El bosque de Valorio, en Zamora ciudad, es una zona muy querida y apreciada por los zamoranos. Bosque en el que se puede pasear, hacer deporte, merendar u observar aves (145 especies según datos de ebird). Desde niños nos traen a él y nos enseñan a conocerlo y amarlo.
En este bosque de tres kilómetros de largo y unas 80 hectáreas un pequeño mito vuela para posarse en una fina rama, trae una nueva pluma que le servirá para ir tapizando el interior de la maravilla del nido que están construyendo. El nido del mito es una verdadera obra de arte.
Este pequeño pajarillo es capaz de construir una preciosidad en la horquilla de un árbol con musgos, líquenes, telas de araña y pequeñas plumas a los que le irá dando una forma ovalada con un pequeño agujero de entrada en la parte superior.
Nido que deberá de pasar desapercibido, los peligros son muchos y deberá camuflarse; vaya si lo hace, su camuflaje es perfecto, queda totalmente integrado en el árbol en el que está construido.
Desde la Edad Media el bosque de Valorio ha sido utilizado como una explotación forestal, hecho que formó su composición y estructura. De la flora autóctona del bosque: robles y encinas; quedan muy pocos ejemplares. Lo que más encontramos son pinos y dado su carácter de aprovechamiento forestal tenemos datos de repoblaciones sucesivas de pinos en el bosque. La más interesante para la configuración del bosque es la que se realiza en 1762, en la cual se plantan los pinos piñoneros que pueblan el centro del bosque en la actualidad, pinos que tienen, por lo tanto, 261 años de vida.
La pareja trabaja en él incansablemente, constantemente entran y salen con plumas que van colocando en su interior. El nido del mito tiene una curiosa peculiaridad ya que gracias a como está construido y los materiales con los que está hecho, hace que se vaya expandiendo según sea necesario, es decir, según van creciendo los pollos.
Un trepador azul se aproxima a la zona del nido y rápidamente es expulsado por uno de los mitos que se lanza sobre él incordiandolo para que abandone la zona pero, el trepador azul, también tiene trabajo.
El trepador azul no puede hacer el nido como los picos picapinos y los pitos reales ya que su pico no tiene la fuerza y potencia suficiente como para poder taladrar los viejos troncos así es que aprovecha un antiguo nido de estos pero, eso sí, con su peculiar toque ya que le estrechará la entrada con barro que va trayendo poco a poco. Barro que reducirá la boca de la entrada hasta que solamente ellos puedan entrar o algún otro pájaro menor que ellos, con lo cual, el riesgo de depredación sobre sus huevos y pollos es mucho menor.
Un momento importante de cambios en el bosque es entre 1841 y 1852 en los que se reforesta de nuevo y se remodela con la construcción del gran paseo de entrada, La Casa del Guarda, el estanque de Los Pinares y la Fuente del León en 1884.
El bosque va perdiendo extensión a lo largo de los siglos y en 1927, con el paso del tren, termina por configurarse su tamaño actual, aunque, la llegada de otro tren, el AVE ha vuelto a determinar su configuración.
El pequeño mito de larga cola, minúsculo pico y cara de bueno vuelve con una nueva pluma mientras el sonido del trepador azul resuena en el bosque como si de un chillido de alarma se tratara, un pito real martillea en lo alto de un árbol y dos picapinos se persiguen entre los troncos.
El trepador azul sube y baja de los troncos con una facilidad asombrosa, le da igual la dirección de subida o bajada, es un verdadero equilibrista que es capaz de moverse por el tronco en cualquier dirección: hacia los lados, cabeza arriba o cabeza abajo con una fuerza tremenda de sus pequeñas patas que lo sustentan en sus movimientos por el tronco; movimientos que no pueden hacer los picapinos, el pito real o el pequeño agateador que solamente pueden ir hacia arriba en los troncos.
El 20 de Mayo de 2011 el Bosque de Valorio fue declarado Zona Natural de Esparcimiento de Castilla y León por la Junta. Figura jurídica de protección para “enclaves de fácil acceso desde núcleos urbanos para proporcionar a la población lugares de descanso, recreo y ocio de un modo compatible con la conservación de la naturaleza”.
Los pequeños mitos continúan incansables en el remate final del interior de su precioso nido, nido que si fuera depredado, la pareja reproductora ayudaría a otra pareja cercana a sacar adelante a sus polluelos.
Mito y trepador azul, dos maravillas de nuestros bosques que están atareados en la construcción de sus curiosos y sorprendentes nidos en los que en las próximas semanas nacerá una nueva generación.
Has escogido dos maravillosas especies. Qué genio tiene la cuadrilla de mitos cuando pasa el gavilán por el soto. Y, qué decir del trepador azul cuando un picapinos merodea su zona de nidificación y pone la voz en el cielo.
ResponderEliminarUn logrado reportaje.
Saludos.
Muchas gracias por el comentario y seguir el blog. Un saludo.
EliminarDos especies que me encantan juntas, enhorabuena por el reportaje Jose!!!
ResponderEliminarMuchas gracias. Un saludo.
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