Cuando alguien me pregunta: “¿Cuál es el animal que menos
te gusta encontrar de cerca en el campo?”. No lo dudo y contesto: el jabalí. Es
un animal fuerte, robusto con aspecto de pequeño tanque con el que he tenido
encuentros muy curiosos, sorprendentes e incluso algún que otro susto.
Es curioso que después de seis años de historia de este
blog nunca haya dedicado una entrada al jabalí, creo que va siendo hora.
El jabalí es compacto; de cuello grueso, patas cortas y
aspecto redondo. Es matriarcal, moviéndose en pequeños grupos familiares que se
desplazan por un territorio, fundamentalmente de noche. Se adapta a cualquier
tipo de terreno y clima, alimentándose de todo lo que puede encontrar. Come
absolutamente de todo, no hace desprecio a nada y cría con bastante éxito; con
lo cual es un animal que prospera sin dificultad.
Me gustaría hablar de ciertas curiosidades de este animal
que, quizás, sean poco conocidas o que cuanto menos resulten interesantes. Una
de ellas es relativa a las diferentes utilidades que se le han dado a su pelo,
también llamado cerda.
Este pelo resulta imponente verlo cuando el animal se
siente amenazado o asustado y se eriza desde el hocico hasta la cola pasando
por toda la espalada. Momento en el que, si estás relativamente cerca, debes de
iniciar una retirada silenciosa y prudente; como me dejó patente esta hembra
(de las siguientes fotografías) que iba con sus rayones cuando nos encontramos por
pura casualidad.
El pelo de jabalí es grueso y fuerte siendo utilizado,
durante cientos de años, en la fabricación de ciertos utensilios muy comunes
que quizás sorprenda a más de uno.
Mi abuelo era un hombre del renacimiento. Era ebanista
pero era curioso, activo, dinámico, trabajador que tocada diferentes
instrumentos, pintaba al óleo o fabricaba anillos, pulseras o colgantes y
siempre te contaba algo que te tenía los ojos abiertos como platos. Algo como cuando
me comentó, siendo yo bastante pequeño, mientras se afeitaba en camiseta de
tirante blanca, que las mejores brochas de afeitar y pinceles eran de cerdas de
jabalí. Me quedó grabado y no se me olvidó en la vida. Siempre que veía su
brocha de afeitar o la de mi padre recordaba de qué estaban hechas.
Las brochas de afeitar surgieron a mediados del siglo
XVIII en Francia y en el s.XIX se convirtieron en un rango de estatus social ya
que los hombres podían afeitarse en casa y según tuvieran un status más alto,
más cara debía de ser su brocha de afeitar; así las más caras eran de pelo de
tejón y, las más baratas, eran de pelo de jabalí.
Estas brochas de pelo de jabalí eran adquiridas por la
mayoría de la población que las estuvo utilizando hasta la aparición de
materiales sintéticos (más baratos) en los años 30 del s.XX; actualmente está
prohibida la caza del tejón y, para la fabricación de esas brochas más caras,
se importa el pelo de tejón, fundamentalmente de China, donde se pueden matar
sin límite.
De China se trajo, en el s.XVIII el cepillo de dietnes. Cepillo
que también estaba fabricado con cerdas de jabalí. Cepillo utilizado hasta que
en el s. XVIII se fueron sustituyendo
por crines de caballo y, al igual que la brocha de afeitar, con la llegada de
materiales sintéticos se cambiaron por estos nuevos materiales.
El pelo de jabalí se utilizó no sólo para cepillos de
dientes, brochas de afeitar y pinceles sino que también para cepillos del pelo.
Cepillos que, durante muchos años, se consideraron los de mejor calidad.
Precisamente por el pelo se diferencia las dos
subespecies de jabalí que tenemos en la península ibérica. En la parte central
y norte de la península se encuentra el Sus scrofa castilianus, o sea, el que
tenemos en la provincia de Zamora (todas las fotos anteriores son de esta
subespecie) y, en la parte sur, se encuentra el Sus scrofa baeticus. Su diferencia
fundamental es que el primero tiene un pelaje formado por borra y cerdas
mientras que el segundo solamente tiene cerdas. Las siguientes fotografías son
todas de la subespecie baeticus.
Por línea general la subespecie castilianus es más grande
y más clara que la baeticus que suele ser de menor tamaño y pelaje más oscuro,
desde el gris hasta el negro.
Precisamente de esta subespecie baeticus con cerdo
doméstico es el híbrido de la fotografía anterior que pude fotografiar en el Parque Nacional de Doñana
que también está erizado, con todas las cerdas de la espalda de punta; señal
inequívoca que debes de marcharte sin demora.
É um animal bastante rústico e tem toda pinta de ter uma força descomunal! Preciosas fotos.
ResponderEliminarMeu avô materno e meu pai sempre usaram pincel para ensaboar o rosto para se barbearem. Nem sei de pelo de qual animal era feito...
Um beijo
Muchas gracias por tu fiel comentario. Un saludo.
EliminarEnhorabuena por este reportaje Jose, muy interesante. He visto el mensaje que me dejabas sobre tu viaje a Santoña y casualidad que yo he estado de fin de semana en familia, así que no hemos coincidido. Espero que hayas disfrutado en Santoña, no está todavía en su esplendor invernal, pero se puede ver alguna cosa curiosa. A ver si en otra ocasión nos podemos ver por Santoña o por Zamora. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Germán. He disfrutado de lo lindo y espero volver pronto. A ver si nos vemos. Un saludo.
Eliminarmuy buen reportaje PEPE porque el jabalí es peligroso
ResponderEliminarHola Pepe
ResponderEliminarSoy Bernardo
Te conocí una tarde en villardeciervos
Gracias x el libro.
Gracias x ayudarme en la observación del lobo.
Gracias x el blog ya tienes un seguidor más.
Un abrazo amigo.
Te recuerdo. Me alegro que visites el blog, espero que te guste. La verdad es que ese día tuviste bastante suerte y unas observaciones preciosas. Espero que te guste el libro. Un saludo y gracias.
Eliminar