La
mañana estaba agradable cuando llegué a las lagunas de Villafáfila, eran las
ocho y tenía poco tiempo; mi meta era poder ver las gullas que ya habían
llegado a la reserva. Villafáfila está sin agua, el aspecto de las lagunas es
desolador, solamente tiene agua la Salina Grande, cuando digo agua, es una fina
lámina en una parte muy pequeña; como no llueva pronto la temporada invernal se antoja
nefasta.
Las
grullas suelen viajar en familias y en pequeños grupos. Extremadura y la laguna
de Gallocanta (Zaragoza) son los principales lugares en los que las grullas
pasan el invierno en la Península Ibérica. Las que llegan a Villafáfila
provienen de Europa pasando antes por Gallocanta para dirigirse hasta
Extremadura. Algunas se desvían hasta Villafáfila para, unas descansar y
después proseguir su camino, y otras quedarse para pasar aquí el invierno.
Cuatro
solitarias grullas, dos adultos y dos jóvenes, en mitad de la laguna seca fue
mi primera y patética visión de un ave larguirucha y espigada, de un ave
elegante y charlatana que no para de emitir ruidos constantemente como en una
conversación sin fin en la que todas quieren hablar.
Esos
dos jóvenes no se separaban de los adultos, sus padres, esos dos jóvenes tienen
que aprender, tienen un año entero para conocer la ruta migratoria; por dónde
ir, a dónde parar y, cuándo llegan al lugar de destino, donde moverse para
comer o para descansar, sin olvidarnos de la ruta de vuelta hasta sus zonas de
cría. Esos jóvenes deberán recordar todo lo que le enseñen las adultas ya que,
al año siguiente, ya no tendrán esas guías tan especiales, deberán realizar el
viaje sin seguir las indicaciones de las adultas que tendrán otro pollo al que
enseñarle el recorrido.
Encontré
al gran grupo comiendo entre las hierbas y las tierras aradas. El grupo se
compone de pequeños grupos o familias que han viajado juntos; este grupo de unos
cuatrocientos ejemplares forma parte de las, aproximadamente, 150.000 grullas
que invernan en España, de las cuales más de la mitad se concentra en las
dehesas extremeñas donde encuentran una fuente de alimento fácil y nutritiva,
la bellota. El resto lo hace entre Andalucía, Castilla la Mancha y Aragón pero, un porcentaje muy bajo, se queda en las lagunas de Villafáfila.
Comían
y se movían sin parar. El grupo estaba formado por un buen número de jóvenes que
son fácilmente identificables ya que son un poco más pequeñas y tienen la
cabeza gris-castaño.
La
mayoría de estas grullas provienen de Alemania, Suecia o Noruega y, en un
porcentaje muy bajo, de Polonia, Finlandia, oeste de Rusia o países bálticos. Desde
allí vuelan en su característica forma en “v” que me mostró un pequeño grupo
que me pasó volando por encima.
Cuando
vuelan en "v" los jóvenes van en las partes finales, fijándose en el
recorrido para aprenderlo; se van turnando entre ellos, mientras, los adultos,
van en las partes desde el centro hasta el pico de la "v", guiando a
los demás y relevándose entre ellos, aunque, es normal, que algún adulto cierre
la formación para quedar a los jóvenes en el medio.
Llegan
las grullas, el otoño está aquí, de momento hay unas cuatrocientas en
Villafáfila, lo normal es que vengan unas 1.000-1.500 hasta nuestras lagunas,
esperemos que así sea y no desciendan sus números hasta los límites alarmantes
a los que han llegado los gansos que cada año vienen en menor número ¿Cuántos vendrán
este año?
Hola José,
ResponderEliminarojala que no se cumplan las predicciones y este año bajen más Gansos!!!
Con esta entrada ya nos has metido ganas de visitar próximamente Villafáfila.
Un Saludodesde León
Confiemos que en este año las estaciones sean normales y llueva lo necesario y venga el frío suficiente para que las aves (y demás especies incluida la nuestra) realicemos los ciclos biológicos naturales.
ResponderEliminar¿Será mucho pedir? ¿Estará la madre tierra tan enfadada con el hombre? Razones de peso no le faltan.
A 'Ojolince y Sra.' ya sabes que nos encanta leer tus escritos, de los que aprendemos con sencillez y tranquilidad, lo que para nosotros son, cosas más importantes de esta vida.
Un abrazo.