El herrerillo es un pequeño pájaro (10-12 gramos y 21 cm con las alas abiertas) nervioso, ajetreado, inquieto que no para ni un instante. Busca por aquí y por allá y lo hace de cualquier manera, es decir, se puede poner en cualquier postura para picotear, comer o rebuscar. Es muy común verlo por el Bosque de Valorio o por las orillas del río Duero. Su color azul es espectacular y mezclado con el amarillo, verde, blanco y negro le confieren una gran belleza.
El otro día, en un paseo por Valorio, me encontré con Fernando y Alegría, dos enamorados de la naturaleza. En un tramo del paseo que hicimos juntos, nos quedamos un buen rato contemplando a uno de estos pequeños acróbatas cómo se dedicaba a comer las semillas que estaban metidas en una vaina colgando de un árbol. Era muy curioso verlo trabajar.
Primero buscó una buena rama. Luego cortó con el pico la vaina del árbol. La agarró con la pata y con su fuerte pico la abrió y tiró el lado que le sobraba, así solamente tenía un lado con las semillas, el que él quería. La agarró fuertemente y comenzó a comer cada una de las semillas que estaban ancladas. Así estuvo un buen rato repitiendo el proceso de rama en rama. Si la vaina estaba abierta comía las semillas directamente, sin arrancarla.
Los herrerillos se alimentan de insectos, larvas, arañas o semillas, como era este el caso ya que la época es la propicia para hacerlo y no puede desperdiciar un recurso tan nutritivo. Allí estuve viéndolo hacer acrobacias boca abajo agarrándose de las ramas por sus fuertes patas y largas uñas que le permiten moverse así sin ninguna dificultad.
Algunas veces también bajan al suelo a remover hojas y musgo para seguir buscando incansablemente. Es un pajarillo muy listo y aprende con mucha facilidad. Un ejemplo claro es lo que sucedió en Inglaterra en los años sesenta cuando aprendieron a abrir las botellas de leche que los repartidores dejaban en las puertas de las casas y no sólo eso, sino qué enseñaban a sus crías a hacerlo también. Como los ingleses son tan aficionados a las aves, para evitar que las siguieran abriendo cogieron la costumbre de dejarles bebederos con un poco de leche en los jardines. No solamente pasa en Inglaterra sino que también en Alemania, donde en muchas zonas hacen lo mismo. Unos familiares mios tienen esa costumbre en Alemania y todos los días les ponen un poco de comida y de leche a los pajarillos que viven en el jardín (herrerillos, carboneros, gorriones, petirrojos,...).
También es muy fácil verlos cuando crían en las cajas nido que tenemos en parques y jardines. Cajas nido que son originales de la India , viniendo a Europa en el s.XVIII y generalizándose en el s.XX. Estas cajas nido están fundamentalmente destinadas a las aves insectívoras, aunque no solamente, y cuando se empezaron a instalar en España tuvieron un gran problema ya que el primer año que las pusieron la inmensa mayoría de las polladas se perdieron. El problema era muy sencillo. Ese año hicieron los agujeros de entrada todos del mismo diámetro con lo cual los depredadores podían entrar sin dificultad a comerse los huevos o los pollos. Solución. Al siguiente año hicieron cajas nido con agujeros de diferentes diámetros y así solamente podían entrar los pajarillos que anidaban allí.
El herrerillo común tiene un primo, el herrerillo capuchino que por aquí no abunda pero que tiene una característica muy distintiva, la cresta, que levanta o no en función de su estado de ánimo.
Tras despedirme de Fernando y Alegría continué mi paseo por Valorio y seguí viendo más herrerillos haciendo sus piruetas y acrobacias cual especialistas circenses, además de carboneros, pitos reales, colirrojos, petirrojos, búhos chicos, milanos reales, urracas, palomas, azulones, estorninos e incluso una pareja de pico picapinos menor. Un buen paseo que, como siempre que bajo al Bosque de Valorio, es una gozada. Siempre se ve algo y, aunque no se viera, recorrer sus caminos merece la pena.
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