En las últimas semanas se pueden ver polladas de azulones
que se mueven por el río Duero o por el arroyo de Valorio entre juncos,
carrizos y hierbas. Nuevas generaciones de azulones que este año están criando
muy bien, no como el año pasado, en el qué las polladas eran muy
escasas y muy reducidas en el mismo lugar.
La razón fundamental para que este año sea muy bueno en la
cría de estos comunes y simpáticos patitos es el agua. Este año ha llovido en condiciones,
lo qué supone alimento y escondrijo en abundancia; lo que necesitan la mayoría
de los animales para criar. Seguramente este año sea excelente en la cría de la
mayoría de los animales, tanto carnívoros como herbívoros, por esas dos
razones. Tienen lugares para esconderse y para alimentarse.
Los azulones son comunes, abundantes y estamos acostumbrados
a verlos, por lo tanto, no les hacemos el caso que se merecen; solamente los
echamos en falta cuando no están en el río y decimos: "este año no hay
patitos". Creo que de vez en cuando hay que hacerles caso a todos esos
animales que vemos más comúnmente en nuestros ríos, campos y bosques.
Estas últimas semanas las polladas de pequeños azulones son
una atracción para todos los paseantes del río que observan entre admirados y
sorprendidos como se mueven por el arroyo ante la atenta mirada de sus madres
que tiene que tener mil ojos ya que, sus pequeños, son un suculento plato para
gatos, milanos, águilas calzadas, gaviotas o ratas, e incluso alguna garza
real, cigüeña o urraca que, si pueden, intentarán capturar alguno de los recién
nacidos.
Todos estos peligros van minando las polladas
progresivamente y, de una de 11 pequeños azulones, pueden sobrevivir 2, 3 ó
4. Pero, todo comienza meses antes, en el
final del otoño o comienzos del invierno, cuando las hembras de azulón eligen
al macho afortunado para que sea el padre de sus pequeños. En esa época los
machos pelean, se persiguen y se exhiben para qué las hembras se fijen en ellos
y uno sea el afortunado elegido.
Este año es fácil observar a las patas que, aún yendo con sus polladas, son seguidas por algún macho que aprovecha para acosarla y montarla en determinados momentos. |
La pata mira al cielo. Hay un peligro. Un milano sobrevuela el arroyo. Sus pequeños permanecerán escondidos entre las hierbas hasta qué ella considere que ha pasado la alarma. |
Tras más o menos un mes, nacerán los patitos que, inmediatamente
irán al agua; y allí estaban, en el arroyo, donde diferentes patas tienen a sus
pequeños y los defenderán con ahínco como pude relatar en una entrada anterior
en la qué a una pata con sus pequeños se les acercó nadando una rata; la pata
la vio y comenzó su estrategia.
Empezó a golpear el agua con el ala, simulando que estaba
herida, pero la rata continuó hacia sus patitos, los cuales, ante el aviso de
su madre, se escondieron rápidamente entre unas hierbas; la pata siguió con su
táctica de atraer hacia ella a la rata para dar tiempo a sus crías a esconderse. Esta rata era pequeña así que la pata, viendo que seguía yendo hacia ella, se
armó de valor y se fue directamente a picotearla con todas sus fuerzas. La
rata, sorprendida, salió del agua y huyó atolondrada.
Esta es una de las tácticas defensivas pero en otras
ocasiones he podido comprobar cómo, ante la voz de alarma de su madre, se
sumergen pero dejando sus orificios nasales fuera e incluso hace unos días pude
comprobar otra táctica cuando un macho de azulón se dirigió a por una pata con
intenciones de montarla. Cuando la pata lo vio venir emitió la voz de alarma, a
lo cual, sus 4 pequeños se sumergieron totalmente en el agua hasta el fondo del
arroyo y salieron, un poco más adelante, escondidos entre las hierbas.
Estas técnicas de defensa les permiten seguir salvándose de
los ataques pero esto no sucede siempre. Los depredadores se encargan de
mantener a raya la población de patos y, aunque nos duela, así es la
naturaleza, se regula por si misma.
Los pequeños van creciendo y dentro de unas semanas pasarán
al río, al río Duero, donde comenzará una nueva vida para ellos. Una vida llena
de peligros. Una vida en la que los seguiremos viendo regularmente y formarán
parte de nuestros paseos e incluso de nuestra vida porqué los azulones siempre han estado presentes en nuestros quehaceres, en nuestros platos, parques, cuentos e incluso en la poesía, donde, por ejemplo, la gran Gloria
Fuertes nos enseñó mediante un simple poema dedicado a dos patos que lo
mejor es no discutir:
Don Pato y don
Pito
dan un paseíto.
-¡Qué suerte, don Pito,
me encontré este güito! (sombrero)
Y los dos le quieren
y los dos se hieren.
Y todos se extrañan
de ver que regañan.
Y mientras se zumban,
bailando la rumba…
Viene el dueño, otro patito,
y éste se lleva su güito.
¡No discutid, muchachitos,
no discutid por un güito,
para que nunca os suceda,
lo que a don Pato y don Pito!
dan un paseíto.
-¡Qué suerte, don Pito,
me encontré este güito! (sombrero)
Y los dos le quieren
y los dos se hieren.
Y todos se extrañan
de ver que regañan.
Y mientras se zumban,
bailando la rumba…
Viene el dueño, otro patito,
y éste se lleva su güito.
¡No discutid, muchachitos,
no discutid por un güito,
para que nunca os suceda,
lo que a don Pato y don Pito!
Qué razón tenía...
¡Vaya preciosa foto la de la portada! y también la poesía, muy entrañable.
ResponderEliminarenhorabuena por la entrada.
Saludos desde León
Muchas gracias. La pata de la primera foto bajaba por el arroyo de Valorio a toda velocidad pero me permitió hacerle una serie de fotos, algunas quedaron bastante bien. Un saludo.
EliminarPepe, la foto inicial es de cuadro. Enhorabuena. Un saludo desde Cantabria.
ResponderEliminarMuchas gracias Máximo. Un saludo.
EliminarEstoy de acuerdo con los compañeros la foto inicial es una maravilla…buena entrada Pepe. El año pasado encontramos un patito en nuestra parcela (pensamos que llego por la acequia) como tenemos estanque fue feliz el tiempo que lo tuvimos en casa, se comió prácticamente todos los caracoles. Finalmente se lo entregamos a Jubete y lo soltamos en la Laguna de la Nava. Me ha recordado tu entrada al patito que un día apareció en nuestra casa.
ResponderEliminarUn abrazo
Abel
Gracias Abel. El año pasado un amigo rescató, con una sacadera, una pollada de patitos que habían caído en uno de los pozos de una acequia o sea qué no te extrañe que el vuestro viniera por ahí. Un saludo.
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