miércoles, 24 de septiembre de 2014

La suerte de un encuentro.

Muchas veces la naturaleza te regala observaciones que uno no espera encontrar, que son fortuitas y, quizás por ello, las disfrutas todavía más. Así nos sucedió en una fría mañana en la que caminábamos por el campo cuando un movimiento extraño llamó nuestra atención, un lobo cruzó un claro, caminaba despacio, entre las hierbas. Se paró y, en ese momento, nos dimos cuenta de lo que pasaba.
Que importante es la educación ambiental en relación al lobo. Que importante es quitarle ese sambenito de animal malvado, cruel y feroz que desde pequeños nos hacen creer. Hay que explicar a los niños lo que es un lobo, la realidad de un animal que nos teme, que nos huye, simple y llanamente lo que es un lobo, sin aditivos.
Junto al lobo había un pequeño cachorro de alrededor de dos meses que pedía comida al recién llegado. Le estaba chupando el morro y esperaba mirándole con unos ojos suplicantes que deseaban respuesta. Volvió a lamerle el morro y esperó. El adulto comenzó a arquearse, agachó la cabeza y regurgitó una pasta digerida que el pequeño comenzó a comer sin demora.
La escena era tierna, maravillosa y llena de sentimiento. La loba había llegado después de la ronda nocturna en la que seguramente hubieran cazado. Venía con una gran barriga que rápidamente bajó al regurgitar a su pequeño. Una escena que es complicado de ver. Una escena que me llena de alegría poder haber presenciado junto con mi buen amigo J. Luis gran conocedor y amante del lobo pero, la mañana nos traería más emociones.
Hace unos meses elaboré junto con mi amigo Ernesto Hernández un proyecto sobre el lobo para desarrollarlo en el Centro de Educación Ambiental de Villardeciervos (Zamora). Hasta allí fuimos con nuestros alumnos y estuvimos una semana hablando del lobo pero hablando “del lobo”; me explico, les contamos como es un lobo, como se comporta, como vive, como caza, el problema con el hombre, la cultura lobera, el turismo lobero, su mala prensa, sus presas, recorrimos su territorio buscando rastros…Hablamos de todo acerca de este maravilloso animal; no nos centramos en “lo malo que es”, “el daño que hace”, “lo bueno que es” o "que nunca tiene culpa de nada"; quisimos que tuvieran una idea general de su vida y sus problemas.
El pequeño cachorro terminó de comer y comenzó a jugar. Corría por el claro persiguiendo saltamontes con su trote divertido y a veces torpón de un cachorro. Aparecía y desaparecía entre las escobas persiguiendo a la loba que jugaba con él como si de un cachorrito se tratara. Se perseguían contentos por la pradera, disfrutando del sol de la mañana.
La ternura de la loba era maravillosa; jugaba con él, le daba suavemente con la mano, se dejaba morder las patas. Era su cachorro y el aprendizaje de un lobo comienza con el juego.
El lobezno se movía contento entre las hierbas. Tranquilo. Confiado. Alegre. Desde muy pequeños los lobos mueven a sus cachorros, poco a poco les van enseñando su territorio, van reconociendo sus dominios, primero junto a los adultos y después en solitario. El lobezno seguía jugando y corriendo por la pradera en la que varios lobos se movieron a su alrededor; según avanzaba la mañana iban llegando más lobos de sus correrías nocturnas aunque, junto a los cachorros, había permanecido un lobo subadulto que ejercía sus funciones de niñera, de guardián; lobo que vigilará a los pequeños mientras los demás estén fuera, los controlará y los tendrá escondidos hasta que, por la mañana, lleguen los demás miembros de la manada. Será su cuidador. Función que ejercerán, normalmente, los lobos subadultos que se irán turnando en el cuidado de los pequeños para que siempre estén a salvo.
Todos los lobos del grupo traerán comida. Todos cuidarán a los pequeños y todos harán lo posible para que salgan adelante; si, por cualquier motivo, la loba muriese antes de destetarlos otra ocuparía su lugar encargándose de cuidar y alimentar a los lobeznos hasta que pudieran comer carne, entonces, el resto del grupo comenzará a alimentarlos como hizo la loba que pudimos observar en la soleada mañana.
Después de una semana con nuestros alumnos contándoles lo que es el lobo pudimos ver un cambio en su apreciación acerca de él. Pasaron de verlo como el malo de los cuentos, como un animal terrorífico a verlo como un animal, con sus cosas buenas y con sus problemas, se llevaron una idea general de su vida, de sus movimientos, de su manera de actuar.
Necesitamos desmitificar a un animal estigmatizado a lo largo de los siglos, un animal que hay que verlo como un animal magnífico, como un animal único de nuestra fauna, como una oportunidad no como un problema, como una maravilla no como una desgracia pero para conseguirlo debemos de cambiar nuestra mentalidad y son los niños, los que deben de empezar a tener esa nueva mentalidad pero, para conseguirlo debemos de enseñarles una nueva visión más realista de este fantástico y magnífico animal, el lobo, una riqueza de nuestra fauna. El camino es largo pero apasionante.

6 comentarios:

  1. Una auténtica gozada poder contemplar esos momentos íntimos de la vida del lobo, y poder percibir en directo la ternura que trasmite la loba cuidando de sus cachorros.


    Un saludo
    Alfredo

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    1. Hola Alfredo. Una gozada te lo aseguro. Las lobas son tremendamente tiernas con sus pequeños, a mucha gente le sorprendería su comportamiento. Un saludo y gracias.

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  2. Fantasticas fotos y maravilloso encuentro...como bien dices la educación es la base de todo.

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    1. Hola Xurde. Un encuentro muy difícil de olvidar y ojalá consigamos que la educación ambiental se vaya recuperando. Un saludo.

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  3. Vaya gozada de avistamiento. El último párrafo es para enmarcarlo sin desmerecer ni un ápice el texto anterior. Saludos

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    1. Gracias Carlos. Cada encuentro con el lobo es diferente pero hay algunos que, además, son únicos. Un saludo.

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