Hace dos fines de semana he estado en Asturias; lugar que me
encanta ir ya qué en menos de media hora puedes ir de la montaña al mar. En el
fin de semana he podido disfrutar de una gran variedad de animales dada esta variedad
de ecosistemas; de entre todos los avistamientos he podido observar por primera
vez algunas aves como el alcatraz, el colimbo grande o el picamaderos negro y
en cuestión de mamíferos una marta (primera vez que veo una viva); además
también he podido disfrutar de un precioso y solitario chorlito gris en la
playa, varios vuelvepiedras, gaviotas (patiamarillas, sombrías y reidoras),
buitres leonados, garcetas comunes, espátula, chova piquigualda, fochas,
gallinetas, azulones, porrón europeo, estornino pinto y multitud de pajarillos (lúgano,
escribano cerillo, pinzón común, mirlo común, herrerillo, carbonero común, lavandera blanca, verdecillo, verderón,...). Además
de dos aves anilladas de las que espero conocer su historia (serán las
protagonistas de una entrada aparte) y de la peripecia que tuvimos con un paiño
europeo que va a ser el protagonista de esta entrada.
Lastres desde el Mirador del Fito. |
Lastres es una población costera de calles empinadas,
estrechas, de piedra, de una enorme belleza que descienden por la ladera hasta
el puerto que fue el sustento de la villa a lo largo de los siglos. Lastres ha
adquirido fama en los últimos años por ser el lugar en el que se desarrollaban las peripecias del Doctor Mateo en el pueblo de San Martín del Sella (Lastres)
en la serie de televisión y por tener el MUJA (Museo del Jurásico de Asturias)
un museo de recomendada visita tanto por la belleza del edificio en si como el
contenido del mismo. Lastres está declarado Conjunto Histórico Artístico y fue
Pueblo Ejemplar de Asturias en 2010; es un lugar muy recomendable para visitar.
Puerto de Lastres. |
En este hermoso lugar, ya de noche, nos encontrábamos dando un paseo por su puerto admirando la belleza de las vistas del pueblo con sus
luces reflejadas en el agua mientras los pescadores se afanaban por conseguir
alguna captura cuando, junto al muro del puerto, nos fijamos que alteaba un
pequeño pájaro que intentaba desplazarse por el suelo dándose golpes sin poder
levantar el vuelo. Nos acercamos. Era un paiño europeo.
Sus largas alas le impedían levantar el vuelo desde el suelo. |
El paiño europeo es la más pequeña de las aves pelágicas, es
decir, las que pasan toda su vida en alta mar y solamente se acercan a tierra
para reproducirse. ¿Qué hacía allí? Lo examiné por si tenía algo roto. Las alas
estaban bien. Las patas también pero tenía un golpe en el pico. Había que
ponerlo a salvo ya que en el suelo sería un blanco muy fácil para los gatos que
deambulaban por el puerto, para algún perro o cualquier persona que no le
interesara su conservación.
De esta pequeña ave marina me llamaron poderosamente la
atención tres cosas: las patas, los tubitos que tenía encima del pico y el
blanco inmaculado que tenía en el obispillo.
Sus patas están palmeadas. |
Sus pequeñas patas estaban palmeadas, algo normal teniendo
en cuenta que vive toda su vida en alta mar y las necesita para moverse en el
agua. Los pequeños tubitos llamados narinas tienen una función curiosa y
específica; por ellos expulsará el exceso de sal tras haber bebido agua de mar; el blanco del obispillo destacaba en su plumaje negro como la noche.
Las narinas de su nariz y el único golpe que tenía, en el pico. |
Tenía una herida en el pico, seguramente se había dado
contra el muro del puerto y dada la longitud de sus alas no podía levantar el
vuelo. Había que dejarlo en algún sitio en el que estuviese seguro. Recorrimos
todo el puerto buscando un buen lugar y cuando volvimos me fijé en un pequeño
cobertizo aislado en el que podía dejar al paiño sobre el tejado. Nos acercamos
y lo lancé al tejado de forma suave y, para nuestra sorpresa, el pequeño paiño
consiguió volar, girándose para volver a chocar contra el muro del puerto pero
esta vez no calló al suelo sino que remontó el vuelo y se fue hacia una alta
farola donde se posó y se quedó.
Obispillo blanco. |
Lo estuve observando unos minutos. Estaba bien y seguro. Había pasado un
peligroso momento y allí se quedaría, seguramente hasta el amanecer para volver
nuevamente al mar, su hogar, donde vivirá su larga vida (los paiños pueden
vivir más de treinta años) buscando comida o siguiendo a los barcos pesqueros. Era extraño
¿Por qué estaba el paiño allí, en tierra firme? ¿Se había despistado y dado
contra el muro? ¿Estaba criando en el acantilado cercano y acudía por la noche
a su nido (algo complicado porque anida en junio) y se había dado contra el
muro? Un misterio que se quedará sin resolver.
La semana pasada ha habido temporales en el mar. Es muy probable que este paíño haya entrado a refugiarse al puerto o que, sencillamente, tenga algún tipo de problema físico y el mar lo haya arrastrado hasta allí.
ResponderEliminarNo puede haber otra explicación...
Hola Alfonso. Seguramente tengas razón, son las posibilidades más normales. Un saludo y gracias por tu comentario.
EliminarNo recuerdo hace cuantos años, tal vez cuatro, en agosto, después de cenar en el bar Bitácora, bajamos a pescar al puerto (más que pescar, lo nuestro es enredar sedales y poteras). Justo donde comienza el malecón, en el cantil, vimos que revoloteaba un ave. Era un paiño. Pensamos que era una cría caída del nido. Lo único que se nos ocurrió fue colocarlo en un alto.
ResponderEliminarPor supuesto no pescamos nada de nada. Al día siguiente conocimos el hayedo de la Biescona, una maravilla de bosque.
Saludos.
Que curioso, prácticamente en el mismo sitio. El hayedo de la Biescona lo conozco, es una maravilla absoluta. Lo conocí en un día de niebla, con un ambiente mágico, especial...una maravilla. Un saludo y gracias por el comentario.
EliminarQue suerte poder contemplar esa ave tan de cerca y además también una Marta!!!
ResponderEliminarCreo que me voy a apuntar a conocer ese bosque, que según decís pinta muy bien.
Saludos desde León
Hola J. Alberto. El hayedo de La Biescona es una gozada de bosque con un encanto especial. Yo lo recorrí en agosto desde el puerto del Fito subiendo hasta arriba y bajando todo el hayedo; Lo hice con un guía de Colunga y fue una experiencia espectacular, además había una niebla que envolvía el hayedo dándole un ambiente mágico. Muy recomendable.
EliminarVeo que has aprovechado bien tu visita a tierras Asturianas.El paiño ,seguramente ,se refugió en el puerto por el temporal,de todas maneras es una suerte poder observarlo así y cogerlo ..no es común.Saludos .
ResponderEliminarLa verdad es que es una gran suerte poder contemplarlo tan de cerca. Un saludo y gracias por el comentario.
EliminarCuriosísimo caso. Un saludo "maestro"
ResponderEliminarHola Damián. Como dices es muy raro y curioso ver y coger un paiño que suele estar toda su vida en alta mar. Muchas gracias por tu comentario y seguir el blog.
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