Dos días hemos estado en las Lagunas de La Nava. Dos días
llenos de observaciones y disfrute con los amigos y familia. Dos días en los
que hemos podido ver gansos, muchos gansos, 12.500 era el censo del 13 de noviembre
pero ahora mismo hay muchos más, según lo que he podido hablar con gente del
lugar superarían los 17.000 ejemplares y, entre ellos, pudimos disfrutar a
placer y con verdadero placer de las estrellas del momento en La Nava, las 11
barnaclas cariblancas y los 4 gansos indios (aunque hay 6 en total).
Tiempo tendré en la siguiente entrada de hacer una
valoración más exhaustiva en base a datos, registros de collares y apreciaciones
personales del por qué este año en La Nava hay gansos y en Villafáfila muy
pocos y por qué muchos de los que se veían en Villafáfila ahora mismo están en
La Nava. Este será el tema de la siguiente entrada, ahora me quiero centrar en
las barnaclas cariblancas y los gansos indios.
El primer día las vimos muy pronto, comían en un campo
pero, se ocultaron detrás de una loma y no teníamos acceso de poder
verlas; así es que esperamos pacientemente a ver si teníamos un poco de suerte
y, la suerte llegó, de la mano de una de esas personas que ya sea en Villafáfila o
La Nava les gusta incordiar a la gente que vamos a ver las aves y que disfruta
espantando miles de gansos que están tranquilamente comiendo ya sea con gritos,
palmadas, toques de claxon o, como fue este caso, meterse directamente en el
gran bando detrás de la loma con 5 perros para que los persiguieran, desde
luego esta gente todavía no se entera que La Nava o Villafáfila son conocidas
mundialmente por las aves que van allí y, si van las aves, la gente que nos gusta
la naturaleza y verlas, también vamos y gastamos en el bar, en la gasolinera, en
la tienda, en el restaurante o incluso dormimos varios días por la zona en
casas rurales y, todo eso, supone dinero para la zona además de renombre y
publicidad que traerán nuevos visitantes; sigue habiendo gente de muy, muy
cortas miras; pero sigamos…
Mínima parte del gran grupo que se levantó. Entre ellos dos gansos indios y una barnacla cariblanca. |
El caso es que el entrar a asustar a los gansos haciendo
una exhibición de poderío perruno nos sirvió para que todo el bando de miles de
gansos se levantara y, un pequeño grupo se situara delante de la
colina donde, también, bajaron las 11 barnaclas cariblancas y los 4 gansos
indios.
Nunca había visto tantas barnaclas cariblancas, ni tantos
gansos indios; el máximo había sido 4 barnaclas cariblancas y 1 ganso indio en Villafáfila; ahora estábamos viendo 11 y 4. Estuvimos gran parte de la primera y segunda
mañanas observándolos; sus evoluciones, su manera de comportarse, como comían,
descansaban o se disputaban zonas con los gansos comunes.
Las 11 barnaclas casi siempre iban en grupo, no se
separaban casi nunca y de los cuatro gansos indios, dos siempre iban con las
barnaclas y, otros dos, estaban un poco más independientes aunque, cuando se
movía todo el grupo, se volvían a reagrupar todas las barnaclas y los gansos
indios.
La mayor parte del tiempo lo pasaron comiendo, siempre,
muy cerca unas de los otros, surgiendo pequeñas disputas con los gansos comunes por
la elección de una zona concreta del campo en el que estaban comiendo. Comían sin
parar durante un buen rato y paraban para descansar o estirar patas y alas; por
cierto, las revisamos una a una por si acaso hubiera alguna anillada pero nada
de nada, al igual que los gansos indios.
Me gusta disfrutar de estos animales. Me gusta mirar,
observar y ver como evolucionan, como vigilan unos y comen otros, como se
comunican constantemente con sonidos, gestos o movimientos. Puedo estar dos
horas viendo un bando de gansos y disfrutar y, sigo sin entender, aunque los
respeto, a aquellos que llegan, miran las barnaclas cinco minutos y se van y,
de los cinco minutos, pueden estar cuatro contando batallitas o futuros
avistamientos; es su manera de disfrutar del campo, la respeto pero no la
comparto, tenemos opiniones diferentes, una no es mejor que la otra pero yo
disfruto más con la de observar detenidamente el tiempo que haga falta.
Las dos mañanas dieron para mucho pero para menos de los
que quisiéramos ya que nos quedaron muchos grupos de gansos sin revisar, sobre
todo por la distancia, y cuando digo muchos, digo miles, miles entre los que se
debían de encontrar los 10 gansos caretos que también andan por la zona pero
disfrutamos de 16 lecturas de collares de 12 individuos diferentes, incluidos
un collar amarillo (alemán) y otro negro (anillado en Doñana) que era el primer
collar de este color que conseguía leer, algo que me hizo especial ilusión. El análisis
de estas lecturas lo dejo para la siguiente entrada ya que me servirá para argumentar
mi opinión en relación a Villafáfila y La Nava.
También pudimos ver garceta grande, aguilucho cenizo,
milano real, mochuelo, busardo ratonero, halcón peregrino (incluida una
subespecie europea más grande y clara), ánade friso, ánade azulón, pato
cuchara, ánade silbón, ánade rabudo, avutarda…pero lo que si constatamos fue
una sensación de que había poco de todo, pocos números de todo, excepto los buenos bandos de gansos.
En dos días conocimos a gente muy agradable; entre ellos Enrique Gómez de trato amable y conversación fluida que nos informó de
curiosidades, datos o apreciaciones de todo lo que se movía por la zona, al cual se lo agradecemos enormemente (por
cierto, si lee esta entrada que no se preocupe que le mandaremos todos los
avistamientos puntualmente).
Los días terminaron y nos fuimos con la agradable
sensación de haber disfrutado del campo, de la naturaleza, de los amigos y de
la familia, un verdadero lujo y placer.
Ánsares Pepe, ánsares... A mi también me gusta más el término ganso pero eso lo dejo para lo coloquial. Al hablar de especies formalmente, como es el caso aquí, debemos usar los nombres oficiales... Espero que no malinterpretes esta crítica constructiva y que la aceptes...
ResponderEliminarTienes toda la razón Alfonso. Me gusta más ganso pero tienes razón, seguiré tu consejo. Un saludo.
EliminarGansos o ánsares, tanto monta, monta tanto. Un reportaje excelente, me ha encantado. Un abrazo desde el mar Cantábrico.
ResponderEliminarHola Germán. Me alegra que te guste. Los gansos son para mi un tema apasionante. Un saludo.
EliminarTerminamos de leer tu artículo y no podemos pensar en otra cosa más que en ir a La Nava a disfrutar de nuestros queridos y bienvenidos gansos.
ResponderEliminarQué bien transmites esas sensaciones de la observación que todos los que compartimos esta afición sentimos, mientras escudriñamos los diferentes grupos de ansares en busca de algún ejemplar diferente, un collar o, simplemente, mientras contemplamos el desarrollo de su actividad cotidiana.
Esperamos, con interés, tu disertación sobre la predilección que han tenido este año por el entorno de La Nava sobre el de Villafáfila.
Muchas gracias por tu puesta al corriente y un saludo de 'Ojolince y Sra.'
Hola a los dos.La Nava está para ser disfrutada, hay muy buenos numeros este año, la pena es que en total siguen siendo menos que el año pasado; están las cariblancas, los indios, los caretos y alguno más que caerá, seguro.Un saludo.
EliminarMuy buen día pasasteis, Pepe. ¡Las fotos de las barnaclas en fila y los gansos indios son espectaculares!
ResponderEliminarMiguel.
Hola MigueL. Muchas gracias. La verdad es que estuvimos dos días por la zona y disfrutamos muchísimo. Un saludo.
Eliminar