El día estaba desapacible, frío, revuelto, el viento traía
las finas gotas de lluvia que para unos sería niebla meona y para otros
chirimiri; las empinadas rocas de las cumbres se cubrían con nubes que bajaban
y subían por el precioso valle que poco a poco se abría para terminar en suaves
prados y bosques que se veían iluminados por los rayos del sol que luchaban por
salir de entre las nubes. Allí estábamos. Subidos en una roca. Esperando.
Buscando. Escudriñando la ladera de enfrente con la esperanza de ver algún
movimiento, algún síntoma de que las cabras montesas estuvieran en el valle.
Poli es un hombre tranquilo, sereno, amante de la naturaleza
y conocedor absoluto del bosque, la sierra y sus habitantes. Hablar con él es
aprender, es una fuente de conocimiento mamado en el campo y un extraordinario
fotógrafo, además de amigo. Muchos de vosotros habréis visto fotos suyas en
muchos lugares sin saber que lo son; fotografías que guarda, cede y enseña sin
darse importancia alguna cuando muchos otros "matarían" (en
el buen sentido de la palabra) por conseguir alguna de las fotos que él tiene.
Poli es una persona sencilla que ama la naturaleza y no se da importancia de
sus logros; con él me encontraba en la peña buscando las cabras montesas.
Después de un rato de revisar peñas y laderas nos giramos
y...¡allí estaban! Estaban a nuestro lado, a escasos 80 metros , en una peña
más baja que la nuestra, mirándonos, los extraños éramos nosotros.
La cabra montés desapareció de la provincia de Zamora en el
primer tercio del s. XX al igual que el oso, el rebeco y un poco más tarde el
lince. En enero de 2006 se reintrodujeron trece ejemplares de cabra montés con
futuros fines cinegéticos (al igual que los ciervos en la Sierra de la Culebra);
estos ejemplares se adaptaron poco a poco a su nuevo territorio y comenzaron a
criar.
Allí estaban. Mirándonos. Expectantes. En esta época las
cabras montesas están agrupadas; machos, hembras y crías están en el mismo
grupo, el celo ya ha terminado pero siguen juntos un tiempo más; han bajado de
las altas cumbres a las zonas medias y escarpadas de los valles.
Nos miraban atentas. Expectantes. En cuanto hiciéramos un movimiento en falso se irían. Su pelaje de
invierno es como una suave y amorosa borra que dan ganas de acariciar. Nos
miraban. Nos estaban calibrando con sus curiosos ojos en los que destaca, por
encima de todo, su pupila horizontal (si queréis recordar por qué la tienen así
pinchar aquí) que le da un aspecto extraño y diferente a la mirada. Pasados
unos minutos decidieron bajar tranquilamente, sin asustarse, no éramos una
amenaza pero más valía poner una distancia prudencial entre ambos.
Las perdimos de vista y bajamos hasta la roca en la que
habían estado. Llegamos y nos asomamos con mucho cuidado. Allí estaban. Todavía
más cerca. Mirándonos.
Continuaron bajando y pudimos comprobar cómo eran capaces de
pasar por lugares inverosímiles, por lugares que cualquier otro animal se
caería, por estrechas cornisas en las que se doblaban como si formaran parte de
la roca, lugares en los que malamente cabían sus patas y además estaban
inclinados. Patas que parece tuvieran un antideslizante; sus pezuñas son muy duras y puntiagudas, con las cuales se sujetan a las
rocas de una manera increíble.
Todo el grupo era guiado por una hembra vieja, era la única
con crotal en ambas orejas, era la única que quedaba de las que se soltaron
inicialmente en 2006, esta hembra tendrá entre 12 y 14 años aproximadamente.
Era la guía. Todos la seguían en fila. Confiados en que les llevaría a un lugar
más seguro.
Subían tranquilamente por la ladera contraria a la nuestra.
En una rigurosa y serpenteante fila en la que la hembra guía sabía por dónde
iba y a dónde se dirigía. Llegaron a un roquedo en el que parecían encontrarse
más a gusto. Allí descansaron unos minutos hasta que la hembra vieja decidió
continuar la marcha y sucedió algo que nos dejó intrigados y expectantes.
Comenzaron a moverse entre los brezos y, de repente, la hembra se paró en seco
y retrocedió como si de un resorte se tratara, imitándola todos los demás
miembros del grupo para volver a la zona de rocas. ¿Qué pasaba? ¿Qué había
allí, entre el brezo, que le había dado tan mala espina?
Buscamos y buscamos pero no conseguimos encontrar nada
sospechoso pero, desde luego, algo había. La hembra guía bajó en vertical unos 150 metros para rodear
el lugar, continuó andando unos doscientos metros y volvió a subir hasta
el nivel que habían perdido antes; habían rodeado ese lugar para continuar su
marcha subiendo por la empinada y encrespada ladera hasta cotas más altas.
Los cuernos de las cabras montesas son permanentes, no se caen como las cuernas de los ciervos o de los corzos, por lo tanto son cuernos y no cuernas. Estos cuernos van creciendo en medrones (anillos) de crecimiento anual hasta más o menos un metro en los machos y unos treinta centímetros en las hembras; para calcular la edad de un macho se cuentan los medrones y se le suma uno.
Nos fuimos. Las dejamos que continuaran su vida con la
inmensa satisfacción de haber podido disfrutar de un animal imponente que eliminamos de nuestra
provincia y que ahora está de nuevo entre nosotros; un animal que tenía muchas
ganas de ver en Zamora y, que sin la compañía de Poli, al cual se lo agradezco
enormemente, hubiera sido imposible de disfrutar.
Bonito relato.
ResponderEliminarEl macho oscuro es grande.
Qué piensas que podría ser lo que les asusto?
Saludos José
No lo sabemos pero desde luego lo consideraron un peligro, una idea probable sería un lobo o un zorro pero no conseguimos verlo, también pensamos que una pareja de halcones que estaban en una roca pudo asustarlas pero eso es menos probable. Un saludo.
EliminarA veces las ovejas se asustan de una culebra o de un lagarto, podía haber sido eso lo que asusto a las monteses ese dia.
Eliminar¡Estupenda experiencia y relato!
ResponderEliminarEs un auténtico placer adentrarse paso a paso en la lectura de tu crónica como si de una breve novela se tratase pero no, nos e trata de una novela si no de un pasaje real, magníficamente ambientado y descrito.
El mes pasado anduvimos 'Ojolince y Sra.' por tierras abulenses hacia el corazón del circo de la laguna del barco y... ¡allí estaban ellas! como tú lo has descrito con su manto de suave borra, agrupadas al amparo de la protección que les brinda la garganta que lleva al circo. (Pronto lo contaremos en el blog).
Siempre es apasionante la observación de fauna y, en su descripción, eres un verdadero maestro.
Un saludo de 'Ojolince y Sra.'
Muchas gracias. La ocasión fue muy especial para mi. Un saludo.
EliminarPreciosa entrada. Me ha gustado mucho tu trabajo, unas fotos muy guapas, me hago seguidor de tu blog. Saludos desde Cantabria.
ResponderEliminarhttp://faunacompacta.blogspot.com.es/
Hola Germán. Bienvenido. Espero que te guste lo que te vayas encontrando en el blog, ya entraré en el tuyo. Un saludo y gracias.
EliminarQue preciosa entrada con las cabras montesas Jose... Inmejorable el relato. Y qué suerte en haberlas podido captar y saber que de aquellas pocas de 2006 hay estos buenos grupos. 40 he contado, creo.
ResponderEliminarDe lo acaecido no se si hay serpientes por esta época, pero tal como lo relatas podría serlo.... o restos de otra cabra tal vez.....En el caso del lobo o el zorro pienso habrian salido disparadas...y ellos - cualquiera - detrás. Y dió la guía un gran rodeo...., no huyó.
Bien. pues mi felicitación doble : por el reportaje y por el éxito de la reintroducción de estos bellos ejemplares.
Un abrazo
Hola Isa. Muchas gracias. En este grupo había 19. Un saludo.
EliminarHola Jose...realmente no se de dónde saqué ese 40....yo cuento 18 en tu foto....me despisté no se como ni por qué..disculpa.
EliminarMuy buena entrada. Conocía su existencia al sur de León, y de hecho he ido varias veces a ver si las veía pero no he tenido éxito. A lo mejor es otro grupo. Esa zona donde están, si es la que me supongo, es de las más salvajes de España.
ResponderEliminarEsperemos que no sean objetivo de nadie. Un saludo
Dani
rutinasvarias.com
Hola Dani. Muchas gracias. Están en una zona muy complicada si no se conoce y es mejor omitir el lugar exacto. Un saludo.
EliminarEl sábado pasado me pareció ver en el monte de Galende una pareja de cabras monteses, no lo puedo asegurar porque bien podrían ser corzos, pero su forma de correr me extrañó; entonces me acordé de tu entrada, aunque era referida a Aliste. He preguntado pero no me han podido asegurar nada. Seguiré indagando. Por cierto, eres famoso en "la opinión de Zamora", al menos publicaron las fotos con tu nombre.
ResponderEliminarUn abrazo.