lunes, 7 de febrero de 2022

Pinzones reales en el Bosque de Valorio.

Hacía bastante que no íbamos al bosque de Valorio, uno de los lugares emblemáticos de los zamoranos, cuna de amantes de la naturaleza y lugar privilegiado para la observación de pajarillos. Decidimos dar un paseo por el bosque en una mañana preciosa, de luz radiante, fresco en la sombra y agradable al sol.
Mi época favorita de visitar Valorio es el invierno. El verde intenso se mezcla con los marrones y grises de las cortezas de los árboles que contrastan con la imponente claridad del cielo y la nítida y preciosa luz del invierno; luz que penetra en el bosque ejerciendo un poderoso juego de luces y sombras que te envuelve en un ambiente especial según paseas por el interior del bosque.
El bosque de Valorio y Zamora han ido unidos desde tiempos inmemoriales. Desde la Edad Media se conoce el bosque por dos razones principales. Una porque durante muchos siglos fue utilizado como una explotación forestal y la segunda por la leyenda de la Virgen de La Hiniesta en la que Sancho IV en 1290 salió de caza con su halcón persiguiendo a una perdiz que se refugió en una retama (hiniesta). Al llegar el rey donde se había refugiado la perdiz se encontró con una imagen de la virgen. El rey impresionado le construyó la iglesia de Santa María la Real, surgiendo el pueblo de La Hiniesta. (Actualmente esa parte del bosque desde La Hiniesta hasta los límites actuales ha desaparecido).
Valorio está lleno de vida. Los pajarillos se mueven sin descanso en un continuo frenesí de sonidos, idas y venidas en busca de alimento. Entre todos ellos quiero centrarme en un pajarillo muy especial: el pinzón real.
Precioso viajero que lleva todo el invierno en nuestros campos y bosques llegado desde la lejana Finlandia y noreste de Europa. Es un pequeño paseiforme de vientre blanco, cabeza parda, pico amarillo y alas oscuras con una franja alar inferior blanquecina y superior naranja, aspecto elegante, porte altivo y belleza deslumbrante.
De la flora autóctona del bosque: robles y encinas; quedan muy pocos ejemplares. Lo que más encontramos son pinos y dado su carácter de aprovechamiento forestal tenemos datos de repoblaciones sucesivas de pinos en el bosque. La más interesante para la configuración del bosque es la que se realiza en 1762, en la cual se plantan los pinos piñoneros que pueblan el centro del bosque en la actualidad.
Esta siendo un año extraordinario de pinzón real, además están aguantando y se están poniendo verdaderamente preciosos.
Encontramos un grupo que comía tranquilo entre el suelo y los árboles de alrededor. Arriba-abajo en función de quién les molestara. El pinzón real se alimenta de semillas, frutos e incluso de los pequeños insectos que pueda encontrar.
Un momento importante de acciones en el bosque es entre 1841 y 1852 en los que se reforesta de nuevo y reacondiciona con la construcción del gran paseo de entrada, La Casa del Guarda, el estanque de Los Pinares y la Fuente del León en 1884. El bosque va perdiendo extensión a lo largo de los siglos y en 1927, con el paso del tren, termina por configurarse su tamaño actual, aunque, la llegada de otro tren, el AVE ha vuelto a determinar su configuración.
El bosque de Valorio tiene una extensión de unas 80 hectáreas distribuidas a lo largo de tres kilómetros de longitud, en el que nos encontramos 133 especies de aves (datos de ebird) además de mamíferos, anfibios, mariposas o insectos que hacen del bosque un enclave privilegiado dentro de la ciudad.
El 20 de Mayo de 2011 el Bosque de Valorio fue declarado Zona Natural de Esparcimiento de Castilla y León por la Junta. Figura jurídica de protección para “enclaves de fácil acceso desde núcleos urbanos para proporcionar a la población lugares de descanso, recreo y ocio de un modo compatible con la conservación de la naturaleza”.
Un buen rato estuve observándo los pinzones reales que lucían su espléndida belleza en la luz del invierno zamorano. Admirando su porte. Sus movimientos. Sus idas y sus venidas eran seguidas por los zorzales alirrojos que rebuscaban entre la hojarasca o las currucas capirotadas que se movían incansables entre las ramas cercanas.
Zorzal alirrojo.
Valorio es vida. Un relincho de un pito real resuena en la lejanía mientras un tamborileo del picapinos se acelera en un árbol cercano. El chi-chi-pan, chi-chi-pan de los carboneros comunes actúa de banda sonora en la que petirrojos, lavanderas, pinzones, gorriones o verdecillos patrullan el bosque que espera que sus ilustres habitantes de la noche hagan su aparición: búho chico, cárabo o mochuelo saldrán al bosque en cuanto las luces vayan dejando paso a las sombras.
Un paseo mañanero se convirtió en agradable y espléndido paseo de gran parte del día. Así es el bosque de Valorio: te absorbe haciendo que su magia recorra todo tu cuerpo.

4 comentarios:

  1. Sin duda un lugar de lo mas interesante para adentrarse en el y disfrutar de lo mucho que ofrece. Saludos José

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  2. Valorio pura vida tendremos que hacer un paseíto por allí para disfrutar del mágico bosque un abrazo Pepe

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  3. Fantástico artículo. Por cierto, esta misma mañana he podido avistar en Valorio una Motacilla cinerea al lado del curso de agua. Siempre es un placer disfrutar de las sorpresas que te ofrece este enclave.

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  4. Como siempre Pepe, un relato precioso.
    Yo sigo admirando tu capacidad de ver animales y cosas en la naturaleza, que yo ni percibo.
    Menos mal que estás tú ahí, para descubrirme esas maravillas.
    Gracias Pepe!!!!!!!

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