La Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila con las últimas lluvias ha cogido un poco de agua. El agua es un imán para las aves. Agua que permite descansar y reponer fuerzas a las que están migrando hacia sus cuarteles de invierno y tener la opción de quedarse a aquellas aves que están a punto de llegar a pasar el invierno procedentes del norte de Europa.
Creo que desde la dirección de la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila se deberían de estar replanteando una modernización de las lagunas, me explico. Está claro que la manera de llover, el cuándo y el cuanto ha cambiado. No llueve como lo hacía hace un tiempo. Las lagunas están secas en momentos muy importantes para las aves; momentos en los que miles de aves pasan por nuestra tierra y, si tuvieran agua, pararían a descansar, alimentarse y reponer fuerzas antes de seguir su viaje; quizás se debería de aportar agua a una parte de las lagunas, no digo que se llene la Salina Grande, digo que se debería de aportar agua para cubrir una parte de la salina, la suficiente para permitir a estas aves tener un lugar al que acudir; si no se hace de esta manera las Lagunas de Villafáfila corren el terrible riesgo de desaparecer y entonces sí que lo lamentaríamos de verdad.
Esta agua que ha cogido la Salina Grande ha permitido que las aves paren, descansen y tengamos la opción de verlas. Entre ellas el pasado día 2 de noviembre saltó un sorpresón: Alfonso Rodrigo y José Javier Orduña descubrieron un correlimos de Baird (Calidris bairdii) juvenil en la Salina Grande.
2-11-22: Fotografía histórica de Alfonso Rodrigo que supone la primera observación del correlimos de Baird en la provincia de Zamora. |
En este mapa realizado por Antonio Gutiérrez (muchas gracias por permitirme que ilustre esta entrada) se pueden ver todas las observaciones históricas de correlimos de Baird en España.
Amantes de la naturaleza y las aves provenientes de Zamora, Salamanca, Valladolid, Palencia, Ávila, León o Madrid se han acercado hasta Villafáfila para poder ver y disfrutar de este pequeño correlimos de Baird que es un poco más grande que un correlimos menudo y un poco más pequeño que un correlimos común.
Correlimos de Baird que lleva el nombre de Spencer Fullerton Baird, naturalista estadounidense del s. XIX. Este correlimos se distingue perfectamente del resto de correlimos con los que se mueve. Su larga proyección alar sobresale muy por detrás de la cola lo que le da un aspecto alargado, pico corto, pecho canela, movimientos rápidos, eléctricos manteniendo casi todo el tiempo la cabeza gacha o paralela al suelo y, cuando vuela, lo ves aletear mucho más deprisa que los correlimos comunes.
Correlimos de Baird fotografiado por Manuel Segura el 3-11-22. |
En las lagunas también se encuentra un falaropo picogrueso (Phalaropus fulicarius) descubierto por Gary Losada el 27 de octubre. Otra preciosidad proveniente de la tundra ártica de Islandia, Noruega o Rusia que ha parado en Villafáfila durante su viaje hasta sus zonas de invernada en las costas africanas del oeste y el sur.
El falaropo picogrueso es un limícola que se alimenta nadando (es un gran nadador, tiene dedos lobulados) cogiendo todo tipo de invertebrados e insectos de la superficie del agua o a muy poca profundidad. Lo hace de una forma muy curiosa ya que da vueltas en círculos en aguas poco profundas para alterar a sus presas y hacer que se acerquen a la superficie y así poder capturarlas.
En España es un invernante muy escaso (solamente en zonas de la costa cantábrica, Galicia y costa atlántica de Andalucía) pero es un migrante regular en sus movimientos desde sus zonas de cría en la tundra ártica y su zona de invernada en las costas africanas.
El último falaropo picogrueso que se vio en Villafáfila, anterior a este, fue el descubierto por Juan Carlos Milán el 30 de noviembre de 2021.
Correlimos de Baird y falaropo picogrueso, dos preciosas aves que dan la importancia que se merece a la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila.
Enhorabuena y gracias a Alfonso Rodrigo y José Javier Orduña por el descubrimiento del correlimos de Baird que nos ha permitido disfrutarlo a muchos amantes de la naturaleza; oportunidad única de observar esta especie americana tan rara en nuestro país y, además, en nuestra querida Villafáfila.
(Quiero agradecer enormemente a Alfonso Rodrigo, Gary Losada, José Miguel San Román y Manuel Segura cederme sus fotografías para ilustrar esta entrada. Gracias y enhorabuena a todos).
Enhorabuena por las citas, los avistamientos y por esas lluvias que tanto necesitamos. Un abrazo desde Cantabria.
ResponderEliminarDos citas muy chulas, sobre todo el Baird. La imagen del Falaropo andando es muy curiosa.
ResponderEliminarSaludos desde León
Sin lugar a dudas dos avistamientos de los que uno disfruta enormemente, cuando tiene la oportunidad de observarlos. Recientemente el 4 de Noviembre tuve la oportunidad de disfrutar de otro falaropo picogrueso en el humedal de Salburua en Alava, lamentablemente a los tres días de haber sido avistado, la hembra residente de aguilucho lagunero lo capturó y ahí acabo su viaje migratorio. Saludos José
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