miércoles, 15 de marzo de 2017

La historia de una pequeña nutria.

Corría un poco de viento pero la tarde era muy agradable para pasear por el río Duero, río que como he dicho en innumerables ocasiones sorprende a todo aquel que le cuentas la diversidad de su fauna en el tramo urbano de la ciudad de Zamora.
Había estado mucho tiempo observando las evoluciones de dos parejas de martín pescador mientras hacían el nido, ese agujero profundo que les servirá como cobijo para una nueva generación de pequeños martines. Los había visto entrar a picar en el agujero, ofrecerse obsequios e incluso un amago de monta. Las garzas reales, los cormoranes, los azulones o alguna gaviota despistada se movían tranquilamente por las orillas mientras mitos, herrerillos, carboneros, mirlos, verdecillos o currucas capirotadas volaban y cantaban alterados ante la llegada de la inminente primavera.
Al poco tiempo de subir del río me llegó un mensaje. Inmediatamente volví y me dirigí hasta el lugar en el que se encontraban Flori Pérez y Lourdes Hernández.
Flori es una mujer tranquila, pausada, de sonrisa permanente, voz dulce y suave que ama la naturaleza, que disfruta con las pequeñas cosas y que siempre tiene una actitud positiva. Lourdes, su hija, es una apasionada de la naturaleza que se indigna ante las injusticias que puede sufrir el medio que nos rodea e intenta hacer todo lo que está de su mano para solucionar el problema. Llegué hasta su altura y me la enseñaron.
Era una pequeña cría de nutria. Tendría entre 15 días y un mes de vida. Estaba quemada: tenía las almohadillas, la trufa y las vibrisas quemadas. Tenía pinta de estar deshidratada y con hipotermia así es que Lourdes y Flori la habían envuelto en una toalla y metido en una caja pero…¿que había pasado?
Hagamos un retroceso en el tiempo. Dos días antes un inconsciente, una persona desalmada o como queráis llamarla (merecería cualquier descalificativo que se os ocurra) prendió fuego a una zona de espadañas junto al río Duero. Se dio la circunstancia que en ese punto del río una de las parejas de nutria que tenemos en nuestro río tenía su cubil, en el que convivían la hembra adulta, una cría del año anterior, es decir, un hermano mayor, y las crías de este año. Crías de no más de quince días o un mes.
El fuego abrasó las espadañas y a las nutrias con ellas. Las pequeñas nutrias intentaron salir como pudieron del terrible fuego. Que sepamos, dos, lo consiguieron; la hermana mayor y esta pequeña nutria que tenía ante mí.
Estaba helada. Se quejaba y respiraba con dificultad. Había que hacer algo. Lourdes ya había llamado al 112, que pasaron el mensaje a la Junta de Castilla y León y…nada. Llamé al servicio territorial de la Junta y me dijeron que hasta las diez de la mañana del día siguiente no la podían recoger, que la dejáramos en el cajón del Centro de Recuperación de fauna de Villaralbo. Le contesté que si la dejábamos allí se iba a morir, no aguantaría. Les daba igual…
Lourdes estaba indignada y no entendía la situación; por desgracia, a mí me había pasado más veces con otros animales que había recogido y tenido en mi casa hasta el día siguiente pero Lourdes no lo entendía, era inexplicable…nadie se hacía cargo del animal, les daba igual…como estaba cerrada la oficina…
Después de varias llamadas en las que no conseguimos nada de nada decidimos que alguien tenía que ver a la pequeña nutria ya que necesitaba cuidados urgentes, si no moriría; así es que los tres nos fuimos hasta una clínica veterinaria cercana al río.
Al llegar, la sorpresa de las veterinarias fue mayúscula. Le pusieron calor e hicieron un reconocimiento de urgencia confirmando nuestras sospechas. Además, nos dijeron que respiraba con dificultad y tenía los pulmones tocados ya que tenía humo y cenizas en la boca, nariz y seguramente pulmones.
Después del reconocimiento surgieron las dudas ya que era un animal muy diferente a los que solían tratar y se nos ocurrió la posibilidad de llamar a un veterinario de fauna salvaje así es que llamamos a Silvia Martín, veterinaria del Centro del Lobo de Robledo (que se daba la circunstancia que tanto Lourdes como yo conocíamos). Vía teléfono nos fue dando unas indicaciones de tratamiento y manejo que trasladamos a la veterinaria así como los cuidados básicos para que aguantara la noche.
Habían pasado algo más de dos horas y media desde que apareció pero el pobre animal llevaría otro día y medio, como mínimo, a la intemperie después del fuego. Lourdes y Flori se la llevaron para casa en un trasportín que, amablemente, nos dejaron en la clínica. Tenía que aguantar la noche hasta llevarla a las 10 de la mañana del día siguiente al Centro de Recuperación de fauna.
La pequeña nutria, que es una hembra, aguantó la noche y Lourdes la llevó hasta el centro donde Silvia la recogió comenzando su tratamiento y recuperación.
Hoy, al amanecer, me acerqué hasta el lugar, quería ver si la otra cría que habían oído estaba por algún sitio, si podía localizarla; era muy complicado que hubiera sobrevivido una segunda noche. No la encontré. Seguramente hubiera muerto.
Un día después estoy contando su historia. Todavía tengo la emoción que me recorre el cuerpo como un pequeño calambre con diferentes ramificaciones de angustia, alegría, rabia, desesperación e impotencia. Emociones encontradas, contradictorias que me permiten lanzar al viento algunas reflexiones:
-¿Cómo es posible que no haya un protocolo de actuación para un animal protegido? ¿Cómo es posible que nadie se haga cargo del animal mientras no esté abierta la oficina? ¿Cómo es posible que no haya un veterinario de urgencia para estos casos?
-¿Por qué se sigue quemando? ¿Por qué alguien tiene la nefasta idea de quemar? ¿No se da cuenta de la importancia de lo quemado? Ah, que sólo es un carrizal del río…ese carrizal supone un refugio para micromamíferos, insectos, puede ser un dormidero de aves, lugar de nidos o, como sucedió, el hogar de una familia de nutrias…sin olvidarnos de lo “bonito” que hace el río quemado. Educación por favor, educación. Tenemos que conseguir que estas personas vayan siendo cada vez menos, que se vayan extinguiendo como la plaga que son.
François de la Rochefoucauld, decía que hay tres clases de ignorancia: no saber lo que debiera saberse, saber mal lo que se sabe, y saber lo que no debiera saberse. Estas personas cumplen las tres clases de ignorancia, porque no quieren abrir los ojos, porque nadie les ha enseñado a que los abran o, simplemente, porque son unos delincuentes.
-Flori y Lourdes son personas sencillas, amantes de la naturaleza, comprometidas con el medio ambiente y conocedoras de la importancia de lo que nos rodea. Son personas que han hecho todo lo que estaba en su mano por salvar a un animal. Han sido capaces de hacer lo que otros no hubieran hecho nunca y, además, no se dan importancia, lo hacen porque creen, firmemente, en lo que hacen porque les sale de dentro, les sale directamente del corazón.
-Gracias al personal de la clínica veterinaria Kinditín que se portó extraordinariamente con nosotros, por su amabilidad y altruismo.
-Gracias a todos los que llamé para intentar solucionar el problema, especialmente, a Silvia Martín que nos trasladó su sapiencia y sensibilidad.
Espero que la mentalidad vaya cambiando y gestos como este sean más habituales y gestos como el quemar se vayan extinguiendo. Espero que la educación se vaya imponiendo a la incomprensión. Tenemos mucho trabajo. Hay que cambiar mentalidades y para conseguirlo hay que empezar por los más pequeños, por los niños, ellos son el futuro de nuestro medioambiente.
Ahora hay que esperar que la pequeña nutria vaya recuperándose y, si se recupera del todo: ¿Se podrá soltar nuevamente? ¿Podrá volver al río algún día? Esperemos que pueda regresar a su hábitat natural del que nunca debió de salir...el tiempo nos lo dirá.

8 comentarios:

  1. Solo espero que esa pequeña nutria salga adelante y que pillen al que le dio fuego a las espadañas, se que es muy difícil ambas, pero espero que no imposible. Una historia bien contada José, un abrazo desde Cantabria.

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  2. Bueno, tengo la opinión y el sentimiento divididos; por una parte que buena suerte y, por la otra, mala, muy mala suerte. Debe de ser una maravilla tener un cachorro de nutria pero, el modo de hallarla sé que ha sido muy angustioso.
    En fin, sólo espero que todo salga bien. Es una criatura tan fascinante...
    Personas desalmadas y delincuentes; son los adjetivos que mejor definen a este tipo de personas.
    Me quedo en ascuas pero, ya contarás...

    Saludos

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  3. Emocion y rabia. Infinitas gracias por vuestra dedicacion, tiempo y amor. Porque todos somos esa pequeña nutria... Saber que existen personas con corazon me emociona y enorgullece. Enhorabuena. Estoy segura que la nutria saldra adelante porque tiene unos angeles que la protegen, porque asi lo deseamos todos y asi ocurrira!
    Un abrazo, Gema

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  4. Antes que nada os agradezco que salvarais a la nutria. Mientras unos queman y cortan otros se desviven por preservar la naturaleza. Yo prefiero el segundo tipo de personas.
    En Soria, tuvimos un episodio parecido hace poco: rescataron a Duerita, una nutria del Duero que andaba desorientada con un disparo de escopeta. Obra de algún criminal.
    Espero que ambas nutrias se recuperen, sin embargo, sería conveniente liberarlas lejos de la especie humana, de lo contrario, acabarán muertas.


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  5. Gracias a todos por vuestros comentarios...hoy es un día triste...la pequeña nutria no ha aguantado. Era demasiado pequeña...tengo una enorme rabia dentro de mi...hicimos lo que pudimos por ella...si sus heridas eran importantes todavía lo era más la ausencia de su madre, de su protectora, de su calor...

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  6. ¡Qué indignación, qué impotencia, qué rabia!
    'Ojolince y Sra.' entendemos y compartimos vuestros sentimientos ¿Cómo podemos tratar así a nuestros hermanos? Inexplicable, incomprensible.
    Nos consolaremos pensando que muchos de nosotros hacemos lo posible, por poco que sea, por respetar e inculcar ese respeto y cuidado de la naturaleza.
    Hicístéis lo que debíais y eso es lo que os tiene que quedar como recuerdo.
    Un abrazo de 'Ojolince y Sra.'

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    1. Indignación, rabia,...y todo lo que se te ocurra. Hicimos lo que pudimos pero, la pena, es que consiguió salir adelante. Un saludo y gracias por vuestro comentario.

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  7. Estremecedor relato de lo ocurrido, y triste, muy triste el final de la pequeña nutria. Solo queda agradeceros el esfuerzo realizado, a los que os habéis desvivido en el intento de recuperarla. En cuanto al pirómano, mejor ahorro adjetivos.

    Un saludo desde Donosti
    Alfredo

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