domingo, 17 de agosto de 2025

¡¡¡Segunda cita de charrán ártico en Zamora ciudad!!!

Si ver un charrán ártico en Zamora es muy, muy complicado que aparezca un segundo es algo totalmente inaudito y, si además, lo hace en el mismo sitio, río Duero a su paso por Zamora ciudad, es algo que jamás te lo podrías haber imaginado pero, la naturaleza es sorprendente y maravillosa.
Alfonso Rodrigo descubrió el pasado 12 de agosto de 2025 un charrán que David Santamaría identificó como charrán ártico (enhorabuena a los dos). Charrán que se une al primero descubierto por Luis Manso el 23-11-2023 e identificado por Alfonso Rodrigo, primera cita de esta ave en nuestra provincia y la segunda de Castilla y León (la primera cita es de Rafael Díez y César Díez el 30-9-2022 en el embalse del Ebro, Herbosa. (Burgos). Datos extraídos de "Aves raras y escasas de Castilla y León de 2022"); con lo cual este nuevo charrán ártico descubierto por Alfonso Rodrigo es la segunda cita para nuestra provincia y la tercera para Castilla y León. Ambos charranes inmaduros.
¿Y dónde ha aparecido? En el río Duero a su paso por Zamora ciudad donde se han visto 216 especies de aves (datos ebird) pero que resulta ser un punto caliente de observaciones de gaviotas (reidora, sombría, cabecinegra, gavión atlántico, cana, patiamarilla y de Audouin), charranes (común, charrancito y ártico), fumareles (común, cariblanco y aliblanco) y pagazas (piconegra). Un verdadero ramillete de maravillas, todas en el río Duero a su paso por Zamora, en la misma zona.
Lo vi posado en la zuda, descansando, azuzando por el calor. Ahí estaba, un ave que jamás pensé que se podría ver en Zamora pero ahí estaba este nuevo charrán ártico. Se levantó varias veces para posarse en otra zona de la zuda, incluso se puso a reclamar y a beber agua.
Charrán ártico que ha hecho escala en su largo viaje para descansar y coger fuerzas. Increíble viaje que realiza cada año desde sus lugares de reproducción en el Ártico hasta sus zonas de invernada en la Antártida. Un viaje de unos 70.000 km de ida y otros 70.000 km de vuelta; una verdadera proeza.
En 2010 Carsten Egevang, de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca puso dispositivos Gps en 50 charranes para ver cuál era el recorrido que hacían en su migración anual. Sus conclusiones fueron las siguientes (fuente National Geographic publicado en 2018):
“Al final de la época de apareamiento, los charranes dejan Groenlandia e Islandia y se dirigen al suroeste para hacer una escala que no se conocía. Se encuentra en medio del Atlántico norte, donde las aguas septentrionales llenas de comida se encuentran con las corrientes meridionales, más cálidas, pero menos productivas. Los charranes pasan allí una media de 3 a 4 semanas entre agosto y septiembre, reuniendo fuerzas antes de poner rumbo sureste hacia África.
Todos siguen la misma trayectoria hasta llegar a las islas de Cabo Verde, frente a la costa noroccidental de África, donde se dividen en dos grupos. Un grupo sigue disfrutando de la costa africana, mientras que otro cruza el Atlántico y sigue la curva de Brasil.…Tardan una media de 93 días, aunque las aves más rápidas migran en solo 69 días”
Pero ¿por qué hacen este enorme viaje de polo norte a polo sur cada año de su vida? El mismo artículo nos señala tres posibles explicaciones: “Estudios previos han encontrado dos explicaciones: las latitudes más altas implican menos parásitos y, cuantas más horas de luz diurna, más tiempo tienen las aves para atrapar el alimento que tanto necesitan”.
Es decir, tanto en el Ártico como en la Antártida las horas de luz son muchas al día lo que le permite alimentarse durante casi las 24 horas.
“Pero las aves podrían disfrutar de esos mismos beneficios haciendo escala en una zona subártica más al sur, reduciendo en gran medida sus viajes y apareándose en climas más indulgentes.
Laura MicKinnon, de la Universidad de Quebec, tiene una tercera respuesta que podría explicar este viaje final hacia el norte: es más seguro. McKinnon estudió la influencia de los depredadores en un estudio pancontinental.”
“Descubrió que aparearse a un grado más de latitud reduce las probabilidades de que te devoren. En el experimento, 29 grados separaban los lugares de apareamiento más al norte y más al sur, lo que se traduce en un riesgo un 65 por ciento inferior de caer en las fauces de los depredadores.”
En el viaje de vuelta tardan …“una media de 40 días en llegar a casa. Evitan sus rutas costeras en favor de un vuelo más recto sobre aguas profundas. Trazan una S a través de la atmósfera en dirección a la punta suroccidental de África, cruzan el Atlántico y regresan por la misma ruta de paso en el Atlántico norte que visitaron en su viaje hacia el sur. Finalmente, llegan a su hogar del Ártico en mayo, exhaustos y listos para aparearse.”
Un verdadero privilegio el poder disfrutar de esta especie al lado de casa, en tu ciudad, en tu querido río Duero que recorres y disfrutas desde muy pequeño cuando tus abuelos vivían en su orilla.

lunes, 4 de agosto de 2025

Juvenil de cigüeña negra en Puebla de Sanabria.

La cigüeña negra es un ave extremadamente esquiva, hay que tener mucho cuidado porque al menor movimiento que perciba como un peligro o que te acerques demasiado, se marchará, es un ave tremendamente desconfiada que llega hasta nuestra tierra en febrero o marzo para criar y sobre septiembre u octubre se vuelve a marchar hacia el sur.
Este juvenil se alimentaba en Puebla de Sanabria, en una charca, con total tranquilidad entre garzas reales, ánades azulones, andarríos grandes, chicos y chorlitejos chicos que se movían sin descanso entre el agua y la pradera llena de insectos, ranas y pequeños peces.
Este joven de cigüeña negra es un juvenil recién salido del nido; joven que da sus primeros pasos en su complicada vida, joven que deberá de sobrevivir sólo, joven que ha comenzado su carrera por la supervivencia.
La cigüeña negra se incluye en el Libro Rojo de aves de España como vulnerable y en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas como en peligro de extinción. En España se estiman unas 400 parejas (SEO BirdLife). Ver un joven como este es una muy buena noticia.

jueves, 26 de junio de 2025

Luciérnagas: esos "bichos de luz".

Recuerdo la primera vez que las vio. Era muy pequeña y con sus ojos curiosos observaba ese punto de luz verdosa que le estaba enseñando. Lo miraba sorprendida y emocionada haciendo gestos con las manos y balbuceando en el idioma de esa época: era una luciérnaga.
Desde ese día, a principios de julio, buscamos esos “bichos de luz” que tanto le sorprendieron. Es como un pequeño ritual salir al fresco nocturno y hacer el recorrido buscando a ver cuantas luciérnagas encontramos, por desgracia, cada año vemos menos pero seguimos viéndolas y enseñándoselas a los que nos acompañan para que las conozcan y las respeten.
Las luciérnagas son escarabajos y aunque parezca mentira hay unas dos mil especies en el mundo aunque, en España, solamente contamos con 7 especies. Cada especie brilla de una manera concreta y ese brillo es algo sorprendente ya que emite luz pero sin generar calor.
Cuando paseamos buscándolas y viene alguien con nosotros lo primero que nos preguntan es ¿Cómo brillan? Y lo segundo es ¿Por qué o para qué brillan?
¿Cómo brillan? Las luciérnagas tienen bajo el abdomen unos órganos especiales que cuando absorbe oxígeno y se mezcla con una sustancia llamada luciferina, provocan una reacción química que da lugar a ese brillo; no se sabe cómo son capaces de apagar y encender esa luz según su voluntad.
¿Por qué o para qué brillan? La teoría más aceptada es que lo hacen para encontrar pareja pero también ese brillo puede servir para advertir a sus posibles depredadores de que no es un bocado muy apetecible.
Salir a buscarlas es como un pequeño ritual familiar en el que caminamos después de anochecer en busca de esa luz verdosa. Esa luz que se ilumina en la noche, entre las hierbas, con una intensidad que impresiona y sorprende la primera vez que la ves. Nos acercamos y la observamos. Luz que proviene de ese pequeño escarabajo, luz que emiten las hembras (que no vuelan) como un faro en la noche llamando para que los machos las vean (que sí vuelan), se acerquen y así poder reproducirse.
Este hecho natural se ve sacudido por el problema de la contaminación lumínica ya que el brillo de las hembras no es capaz de competir con la luz instalada por los humanos a su alrededor y, el macho, en muchas ocasiones, no las encuentra para poder reproducirse. Si a este problema le unimos la pérdida de su hábitat y la utilización desmedida de pesticidas nos encontraremos con una bajada muy preocupante en las poblaciones de luciérnagas.
Hacemos el recorrido contando las que vemos, admirando su luz mágica, hablando y disfrutando del embrujo de la noche sanabresa. Así durante varios días seguidos, días en los que las hembras de luciérnaga se van apagando según van quedando fecundadas, van desapareciendo hasta el siguiente año.
En unas semanas las hembras morirán pero antes pondrán los huevos de los que saldrá una nueva generación de luciérnagas en forma de larva, vivirán en ese estado alrededor de dos años, alimentándose de caracoles, babosas o lombrices que cazan inyectándoles un veneno que las paraliza y convierte en una especie de papilla que solamente tienen que absorber.
Al cabo de casi dos años se produce la metamorfosis que da paso a su estado adulto en el que están aproximadamente dos semanas, tiempo en el que las buscamos, tiempo en el que se alimentan de polen, néctar o no se alimentan, tiempo en el que emiten su luz verdosa, tiempo en el que los machos las buscan y fecundan, tiempo en el que pondrán los huevos y morirán. Tiempo en el que las vemos en la noche sanabresa.
(Las fotografías de esta entrada son luciérnagas de la especie: Lampyris iberica, un endemismo de la península ibérica y sur de Francia. Si queréis ampliar información sobre las luciérnagas visitar gusanos de luz).

miércoles, 28 de mayo de 2025

Avetorillo: el fantasma del río.

Ahí está quieto, hierático, sigiloso haciendo un equilibrio perfecto en el carrizo que le sirve de percha, de atalaya para otear la superficie del agua en busca de alimento. 
Hembra de avetorillo.
El avetorillo es un ave esquiva, mimética, cuyo plumaje críptico le hace pasar totalmente desapercibido entre los carrizos de la orilla. Es un ave de costumbres crepusculares que se mueve perfectamente entre la intrincada maraña de carrizos, agarrándose a ellos con una soltura, elegancia y agilidad verdaderamente sorprendente.
Todo en él está diseñado para vivir en este hábitat. Sus largos dedos y uñas le permiten agarrarse firmemente a estrechos carrizos en posturas dignas de un equilibrista consumado; ya sea boca arriba, boca abajo o haciendo un perfecto spagat. Su largo cuello es idóneo para equilibrarse y estirarlo hacia el agua para poder pescar pequeños peces qué coge al acecho con su largo y fuerte pico. Su plumaje es de un color mimético con el entorno. Está y no lo ves. Está y parece que no está. Está y para poder verlo hay que esperar un movimiento, tener suerte o tener un buen ojo o una mezcla de todos ellos. Está oculto entre los carrizos que lo protegen y cubren como una gran capa de invisibilidad de la que sale cuando él quiere para dejar ver su preciosa figura.
Se mueve. Se estira. Camina por el junco. No pierde de vista la superficie del agua. Espera. Se tensa y se estira lanzándose al agua quedando agarrado solamente por una pata como si de un ancla se tratar. Se vuelve a replegar hacia el carrizo. Ha conseguido su premio.
Varias parejas de avetorillo llegan regularmente todos los años entre marzo y abril hasta nuestro río Duero en Zamora ciudad para criar aquí pero, también, algunos se quedan todo el invierno y no migran hasta África.
Macho de avetorillo con el pico enrojecido. Época de celo.
Esta época es muy buena para poder verlos ya que se encuentran en pleno cortejo y están más activos, más nerviosos, más atareados en la construcción de su, casi imposible de ver, nido.
Se persiguen de un lado al otro del río, defienden su zona. El intruso no puede quedarse aquí. Vuelan como pequeñas balas que se incrustan en los carrizales donde continúan sus disputas y persecuciones.
Su voz ronca, suave, de tono bajo resuena en el carrizal. Es un avetorillo macho que llama a la hembra que ha salido de la profundidad del carrizal al borde. Se asoma. Se deja ver. Su cuerpo se contorsiona en los finos tallos del carrizo. Es su momento de exhibición. Es su momento de emparejamiento.
Hace unos días J. Alfredo Hernández me comentó un comportamiento del avetorillo que no conocía y que me resultó verdaderamente impactante a la par que sorprendente. En Salamanca, José Luís Rodríguez Esteban, Alberto H. Romo y Carlos Aldea Dorado descubrieron y documentaron un hecho insólito que nunca se había descrito: la utilización por parte del avetorillo de cebos vivos para atraer a los peces y así tener más oportunidad de capturarlos; en el siguiente enlace podéis ver esta increíble manera de pescar que tienen el avetorillo y que nunca he visto. Enhorabuena a sus descubridores.
El avetorillo es el fantasma del río. Un hermoso fantasma que tenemos la inmensa suerte de poder disfrutar en las orillas de nuestro querido río Duero en Zamora ciudad.

lunes, 5 de mayo de 2025

Gaviota de Bonaparte en Villafáfila y mucho más.

El pasado día 20 de abril David Santamaría y Miguel Martín descubrieron un ejemplar de 2º año de gaviota de Bonaparte en la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila. Primera cita para Zamora y primera para Castilla y León. Cita de un enorme valor de esta pequeña gaviota americana muy parecida a la gaviota reidora.
Dos días después me acerqué hasta las lagunas que están verdaderamente deslumbrantes de agua y vida por los cuatro costados. Mi principal objetivo era intentar ver a esta pequeña gaviota americana. Al poco de llegar la localicé en una zona de la Salina Grande entre un grupo de gaviotas reidoras. Comía sin parar, constantemente se alimentaba de insectos que cogía de la superficie del agua con gran rapidez, en ocasiones me recordaba a un falaropo en sus movimientos.
Esta gaviota americana anida en Alaska y Canadá pasando el invierno en zonas más templadas de América del Norte, América Central y las Antillas. Verla aquí es una extraordinaria noticia de un ave escasa en nuestro país y todavía más difícil de ver en el interior peninsular lo que da más valor a su descubrimiento, además David Santamaría y Miguel Martín la descubrieron en vuelo, entre un grupo de gaviotas reidoras que llegaban a dormir a la Salina Grande, toda una demostración de pericia y maestría en la identificación, enhorabuena.
La gaviota de Bonaparte no paraba en ningún momento de alimentarse, junto a las reidoras se podía apreciar su menor tamaño, el gris dorsal extendido por el cuello, su mancha auricular más grande que en una reidora y, sobre todo, su pico negro y fino.
Estuve todo el tiempo en la misma zona observando sus evoluciones, ocasión única para ver una gaviota de Bonaparte en nuestra provincia.
Combatientes.
Villafáfila está imponente y majestuosa, las lluvias han llenado todas las lagunas y numerosos encharcamientos jalonan las cunetas y campos. Agua que atrae vida. Agua que es un poderoso imán en el que tarros blancos, patos cuchara, ánsares comunes, combatientes, agujas colinegras y colipintas, pagazas piconegras, avocetas, cigüeñuelas, azulones, correlimos comunes, menudos, zarapitines, zarapitos trinadores y reales, gaviotas reidoras y cabecinegras, fumareles comunes y cariblancos además de visitantes poco comunes como patos colorados, un correlimos de Temminck que ha pasado todo el invierno, canasteras o los últimos en llegar a las lagunas como son un fumarel aliblanco y un archibebe patigualdo chico, además de innumerables pajarillos y rapaces junto con las imponentes avutardas o las escasas gangas ortegas. 
Garcilla bueyera.
Pato cuchara.
Patos colorados.
Collalba gris.
Lavandera boyera flavíssima (inglesa).
Cigüeñuela.
Ganso del Nilo.
De vez en cuando otros visitantes como esta corza, se dan un paseo por las lagunas ante la atenta mirada de sus habitantes habituales.
Villafáfila es un disfrute para los sentidos que debemos aprovechar, cuidar, respetar y disfrutar.

martes, 29 de abril de 2025

Hablando de lobos en la Librería de Ángela (Benavente).

El pasado día 25-4-25 acudí invitado a la Librería de Ángela, una coqueta y entrañable librería de Benavente para hablar sobre el lobo ibérico. Ángela, su hermana y su cuñado atienden su pequeña librería con una enorme pasión y cariño que se nota en todo lo que hacen en ella, desde la cuidada distribución de la misma hasta el afable y personal trato a todos sus clientes.
Era la segunda vez que acudía y, al igual que la primera, me encontré muy a gusto hablando de lobos; en esta ocasión la charla era acerca de “¿Cómo es un lobo?”.
Quiero agradecer a todos los asistentes que llenaron la librería su presencia y el haber ido a escuchar hablar de lobos. Gracias por acudir y gracias por escuchar tan atenta y respetuosamente la charla que duró unas dos horas que se pasaron volando. Y gracias Ángela por su invitación.

martes, 8 de abril de 2025

Picogordo: el cachas del jardín.

Muy cerca de mi casa puedo disfrutar de un pájaro que me llama mucho la atención: el picogordo. Cabeza voluminosa, pico grande y fuerte, cuello ancho y cuerpo grueso con alas relativamente cortas que se mueve cautelosamente de un árbol a otro o al suelo en busca de alimento.
Es un pájaro hermoso, elegante, cuya sensación al verlo es la de ser el cachas de los pájaros de los jardines. Se alimenta fundamentalmente de los frutos y bayas de los tejos y almendros de la zona además de las pequeñas semillas que caen al suelo y busca entre la hierba y la tierra de forma exhaustiva. Es desconfiado y cauteloso, ante cualquier movimiento extraño se ocultará rápidamente en los abetos de la zona y nunca bajará todo el grupo al suelo a la vez. Lo hacen, normalmente, solos o en grupos de tres o cuatro, el resto permanece en una rama vigilando; cuando suben unos, bajan los otros.
Hembra.
Su aspecto de pájaro de gimnasio le hace envalentonarse con aves más grandes como los mirlos, estorninos e incluso urracas a los que echa rápidamente de donde están comiendo ya sea un árbol o el suelo, por el contrario es, relativamente permisivo, con otros pajarillos más pequeños como los gorriones comunes, los verderones o los pinzones que muchas veces campean entre los picogordos picoteando el suelo en busca de cualquier semilla caída que llevarse al pico.
Siempre veo adultos, tanto machos como hembras. Nunca he visto ningún joven. Se pasan todo el invierno por el jardín y aguantan hasta bien entrada la primavera, luego desaparecen, normalmente, hasta el comienzo del siguiente invierno.
Si algo destaca en el picogordo es su pico. Pico grande, fuerte, ancho y potente que cambia de color en los machos, en primavera (actualmente), a azul metálico en el periodo de reproducción. Pico que utiliza como una herramienta para abrir semillas e incluso titos. Pico sustentado en una potente musculatura que "en función de una alimentación basado en semillas duras, ha desarrollado una extraordinaria musculatura en el cráneo para el movimiento de las mandíbulas. Dos unidades de músculos actúan a la vez: una desde encima y detrás del cráneo y la otra alrededor de la región orbital. Esta gran masa muscular es la que ocasiona el considerable tamaño de la cabeza del pájaro. Los huesos de las cerezas y aceitunas son partidos con relativa facilidad. La rotura de aquellos, aun haciéndolo por la sutura de las dos cáscaras, supone la aplicación de un esfuerzo equivalente a una carga de 30-47,5 Kg. Los huesos de las aceitunas necesitan un esfuerzo mucho mayor. En las pruebas realizadas, no menos de 53-80 kg. de carga serían necesarios. Estas sorprendentes cifras deberían ser consideradas en relación con peso del pájaro vivo, que da un promedio de 55 gr (Mountfort, 1957)" (fuente pajaricos.com).
Observar sus movimientos, las tremendas precauciones para bajar al suelo, donde comienza a buscar semillas que machaca con su fornido pico para seguir buscando y buscando, se alimenta sin parar, al menor movimiento que considere extraño o peligroso volará hasta la profundidad de un arbusto o árbol cercano donde permanecerá hasta que considere que el peligro ha pasado.
Hembra.
Parte del grupo en unárbol.
Pocos son los puntos en los que los picogordos se pueden ver en Zamora ciudad, este, los jardines de Trascastillo, es quizás, el mejor de todos para ver las evoluciones de un grupo de picogordos que invierno tras invierno alegran con un toque de color, elegancia y espectacularidad este precioso jardín de la ciudad.