miércoles, 12 de junio de 2013

Corzos y ciervos. Estrategias de supervivencia.

La noche comenzaba y en la pradera tres ciervas comían tranquilamente pero, junto a una de ellas, había un pequeño cervatillo pegado como una lapa a su madre. Lo vimos al pasar con el coche, muy cerca de la carretera; dimos la vuelta y, muy despacio, nos acercamos hasta ellos.
Las ciervas saben perfectamente cuando puede haber un peligro y según íbamos reduciendo la velocidad levantaron la cabeza, orientaron las orejas hacia nosotros y su atención se fijó en un coche que se iba parando. Nada más detenernos salieron corriendo a la seguridad del pinar.
Su madre es su guía. Su vida depende de ella.
El pequeño cervatillo corría pegado a su madre como si fuera una prolongación de la cierva que dirigía la huida hacia la seguridad del pinar. Era increíble verlo correr. Tan pequeño y ya luchando por su vida. La mayoría de las crías de herbívoros al poco tiempo de nacer ya pueden correr, les va en ello su vida; por el contrario las crías de los carnívoros pasarán varios meses hasta que sean capaces de moverse y correr con soltura. Es la ley de la supervivencia.
Entre mayo y junio se van a producir todos los nacimientos de corzos y ciervos de la sierra. Todos estos nacimientos se producirán en un periodo de tiempo muy pequeño. Tanto corzas como ciervas paren en esta época porque es la de mayor disponibilidad de alimento y escondrijo para sus pequeños.
Los pequeños corzos y ciervos nada más nacer tienen una dura tarea de supervivencia. Su vida depende, fundamentalmente, de la pericia de su madre para mantenerlo oculto y seguro ante la gran cantidad de depredadores que intentarán dar con ellos.
Tanto corzas como ciervas utilizan estrategias parecidas ya que los primeros días sus crías son muy vulnerables.
Agradezco enormemente a Poli prestarme esta preciosa fotografía de
 una corza lamiendo a su pequeño para quitarle el olor que pueda delatarle.
La cría estaba junto a su madre en una zona de hierbas altas en las que se tumbará y no se moverá hasta que ella vuelva. Es su manera de defenderse de los depredadores. Permanecerá inmóvil, quieta y callada, sin emitir ni un solo ruido. Varias veces al día su madre acudirá a darle de mamar y lamerla de arriba abajo para quitarle cualquier olor que pudiera tener. Al terminar esta operación, la cierva o la corza, marchará, no muy lejos, permanecerá atenta y alerta en las cercanías por si sucede algún imprevisto. Si un depredador apareciera y se dirigiera hacia su cría, la cierva o la corza, no dudaría, en ningún momento, en ir hacia él para llamar su atención, distrayéndole o atraiéndolo hacia ella, poniendo su vida en peligro si fuera necesario.
Ocultarse es vivir. Si encontráis algún pequeño corzino en el campo
hay que dejarlo, su madre no andará lejos.
Estos primeros días son críticos ya que las crías deben de pasar totalmente desapercibidas entre las hierbas en las que la madre, en algún momento, la irá a buscar y la moverá, como vimos a la cierva junto al pinar, para que se acostumbre a andar y correr si es necesario, pero la inmensa mayoría del día el pequeño permanecerá absolutamente inmóvil, quieto, sin emitir ni un sólo ruido.
Pasados unos días, cuando el pequeño esté un poco más fuerte, irá constantemente pegado a su madre. Las ciervas se unirán a otras hembras o crías de otros años mientras que las corzas seguirán solas, ocultándose lo máximo posible.
Desde muy pequeños los cervatillos corren sin dificultad.
Les va en ello la vida.
Las corzas tienen otra manera de intentar que las probabilidades de supervivencia de sus crías aumente. Las corzas que paren por primera vez van a tener una sola cría pero, a partir del segundo parto, la inmensa mayoría de ellas, tendrá dos pequeños corzinos y en muchos casos tres; de esta manera aumentan las probabilidades de que alguno de ellos consiga sobrevivir.
Pero los corzos tienen otra peculiaridad; el periodo de celo es entre junio y julio. En ese momento las hembras son montadas pero estas tienen la implantación del óvulo retardada, es decir, pueden guardar el óvulo fecundado un tiempo determinado; la hembra puede quedar preñada en el verano pero si inmediatamente se empezara a desarrollar el óvulo, el futuro corzino nacería en octubre o noviembre, con lo cual sería una época muy mala y dura para que las crías crecieran ya que la comida escasearía para poder desarrollarse y sería muy vulnerable, ya que no tendría hierbas altas en las que esconderse de los depredadores y, además, comenzaría a hacer frío; por eso, el óvulo fecundado quedará guardado hasta enero, cuando los días comienzan a ser más largos, para así llegar a la primavera, parir y que sus crías crezcan sin dificultad con buen tiempo, abundante comida y lugares en los que esconderse.
El hecho de que todas las crías nazcan en muy poco tiempo es otra manera de aumentar las probabilidades de supervivencia de un buen número de ellas ya que muchas caerán por frío, enfermedad o cazadas por los depredadores pero otras conseguirán sobrevivir.
La experiencia de la cierva y la suerte marcarán al pequeño cervatillo.
En diferentes estudios se ha demostrado que cuanto mayor va siendo una corza o una cierva se queda preñada antes (la cierva) o se comienza a desarrollar el óvulo unos días antes (la corza) para así ir adelantando su parto, al cabo de los años, quizás sea una manera de intentar que sus crías tengan mayores probabilidades de supervivencia.
Mientras que en la cierva es fundamental el periodo en el que entra en celo ya que de ello dependerá cuando nazca su cervatillo; en las corzas, el momento del parto, dependerá de la fecha de implantación del óvulo más que con la fecha en la que fueron montadas, lo que quizás, sea indicador, del porque entre las corzas todos los partos se producen en muy pocos días mientras que en las ciervas son un poco más espaciados ya que unas ciervas pueden haberse quedado preñadas a finales de octubre y otras a finales de noviembre.
Este año será un buen año de cría tanto para herbívoros como para carnívoros. Ha llovido en cantidad por lo que hay una explosión de flora que supone abundancia de  comida tanto para las madres que se han alimentado bien y perderán muy pocos fetos como para los pequeños corzos o ciervos que dispondrán de alimento suficiente y de lugares para esconderse. Pero también los carnívoros criarán bien ya que tendrán comida suficiente para criar sin problemas a sus camadas al haber gran número de nacimientos de herbívoros. Todo es una cadena.
Estrategia. Suerte. Aumento de probabilidades. Pericia. Experiencia. Es todo lo que necesitan los pequeños corzinos o cervatillos para sobrevivir y convertirse en espléndidos corzos o espectaculares ciervos.

4 comentarios:

  1. Como bien resumes, todo en la naturaleza es una cadena y nada puede desligarse de ella. Así pues, dejemos que siga su curso y disfrutemos de la observación y la fotografía, amén de lecturas de crónicas tan amenas y didácticas como son las tuyas.
    Un saludo de 'ojolince y sra.'

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  2. Una entrada interesantisima con muy buenas fotos.
    Salud!!

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  3. Excelente entrada de algo que he observado muchas veces. El tema es muy interesante. Tengo debilidad por el corzo. Me fascina, aunque últimamente no le dedico ya tanto tiempo como le dedicaba. Un saludo

    Dani

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    1. Muchas gracias a todos. Tanto los ciervos como los corzos son animales a los que les tengo mucho cariño y me encanta observar y descubrir su vida. Un saludo.

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