jueves, 1 de diciembre de 2022

Flamenco en Coreses (y mis observaciones en Zamora).

No iba a pasar por ahí. No tenía que pasar por esa zona pero la casualidad quiso que según volvía a Zamora decidiera asomarme a alguna de las graveras de Coreses a ver que había y surgió la sorpresa: un flamenco común de primer invierno descansaba en una de ellas. Primera observación de esta especie en este lugar y octava cita para la provincia de Zamora. Toda una enorme y agradable sorpresa.
El flamenco era considerado por los egipcios como una extraña ave que ardía cada día para resurgir de sus cenizas al día siguiente; los griegos y los romanos continuaron con ese mito del Ave Fénix que ha llegado hasta nuestros días.
El flamenco común no es frecuente verlo en la provincia de Zamora. Solamente hay 8 citas: 6 en la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila, 1 en el embalse de Ricobayo y esta en las graveras de Coreses.
Es la quinta vez que veo un flamenco en la provincia de Zamora. Me gustaría recordar cada una de las observaciones que he tenido de esta especie.
La primera vez que vi un flamenco en la provincia de Zamora todavía no estaba metido en el apasionante mundo de las aves. Me acuerdo que lo vi y me llamó poderosamente la atención. Fue una visita dominguera al centro de interpretación de las Lagunas de Villafáfila donde la estrella del momento era un flamenco juvenil que en 2002 estuvo varios meses en el centro.
Los principales pigmentos que dan color a las aves son las melaninas y los carotenoides. Los carotenoides se adquieren mediante la dieta y son transformados en pigmentos mediante la acción de encimas; eso es lo que sucede con los flamencos que van adquiriendo su color rosa por la alimentación de pequeños crustáceos que acumulan gran cantidad de carotenos. Por lo tanto el típico color rosa lo van adquiriendo a lo largo del tiempo.
Como rosas eran los siguientes flamencos que aparecieron en la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila. Dos preciosos adultos que descubrieron el 10 de marzo de 2014 Álvaro Guerra y Víctor Arias. Flamencos que causaron gran curiosidad y que era increíble verlos por la Salina Grande.
Allí estaban. Como dos gigantes en un mundo de liliputienses. Su color espectacular. Sus largas patas. Su cuello esbelto. Se movían tranquilamente por la salina en busca de comida. Su característico pico curvado filtraba el agua para conseguir cualquier materia nutritiva que llevarse al estómago. Todo un espectáculo en mitad de las salinas.
La siguiente observación fue un ejemplar de segundo año descubierto por Joan Ximenis el 27 de mayo de 2017 también en las Lagunas de Villafáfila. Ejemplar que apareció en un charco, el único punto de agua que quedaba en las lagunas que ya se habían secado siguiendo su ciclo natural. Ejemplar de segundo año al que ya se le podía vislumbrar un ligero tono rosáceo por los flancos como al siguiente flamenco que apareció en la provincia de Zamora.
Otro segundo año que descubrieron el 20 de junio de 2021 Miguel Ángel Matellanes y Juan José González en el embalse de Ricobayo. Flamenco del cual tengo un magnífico recuerdo porque mi pequeña me dijo: “Papi quiero ir a verlo”. Mi pequeña quería ir y eso era una oportunidad que no podía dejar pasar así que nos presentamos en el embalse donde el tiempo nos indicaba que estábamos en octubre y no en una mañana de junio: frío, viento y lluvia hacían que el día estuviera muy complicado pero que disfrutamos enormemente. Fue el primer flamenco que vio mi pequeña.
Y llegamos hasta el flamenco que pude descubrir el pasado 21 de noviembre en las graveras de Coreses.
Flamenco curioso que estaba sumergido hasta el cuerpo y que metía todo su largo cuello en el agua para intentar comer, nadaba como un pato y tenía un aspecto preocupante. Era increíble verlo allí, suponía que cuando descansara un poco continuaría su viaje y desaparecería como así hizo y desapareció a mediodía del día siguiente.
Pero la naturaleza te sorprende constantemente y hoy, 1 de diciembre de 2022, mi amigo y gran biólogo Miguel Rodríguez me manda un mensaje y una fotografía del mismo ejemplar que se ha movido 52 km al sur y lo ha encontrado J.C. Zamarreño en Pedrosillo el Ralo (Salamanca).
Gracias Miguel Rodríguez por estas impresionantes fotografías.
Flamencos que van cogiendo su color rosado según van teniendo más edad. Flamencos que como este de primer invierno tienen una vida dura y complicada llena de peligros.
(Después de la realización de esta entrada, el día 6 de diciembre, Miguel Ángel García Matellanes lo volvió a ver en el mismo punto de las graveras de Coreses (Zamora). Volvió. A día de hoy 12-12-22 continua).

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