jueves, 2 de diciembre de 2021

El estornino pinto y la manguera amarilla.

Cuando lo ves bien compruebas que es un ave realmente preciosa. Color púrpura, verde brillante con lentejuelas blancas y negro iridiscente. Una verdadera preciosidad.
Estaba admirándolo posado en la valla cuando, en un pequeño vuelo, bajó al suelo y se posó entre el barro, rodeado por gorriones comunes y lavanderas enlutadas que estaban a sus quehaceres cotidianos.
¿Dónde irá? ¿Qué mira? Mi curiosidad me hizo esperar a ver que hacía. A su alrededor las lavanderas seguían picoteando entre el barro mientras alguna cigüeña o gaviota reidora pasaba volando ante la atenta mirada del estornino pinto que en otro pequeño vuelo se posó encima de una manguera.
Se giró. Agachó la cabeza y comprobó que un fino hilo de agua salía de la inofensiva serpiente amarilla. Dio un pequeño salto y se colocó, en el suelo, de frente a la manguera. Agachó la cabeza y comenzó a beber de la preciada agua limpia que salía suavemente, sin prisa, sin que nadie la atosigara.
Muchas veces no nos paramos a mirar los pequeños gestos o comportamientos que hacen los animales. Gestos como este: el simple hecho de un estornino pinto bebiendo agua pero ¿sólo de beber agua? Tenía agua a su alrededor varios charcos y una pequeña laguna pero, este estornino pinto, vino hasta la manguera a beber el agua limpia que salía plácidamente de su interior en un pequeño hilo que caía a la tierra.
La Real Academia de la Lengua define etología como: “Parte de la biología que estudia el comportamiento de los animales”. Su objetivo es estudiar cómo se relacionan los animales con su entorno; si su comportamiento es por un factor genético o porque ha aprendido a interactuar con el medio que le rodea, o ambas cosas.
Este estornino pinto ha aprendido que, en determinados momentos, puede beber agua limpia de la gran e inofensiva serpiente amarilla y, seguro que en otros momentos, bebe agua de los charcos que tiene alrededor pero, si puede beber agua limpia, ¿por qué no hacerlo? Ha aprendido. Ha observado que no hay peligro y aprovechado el momento, lo que le ofrece su entorno.
Para mucha gente esto que me he parado a observar no es importante, no hay tiempo para dedicarlo a ver qué es lo que hacen los animales en su vida cotidiana. En los tiempos que vivimos, las prisas y la inmediatez todo lo pueden, el “ya” prima más que el “¿qué está haciendo?”, el “he visto tantos lobos, linces o aves” antes que el “¿qué hacía ese lobo? ¿por qué corre así ese lince? o ¿cómo comen esos gansos?”.
A veces es necesario pararse a observar, simplemente a observar lo que está sucediendo a nuestro alrededor. A disfrutar la naturaleza de una manera pausada, a saborearla, a admirar los pequeños detalles, los comportamientos cotidianos, los pequeños gestos…si lo hacemos, nuestra alma nos lo agradecerá.

1 comentario:

  1. Entrañable y muy interesante entrada y las correspondientes reflexiones que de ella se deslizan. Nunca defraudas. Gracias.

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