martes, 21 de julio de 2020

La cierva.

Un momento especial es aquel que te impacta por algún motivo concreto, ya sea por su espectacularidad, rareza o situación poco común. Hace unos días pude vivir uno de esos momentos que te regala la naturaleza de vez en cuando.
Una preciosa cierva comía tranquilamente al borde una pequeña laguna. Su tranquilidad, sosiego y templanza era absoluta. Me miró y siguió a lo suyo, a lo mas importante, necesitaba comer; una pequeña cría le esperaba en la espesura del robledal. Necesitaba alimentarse bien para poder cuidar de su pequeño.
En ningún momento me consideró una amenaza. De vez en cuando levantaba la cabeza, sin dejar de comer, me miraba profundamente y sus orejas, en busca de cualquier sonido de alerta que sus ojos no vieran, se dirigían hacia donde me encontraba, eran como dos antenas parabólicas en busca de una señal invisible.
Comía. La hierba fresca junto a la pequeña laguna temporal era muy nutritiva, le vendría muy bien para estar fuerte y así poder seguir criando a su pequeño cervatillo y para poder intentar protegerlo de los depredadores que, en esta época del año, buscan las pequeñas crías de ciervo o corzo para poder alimentar a las suyas propias.
El momento fue especial. Muy tranquilo, relajante y maravilloso. Me marché y allí quedó. Tranquila. Confiada. En ningún momento la molesté ni me consideró un peligro. Su vida seguía, había visto un humano que la respetaba.

9 comentarios:

  1. Preciosas fotografías. Se nota que la cierva sabía con quien estaba compartiendo espacio y por eso estaba tan tranquila.

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  2. Así son. Si no detectan peligro siguen a lo suyo. Un saludo.

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  3. Pues era un gran momento para compartir espacio sacando el bocadillo como si no pasara nada. Cada uno, a lo suyo...
    Saludos.

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