sábado, 25 de octubre de 2025

Villafáfila: avefría sociable, chorlito dorado americano, chorlito carambolo, falaropo picogrueso, flamencos,...

La Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila está completamente seca, solamente tiene agua en la Casa del Parque y la zona de la Balsa donde un barrizal lleno de comida atrae a limícolas y a diversas aves más. Aun así, varias especies muy especiales, por diferentes razones, están o han estado en su entorno en los últimos días: chorlito dorado americano (ya no está), avefría sociable, aguilucho papialbo (no se ha visto en los últimos días), flamenco, chorlito carambolo, correlimos de Temminck y falaropo picogrueso.
Magnífica fotografía de la avefría sociable hecha
 por Manuel Segura al que le agradezco
 enormemente sus fotografías para ilustrar esta entrada.
Es verdaderamente increíble la atracción de este enclave para las aves, aun estando seca. Más curioso todavía es la aparición de dos especies que distan aproximadamente 6.000 kilómetros de su lugar de origen hasta Villafáfila pero en sentido contrario: el chorlito dorado americano proveniente del ártico de Norteamérica y la avefría sociable procedente de zonas de Rusia y Kazajistán. Dos especies muy escasas en nuestras latitudes que han recorrido unas enormes distancias hasta llegar a nuestra tierra. Además los dos ejemplares son aves juveniles.
Chorlito dorado americano.
Esas aves no es común verlas en Zamora, por lo tanto su aparición es un momento único para poder disfrutarlas y, quién sabe, si verlas por única vez en la vida. Dentro de la aparición de estas aves podemos diferenciar dos grandes conceptos: divagancia y escasez.
Por un lado si nos referimos a aves divagantes serán aquellas que no deberían de estar aquí; son aves que por diversas razones llegan hasta nuestra tierra situada muy lejos de su zona habitual de distribución.
El segundo gran concepto es la escasez, es decir, aquellas aves que vemos muy de vez en cuando. Tienen una aparición que puede ser previsible porque la península ibérica es el límite de distribución de su migración anual o de su invernada habitual. Por ejemplo el correlimos de Temminck (descubierto por gary Losada el día 23) o el chorlito carambolo del que actualmente hay 2 ejemplares en Villafáfila que pude ver el pasado día 20 y que descubrió José Antonio García el día anterior sin que yo lo supiera.
Chorlitos carambolo.
El chorlito carambolo es una especie que vemos muy poco en la provincia de Zamora, proviene de la tundra Ártica (Escandinavia y Rusia) y migra hasta el continente africano (algunos pueden invernar en el sur de la Península Ibérica), es en una de las paradas de ese enorme viaje cuando lo podemos ver en nuestra tierra.
Chorlito carambolo.
Chorlito dorado americano.
El chorlito dorado americano y la avefría sociable son aves divagantes que han llegado hasta aquí por diferentes razones.
Una de las razones por las que pueden llegar es debida a que durante su migración anual se desvían por fenómenos meteorológicos (fundamentalmente temporales de viento), es lo que se conoce como deriva migratoria.
Suelen ser aves jóvenes e inexpertas que están migrando hacia sus cuarteles de invierno. Normalmente, las aves americanas que llegan hasta nuestra tierra, llegan por deriva como puede haberle sucedido a este chorlito dorado americano. Por el contrario las aves provenientes de Asia pueden llegar mediante una migración inversa.
Muchas aves aprenden su ruta de migración, sus padres se la enseñan y estas se la enseñarán a sus hijos como sucede con ánsares o grullas pero hay muchas aves que la ruta de migración la tienen de forma innata, es decir, saben hacia donde deben de migrar.
Normalmente las aves saben orientarse, saben dónde está el norte y el sur y saben en qué dirección deben de migrar pero a veces la dirección funciona mal y lo hacen en sentido contrario al que deberían de ir en realidad, es decir, se desorientan, saben la dirección pero no el sentido. Normalmente las aves siberianas que llegan a Europa lo hacen por migración inversa, desorientación. Un ejemplo es el mosquitero bilistado, el alcaudón norteño estepario o el chorlito dorado siberiano.
Pero, seguramente, la avefría sociable que se mueve por Villafáfila, ha llegado mediante asociación, es decir, aves que migran infiltradas entre otras que no son de su especie pero que se parecen como son las avefrías europeas.
Chorlito dorado americano.
El chorlito dorado americano lo descubrió Gary Losada el día 2-10-25 y estuvo hasta el día 11 que lo puede ver. Ave que se reproduce en las regiones árticas y subárticas de Norteamérica y migra hasta Sudamérica. 5º registro histórico para nuestra provincia (datos de Alfonso Rodrigo). Ave que pude ver entre el barro alimentándose junto a correlimos comunes, menudos y zarapitines mientras un buen grupo tarros blancos y 3 flamencos que parecen gigantes entre los diminutos limícolas.
Flamenco común.
Tres flamencos juveniles descubiertos por Víctor Conde que llevan varias semanas en el barrizal. Flamencos que cada vez es más común que lleguen hasta nosotros como la pareja que ha estado en las lagunas algo más de año y medio la temporada pasada.
Flamencos que mueven las patas constantemente en un baile frenético para remover el limo y con su pico alimentarse de los invertebrados que afloran entre el barro.
Avefría sociable.
Sin duda, la estrella del momento en Villafáfila, es una avefría sociable descubierta el pasado día 16 por Felipe Rosado; es la primera cita para la provincia de Zamora (datos de Alfonso Rodrigo). Ave que por fin pude ver el día 23. Ave muy escasa que proviene de la zona de Kazajistán y sur de Rusia que ha vivido momentos críticos, fundamentalmente en el S. XX cuando se convirtió su hábitat natural (la estepa) en tierras para producir cereal de tal manera que “en 2004 su situación era tan alarmante que BirdLife International elevó la clasificación de conservación de la especie a "En peligro crítico".
Se elaboraron estudios para ver cuáles eran las causas de su desaparición “los estudios no confirmaron los primeros temores de que los nidos estuvieran siendo excesivamente pisoteados por el ganado, ni que las aves jóvenes no alcanzaran la madurez. Parecía más bien que la supervivencia de los adultos era escasa y, al no haber nada que sugiriera una elevada mortalidad en las zonas de cría, tuvieron que ampliar el alcance de sus investigaciones para examinar las rutas de migración y las zonas de invernada”. (Para saber más pinchar aquí)
Hoy en día su situación ha mejorado ligeramente “las cifras siguen disminuyendo en algunos lugares en los que hay un seguimiento a largo plazo. Aunque se hayan tomado medidas para ayudar a las poblaciones reproductoras y proteger los lugares de parada, más allá de la ruta migratoria occidental la caza ilegal se ha convertido en la principal amenaza”. (Para saber más pinchar aquí)
Además el pasado día 22 Alfonso Rodrigo, Gonzalo Lage y Eloisa Moreno descubrieron un precioso falaropo picogrueso que pude ver al día siguiente.
Esta pequeña preciosidad se alimentaba sin descanso en una constante búsqueda de los insectos que iba encontrando en la superficie del agua. El falaropo picogrueso en España es un invernante muy escaso (solamente en zonas de la costa cantábrica, Galicia y costa atlántica de Andalucía) pero es un migrante regular en sus movimientos desde sus zonas de cría en la tundra ártica y su zona de invernada en las costas africanas. Este pequeño es la primera cita interior de la temporada.
Descansará y se alimentará hasta que considere que ha llegado la hora de reemprender su larga y peligrosa marcha hasta su zona de invernada.
Aves en una Villafáfila necesitada de agua urgentemente, esperemos que la lluvia de hoy mitigue un poco la sequedad absoluta de este maravilloso enclave. Aves que siguen viniendo fieles a un lugar emblemático que quizás debería de tener más ayudas o adaptarse a los momentos en los que nos encontramos, si no lo hacemos podríamos lamentarlo.

miércoles, 15 de octubre de 2025

"Junto al río": Primer premio "Relatos de historia y naturaleza Zamorana"

Es una gran satisfacción poder presentaros el relato corto con el que conseguí el Primer Premio en el concurso "Relatos de historia y naturaleza Zamorana" organizado desde RenaturaliZA (Ayuntamiento de Zamora). Relato que leí como cierre al Primer Encuentro de Ciudades en Renaturalización que se celebró en Zamora los días 9 y 10 de octubre.
El relato se titula: “Junto al río”. Relato muy personal con el que quiero rendir un pequeño homenaje al río Duero a su paso por Zamora ciudad y al Señor Manolo y la Señora Angelita, mis abuelos. Espero que os guste.

Junto al río

Los recuerdos se agolpan en mi mente cada vez que paso junto a su puerta. Puerta que sustituyó a la original, una puerta de madera vieja y curtida con su pequeña gatera que se agarraba a una llamativa y curiosa fachada de color rosa en la que se podía leer “Carpintería”. Carpintería junto al puente de piedra, junto a nuestro querido río Duero.
Ese viejo taller donde la madera cobraba vida se encontraba en la margen derecha del río donde mi abuela y mi madre lavaban la ropa en su orilla, se cogía una barca para pasear o se pescaba para comer.
Río de recuerdos. Río de vida. Río en el que los inquietos ruiseñores entonan su dulce melodía, una curiosa nutria asoma la cabeza intrigada mientras un andarríos recorre la vieja zuda, un mirlo avanza a pequeños saltos entre la hierba, una salamanquesa asoma entre las viejas piedras que una vez formaron parte de un antiguo convento o un precioso martinete observa atento la llegada de un grupo de gaviotas.
Río de historias. Río junto a ese viejo taller de carpintería donde un polifacético ebanista de hábiles manos creaba jamugas, arcones, sillas, mesas y secreteres de los que nacían angelitos, animales mitológicos, flores y formas. Taller que fue lugar de reunión en la Zamora de los duros años cincuenta y sesenta de futuros pintores, escultores, músicos, escritores o tallistas como Antonio Pedrero, Ramón Abrantes, Coomonte, Claudio Rodríguez, Julio Mostajo, Alito, Alberto de la Torre Cabero, Arturo, Miguel Pérez, Ricardo Flecha (padre), Alfonso Bartolomé, Jesús Hilario Tundidor, Castilviejo, Julio "el escayolista", Tomás Crespo o Miguel Berdión entre otros. Jóvenes que se acercaban a la vieja carpintería a hablar, componer y tocar música o a que mi abuelo les prestara una madera, un lienzo, un bastidor o unas pinturas. Eran jóvenes que buscaban un futuro que les sonrió y cuando se hicieron importantes seguían bajando; ahí es cuando los veía de niño y me sorprendía que gente tan ilustre entrara en el taller, entrara a una simple carpintería de los barrios bajos.
Han pasado los años y sigo bajando al río, a disfrutar de su encanto, de sus orillas, de sus árboles, de sus habitantes, a pasear, a hacer deporte o a enseñarle a mi pequeña cómo se llama ese pájaro negro que se mete en el agua, qué es ese extraño pez con bigotes que no debería de estar aquí, quién es el papá o la mamá de los patos o por qué una preciosa mariposa está inmóvil en el camino.
Río lleno de recuerdos de infancia y juventud. Río por el que camino mientras un avetorillo permanece inmóvil en el carrizo, un martín pescador observa atento la superficie del agua en la que se mueven alburnos, carpas o barbos, un pequeño pico menor rebusca entre la corteza de un viejo árbol o una garza se lanza en busca de su alimento.
Río vertebrador de la historia zamorana. Río de aguas color chocolate sobre las que un inmaculado charrán se lanza en picado, un galápago se calienta al sol, un escurridizo carricero eleva su canto por encima del carrizal o una gallineta pasa asustada bajo el desgastado puente de piedra. Puente junto al que existió una curiosa carpintería que fue cuna de artistas pero, sobre todo, de ilusiones y esperanzas con las que el Señor Manolo y la Señora Angelita criaron y amaron a sus hijos y nietos mientras observaban cómo las aguas del viejo río pasaban junto a su puerta.

domingo, 5 de octubre de 2025

El trote lobero.

Cabeza levantada, orejas tiesas y mirada fija en un punto de la sierra. Los grandes machos están en tiempo de berrea pero en este momento su atención no son las ciervas que hay cerca de donde se encuentran, algo pasa, su atención está fijada, su interés constante por una zona nos hace presuponer que su ancestral enemigo se encuentra cerca. Salen corriendo. No vemos al causante de su espantada pero está ahí. Seguro. Los ciervos desaparecen pero las hembras con crías se quedan.
Minutos más tarde un imponente lobo surge como un fantasma de entre las hierbas. Avanza buscando. Avanza entrando y saliendo del espeso brezal o del agostado helechal que salpican la pradera. Continúa. Prosigue su avance por la sierra. De vez en cuando para. Observa. Escucha. No pierde detalle de todo lo que sucede en su territorio. Una nueva cierva con su cría del año se ve sorprendida por su presencia. Esta vez lo han visto venir. Lo han evaluado y saben que hoy no es peligroso. Lo miran con la cabeza alta, orejas erguidas y músculos atentos. Se acerca. Pasa muy cerca de ellas. No se inmutan. El lobo las mira pero continúa su avance. No le interesan. Lo que necesitaba ya lo lleva en su barriga. Ha comido y es hora de que sus pequeños se alimenten. Prosigue su avance. Aparece y desaparece en el mar de brezos. Pasa por claros en los que me muestra toda su potencia y esplendor.
Tranquilo. Sigiloso. Al trote. Con un andar elegante y majestuoso que mi pequeña definió muy bien una de las primeras veces que los pudo observar: “Papá va como bailando”. Esa es la manera de moverse de un lobo; el trote lobero es la manera más común de desplazarse del lobo. Es la manera en la que se mueve por su territorio de una manera que le supone el menor gasto de energía, pudiendo recorrer, en una noche, más de 60 km.
Avance eficaz. Avance que es una mezcla entre andar y correr. Avance que les permite recorrer grandes distancias a una velocidad alta durante mucho tiempo, consumiendo la menor energía posible.
Continúa su avance. Va decidido. Aumenta la velocidad al atravesar la loma pelada donde está más expuesto; busca el refugio del pinar, la seguridad del pinar, lejos de las miradas indiscretas de algunos hombres que se fascinan al verlo, al disfrutarlo mientras otros sólo buscan su destrucción pero el lobo es un superviviente, un luchador que continúa hacia adelante en una vida llena de peligros.
Estas fotografías como tales, no valen nada de nada, pero, muchas veces, no hace falta que sean de una extraordinaria calidad para ser significativas y elocuentes de lo que quieren contar.
Muchas veces, la mayoría, los lobos se observan a enormes distancias como es este caso. En estas imágenes lo verdaderamente importante es lo que está sucediendo en ella, lo que se ve y no su calidad. Lo que uno ha sentido en ese momento. Lo que uno ha sido capaz de experimentar, que es muy difícil de transmitir, al saborear esos minutos de observación de un magnífico animal de nuestra fauna ibérica que nos sigue fascinando cada vez que lo podemos ver. Un animal que debemos conocer para poder respetar y valorar.