Es una ave difícil de localizar, de ver y de fotografiar. Es
mimética. Silenciosa. Pasa completamente desapercibida a menos que se levante y
corra agachada con su característico movimiento o eche a volar. La ves y no la
ves. Es una piedra en el camino.
Siempre hay que hacer caso a los hombres de campo. A esos
hombres que han recorrido caminos, veredas o valles y conocen comportamientos,
costumbres, sonidos y reacciones de todo aquello que llevan viendo toda la
vida. Uno de esos hombres es Juan Antonio Panero. He hablado algunas veces con
él. Es un hombre culto, de voz pausada y firme. De amplios conocimientos
adquiridos en su condición de maestro pero sobre todo en la vivencia diaria, en
el contacto con la naturaleza y si un hombre como él dice: "Por aquí tiene
el nido". Hay que hacerle caso porque, aunque lleve años sin ver un
alcaraván por la zona o pernil como lo llaman vulgarmente, si dice que tiene el
nido por allí, es qué lo tiene. No se equivocó. Allí estaba el precioso tesoro
de dos huevos. Tesoro expuesto, a la intemperie, a la vista de todos, ¿a la
vista? Si eres capaz de encontrarlo, porque os aseguro qué estás a dos metros
de él y no lo ves.
Los dos preciosos huevos parecían una piedra. El color. La
disposición en un pequeño agujero. Las piedras de alrededor iguales que ellos. Las hierbas y flores que forman una barrera natural para ocultarlos. Es su
manera de protegerlos. Su manera de que nadie los toque. Su manera de que pasen
desapercibidos. El mimetismo con el entorno. Si algún animal los descubre.
Adiós puesta. Tienen que estar perfectos. Camuflados.
Si el alcaraván no se hubiera levantado y movido hacia el valle. Jamás lo hubiéramos
visto, aunque estaba a metro y medio del camino. Hubiera pasado como si fuera
una piedra más de las que se encuentran en la cuneta. Se alejó pero permaneció
atento. Inmóvil. Pendiente de volver a calentar la puesta. Nos alejamos. Lo
dejamos tranquilo y desde cierta distancia lo observamos con los telescopios. Escondido. Camuflado. Esperando a qué pasara el peligro.
Poco a poco. Agachado. Andando muy despacio volvía a su lugar. No fue directo. Dio un pequeño rodeo para llegar hasta los preciosos huevos. Rodeo de precaución. Rodeo para ir escondiéndose entre flores y hierba para que nadie descubra su tesoro. De vez en cuando se paraba. Se quedaba quieto e inmóvil. Miraba hacia el cielo para ver pasar un águila calzada que merodeaba la zona.
Poco a poco. Agachado. Andando muy despacio volvía a su lugar. No fue directo. Dio un pequeño rodeo para llegar hasta los preciosos huevos. Rodeo de precaución. Rodeo para ir escondiéndose entre flores y hierba para que nadie descubra su tesoro. De vez en cuando se paraba. Se quedaba quieto e inmóvil. Miraba hacia el cielo para ver pasar un águila calzada que merodeaba la zona.
Cuando pasó el peligro continuó su camino. Llegó hasta el
nido. Se tumbó y quedamos tranquilos. Nos marchamos contentos por haberlo visto
y esperanzados de qué esos pequeños alcaravanes pronto corran por unos campos
en los que habían sido muy comunes y ahora son como un oasis en el desierto,
una rareza.
También pudimos ver al segundo alcaraván. Más lejos. Echado
en el valle. Quieto. La pareja que también incubará los huevos. Pareja que dicen
que es para toda la vida. Pareja que observaba con sus enormes ojos de color amarillo-ámbar que parece que estén siempre espantados, asustados, con los ojos
muy abiertos. Grandes ojos rodeados de un fino anillo amarillo. Enormes ojos
que necesitan para captar mayor cantidad de luz por la noche o en el crepúsculo
qué es cuando se suelen mover estos curiosos animales.
Animales que esperemos consigan sacar adelante a sus pequeños, que sean capaces de qué su puesta siga pasando desapercibida y llegue a buen puerto. Esperemos y confiemos.
Animales que como podéis ver en la fotografía anterior. Son miméticos y, si no se mueven, pasan totalmente desapercibidos. Son como una piedra en el camino.
Animales que esperemos consigan sacar adelante a sus pequeños, que sean capaces de qué su puesta siga pasando desapercibida y llegue a buen puerto. Esperemos y confiemos.
Animales que como podéis ver en la fotografía anterior. Son miméticos y, si no se mueven, pasan totalmente desapercibidos. Son como una piedra en el camino.
Nada fácil de afotar y menos aun dar con el nido....Una muy guapa entrada.
ResponderEliminarSalud!!
Hola Xurde. La verdad es qué es un animal muy complicado de observar; lo puedes ver pero hacerlo bien es muy complicado; lo del nido fue una tremenda suerte. Un saludo y gracias.
EliminarYo solo lo he visto unas tres o cuatro veces, y tengo mucha ganas de fotografiarlo.
ResponderEliminar¡A ver si lo pilló como tú!
Saludos
Seguro qué en algún momento lo pillas. Un saludo y gracias.
EliminarEn Doñana tuvimos la suerte de ver cono 10 ó 12 alcaravanes juntos, una pasada. Pernil se le llama por Zamora?
ResponderEliminarSaludos
Sería una pasada ver 10 ó 12 juntos. Si. Pernil se le llama en muchas zonas de la provincia de Zamora. Lo llaman así por el canto qué se asemeja a esa palabra "pernil". Un saludo y gracias.
EliminarConocía el alcaraván por un poema en el que se le califica de "triste alcaraván", pero compruebo que es muy inteligente y que su supervivencia depende del mimetismo con el entorno.
ResponderEliminarUn abrazo.