Fantástico día en las lagunas de Villafáfila que comenzó
siendo un agradable día familiar y se aderezó con grandes observaciones que
disfrutamos enormemente.
Todo comenzó mientras comíamos en uno de los restaurantes
del pueblo y saltó la noticia: Carlos Villaverde y Tino Fernández habían
descubierto una agujeta escolopácea en una de las lagunas, primera cita para
Zamora y tercera para Castilla y León. Acto seguido llamé a Cristian Osorio,
uno de los mayores conocedores de toda la reserva (al cual quiero agradecer enormemente su fotografía y su amabilidad, además del enorme saber que atesora) que ya la había visto,
quedando con él para ir a buscarla.
La agujeta escolopácea cría en el noreste de Siberia, en
Alaska y en Canadá, invernado desde el sur y oeste de Estados Unidos hasta Centroamérica,
con lo cual, verla aquí es toda una sorpresa. Seguramente este ejemplar haya
llegado hasta nuestras tierras empujado por una fuerte borrasca, lo cual, nos
permite ver una especie diferente y curiosa, toda una rareza.
Llegamos al lugar y comenzó la búsqueda. Pasados unos
minutos Cristian la encontró moviéndose por el agua, a una distancia enorme,
entre cigüeñuelas y avocetas. La primera impresión al verla es que estás viendo
un cruce entre agachadiza y aguja ya que te recuerda tanto físicamente como en
comportamiento a ambas especies. Allí estaba. Tranquila. Alimentándose a miles
de kilómetros de su lugar de origen.
La distancia era tan grande que poder sacar alguna
fotografía era misión imposible, espero que siga algunos días y tenerla más
cerca. Disfrutamos de ella durante un tiempo hasta que una cigüeñuela se acercó
con muy malas pulgas, picándola y obligándola a levantar el vuelo, lo que supuso
que no la volviéramos a encontrar.
Villafáfila está impresionante. Agua y agua por todas
partes le dan un aspecto maravilloso e inmejorable en el que hay aves por todos
lados; al estar tan repartidas parece que hay menos pero, desde luego, hay una
gran cantidad y variedad como bien pudimos disfrutar el resto del día.
Mientras veíamos la agujeta escolopácea nos sobrevoló un
grupo de gaviotas reidoras entre las que distinguimos, gracias al fino oído de
Cristian, para luego poder localizarlas, tres gaviotas cabecinegras: una
adulta, otra de 2º año y otra de 3er año, estas dos últimas gracias a Cristian
que las identificó rápidamente. Personalmente era mi máximo número de esta
gaviota en Villafáfila.
La gaviota cabecinegra es una gaviota preciosa que
normalmente se encuentra en el litoral, siendo muy escasa su presencia en el
interior peninsular. Villafáfila es uno de los pocos lugares del interior en el
que esta gaviota puede criar en muy escaso número.
La siguiente sorpresa fue la aparición de una garza
imperial, era la primera vez que la veía en la reserva y me hizo una gran
ilusión poder verla en este entorno, algo que no esperaba.
Fueras por donde fueras había algo que mirar. El agua
atrae a la vida, el agua es vida, el agua es un espléndido futuro en la
reproducción de especies en la reserva; esta primavera puede ser más que
espectacular, en cuanto baje un poco el agua, se comenzarán a ver nidos, aunque
actualmente ya se pueden ver algunas aves que están construyendo o tumbadas en
sus nidos.
Nuestro siguiente punto de visita fue el centro de
interpretación donde, mi pequeña se asomaba emocionada con los ojos como platos
cada vez que veía una pollada de ánsar común, de los cuales pudimos distinguir
cinco polladas con pequeños gansos de diferentes edades, algunos ya
muy crecidos.
Al atardecer volvimos a intentar observar a la estrella del día,
la agujeta ecolopácea que se encuentra en un lugar muy complicado de ver ya que
su pequeño tamaño la camufla perfectamente entre las hierbas y la castañuela. La
conseguimos volver a ver unos minutos en compañía de Pepe San Román, Alfredo Hernández
y Maribel Martín pero desapareció rápidamente entre unas hierbas. Mientras buscábamos a
la agujeta aparecieron dos chorlitos grises y tres correlimos zarapitín entre
más de trescientos correlimos comunes que comían junto con avocetas,
cigüeñuelas, chorlitejos grandes o archibebe común.
La siguiente observación que me produjo una gran alegría
fueron dos fumareles cariblancos en la Salina Grande entre una enorme cantidad
de gaviotas al anochecer.
Las lagunas de Villafáfila están espléndidas: pagaza
piconegra, fumarel común, gaviota reidora, zampullín cuellinegro del cual conté
veinticuatro ejemplares (Cristian había contado 29 anteriormente), pato
cuchara, focha común, combatiente, somormujo lavanco, tarro blanco o garceta
común son algunos de los habitantes de las lagunas sin olvidarnos de aguilucho
lagunero, milano real, aguilucho cenizo, mochuelo o busardo ratonero más un
joven de águila real que planeaba en busca de la abundante comida que se mueve
por las lagunas. Villafáfila está para disfrutarse y lo bueno está aún por
llegar.
Buenisima cita. Se ve que la disfrutasteis mucho. Es curioso que solo se hubiera visto una en Cyl y en menos de un mes descubriera una junto a Jose Alberto en León y ahora esta. El 7 de Mayo iremos a Villafáfila, a ver si coincidimos por ahí jeje.
ResponderEliminarSaludos
Desde luego Martín que es una coincidencia maravillosa el tener estas dos citas tan juntas y en nuestra tierra. Un saludo y gracias por el comentario.
EliminarBuen reportaje y enhorabuena por la escolopácea. Un abrazo desde Cantabria.
ResponderEliminarGracias Germán. La mayor enhorabuena es para sus descubridores Carlos Villaverde y Tino Fernández; los demás la vemos por ellos. Un saludo y gracias por el comentario.
EliminarVaya, parece que es la temporada para las Escolopáceas en CyL. Muy buena cita y enhorabuena a los descubridores. Estando las lagunas como están, puede aparecer de todo.
ResponderEliminarUn saludo desde Donosti
Alfredo