sábado, 13 de mayo de 2017

Desperzándose de la tormenta

La tormenta acababa de terminar. La lluvia había cesado pero quedaba un poco de viento y la humedad se notaba en el ambiente. Los animales comenzaban a asomar. Los conejos asomaban de sus agujeros y un par de liebres se perseguían inquietas por la pradera cuando un bulto grande llamó mi atención.
Lo normal es que fuera un cernícalo, una paloma, un cuervo, una corneja o un halcón pero esto era más grande de lo normal así es que me acerqué con mucho cuidado. Mi sorpresa fue mayúscula…¡era un búho campestre!
Nunca los había visto subido en un cable. Siempre me los había encontrado en el suelo, sobre un terraplén o un montón de piedras, entre hierbas o volando; nunca lo había visto ahí, en un cable. Me acerqué un poco más.
El precioso búho campestre se desperezó y movió todo su cuerpo sacudiéndose sus preciosas e inmaculadas plumas. El agua que hubiera podido quedar en su exterior salió volando en todas direcciones en forma de pequeñas gotas que huían del movimiento del búho que tembló de abajo arriba en un contoneo espasmódico que hizo moverse a todas sus preciosas plumas.
Plumas que son básicas para poder volar si ruido alguno. Plumas que están aserradas en los extremos para amortiguar el sonido que producen al chocar entre ellas así como su disposición especial que hace que el aire fluya entre ellas y no provoque ningún sonido por rozamiento.
Plumas que le dan un color marrón, rojizo, pardo, blanco, leonado que le hace camuflarse perfectamente entre la vegetación de la estepa. Un color que le camufla como a un fantasma cuando se encuentra en el suelo entre hierbas o arbustos.
Plumas que varían de color de unos ejemplares a otros, haciendo que unos sean mas blancos, otros más tipo leonados o más oscuros. Plumas que en su disco facial son blancas o amarillas sucias; disco facial de plumas rígidas que hacen la función de antena parabólica dirigiendo el sonido que puedan detectar hacia el oído que tiene recubierto de otras pequeñas plumas marrones que levantan cuando están nerviosos o alterados.
Sobre su pico tiene otras pequeñas plumas rígidas que utilizan como el tacto para, por ejemplo, al tocar la carne para dar de comer a sus pollos, les sirven para controlar las distancias y saber que hacer.
Ahí estaba, sobre el cable, observando. Sus grandes ojos amarillos prospectaban alrededor y su especializado sistema de escucha estaría detectando cualquier sonido. Me ignoraba por completo. Se estaba desperezando y yo no suponía ningún problema para él.
Ahí subido me mostró sus poderosas garras. Garras largas y potentes con las que se agarraba fuertemente al cable y que son un elemento letal en la caza. Garras que son la finalización de unas poderosas y potentes patas recubiertas de plumas blanco amarillentas.
Se volvió a sacudir y levantó el vuelo. Un vuelo silencioso y limpio que le llevó a comenzar un vuelo de reconocimiento en busca de posibles presas. El búho campestre, la más diurna de nuestras rapaces nocturnas, voló alrededor y se perdió en la estepa castellana.

8 comentarios:

  1. "nunca lo había visto ahí, en un cable."... uffffffff... realmente deve ter sido uma surpresa e um momento bastante emocionante! Fiquei encantada com o acontecido... e grata pela partilha...
    Eu também me surpreendo com esses momentos inesperados e surpreendentes perto da natureza... é tudo tão simples e ao mesmo tempo tão maravilhoso!... Uma sensação única..
    Um beijo

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    1. Muchas gracias por tu comentario. Fue algo impactante y sorpresivo verlo ahí pero muy hermoso. Un saludo.

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  2. Qué imágenes más curiosas, nunca imaginé que las Campestres se posaran en un cable. Enhorabuena por el momento!!

    Un Saludo desde León

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    1. Para mi fue una auténtica sorpresa; nunca la hubiera imaginado ahí. Gracias por el comentario y un saludo.

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  3. Vaya bicho más chulo, por aquí solo lo vemos en los pasos pre y post nupciales. Preciosas fotos Jose, un abrazo desde la montaña oriental costera de Cantabria.

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    1. Un animal muy hermoso y fascinante. Gracia por tu fiel comentario y un saludo.

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  4. ¡Qué agradable y sorpresivo encuentro!
    Inusual, como explicas, su posadero y sin embargo ahí estaba, desperezándose, secando al viento la poca agua que permaneciese aún en su bello plumaje.
    ¡Qué gozada de observación y qué bien nos has descrito ave y encuentro!
    Un saludo de 'Ojolince y Sra.'

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    1. Absolutamente sorpresivo e inesperado a la vez hermoso y una auténtica gozada. Un saludo.

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