciones del delegado de la Junta de Castilla y León en Zamora, afirmando que en la provincia de Zamora había algún lince: “la mejor forma de protegerlo es no hablar de él. Es una especie protegida de alto valor, que se encuentra en un lugar concreto de la provincia”; "porque cuantas menos personas intenten ir a verlo, mejor será para su conservación”
La verdad es que es una lástima que tan bello animal desapareciera de nuestra provincia en los años 70 ó 90 según los datos que barajes. Dos hechos marcaron el declive y extinción del lince en Zamora: la disminución de los conejos y la reforestación en la segunda mitad del siglo XX.
El lince, en teoría, es un animal especialista ya que su alimentación se basa, en un alto porcentaje, en el conejo pero esto también hay que replanteárselo ya que Kentaro ha demostrado que pueden comer, en determinados momentos, otros muchos animales ya que se ha estado alimentando, fundamentalmente, de corzos; quizás, una hembra en periodo de cría, sí necesite una población estable de conejos pero un animal dispersante no, como bien ha demostrado el incansable Kentaro.
La verdad es que cuando el conejo comenzó su declive, el lince en Zamora, también. La aparición en 1952 de la cepa de la mixomatosis que afectó terriblemente a los conejos dejó a nuestro lince bastante tocado. Su lenta decadencia se vio rematada por la aparición en 1987 de la neumonía hemorrágico vírica que eliminó gran parte de su población, firmando la sentencia de muerte para el lince, a lo cual, le añadimos la alteración de su habitat con la reforestación de pinos en gran parte de la sierra, lo que eliminaba tanto su habitat como el de sus presas.
Muchas de estas observaciones de lince en nuestra provincia seguramente sean dudosas pero ¿y si un tanto por ciento no lo son? ¿Y si han pasado por aquí otros linces como Kentaro en el más absoluto anonimato? Sinceramente, creo que no existe ninguna población estable en nuestra provincia pero que sí tenemos linces divagantes que nos visitan regularmente; si es así, ¿de dónde provienen? Solamente caben dos posibilidades; por un lado que vengan del sur o como Kentaro, de la zona de Castilla la Mancha y la segunda posibilidad ¿y si existiera todavía alguna población en Portugal, en la zona del Parque Nacional de Montesinho?
El lince en Zamora, igual que en gran parte de España, se dejó morir, no se hizo nada por su conservación, ni siquiera se intentó. Desapareció y punto. Si no se hubieran realizado programas de ayuda en Andalucía, al lince, le hubiera pasado lo mismo y el felino más amenazado habría desaparecido de toda España.
Kentaro en Zamora en una fotografía cedida por Manuel Segura al cual
agradezco enormemente tanto su fotografía como su gestión
con LIFE Iberlince JCCM y consejos.
Kentaro a abierto un camino, a hecho replantarse muchas cosas entorno al lince, ha sido un camino visible que quizás, otros muchos linces, hayan recorrido en un anonimato absoluto; quizás sea el momento de replantearse la manera de enfocar a tan bello animal, sobre todo sus movimientos dispersantes. En Zamora siempre hubo linces, ojalá, en algún momento, podamos decir que tenemos una población en nuestra provincia ya sea por su llegada natural o por entrar a formar parte en alguna de las reintroducciones que se llevan a cabo, sería un auténtico sueño hecho realidad.

domingo, 18 de septiembre de 2016

Harold y Poli. Los ojos de Mari Carmen y Mariano.

Hoy que terminan los juegos paralímpicos quiero recuperar una entrada que hice hace unos años y que tuvo muy pocas visitas pero me parece una entrada muy emocionante que debo de recuperar. Durante estos días he visto a los atletas paralímpicos y, cada vez que los veo, me quedo más admirado; es increíble la superación de estos atletas.
Hace unos años estuvimos en la bella ciudad de París. En esta espectacular ciudad coincidimos en el grupo con dos personas dignas de admiración por su valentía, perseverancia y amor a la vida. Se llaman Mariano y Mari Carmen y son ciegos. Ciegos. Sí. Pero con unas tremendas ganas de disfrutar, de hablar, de conocer, de relacionarse, de absorber sensaciones, de vivir… y con ellos iban Harold y Poli, sus ojos. Y en ellos me quiero centrar.
Este es Harold.
Este es Poli.
Actualmente en España hay 1.000 perros guía ayudando a personas ciegas. Casi todos provienen de la escuela que la ONCE (Organización Nacional de Ciegos Españoles) tiene en Madrid. Cada año educa y entrena a 100 perros guía; también provienen de una escuela norteamericana en Rochester, Estados Unidos, que cada año manda a España 24 perros guía. Harold y Poli provienen uno de cada una de estas escuelas.
Mariano y Mari Carmen han ido a todos los lugares con nosotros. Han entrado en museos, iglesias, palacios, han ido por el metro, han subido en escaleras mecánicas, han paseado por París, han entrado en restaurantes y siempre se les veía tranquilos, muy educados y sociables. Os aseguro que es satisfactorio observar cómo se mueven, la confianza absoluta que tienen en sus perros. Mariano me dijo en una ocasión, “Poli son mis ojos. Me fío de él. Confío en él”.
Harold y Poli son dos cruces de Labrador y Golden Retriever. Poli tiene más de Labrador y Harold tiene más de Golden. Ver su comportamiento es digno de todo elogio. Son perros amables, cariñosos, inteligentes, vivaces y con una mirada de buenos que no pueden con ella.
Para no extenderme demasiado voy a centrarme en situaciones concretas para que entandáis la importancia de los perros para Mariano y Mari Carmen y del entrenamiento tan intensivo que han tenido que recibir  para poder realizar su función.
Poli con la cabeza levantada y Harold tumbado en la
Sainte Chapelle esperando a que sus dueños
terminen de leer en Braille un libro acerca  de los monumentos de París.
Su entrenamiento comienza desde que nacen. Aunque quizás comience incluso antes de nacer, seleccionando a sus padres para que de su cruce salga una buena camada. Sin embargo, no todos los perros valdrán para ser perro guía. Los van seleccionando poco a poco. A los dos meses se los dan a una familia de acogida que los sociabiliza hasta el año, que es cuando empezarán su entrenamiento en serio. Entrenamiento que me decía Mariano que era durísimo y muy complicado. Suele durar un año y cuando el perro tiene dos es entregado a una persona que lo ha solicitado. Aunque no se entregan al azar, sino que a cada persona solicitante se le asigna el perro que mejor se adapte a sus características o circunstancias. Cuando se le entrega el perro deberá acudir a la escuela de perros guía a aprender a tenerlo, tratarlo y andar con él, será más o menos durante un mes. Después se lo podrá llevar.
Como cualquier perro normal hay que sacarlo por la mañana a hacer sus necesidades pero estos perros no las hacen sin que sus guías les den la orden. En una ocasión, caminando por una de las calles de París veo que Mariano se separa un poco del grupo, me acerco a él y le pregunto que si le sucede algo y me contesta que Poli va a hacer sus necesidades. Le digo que no tiene pinta y me dice: “Sí. Sí quiere”. Le suelta un poco la correa y comienza a animarlo y a darle una orden. Poli comienza a dar vueltas, a ponerse nervioso y termina haciéndolo. Automáticamente Mariano saca una bolsa de plástico del bolso, recoge el excremento y me dice, “vamos con el grupo”. Estos perros no hacen ninguna necesidad hasta que su dueño se lo ordena.
Bajando las escaleras de la Opera Garnier.
Harold y Poli iban decididos, caminaban por la calle en línea recta, un poco por delante de sus dueños. Si veían cualquier obstáculo, siempre pasaban ellos al lado de él, es decir, pasaban entre el obstáculo y su dueño. Sorteaban pibotes, farolas, gente, coches y cuando llegaban a un escalón, bordillo o escalera paraban y marcaban que había una dificultad. Mariano y Mari Carmen de vez en cuando les daban una caricia, una palabra amable e incluso una galletita que llevaban en el bolso con un cariño tremendo y el perro les correspondía con una mirada tierna que, aunque sus dueños no puedan ver, sí la perciben perfectamente. Aunque en alguna ocasión si iban nerviosos o demasiado deprisa les reprendieran simplemente con un, "¡no!", y un pequeño tirón. Su relación y compenetración es absoluta.
En otra ocasión nos encontrábamos en uno de los palcos de la Opera Garnier y Mari Carmen estaba agachada acariciando a Harold. Me acerco y le pregunto qué le pasa. Me contesta que Harold está nervioso con tanta gente. Allí estaba ella, tranquilizando a su perro, a sus ojos. Acariciándolo con gran dulzura y hablándole tiernamente. Me quedé contemplándolos cuando me dice: “Qué pesados estos japoneses. Si les cobrara un euro por cada foto que están haciendo a Harold me haría rica”. El perro estaba nervioso porque el palco estaba lleno de japoneses haciéndole fotos y yo no me había dado cuenta.
En otra ocasión, según íbamos andando por la calle me comenta Mariano todo sorprendido: “No sé por qué se asombran tanto estos franceses de vernos por la calle. Seguramente sus ciegos no se muevan tanto como nosotros”. Era cierto. Por donde íbamos eran el centro de las miradas e incluso en el Museo del Louvre; en la Opera Garnier tuvieron problemas para entrar con sus perros, pues no los dejaban pasar. Al final entraron.
En el Museo del Louvre donde hicieron parte de nuestro recorrido y
después fueron a una sala donde pudieron tocar algunas reproducciones. 
En España es obligatorio por ley que los perros guía entren en cualquier sitio. En Francia, por lo visto, no están tan adelantados como nosotros. En algunos lugares no entiendían que son perros especiales que cuando entran en un autobús, taxi, metro, museo o iglesia si su dueño se lo ordena se van a tumbar a sus pies, no harán nada, no ladrarán y no mancharán, pero estarán absolutamente pendientes de su dueño.
Os podría contar decenas de hechos de estos días tanto de Harold y Poli como Mariano y Mari Carmen. De su percepción, de sus sentimientos. De cómo se hacen fotos, de cómo reconocen las marcas de los coches, de cómo saben si las tiendas están abiertas o cerradas, de cómo aprecian la belleza sin verla, la sienten de otra manera, la perciben de otra forma; como Mari Carmen, que cuando le preguntamos qué era lo que mas le había gustado del Palacio de Versalles nos contestó que los jardines porque eran muy bonitos. Ella los sentía, los olía, los oía…de una forma que los demás no buscamos, porque somos muy visuales y obviamos el uso de los otros sentidos para disfrutar las cosas. Durante estos días nos han dado a todo el grupo una lección de amar la vida, de afrontarla con optimismo, de querer vivirla aun con sus dificultades y problemas. Mi admiración hacia los cuatro y hacia todos aquellos, tanto adiestradores como fundación ONCE, que son capaces de hacer posible que unos animales sean tan importantes para la vida de tantas personas. Espero que algún día seamos capaces de ver estas situaciones como algo normal, eso sería la verdadera integración para todos.

domingo, 11 de septiembre de 2016

Pequeñas historias: momentos del verano.

Ha terminado el verano. Dos meses intensos de vivencias, curiosidades y sorpresas. Muchas y variadas han sido las observaciones de fauna en este tiempo pero quiero contar algunas de aquellas que son menos usuales, curiosas, sorprendentes o que, normalmente, no se cuentan ya que siempre nos centramos en las grandes observaciones de animales menos comunes o espectaculares pero, hay multitud de animales que están entre nosotros y pasan completamente desapercibidos y, en alguna ocasión, deben de tener su reconocimiento.
El primero de ellos es una intrépida y sorprendente comadreja que me dejó con la boca abierta por su descaro y astucia.
La comadreja es un pequeño carnívoro, alargado, escurridizo y huidizo que no es fácil de ver. La protagonista de nuestra historia apareció a las 14:30 h en la Playa de Los Enanos en el Lago de Sanabria donde me encontraba. Como veis un lugar…tranquilo, sin gente, al amanecer o anochecer…eso sería lo normal, lo convencional pero, como he comentado muchas veces, no todo lo que pone en los libros es lo convencional, los animales nos sorprenden y lo hacen más de lo que imaginamos.
Allí me encontraba, comiendo con los cien niños del campamento en el que estaba, más monitores y bañistas que entraban y salían del agua, tomaban el sol o jugaban con las palas, cuando, de repente, un pequeño animalillo cruza la playa entre la gente dando pequeños saltitos ante la indiferencia general ya que estoy por apostar que el 95% de los presentes ni se enteró.
Mi sorpresa fue mayúscula. A mi lado, otro monitor también lo vio. Nos levantamos los dos y nos dirigimos hasta la orilla donde se había escondido entre unas hierbas. No estaba. ¿Dónde había ido? Le preguntamos a un señor que sesteaba en una silla: “Si. Una especie de cría de nutria ha pasado por ahí”. Antes de que terminara ya la habíamos visto que seguía recorriendo la orilla. Fuimos detrás de ella.
Entraba y salía de hierbas, se asomaba entre rocas, ¿qué hacía? Ante nuestra absoluta incredulidad y perplejidad le robó un bocadillo a uno de los niños de nuestro campamento. Lo cogió envuelto en una servilleta de papel y se lo llevó con una velocidad y descaro que nos dejó helados. Se metió en uno de los recintos que hay en la playa vallados para regeneración de la vegetación y, ante nuestros ojos, desenvolvió el bocadillo, lo abrió y se llevó el filete de lomo como si den un tesoro se tratara. Nos dejó sin habla. No me lo podía creer.
En otra ocasión, en una de las rutas, en mitad de San Martín de Castañeda, nos paramos en una zona de cardos donde mi gran amigo Ernesto Hernández, dio una clase magistral y en directo al grupo de niños más cercano a nosotros que nos miraban incrédulos y sorprendidos como si lo que les estuvieran contando fuera una película de ciencia ficción.
Hormigas y pulgones.
En mitad de los cardos asistimos a un pastoreo muy especial. El pastor, las hormigas. Las ovejas, los pulgones y el lobo, el pobre lobo de todos los cuentos, la mariquita. Las hormigas se movían incesantemente de unos pulgones a otros. Estos, chupaban a través de pequeños orificios la savia de la planta mientras las hormigas frotaban sus antenas sobre ellos que reaccionaban segregando una sustancia “azucarada y dulce” que las hormigas chupaban encantadas de la vida. De vez en cuando, alguna hormiga, cogía un pulgón y lo llevaba a otro punto de los cardos mientras otras hormigas defendían su rebaño de pulgones del temido lobo, varias larvas de mariquita que merodeaban por la zona intentando cazar alguno.
Larva de mariquita buscando pulgones.
Los ojos de los niños se salían de sus caras ante lo que estaban viendo y alguien les contaba en directo. Esto es pura educación. Jamás se les olvidará lo que es que dos animales se beneficien mutuamente unos de otros. Las hormigas buscan comida y los pulgones protección.
Gomphus graslinii saliendo...
Craspedacusta sowerbyi.
Gomphus graslinii fue la libélula que emergió ante nuestros asombrados ojos y el descubrimiento de las medusas de río, Craspedacusta sowerbyi, especie exótica invasora procedente de Asia; fueron dos de los momentos más intensos vividos este verano y que han merecido entrada aparte. Pero, curiosamente, el mismo día que pudimos asistir a la espectacular salida de la libélula también un pequeño caballito del diablo emergió ante nosotros.
Pequeño caballito del diablo que acaba de salir.
Otro día encontramos, al mediodía, un jovencito autillo en mitad de la carretera. Lo recogimos y llamamos a la guardería de medioambiente pero, mientras venían a buscarlo, los niños no salían de su asombro viendo tan pequeña rapaz nocturna que miraban alucinados por sus ojos, su pico, sus plumas, su color, sus uñas…otra clase de educación ambiental.
Muchas han sido las historias. Muchos han sido los avistamientos pero no quiero terminar sin mostrar dos de las mariposas más bonitas y espectaculares que hemos podido disfrutar en un verano espectacular de mariposas; mientras la primavera fue muy floja, el verano ha sido muy bueno.
Apatura ilia.
La primera la Apatura ilia, una mariposa preciosa que cambia de color según le van incidiendo los rayos del sol y la segunda la Iphiclides feisthamelii, mariposa hermosa y espectacular donde las haya.
Iphiclides feisthamelii.
El verano ha ido pasando entre pequeñas historias y grandes avistamientos. Pequeñas historias que merecen un protagonismo.